lunes, 13 de abril de 2020

LECCIONES DEL AISLAMIENTO (¿CUÁNTO ES SUFICIENTE PARA TI?) Por Laura Foletto


Le hago notar a un paciente joven, de 20 años, su poca tolerancia a la frustración frente a un hecho menor y sonríe. Me comenta que había estado hablando de ello con un amigo y yo le contesto que es algo común de su generación. Sus padres les han dado todo, como una oposición a lo que ellos “sufrieron”, y ahora nadie tolera nada (sus padres tampoco, porque han caído en el lavado de cerebro consumista de que se puede tener ¡todo ya!).


Una de las cosas que nos trae esta pandemia es la constatación de que, aun teniendo todo, no podemos todo. El imaginario egoico se está cayendo a pedazos y muchos solo están esperando que las cosas vuelvan a moverse para reiniciar la vida de antes: ¡qué poco han aprendido de esta oportunidad entonces! NO DEBERÍAMOS esperar lo mismo, porque volveríamos al vacío que teníamos y no sentíamos porque estaba cubierto por la pátina dorada de la falsa omnipotencia.


Este encierro podría enseñarnos:

sobre qué cimientos hemos edificado nuestra vida y preguntarnos si valen el esfuerzo, cuestionándonos otros nuevos y más plenos;

qué valores estamos sosteniendo y si nos sirven para ser mejores personas;

a quién seguimos y aplaudimos y qué representan positivamente;

a qué damos importancia y si la merece, con el costo que significan;

a dejar de mirar afuera, esperando aprobación y validación, para encontrar el enorme potencial no desarrollado;
a ver a quiénes nos conectamos verdaderamente (redes/presencia);

a poner límites a la mente y llevarla para donde nosotros queremos, en lugar de ser pensados por ella, inermes y condicionados;

a manejar nuestras emociones, en vez de ser reactivos e infantiles;

a no temer ser vulnerables y frágiles, porque ello tiene potencia y empatía;

a abrirnos a las cualidades de lo Femenino e integrarlas a lo mejor de lo Masculino(sin importar el sexo);

a ir hacia el interior, el silencio, la lentitud, la naturaleza, la espiritualidad.


¿Mucho? Seguramente. No hay que intentarlo todo hoy. Si estamos conscientes y atentos, nuestra alma nos dará cotidianamente lo que necesitamos para ir aprendiendo a nuestro ritmo y evolución (“Cada día tiene su afán”).

Sé que esto está dirigido a quiénes tienen lo suficiente (y más) para tener una vida acomodada y tranquila. La mayoría de la humanidad no posee ese derecho. Y aquí está EL aprendizaje: ¿cuánto es suficiente para ti? ¿Seguirás quejándote por nada, sin tolerancia ni comprensión? Me lo pregunto yo misma muchas veces. Cuando me enojo por tonterías, cuando no agradezco lo mucho que tengo (que es poco para otros), cuando no abro del todo mi corazón para abrazar a los que sufren realmente.


Este gran desafío nos quita las máscaras. SOY SUFICIENTE TAL CUAL SOY, ES SUFICIENTE LO QUE TENGO. Es hora de poner los límites al consumo indiscriminado (que tapa el vacío interior), de hacer nuestra sagrada labor de aceptarnos y amarnos (y dejar de salvar a los otros para no enfrentarnos con nosotros mismos), de comprender que, lo que hacemos a los demás, nos lo hacemos y viceversa (y las consecuencias están a la vuelta de la esquina). Porque Todos Somos Uno. Nos/me cuesta muchísimo entenderlo y vivirlo. Pero nos/me lo recuerdo una y otra vez. Se está abriendo la oportunidad: aprovechémosla. Te acompaño.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario