lunes, 29 de junio de 2020

LAS ETAPAS Y LAS ACTITUDES EN EL CAMINO DEL DESPERTAR. Por Laura Foletto


Un lamento común cuando las personas comienzan a despertar es que se sienten solas, que no tienen a otros para conversar o intercambiar experiencias en ese nivel. Una de las razones es que se perciben “raras”. Como comenté en otro escrito, la rareza es que no consideremos natural la espiritualidad en nuestras vidas (sí la religión, pero eso es otro tema). La contraparte de esto es que las hace sentir especiales y hay un cierto regodeo en ello.



Estas actitudes ocasionan que hablen demasiado o que no hablen. En la primera, salen a misionar, como un converso que encontró el Santo Grial, y desean llevar la buena nueva a todos. Es muy loable, pero los tiempos de evolucionar son distintos para cada persona y no podemos acelerar los de nadie. Por otro lado, cualquier opinión o ayuda debe ser requerida para que realmente funcione, por lo que es conveniente comentar respetuosamente y esperar a que los demás inviten a averiguar más.



Las que no hablan piensan que van a ser juzgadas o rechazadas y muchas prefieren mantener la misma fachada y guardar su tesoro encerrado en el interior. Estas conductas no ayudan, porque la primera genera resistencia y la segunda sufrimiento y ninguna contribuye verdaderamente. Cuando despertamos, somos agentes de cambio y, si bien cada uno de nosotros tiene su propia forma de hacerlo (más o menos virulenta, más o menos amable), tenemos una responsabilidad al respecto.






Salir del condicionamiento del sistema es duro, largo y difícil. No sucede de un día para otro. Es como el enamoramiento: al principio, todo parece mágico y maravilloso, pero, a medida que vamos profundizando, nos damos cuenta de las enormes raíces que sustentan las ideas, emociones y acciones que debemos liberar. Esto exige conciencia, fortaleza, paciencia, perseverancia, más una serie de cualidades que vamos desarrollando a lo largo del camino.



Un comentario común después de un tiempo es: “¿No se puede volver atrás?”, seguido de una risita nerviosa. No, ni tampoco lo querríamos, porque, así como aceptamos los inconvenientes, nos abrimos a niveles de conocimientos, experiencias y sincronías que no pensábamos posibles. Y esa es la actitud en cualquiera de las etapas: apertura.



Al principio, cuando recién surgen los primeros destellos, debemos abrirnos a romper con los tabúes propios y del entorno; a escuchar esos deseos que bullen en el interior; a hallar información y referentes; a pasar el umbral de lo conocido. Luego, tenemos que abrirnos a confiar que otros están pasando por lo mismo y que los encontraremos, a través de la vibración; a hacer escuchar nuestra voz, con respeto y entusiasmo; a continuar indagando, a pesar de las resistencias y dificultades.



Después… El después es eterno y, a la vez, es aquí y ahora. Es el retorno a la sencillez, a la autenticidad, a la creatividad; a aceptarnos tal cual somos como humanos divinos; a fluir en cada momento, sin expectativas ilusorias ni cargas del pasado; a brillar serenamente con la Luz que cada uno trae, para el mayor bien de Todo Lo Que Es. La Conciencia nos abre el camino y nos continúa acompañando siempre en cada apertura hacia niveles mayores. Te animo a perseverar en la etapa en la que estés; todas son valiosas y colaboran.

laurafoletto@abrazarlavida.com.ar y abrazarlavida@egrupos.net



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