lunes, 24 de febrero de 2020

LA HOMOGENEIZACIÓN SOCIAL O LA DIFERENCACIÓN ORIGINAL. Por Laura Foletto



Quizás, en los últimos meses (años), leíste que he puesto énfasis en todo lo que hemos ido liberando (un eufemismo por “no tuvimos más remedio que soltar”). Personas, situaciones, trabajos, idealizaciones, fantasías, no va quedando demasiado… En esta destrucción, las metas del ego se han visto bastante mermadas, y las pocas que quedan ya no se sienten atrayentes.


Una de las razones es que la “realidad” tal como se presenta no tiene alma. Es solamente una sucesión de temas supuestamente importantes que se ponen en agenda para manejar a la población, a fin de que no se dé cuenta de que es consumidor, votante, feligrés, carne de cañón. El gran truco es que piense que es libre: no hay elección real si no se puede apreciar el panorama verdadero.


Nacimos tribu y, a pesar de que estamos en el tiempo de la individualización, seguimos temiendo ser excluidos de ella. Aceptamos y soportamos lo que sea con tal de “pertenecer” y esto es igual para cualquier clase social, para cualquier necesidad. Pocas personas se atreven a desafiar a la tribu, sosteniendo una diferenciación y una mutación que trascienda las limitaciones actuales.


Cuando no hay nada a lo que apegarse, surge la llamada del diseño original. Y reclama verdad, conexión, autenticidad, coraje, perseverancia. Cuando “despertamos”, los descubrimientos nos dan el combustible adrenalítico para continuar, pero, pasada la novedad, ya no funcionan las lecturas ni los gurúes ni las velas ni los globos de colores.


El cambio solo puede ser sostenido por la experiencia. No valen las bonitas palabras ni las buenas intenciones ni los grupos afines. Tiene que ser cuerpo, decisión, vivencia, tierra. De eso se trata: de imbuir la forma (encarnación) de conciencia, y de encontrar una manera de conectarnos para vivir como Uno. Espiritualizar la materia.


¿Se puede hacer esto en un mundo que monetiza todo lo que toca, que inmediatamente revierte lo genuino en un producto más para homogeneizar? Esa es la palabra que describe la falla: homogeneizar, igualar, nivelar, seguir un modelo social que no contemple la divergencia, el disenso, la multiplicidad. Paradójicamente, se logra exagerándolos, abriendo grietas, diversificando hasta el infinito, para que no haya una visión de unidad respetuosa.


¿Cómo encontrarnos (a nosotros mismos y a otros)? Silencio, conciencia, neutralidad, desapego, compromiso, compasión, autenticidad, sencillez, son ayudas poderosas. En una sociedad que complejiza, divide, oferta interminablemente para que nos distraigamos con mil recursos, simplificar es fundamental. ¿Qué tanto necesitas? ¿Cuánta ropa, electrónicos, objetos, cursos, viajes, “experiencias” más son imprescindibles… para darte cuenta de que estás lleno de cosas pero falto de ti mismo?


No te pierdas en el afuera, vuelve a tu centro. Pide ayuda si no puedes solo. No hay nada más importante que conocerte, sanarte, usar los potenciales que ya traes. Tu aporte es tan necesario como tu no aporte. Deja de engancharte en lo que te daña. Vive simple y auténticamente. Comparte, sin evangelizar. Comprende tu rol y tu misión. Hazlas cuerpo y espíritu.

www.abrazarlavida.com.ar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario