lunes, 8 de abril de 2024

Libro: “Historias de Dioses, Donubellinos y… algo más” “El origen” Autora: Ana Isabel Insua - Ashamel Lemagsa

“Historias de Dioses, Donubellinos y… algo más”

 

 “El origen”


Autora:

Ana Isabel Insua - Ashamel Lemagsa

 19 de febrero de 2024



Prólogo

Amados…

A veces las historias esconden antiguas historias, pues cada historia es la síntesis de estructuras emocionales, mentales que afloran a la luz de la pasión, se transforman en leyendas, por eso se dice que las leyendas siempre tienen una pizca de verdad escondida en sí misma y las “fantasías” esconden verdades ocultas que serán reveladas a través de la sabiduría del tiempo.

Esta historia abre la puerta para la toma de consciencia individual, que tanto la luz como la sombra existen, son una realidad, una verdad, una unidad cósmica.

Somos seres en evolución y más allá de nuestra realidad planetaria, la Vida es evolución con luces y sombras que buscan equilibrio, a veces lo encuentran, otras luchan como dos opuestos que se buscan y se rechazan al mismo tiempo, generando caos y en el caos, cuando llega a su máximo desarrollo, inevitablemente surge el equilibrio, cambian las estructuras anteriores al caos, para dejar paso a la evolución.

Así como un parto es una situación dolorosa, desde la luz de ese dolor nace a la realidad una nueva vida.

La vida evoluciona desde su origen en tiempos de nacimientos, caos, dar paso al renacimiento a la vida nueva.

Quizás el origen de hoy, presente las semillas del caos futuro, pero seguramente son los escalones necesarios para superar los obstáculos y así llegar a una evolución más brillante.

Finalmente, agradezco a mis dos mentores, inspiración activa de esta novela, Mariano y Brian, los amo, están por la eternidad en mi corazón!!! Gracias!!!!

También agradezco a mis guías del Cielo, que siempre me asisten con la inspiración adecuada y amorosa. Gracias!!!!!!

Los Amo!!!!

Con Amor, Ashamel Lemagsa. 

 

 

 

Importante, aclaración...

Solo se puede difundir el Libro  “Historias de Dioses, Donubellinos y… algo más” “El origen” a través de mi blog "Ashamel Lemagsa", sin modificaciones y respetando el texto original, así como mi autoría: Ana Isabel Instua-Ashamel Lemagsa. 

 Muchas Gracias! 

Con Amor, Ana Isabel Insua - Ashamel Lemagsa

Abril 2024



Capítulo 1

El mensaje del dragón.



Siempre un nacimiento genera un cambio, adaptación, en definitiva, un nuevo comienzo.

Intentar perpetuar con las antiguas estructuras, la llegada de un nacimiento, es casi tan imposible, como seguir siendo un adolescente eterno, cuando las canas se asoman  y las arrugas enmarcan nuestro rostro, solo nos queda bendecir el nuevo nacimiento y agradecer el cambio de poder seguir.

No todos los nacimientos son iguales, pues no hay dos evoluciones idénticas, pero existen nacimientos que llegan para cambiar definitivamente el rumbo de la vida. 

 



Las luces en lenta retirada dejaban paso a las sombras del anochecer, el bosque en solemne silencio, las aguas del lago se movían lentamente en ondas infinitas, cielo, agua, aire y bosque ingresaron en un estado de espera… 

En vuelo majestuoso cruza el cielo el Dragón Gliocasgíd, proveniente de la Dimensión Platino, llevaba un mensaje viviente, que debía ser entregado a orillas del Lago de la Vida Eterna, dominio de la Rosa Ferfarvet, ella poseía el néctar que otorgaba vida eterna a la Dimensión Arcoiris.

Su intenso perfume y los colores que irradiaba conducían a quien la visitara, a un estado de equilibrio, tanto en el cuerpo como en la mente, en las emociones, y en el alma, todo se mantenía en armonía y paz gracias a la energía de Ferfarvet

Su sabiduría iluminaba, sanando cualquier desequilibrio. 



  A cada habitante o visitante de la Dimensión Arcoiris, ella le compartía un mensaje…

“Te deseo que descubras los colores de la vida en cada rincón de tu alma.

Recuerda que los mejores aprendizajes a veces, se presentan con tonalidades opacas, pero… ¡tú!

Con la capacidad de la Maestría innata que posees y con mucha paciencia contigo mismo, puedes…

Pintar un Arcoiris en cada nubarrón, en cada contrariedad, en cada rostro hostil.

Sonríe, canta, disfruta de los colores que te ofrece la vida y transitarás tu sendero en armonía al ritmo del latido del Universo”.

El dragón Gliocasgíd se detuvo sobre unas rocas, necesitaba descansar unos instantes, beber agua del lago, antes de entregar un mensaje viviente.

Su descanso fue interrumpido al escuchar que alguien se acercaba, eleva su cabeza y lo  observa.

 

Con pasos lentos y cautelosos, aparece desde el interior del bosque, Saoigich, el guardián principal y guerrero superior del Dios Arcoiris, Duwefys. 



Saoigich, miro con gran sorpresa la visita del Dragón Gliocasgíd, mensajero de la Dimensión Platino, pues su llegada debía ser por causas muy urgentes o importantes ya que el dialogo entre el Dios Grisial de la Dimensión Platino y el Dios Duwefys de la Dimensión Arcoiris  se establecía solo en caso de urgencia o cuando ambas partes corrían un peligro inminente y debían trabajar coordinadamente, por la paz. 

Pasaron muchos milenios, para que ambos Dioses comprendieran que las guerras, no era el medio más eficaz para entenderse, entre ellos.

Las diferencias, se habían iniciado cuando el Dios Duwefys desconoció y enfrentó al Dios Grisial como único Creador de la Dimensión Arcoiris.

Duwefys reconocía como origen de su Dimensión a la

Fuente de Luz Suprema que pasaba a través del Dios Grisial, creando la Dimensión Arcoiris,  por ello no aceptaba subordinarse, a él como Supremo Creador de la Dimensión Arcoiris, sino a la Fuente de Luz Suprema.

Finalmente, después de muchas guerras y disputas se decidió acordar la paz, a pesar de las discrepancias entre ambos. 

Se estableció que la energía Arcoiris que generaba el Dios

Grisial fuera transferida a la Rosa Ferfarvet en el Lago de la

Vida Eterna,  de esta forma el Dios Grisial le otorgo a la Rosa el don de ser el puente entre la energía Arcoiris que él creaba,  y la Dimensión del Dios Duwefys.

La Rosa Ferfarvet, sería su mejor representante en la Dimensión Arcoiris, por lo cual debía ser venerada como una Diosa.

Los habitantes de la Dimensión Arcoiris y el Dios Duwefys, respetaban y veneraban a la Rosa Ferfarvet, por considerarla a ella, la responsable de sostener la dimensión,  logrando el equilibrio, el amor, la sabiduría y la paz en todo lo creado en ella y por ella.

Por su parte el Dios Duwefys acordó el retiro de sus ejércitos y el fin del hostigamiento constante a los habitantes de la Dimensión Platino, a cambio de una colaboración permanente, de su parte, para mantener la paz entre ambas Dimensiones, del mismo modo que en caso de cualquier  peligro de un invasor externo a ellas, que intentara perjudicarlas de alguna manera, colaboraría con sus ejércitos, para que el orden,  el respeto y la paz continuaran por siempre.

Ambos Dioses, lograron la paz, cediendo algo de sus egos en favor de los habitantes, los reinos y las Dimensiones respectivas, comprendieron que el poder y el respeto no se podían implantar a través de la violencia y las continuas guerras, que provocaban muerte, dolor y sufrimientos a todos, así fue que acordaron un tratado de paz duradero y que beneficiara a todos, para establecer definitivamente una convivencia pacífica después de tantos desacuerdos y dolor. 

Fue por todas estas razones que cuando el Guardián

Saoigich descubrió a orillas del lago, la presencia del Dragón Gliocasgíd, representante y mensajero de la Dimensión Platino, sintió mucha inquietud.

El encuentro del Dragón y el Guardia fue tenso y ambos se observaron detenidamente, en silencio.

Gliocasgíd, miró al Guardián de manera penetrante y cristalina propia de los Dragones Platinos, que imponían su autoridad y respeto tan solo mirando al otro directamente a los ojos y le comunicó…

“Saoigich, te entrego un cristal, muy distintos a todos los vistos anteriormente desde la Creación de esta Dimensión Arcoiris, tiene vida Suprema, debe aceptarlo el Dios Duwefys. 



Dentro del cristal vive un mensajero de Paz, Justicia y defensor de la Vida.”

Finalizado el mensaje, del Dragón, un rayo de Luz Platino, partió en dos el cristal, dejando a la vista de ambos, una bella criatura, un bebe que latía al ritmo de foskia, era luz platina, pero también sombra, tan oscura como un azabache.

Saoigich, quedo sorprendido al ver un niño tan bello y tan distinto al resto de los bebes conocidos en la dimensión, lo tomó en sus brazos y cuando iba a agradecerle al Dragón, tan bella entrega, Gliocasgíd ya había partido entre las sombras de la oscura noche, solo se escuchaba la brisa que había levantado el vuelo de sus alas. 


El Guardián, abrazó al niño con ternura y amor como la haría un verdadero padre. Rápidamente lo envolvió entre sus ropas y lo llevo ante el Dios Duwefys, quien con

sorpresa, escucha el relato de todo lo sucedido, en el lago, quedando ambos observando al bebe… descubren que más allá de la belleza del niño, poseía sombra, oscuridad, una energía azabache, que no era compatible con la energía de la Dimensión Arcoiris.

Después de muchas deliberaciones y dudas si debía permanecer con ellos, pues iba en contra de las leyes que ya estaban establecidas desde el mismo origen de la Dimensión Arcoiris, en las cuales, se prohibía la existencia de energías que fueran contrarias al Arcoiris, pues podían desequilibrar todo lo creado hasta ese momento, llegando a desintegrar la totalidad de la Dimensión.

Duwefys, finalmente, en acuerdo con Saoigich  decidieron que podía permanecer en las afueras del palacio, al cuidado del Guardián, hasta tanto se conociera el origen del niño y si el comportamiento que desarrollaba  a medida que creciera en su evolución, era adecuado y se adaptaba a la dimensión, a sus habitantes y a la de todos los Reinos Arcoiris.

Fue así que el Guardián principal pasó a ser padre de un Ser que en realidad no sabía quién era y cómo evolucionaría. 


A medida que pasaban los años el niño crecía robusto, alegre y muy fuerte, fue entrenando como un guerrero guardián y pronto se destacó del grupo de niños que entrenaban con él, por su fuerza fuera de lo común, sus habilidades para manejar las armas, su concentración mental y por su… capacidad infinita de hacer bromas a sus amigos, entrenadores y hasta a su propio padre de corazón, que le tenía tanto amor como paciencia.

Así como era un niño alegre, fuerte y valeroso, había algo muy extraño en él, pues lograba reflexionar como si fuera un sabio milenario, sus respuestas eran firmes, seguras, sin perder su capacidad de amar al prójimo, hasta en los enfrentamientos más duros cuando entrenaba, era un guerrero que amaba la vida por sobre todas las cosas.

Saoigich lo llamó Beltor “El guerrero Foskia”, pues observó en él esa capacidad innata de tener una respuesta adecuada ante una discusión y una actitud conciliadora que le gano el respeto de todo el grupo de amigos, hasta cuando sus palabras no eran comprendidas por parte de sus interlocutores, el silencio era su mejor respuesta, pues decía que tanto el entendimiento como la comprensión no podían imponerse al otro, pues había que esperar que llegara el tiempo adecuado en la maduración de cada ser, sin forzar los procesos. 

La conciliación, el respeto a todos y el amor a la vida era su gran Luz.

Además, Beltor, tenía un lado inquietante para todos los que lo amaban, cuando sentía que la injusticia prevalecía por sobre la comprensión y que el respeto hacia él o hacia los otros desaparecía, se enfurecía y el enojo le acrecentaba la fuerza de sus poderes y lo transformaba en un Ser invencible, ese era su lado oscuro, nadie podía detenerlo o controlarlo, solo el aroma de Ferfarvet lo conducía a la calma y a su habitual estado de alegría.

Beltor trataba de preguntar o de recordar quién era realmente y por qué reaccionaba de esa forma cuando se enojaba, las historias que le contaban generalmente eran incompletas, teñidas de fantasías o relatos poco creíbles.

A veces sentía miedo de sí mismo, de su lado oscuro, que aún no lograba controlar y mucho menos comprender de dónde se originaba en él mismo. 



El gran misterio para él y todos, era conocer cuál era su origen y quiénes habían sido sus padres.

Mientras las respuestas a tantos interrogantes llegaran, todos decidieron y en especial Beltor, transitar el mejor camino ante tantas incertidumbres interiores, continuar con la alegría, las bromas, las ocurrencias y las risas, fuentes de las mejores guías para suavizar las trifulcas cotidianas en los entrenamientos o las aventuras con sus amigos.

Para Beltor la amistad era lo más importante en su vida, a pesar de las diferencias que podían existir a su alrededor y siendo consciente que sus poderes en estado de enojo podían causar más daño que soluciones, siempre buscaba suavizar las diferencias desde la compasión, la paz y el respeto y la alegría. 


 
Beltor había aparecido casi mágicamente, para cambiar el rumbo de la historia de la Dimensión Arcoiris, todos lo amaban, pocos lo comprendían, nadie llegaba a conocerlo cómo era realmente, a veces ni él mismo se conocía cuando reaccionaba enojado o cuando respondía desde la sabiduría de su corazón.

Solo se conocía su llegada inesperada y entre todos aquellos que lo amaban desde el corazón, querían que perdurara eternamente con ellos, pues comprendieron que además de la energía Arcoiris, sino no existía la alegría, la esperanza y la conciliación, no se podía construir entre todos un futuro mejor. 

 Capítulo 2

Duwefys, el Dios Arcoiris.


 

Cuando se abren juicios de valores, cuando se toman decisiones, muchas veces se lo hace desde las viejas estructuras de pensamientos, influidas por el miedo, este último, genera más confusión, por lo cual las decisiones finales que se toman, son en general, erróneas y se vuelven en contra del emisor a la luz de la verdad.

Sólo una mente amplia y flexible logra resolver cuestiones de difícil abordaje, que no implican necesariamente aciertos, pero si los hay se transforman en mayor sabiduría y si se comenten errores, se transforman en nuevos aprendizajes. 


 

Obstinado, rebelde, de ideas inquebrantables, aunque los hechos le demuestren lo contario, eran algunas de las características de la personalidad del Dios Duwefys.

Escondía en su rostro serio y formal, amor a la vida y también miedo de quedar en evidencia ante el Dios Platino que su control  por la paz en su dimensión corría el riesgo de fracturarse, por sus decisiones, perjudicando a la Dimensión Platino.

No se permitía a sí mismo cometer errores y mucho menos ir en contra de las Leyes Dimensionales, que para él eran inquebrantables, aunque por momentos se sintieran asfixiantes y obsoletas.

Su Guardia Principal y Guerrero,  Saoigich, era de los pocos que lo trataban de comprender, además de escuchar sus  interminables instrucciones, de cada día.

Orden, obediencia, control, justicia, bienestar y equilibrio absoluto en las energías Arcoiris, eran sus objetivos y los hizo extensivo a todos sus ejércitos, colaboradores, guías y subordinados.

Todo funcionaba a un ritmo perfecto y la Rosa Ferfarvet era la encargada de suavizar sus ataques de ansiedad de perfección y autoridad.

Ferfarvet le transfería la paz, el amor a la Vida y la flexibilidad a su mente,  que por momentos, se perdía, en pos de seguir las Leyes, el orden y el control…

 “Una mente poco flexible, no logra sentir otros aspectos desconocidos de una misma situación, por ello se cometen errores, quizás involuntarios, pero que podrían haberse evitado si se hubieran ampliado la búsqueda de soluciones fuera de las ya conocidas.”

“El control y el dominio de una situación desequilibrada, tienen que ejercerse desde el amor y la humildad, pues de lo contrario el efecto final será irremediablemente, un caos mayor.

“Solo un corazón puro logra reinar en los corazones de los otros eternamente”.

“El poder perdura cuando se ejerce desde la humildad, el amor, la paz, el respeto y el valor.”

Sus consejos le llegaban al instante a su corazón, pero había algo en él, en su mente, que sin rechazarlos, no lograba ejercerlos plenamente, por ello era un tanto áspero y cerrado en su comunicación con los demás, temía que el Dios Grisial, se diera cuenta de sus miedos ocultos, así como todos aquellos que dependían de sus decisiones. 



Nada es eterno, la “estabilidad y el orden” siguen las Leyes Universales de la evolución tanto en las Dimensiones, como en los Reinos y en cada ser o Divinidad, los cambios no se pueden evitar, forman parte de la vida misma y la vida es el resultado de la evolución, pero el Dios  Duwefys, aún no había comprendido la profundidad  y el valor de saber fluir y adaptarse a los cambios.

Se acercaban tiempos de cambios, transformaciones, en definitiva…Evolución, que llegarían de la mano de Beltor.

A medida que Beltor crecía y  maduraba, al Dios Arcoiris le surgían más interrogantes, que respuestas, quién era y por qué había sido enviado a su Dimensión, cuando él tenía todo bajo su firme control. 



Lo que no sabía o no quería comprender era que nada está bajo control eternamente, pues la evolución es una Ley que inevitablemente se cumple, rompe los controles y fluye en total libertar y Beltor había llegado para instalar los cambios evolutivos en la Dimensión Arcoiris.

El principio de un cambio, se inicia cuando menos lo esperamos, en la Dimensión Arcoiris será a partir de un Torneo de fuerza y valor entre los mejores guerreros y fieles custodios del Dios Duwefys.

El primer día de la Luna roja en el mes Coch, se realizaban los torneos de competencias entre los guerreros más fuertes, valerosos y fieles a las leyes de la Dimensión Arcoiris en cumplimiento y veneración al Dios Duwefys y a la Rosa Ferfarvet, el ganador final debía competir con el ganador de la Dimensión Platino.

Fue así, que todos participaban, pero pocos llegaban hasta el final del torneo. 



Los golpes vibran en todas direcciones, entre aplausos, gritos, lágrimas y alabanzas a cada participante los días se sucedían, hasta que las luces se apagan en la noche profunda.

Finalmente, el último día de la luna roja, se definía el ganador del torneo, esta vez sería entre Beltor el valiente y alegre guerrero que era tan amado por todos, como temidos por algunos que conocían  su oscuridad a pesar que él  trataba de ocultarla desde la alegría y el respeto. Su contrincante sería Enadiel un valiente, guerrero, de gran poder, absoluta fidelidad a la Leyes de la Dimensión y al Dios Duwefys. 



Beltor y Enadiel, se conocían en los entrenamientos, ambos aceptaron las reglas del torneo, que indicaban que el ganador no debía dar muerte al contrincante.

Llegó el último día del torneo, el clima era apacible, luminoso, los habitantes de la dimensión y reinos se acercaron en torno al campo de lucha.

Todos estaban presentes desde el Dios Duwefys, hasta el último de sus asistentes, también habían llegado de tierras muy lejanas Deidades con sus comitivas, para ver quién era el ganador final. 



Beltor estaba entusiasmado, un poco nervioso, con mucha energía en su interior que lo empujaba a combatir y a ganar.

Enadiel, durante un largo tiempo observaba las formas de combate de Beltor y los cambios de energías que hacía cuando se enojaba, lo admiraba, pero de alguna manera lo sentía como un peligro para la estabilidad de la Dimensión.

Ambos llegaron al centro del campo de combate, se observaron y comenzó la pelea con fuertes golpes de puño, patadas que volaban en el aire, ninguno de los dos cedía un milímetro de su espacio, ambos golpeaban con todas sus energías, las mezclaban creando rayos que les producían cortes en el cuerpo.

Los golpes cada vez más intensos los arrojaban fuera de los límites de campo de lucha, ninguno bajas sus brazos.

Enadiel al verse casi derrotado, unió sus manos y  le envió desde su pecho un rayo rojo fuego que fue directo al pecho de Beltor, atravesándolo, cayendo desvanecido…  



Todos los asistentes, el público y hasta el mismo Dios Duwefys, exclamaron con gritos y llanto, fue una gran sorpresa para todos los asistentes allí presentes, ante estos acontecimientos, el Dios Duwefys, solicita al jurado que se detenga la pelea, por el riesgo de muerte de uno de los guerreros.

 Increíblemente, Beltor,  tirado en el suelo, logró girar su cabeza y ver el dolor, las lágrimas y la desesperación del público, por su trágico final de agonía, sintió por primera vez, el dolor de los corazones  de todos los ahí reunidos, que era mayor, que su propio dolor y posible muerte, ante esta situación tan dramática comprendió que lloraban por él, por el amor que le tenían a él, entonces… trató de incorporarse y continuar con la pelea para darle un poco de tranquilidad y esperanza a todos, que él  seguía en pie.

Elevo la mirada al cielo iluminado por el Arcoiris, levantó sus brazos, pronunció una oración de lealtad al Dios Duwefys  y comenzó a elevarse girando sobre sí mismo, creando un escudo de luz multicolor alrededor de su cuerpo, pero del centro de su pecho, salió una garra oscura como el azabache, que fue directo a la garganta de Enadiel, dejándolo asfixiado al instante y cayendo muerto. 



Cuando Beltor toma conciencia de lo que había hecho, no podía creerlo, desconocía que de su interior podía salir una garra azabache, fue entonces que se acercó a Enadiel y por primera vez, convocó a la sabiduría de la Rosa Ferfarvet para que lo guiara en revivir a su compañero de competencia. 



Sus manos se transformaron en dos estrellas de energía platino, que al acércalas a la garganta de Enadiel, borraron las heridas de inmediato, comenzando a respirar lentamente, recuperando la vida.

Entonces…

¿Quién ganó y quién perdió…?

Enadiel, recuperado comprendió que por su miedo a que Beltor fuera un peligro para la Dimensión, había tratado de matarlo, pero a su vez, contrariamente a lo que deseaba había quebrado las Leyes de torneo y la fidelidad jurada  como guerrero guardián de Dios Duwefys.

Beltor, por su parte comenzó a comprender y a conocer el poder que realmente tenía en su interior, desconocido hasta ese momento para él, tanto para matar, como para convocar la energía de la Vida y revivir a un muerto, que esto último ni el Dios Arcoiris podía hacerlo.

Los jueces dieron por ganada la pelea a Beltor, pues entendieron que se defendió ante el ataque de Enadiel, aunque le causó la muerte, reconoció su grave acto contra la vida y logró revivirlo, reparando el daño causado.

Enadiel y Beltor, desde ese día, fueron amigos casi hermanos, inseparables, llamándolo a Beltor el “Guerrero Capitán Foskia”.

Beltor, no le agradaban tantos los títulos, simplemente quería ser un Guerrero  y tener muchos amigos.

El único confundido y alterado fue el Dios Duwefys, que había decidido tomar una decisión drástica hacia Beltor.

Después de muchas consideraciones decidió, a pesar de los pedidos de Saoigich, para que no ordenara enviar a Beltor a las Tierras finales, donde la energía de la Dimensión Arcoiris se perdía en la Dimensión sin Luz, allí la oscuridad era absoluta, una vez que ingresaba alguien a esos territorios, solo el Dios Duwefys, podía otorgarle la libertad, nuevamente.

El día que se llevaron a Beltor a las Tierras finales, fue uno de los días más tristes para todos los habitantes, los reinos y para Beltor, debía separarse de su padre de corazón, de su casi hermano y amigo Enadiel y de todos sus compañeros, pero como le debía respeto al Dios Duwefys, en silencio y dolor se dirigió a las tierras sin luz. 



Una vez allí, se perdía la noción del tiempo, así como de la orientación hacia dónde se caminaba.

Caía rendido de agotamiento y dolor, dormía, para despertase y comenzar nuevamente a caminar.

La comida le llegaba, pero no sabía quién la entregaba o cómo llevaba.

Sentía como si se hubiera detenido el tiempo, lo mismo que su vida, su alegría y la posibilidad de saber quién era realmente.

Mientras…

En la Dimensión Arcoiris, nadie podía contradecir al Dios Duwefys, porque enloquecía de nervios, la Rosa Ferfarvet le enviaba mensajes, para que recapacitara, pero no lograban llegar al corazón del Dios Arcoiris.

Las risas se fueron apagando, la alegría se fue perdiendo, ya pocos recordaban como eran los tiempos del Valiente Beltor, solo se trabajaba en el orden, la perfección de la estabilidad energía Arcoiris, pero no era suficiente… 



Lentamente la Rosa Ferfarvet se fue apagando, ya no compartía mensajes a los visitantes, ni al Dios Duwefys, los colores de su energía se mezclaban, esfumándose lentamente, ante tanto caos el Dios Grisial envió a su Dragón Mensajero para acordar una pronta reunión con el Dios Duwefys.

La reunión se concertó en el límite exterior de las dos

Dimensiones donde se ubicaba el Palacio interdimensional, Eadarnach, ambos Dioses iban acompañados de sus consejeros, guías, sabios y guardias principales.

Todos en silencio se fueron sentando en los atrios correspondientes para cada grupo y en el centro del gran salón una mesa de cristal azul, con los tronos en cada extremo, para que se sentaran el Dioses Grisial y el Dios Duwefys.

El primero en hablar fue el Dios Grisial, comunicándole a al Dios Duwefys, su desacuerdo absoluto en conducir a Beltor a las Tierras finales, esa decisión había lastimado a todos los habitantes y en especial a la Rosa Ferfarvet que absorbía el dolor del entorno, de los visitantes al lago, de Beltor y también del Dios Arcoiris, aunque no lo admitiera.

La energía que enviaba el Dios Grisial a la Rosa, no llegaba a compensar la pérdida que ella debía realizar para que continuara estable la Dimensión y lo que era peor aún en pocos días, sus pétalos comenzaría a marchitarse y con el último de ellos sería la muerte definitiva de Ferfarvet y la disolución de la Dimensión Arcoiris.

Ante esta situación, tan desesperante, la única solución era que regresara Beltor.

El Dios Duwefys, escucho en silencio, su rostro se endureció y exclamó con ira, que su decisión estaba basada en el peligro que representaba Beltor, con su energía oscura azabache, que era incompatible con la de la dimensión, además si  aceptaba que regresara iría en contra de la Leyes dimensionales, que así lo establecían, sin encontrar otra solución viable, había decidido encerrarlo en la Tierras finales y de esta forma continuar con vida en la Dimensión Arcoiris, recuperando su seguridad energética.

El Dios Grisial,  escuchaba atentamente todos los argumentos del Dios Duwefys, evaluando todas las posibilidades con sus asistentes, guías y sabios, hasta decidiendo el siguiente dictamen…

“Se dejará a Beltor en las Tierras Finales durante dos lunas azules, y con la primera luna violeta, deberá regresar a la Dimensión Arcoiris, debiendo presentarse ante el Dios Grisial, para evaluarlo y dictaminar su destino final en la séptima Luna violeta.”

Ambos Dioses sellaron el acuerdo, finalizando la reunión.

Los días pasaban, junto con los cambios de las lunas y la tristeza se acumulaba comenzando afectar los colores que se tornaban opacos, sin energía.

Beltor en ese tiempo de encierro y cuando lograba estar lúcido, decidió buscar en su interior de quién era esa garra azabache que le  había salido del pecho durante el combate.

Lograba concentrarse en meditación y viajar a su interior, buscando a esa bestia, pero más la buscaba, menos la sentía, era como si ella lo supiera y se escondiera, esa actitud lo enojaba y con cada arranque de enojo, lograba verla un poco más, hasta que logró verla por completo era un inmenso Dragón negro, que emergió de su interior, presentándose ante él como… el Dragón Dubach. 


Dubach, se iluminó con una brillante oscuridad más intensa que la existente en el lugar, resoplo un aliento de fuego, ardiendo el rostro de Beltor, que lo hizo retroceder  unos pasos para protegerse del Dragón, pero este lo tomo con

una garra y lo subió a su lomo, remontando en rápido vuelo, hacia lo que parecía un palacio de cuarzo negro. 



Una vez allí, emitió unos gruñidos guturales… comenzando a hablarle telepáticamente a Beltor.

“Te asustas y me tienes miedo, pero debo aclararte que yo soy tu, soy una parte de tu ser, por tu origen mismo.

Si me rechazas, te estás rechazando a ti y si me temes, es porque no te conoces y mucho menos aún aceptas esta parte oscura que es tuya y llega desde tu concepción.

Eres hijo directo de Dios Azabache, el creador de la Dimensión más oscura, tenebrosa y maliciosa que jamás nadie haya conocido.”

Beltor, al escuchar esta información, quedo tan aturdido y desorientado, pues no podía creerlo y menos aún aceptarlo, ya que en él había alegría, paz, esperanza, respeto y amor absoluto por cualquier forma de vida. Continúo el dragón diciéndole…

“Si, ya sé que en tu interior, no logras aceptarlo, pues sientes amor y respeto, pero si te enojas, automáticamente te conectas con tu propia oscuridad, que soy tu mismo.”

Beltor, se quedó muy consternado, porque comprendió que ya no podría regresar a la Dimensión Arcoiris, con sus compañeros, amigos y su padre del corazón, Saoigich, entonces, si era un peligro, ¿adónde iría?...

El dragón leyendo los pensamientos de Beltor, le respondió…

“Todo depende de ti, del desarrollo de tu capacidad del control, para no llegar a destruir lo que amas tanto, que es la vida misma tanto tuya como las de los demás.

Si aceptas, este tiempo de retiro en las Tierras finales, para auto controlarte, tendrás que entrenarte al ciento por ciento, olvidarte de lo que deseas ser, para aceptar lo que realmente eres… valioso además de valiente.”

Beltor aceptó, los entrenamientos fueron feroces, agotadores y por momentos llegó a pensar que el dragón buscaba cortarlo en cientos de pedazos, para comerlo.

Cada golpe que recibía, era una cicatriz, nueva que le quedaría para siempre en su piel, le quebró las piernas, lo arrastro por un desierto y por último lo arrojó hacia el cráter de un volcán de lava espesa y negra, que le quemaba la piel de todo el cuerpo, para finalmente quedar inconsciente en el borde de un precipicio del volcán.

Pasaron las dos lunas azules y llegó la luna violeta, el Dios Duwefys rodeado de una comitiva fue a retirar a Beltor de las Tierras finales, pero cuando llegaron encontraron un joven con el cuerpo marcado, una espada a su lado, tirado al  costado del cráter humeante, parecía Beltor, pero de mayor edad y en estado de inconsciencia.

Lograron recuperarlo y lo único que confirmó que era Beltor era su enorme sonrisa, pues en su cuerpo aparecían dibujados un dragón y marcas de fuego. 


 

 

 

 Capítulo 3

Grisial, el Dios Platino.


En cada ser luz y sombra juegan una danza de polos opuestos, que se atraen y rechazan, de ese eterno tire y afloje se construye la futura evolución individual y colectiva.

Son inseparables, pues ambas son necesarias para darnos la oportunidad de elegir y evolucionar.

Las leyes Universales nos otorgan la libertad de elección y también el resultado final de dicha elección en la evolución. 

 

 


 De mirada profunda, serena y firme, el Dios Grisial, siempre trataba de llegar a la profundidad de los problemas y encontrar la solución más equitativa, sabia y justa.

Era flexible  si debía cambiar de rumbo, cuando le demostraban tanto en los hechos como en los argumentos de sus consejeros y guías que sus determinaciones podían perjudicar de alguna manera o crear otros problemas que no había evaluado anteriormente, rectificaba sus decisiones, sin oponerse.

Su fuerza y poder eran admirados por todos y más aún su amor y respeto a todas las formas de vida de su dimensión y también de otras conectada a ella, especialmente la Arcoiris, que era una parte de él mismo. 



Con la primera Luna violeta, Beltor, había regresado a su hogar, con su padre de corazón, Saoigich y su hermano Enadiel.

Repuesto y disfrutando la libertad, que había recuperado, estaba decidido esforzarse para controlar su energía oscura.

Con la llegada del Dragón Gliocasgíd, debía continuar con lo pactado por los Dioses Grisial y Duwefys, así fue que Beltor con más interrogantes que certezas, fue llevado por el dragón Gliocasgíd  ante el Dios Grisial, no le queda más remedio que subir al lomo del dragón y volar hacia la dimensión Platino. 


El Palasgrisial era la residencia del Dios Grisial, estaba construido de cristal plateado, pero  según el color del cielo variaba sus tonalidades, se imponía en el paisaje por sus dimensiones que se perdían en el horizonte y parecía que llegaba a los límites del cielo mismo, se ubicaba en la cima del monte Platinwm. 



Con la llegada de Beltor al Palacio, se movilizaron, sabios, guías y el personal de asistencia del Dios Grisial, todos trataban de hacerle pasar unos días de descanso, hasta que llegara el encuentro con el Dios Grisial.

Los parques iluminados, las flores de cristal, la brisa que mecía los cedros plateados, las aves que danzaban en lo más alto del bosque, el lago de aguas transparentes, dejan ver las rocas y las flores blancas que parecían nieve y crecían en el fondo del mismo.

Llegó el día del encuentro entre Beltor y el Dios Grisial, fue de mañana cuando el sol platino recién se asomaba por el horizonte. 



En el salón principal del palacio, sentado en su trono de plata y cristal, imponente, majestuoso y sereno, el Dios Grisial comenzó a comunicarle el camino que debía recorrer Beltor, para su libertad definitiva.

“Beltor hemos evaluado, las posibilidades de tu futuro dimensional, sin perjudicarte a ti, ni que perjudiques a  otros, para ello debes recorrer un camino previo, que será desde tu interior, sanando todo aquello que te enturbia tu mente y tu corazón, rescatando tu parte más luminosa y pura.

Para ello vivirás un período en el Palacio, donde recibirás entrenamiento tanto físico como mental.

Te enfocarás en ser y desarrollar tus capacidades como Guerrero Superior y como Sanador Cósmico, para ambas especialidades deberás estudiar autocontrol mental, emocional y desarrollar tu resistencia física, pues deberás viajar a otras Dimensiones en misiones de rescate y sanación de enfermos o heridos por catástrofes.

Serán misiones donde se debe restablecer la paz y sanar a los habitantes de esas áreas afectadas por guerra o catástrofes.

Cuando determinemos que te encuentras preparado, deberás participar activamente en restablecer el orden y la sanación de la Dimisión Arcoiris, si lo logras, conocerás la otra parte desconocida de tu identidad, tu origen.”

Ante tanta información, Beltor quedó un tanto aturdido, pero conforme, pues era consciente que no podía descontrolarse y poner en riesgo la vida propia y la de los demás, siendo ya consciente en las Tierras finales de esa otra parte de él tan oscura y extraña hasta para él mismo.

Con un saludo formal, y una reverencia, Beltor acepto las condiciones y se retiró del salón acompañado de su asistente personal, que lo acompañaría en su recorrido de crecimiento y evolución. Era un ser muy misterioso, con una túnica blanca con ribetes azules, la capucha le tapaba el rostro, cuando llegaron a la fuente principal de los jardines del palacio, allí se retiró la capucha y Beltor reconoció su verdadera identidad… 



Ahí estaba, su amigo y hermano Enadiel, para tu alegría y asistencia de cada día. Fue incluido en la misión por ser un guerrero con experiencia, además de la amistad que los unía a ambos, debía velar para que todo el proceso que debía atravesar Beltor, obtuviera buenos resultados, pero además era el nuevo asistente del Dios Grisial.

Los días se sucedían tan rápidamente que era casi imposible para Beltor contar el tiempo que ya había pasado entre tanta agitación por los entrenamientos, los estudios y los descubrimientos que hacía de las capacidades que iban apareciendo y que debía reconocer y controlar.

Podía trasladarse a cualquier dimensión con solo pensarlo, sus manos eras luceros plateados y violetas cuando se concentraba en sanar a otros y así mismo.

Veía el aura, leía el pensamiento de los otros, logrando hablar cualquier idioma desconocido.

Su visión se había amplificado de tal manera que veía más allá de la Dimensión platino, además de ver el futuro con un movimiento de sus manos creaba un círculo de energía en cuyo centro aparecía las escenas de lo que podía suceder, además lograba correr las líneas del tiempo, para crear otra realidad con las correcciones ideales para desviar guerras, conflictos, enfermedades o desastres naturales. 


En todo este período de aprendizajes, fue llevado a lugares que jamás hubiera imaginado que existían.

Mundos paralelos y opuestos, seres que eran mitad monstruos y humanoides, seres que actuaban por instintos, sin consciencia por lo que lo único que lograban hacer era destruir todo lo que se les cruzaba a su paso.

Conoció el mundo de las Hadas y Duendes, se hizo amigos de ellos, ayudándolos a que se liberaran de los Gigantes cíclopes, para que nunca más los esclavizaran, para lo cual a los Gigantes les creo una realidad distinta, sin esclavos, pero con la capacidad de conciencia para crear una comunidad de gigantes libres y solidarios entre sí.

También conoció la Dimensión de los Lamentos, donde vivían todos aquellos que no había encontrado una esperanza para continuar viviendo, Beltor los ayudó para que se centrarán en lo que ellos eran por sí mismos, sin juzgarse, ni compararse en lo que aún no habían alcanzado, sino en lo que ellos eran realmente,  en los valores que poseían, en lo fuertes que eran a pesar de las dificultades que debían atravesar para liberarse de esa dimensión y continuar avanzando a niveles superiores. 

Les reestableció las conexiones entre el amor del corazón y el pensamiento que se habían cortado por el miedo, la desvalorización de sí mismos, la culpa y el auto castigo constante. 


Los reconecto en la confianza, el amor y la paz interior, pero además los guio para que ayudaran a otros a sanar las heridas emocionales, mentales y las desconexiones que nacían de los eventos vividos y sufridos sin superar aún.

Beltor logró que la Dimensión de los Lamentos se transformara en la Escuela Cósmica para superar los lamentos y transformarse en una Dimensión para sanar la desesperanza y la pérdida del amor a la vida.

Beltor, también debía participar de grandes batallas para retirar a los seres oscuros que buscaban crear confusión, sufrimientos y enfermedades para que de esta forma ingresaran las energías azabaches, en los seres del Luz o lo que era peor aún mantenerlos cautivos en la oscuridad, extraerles sus conocimientos y hacerlos esclavos de la Dimensión Azabache.

Beltor en cada batalla que ganaba se transformaba un poco más, comprendía algo más en esas luchas constantes entre la luz y la oscuridad.

Comprendió, que no existen seres totalmente luminosos, pues todos poseen el germen oscuro en su interior, todo dependía hacia donde dirigían su atención si lo hacían en los actos luminosos o permitían cautivarse en las redes que les ponían a su alcance los seres oscuros, donde el facilismo les hacía creer que se llega más rápido a la “meta” desde la oscuridad.

Las metas, podían estar arraigadas en el mundo del inconsciente, de cada ser o hasta en una Dimensión, moviéndose en cualquier caso de manera luminosa o confusa. 

A veces ni ellos mismos sabían que metas alcanzar si el poder, la gloria, más alabanzas, más territorios, pero si lo descubrían los oscuros, eran presas fáciles de atrapar, les hacían creer que los ayudaban, para que lograran  sus objetivos, para después transformarlos en sus esclavos.

Beltor amaba la libertad y el respeto a la vida, por ellos luchaba como una fiera salvaje para defender la Luz, establecer la paz, respetar toda forma de vida en libertad, por más insignificante que pareciera, pues decía…

“Todo lo que existe en el Universo y más allá de él, tiene una razón de Ser y merece ser respetada desde la infinita comprensión que la Evolución nos dará las respuestas de la existencia, por ello hay que dejar que sea lo que debe ser y que nada lastime injustamente a la vida en libertad y paz.

Todos somos Seres en evolución, por ello, la oscuridad no debe impedir que otros evolucionen libremente, para sacarles provecho, ante esos actos de crueldad y barbarie deberán retirarse a su propia Dimensión o los retiraremos nosotros desde la Luz para restablecer la vida en su equilibrio pleno.”


A veces, Beltor, se retiraba a unas montañas muy inaccesibles, que las llamaban “de las Brumas Eternas”, pues allí siempre había bancos de nubes blancas, lloviznas y nevadas, en la cima del monte Klarc, había creado su lugar de retiro, cavando en la misma montaña, construyo su propio templo, que lo llamaba el “Santuario de Beltor” donde meditaba, descansaba, creaba su propia realidad y diseñaba sus futuros pasos.

Sabía que aún le quedaban muchas pruebas que superar, muchas batallas por ganar, pero por sobre todo le inquietaban dos cosas, la primera era saber quién era desde su misma esencia y la segunda era enfrentarse y derrotar sus propias sombras.

Trataba que su naturaleza ansiosa, intensa y apasionada, no le jugara una mala pasada, dejando rienda suelta a su oscuridad, por ello se retiraba a su propio Santuario, para ordenarse y continuar desde la paz, el amor y la justicia. 


Capítulo 4

Amatista…“La invisible.”




Los límites son mentales, cuando se logra aceptar este hecho tan real como la luz y la sombra, se superan cualquier barrera que impone la mente.

Nosotros somos los únicos dueños de nuestra mente, por lo cual somos los creadores de los pensamientos y también los únicos que podemos derribarlos.

Lo que es de nosotros y nace en nosotros, podemos modificar, no así los pensamientos de los demás, pero cuidado en las proyecciones que salen de nosotros hacia el exterior y lo que proyectan los demás hacia nosotros, saber distinguir qué nos pertenece realmente y que no es nuestro es un gran paso hacia la…Sabiduría evolutiva.







En el borde sudoeste de la Dimensión Platino, existía un Planeta, llamado Jubar, que se distinguía desde todos los sectores de la Dimensión por su resplandor platino azulado. Allí vivían pueblos pacíficos, pero en algunas oportunidades entraban en disputas territoriales, por riquezas, poder o dominio de unos sobre otros, la eterna competencia entre los seres donde el ego podía más que el amor y el respeto a la Vida.

En el Palacios de los jerarcas guerreros, crecía una niña llamada Amatista, era tímida, silenciosa, solo hablaba cuando sentía que sus palabras serían interpretadas desde la energía del corazón, el amor y el respeto, como muy pocas veces sentía que se daban esas condiciones, prefería callar.

Tenía una mascota que la seguía a todas partes, una tigresa blanca llamada Agatha, con ella podía hablar, pues las respuestas que recibía eran mimos, arrumacos y juegos interminables en los cuales ambas se divertían y practicaban destrezas de defensa.

Amatista la llamaban “La invisible” pues casi todos, inclusive, su propia familia, no la tenían en cuenta, por sus silencios casi eternos, su rechazo a las fiestas familiares, por sus respuestas certeras la mentira o el engaño.

Tenía una capacidad innata de crear puentes de armonía entre los “opuestos”, sin perderse a sí misma, sin dejar de ser Amatista.

La niña solitaria, crecía entre los juicios y prejuicios de los unos hacia los otros, la competencia hasta llegar a la crueldad absoluta de su familia hacia ella o hacia todos aquellos que pensaban distinto a las reglas de la realeza.



Un día, Amatista, siendo ya una adolescente y cansada de los maltratos hacia ella, por su timidez y al ver que la subestimaban convirtiéndola en casi una esclava de los caprichos ajenos, en especial de su propia madre, Raicer, decidió ingresar al ejército de guerreros, para cuidar las fronteras del Palacio Caerulem, donde vivía su familia.

Las invasiones de otros pueblos cercanos que buscaban más riquezas y destronar a la familia real eran habituales y muy peligrosas.

Su decisión fue tomada por la familia real con desagrado, pues su madre de origen de legendarios guerreros, en el arte de la guerra, cuidaban los límites del palacio desde su creación y consideraban, que Amatista sería una hazmerreír para el resto de las familias reales, pero Amatista, más allá de dejar su futuro como Guerrera, por las críticas que recibía, continúo, con más fuerza.

Si bien, Amatista, no llegó a conocer a su padre pues había partido desde que ella era muy pequeña, poco sabia de él, de su actual existencia y su madre Raicer,  nada le informaba, todas esas actitudes de Raicer, le generaban en Amatista no poder confiar en su madre y mucho menos en el amor que decía tenerle a ella como hija.

A pesar de todas las contrariedades, decidió continuar adelante con su futuro de guerrera, pues no lo hacía para demostrarles a los demás de su capacidad y fuerza, lo hacía por ella misma, para sentir que era más fuerte de lo que había creído hasta ese momento.

El ejército de guerreros era para mujeres y hombres, sin distinciones o privilegios, por lo tanto los entrenamientos eran tan violentos y crueles para todos por igual.

Cada día de entrenamiento eran más los dolores, cortaduras y hasta huesos rotos, que triunfos, pero se reponía y seguía, su fortaleza crecía, junto con su valor y destreza.


Había descubierto que poseía una habilidad especial con el arco y la flecha y muy pocos podían ganarle, con la práctica era imbatible, muchos sentían un poco de envidia o celos por su destreza, pero ella tenía ese don, que jamás lo había perdido de conciliar lo separado y armonizarlo.

Su valor fue puesto a prueba en más de una batalla, cuando arriesgó su vida por salvar vidas, sus flechas las disparaba con una exactitud y fuerza sinigual, lo que la llevó a ser líder entre los arqueros, para posteriormente nombrarla como Capitana General del ejército de la frontera sudoeste.


Su madre, Raicer, pasó del desprecio hacia ella a sentir celos, pues más crecía Amatista, más honores cosechaba, junto con el afectos de todos sus colegas que la admiraban, en contraposición más se desdibujaba la imagen de autoridad y poder de su madre sobre su hija, la sentía como una competidora que le iba socavando poder sobre su trono de realeza que sustentaba por herencia familiar.

Fue entonces, que organizó una competencia con los mejores guerreros de la Dimensión Platino, el ganador, sería coronado como Jefe del Ejército Mayor de la Frontera, pero para ganar debía no solo ganar la última confrontación, debía matar al contrincante.

Sabía con seguridad que su hija estaría participando en la última competencia, pero debía encontrar a un guerrero excelente, superior a la fortaleza de Amatista, le habían informado que existía un guerrero llamado Beltor, que estaba bajo las órdenes del Dios Grisial, decide enviarle a su mensajero de mayor confianza, Zorugo, el cual conocía de las intenciones de Raicer hacia Amatista, para invitar a Beltor para que participara en la competencia.

Fue así, que una mañana se presenta ante el Dios Grisial, el mensajero Zorugo con la invitación a la competencia para Beltor.

El Dios Grisial, que conocía la historia familiar de la Reina Raicer, tomó con desconfianza dicha invitación y le comunicó al mensajero que le daría la respuesta a la brevedad.

Consultó con los sabios, videntes y consejeros, entre todos, llegaron a la conclusión que debía participar Beltor, pues formaba parte de su entrenamiento personal, pero más aún, Amatista sería una pieza clave en la vida de Beltor y aunque esto último no se lo comunicaron, al guerrero, le dijeron que debía participar en dicha competencia, fue así que acompañado de su amigo Enadiel viajó al Planeta Jubar.

 

Una vez allí, Beltor, comenzó a estudiar a sus posibles contrincantes, todos querían ganarle a la Guerrera Amatista, pero se corría la voz entre los participantes que preferían morir antes de matarla para ganar el cargo de Jefe del Ejército Mayor de la Frontera, pues Amatista era la líder por excelencia, ella siempre arriesgaba su vida para salvar a sus compañeros y defender la frontera.

Beltor escucho, junto con Enadiel historias increíbles de las hazañas de Amatista y realmente quería ganarle, pero mucho más que eso… quería conocerla, a pesar que ella era algo parca, desconfiada y muy seria y que prefería estar sola que acompañada, solo Agatha la hacía reír, sentirse acompañada y confiada que realmente existía un ser que la amaba, desde el corazón y sin ningún interés de por medio.

Pero como a Beltor le gustaban los desafíos, Amatista se había convertido en un gran desafío y había algo en ella que lo atraía, sin saber qué era realmente.

Llegaron los combates hubo heridos, hinchadas para todos, triunfadores, perdedores y finalmente dos ganadores que debía enfrentarse a muerte, ellos eran Amatista y Beltor.



El día había amanecido luminoso y la expectativa era tensa, porque todo el público los amaba y los respetaba por su valor, destreza y fuerza, nadie comprendía porque uno de ellos debía morir, si ambos eran tan importantes para la defensa de sus pueblos, de la Dimensión Platino y más allá de ella.

Amatista había estudiado a su contrincante como eran sus movimientos, las técnicas, sus poderes luminosos y el peor de ellos… el Dragón negro, pero no sentía miedo, aunque no terminaba de comprender por qué su madre había establecido la regla de la muerte para el perdedor, quizás ese día era el último de su vida, lamentaba que Agatha no la acompañara en su partida si la que debía morir era ella, no le quedaba otra salida que luchar con todas sus fuerzas, dejar su último aliento en el combate y si le tocaba morir que fuera con la dignidad de una Guerrera que siempre amo a todos en el silencio de su corazón, sin que nadie se percatara de ello.

Cuando se enfrentaron Beltor y Amatista en la pista de combate, se observaron y sin mediar palabra Amatista comenzó a lanzarle a Beltor flechas, todas ellas eran atrapadas con las manos, lo cual la puso muy alterada pues no lograba que ninguna de sus flechas tocaran sus objetivos, fue entonces que, lanzó un grito de rabia y le dirigió una flecha directa al corazón de Beltor la cual la tomó con su mano derecha mientras que con la mano izquierda, hizo un leve movimiento formando una bola de energía plateada que fue a toda velocidad impactando en la frente de Amatista, cayendo muerta, al instante.

La consternación del público fue muy grande, comenzando a llorar y gritar en contra de la Reina Raicer por la crueldad en las reglas que había impuesto al torneo.

Por su parte Raicer intentaba demostrar consternación ante los hechos, a pesar de sentirse  satisfecha internamente, pues su plan maléfico se había cumplido a la perfección, intento derramar lágrimas y dio por finalizada la contienda, dándola por ganada a Beltor, este espero a que se confirmara su triunfo, para acercarse al cuerpo de Amatista apoyarle sus manos en la frente, invocando a la vida Suprema y en ese mismo instante, Amatista abrió los ojos y vio los ojos de Beltor, eran oscuros pero con destellos de luz plateada que los hacían únicos.


Las tribunas estallaban de alegría, euforia y agradecimiento a Beltor por haberla traído a la vida a la Guerrera más valiente y valiosa de Jubar.

La única que estaba contrariada era Raicer, que ya había decretado el triunfo para Beltor y no podía dar marcha atrás a su decisión.

 

Pasaron los días, después de torneo, y entre los habitantes de Jubar y de la Dimensión Platino se tejieron infinitas historias de las flechas de amor de Amatista y del Súper Guerrero Beltor…perdidamente enamorado.

Ellos, transitaban una nueva historia nunca vivida antes, era la del amor desde sus mismas esencias Divinas Cósmicas y a medida que transcurría el tiempo más y más se afianzaban el uno para el otro.

Ante tantos cambios en sus vidas, decidieron visitar el Árbol de la Vida, llamado Eolais Crann, buscaban respuestas… cómo continuar cada uno en sus caminos, pero juntos, a pesar de las tareas que ambos debían cumplir que eran tan importantes y a tanta distancia uno del otro. 


Cuando llegaron, ante Eolais Crann, este les sonreía mientras avanzaban hacia él, los estaba esperando con sus ramas extendidas hacia el cosmos y también hacia ellos y les dijo…

“Amados jóvenes guerreros, los estaba esperando, pues sabía de sus inquietudes y del camino que les espera juntos y por separado.

El Amor los une, pero no es cualquier amor, es un amor sagrado cósmico, es el Amor que mantiene el equilibrio entre las corrientes de la vida, algunas de ellas opuestas, otras afines.

Deberán sortear dificultades que más de una vez pondrán, en peligro sus propias vidas.

Sufrirán una maldición que les tocará a ustedes y su descendencia, pero lograrán superarla desde el Amor.

Intentarán una y mil veces separarlos, pues cuando se da esta unión Sagrada  las sombras se inquietan.

Serán más fuerte que la Vida misma y podrán cambiar juntos los rumbos maléficos hacia la paz, el equilibrio y la sanación.

Recuerden… detrás de las lágrimas hay amor profundo en sus corazones, el infortunio se supera con fe y paciencia.

Nada será imposible para Beltor, pero antes deberá derrotar a su mismo origen.

Amatista, eres distinta, invisible para algunos, menos para el Universo, pues eres una parte del equilibrio del mismo y de Beltor.

Serás lo que debes ser, aunque quieran eliminarte, distraerte o engañarte, eres la unión del Sagrado Femenino en el designio final.

Les dejo un gran amigo que los acompañará desde hoy y para siempre, un asistente, un pequeño sabio, Ferfer, el Duende de los nuevos proyectos.


Él los guiará y los ayudará en la apertura de los nuevos caminos, deberá permanecer en el Palacio del Dios Grisial, bajo su protección.

Nada más puedo decirles, sigan sus senderos juntos, aunque la distancia o el tiempo los separe, la unión está definitivamente anclada en sus corazones y en sus Almas, los bendigo infinitamente.”

Elevo sus ramas al Cosmos, para irradiar una plataforma de Luz en la cual se proyectó una imagen que les quedó grabada en sus almas.


Beltor y Amatista, junto a Ferfer, iniciaron un nuevo camino en sus vidas, que los unía desde la eternidad.


Capítulo 5

“Más allá del Caos”.




El caos desorienta, lastima, invade, nos saca del eje interior para transportarnos a lo desconocido, a lo no explorado, por eso nos conduce a los territorios del miedo, la desolación, de desesperanza, pero a medida que atravesamos el caos y cuando llegamos al límite de nuestra resistencia, comprendemos que debemos cruzarlo, para conocer los hilos más sutiles que lo conforman, el origen de su entramado y así descubrir qué o quién lo tejió y para qué los tejió.

Al llegar a la misma esencia caótica de su estructura, encontramos las respuestas y con ellas las soluciones, logrando desarmarlo desde la luz de la fe, el valor y el amor a la Vida, para finalmente, renacer una vez más a una nueva realidad, más sabia.


Beltor y Amatistas debieron regresar cada uno a sus lugares de trabajo, distantes el uno del otro, pero ambos conectados desde la esencia misma del amor,  no era un amor trivial, temporario, “fuego” que se extinguía cuando no tenía alimento, el amor de ellos era la energía más pura de la Creación Cósmica, el Divino Masculino y la Divina Femenina en su más alta potencia, esto implicaba una gran responsabilidad, para ambos, pues en ellos residiría el cambio energético de las Dimensiones Platino y por ende la Dimensión Arcoiris, debían lograr en ellos mismos el equilibrio constante, sin excesos, sin carencias.

Beltor ya nuevamente instalado en el Palasgrisial con su mejor amigo Enadiel organizaban los nuevos desafíos que el Dios Grisial les iba informando.

Durante el tiempo en que se había ausentado Beltor, se había producido la incursión de un ser originario de la Dimensión Azabache, se creía que era un “Alfil” del mismo Dios Azabache, su nombre era Kakosen  comandaba los ejércitos oscuros.

 En donde incursionaba, destruía todo a su paso, se llevaba prisionero a los dioses como trofeos y a sus pueblos para entregarlos al Dios Azabache, a la prisión oscura donde nadie lograba escapar con vida, los transformaban en esclavos al servicio del maligno.

Ante tanto peligro Beltor y Enadiel organizaron los ejércitos platino y partieron ambos en busca de Kakosen.


No tardaron mucho tiempo en encontrarlo, pues él los esperaba en lo alto de la montaña Klarc, donde estaba enclavado el Santuario de Beltor.

Entre la bruma y la llovizna apareció  Kakosen, con  la espada en su mano derecha y el fuego azabache en la mano izquierda, una cortaba y la otra incineraba al instante, la velocidad era mayor que la misma luz, nadie había logrado detenerlo, durante sus incursiones devastadoras.

Destruyo el santuario en milésimas de segundos, dejó a la vista, solo cenizas y escombros para que comprendieran el poder que él ostentaba.

Beltor también desplegó todo su poder, ese que escondía siempre y solo lo dejaba salir cuando las circunstancias lo requerían, el dragón Dubach…

Se desprendió de su brazo, específicamente de su tatuaje, dirigiéndose directamente a la garganta de Kakosen, este intentaba cortarlo en pedazos, pero de la espalda de Beltor…

Los tatuajes dorados se desprendían y se escurrían estrellas de fuego y lava que se unían como cadenas 


Inmovilizando los brazos y piernas de Kakosen, mientras Enadiel creaba un escudo de plata entorno de Beltor para protegerlo y le enviaba rayos platino al pecho de Kakosen, que lo paralizaba, sin más fuerzas, se desvaneció cayendo  por un precipicio helado.

Beltor, rápidamente descendió hasta el mismo fondo del precipicio por un estrecho y empinado laberinto de hielo y roca, logrando divisar el cuerpo de Kakosen, Enadiel lo secundaba, ambos comprobaron que yacía sin movimiento alguno.

Lograron retirar el cuerpo sin vida de Kakosen llevándolo a un sector de la planicie más alta y luminosa de la montaña Klarc.

Los tatuajes de Beltor regresaron a su lugar en la espalda y brazos, ya más sereno y en profundo silencio unió sus manos hacia el cielo, como signo de paz, recuperando el equilibrio entre la ira que desataba el poder de los tatuajes y la paz que los mantenían como dibujos en su piel, miró a Enadiel y con una profunda compasión y respeto le dijo…

“Amigo, Enadiel, quisiera saber quién era realmente este ser que acabamos de matar, cuál era su verdadera historia, por qué actuaba con tanto odio, sed de venganza y rencor hacia todos y todo lo que encontraba a su paso, creando un caos total.”

Fue entonces cuando ejerciendo su poder de restablecer la vida, con la imposición de sus manos en el corazón de Kakosen, le otorgó el don de la vida a su enemigo.

 Kakosen abrió sus ojos, lo miró a Beltor con odio.

¿Era su orgullo de Guerrero Azabache invencible que había sido herido, o  existían otras causas que le generaban tanto odio?

Las profundas heridas en el cuello, piernas y brazos no lo dejaban casi expresarse, solo suplicar que lo matara, debía llegar hasta el final con su triunfo, de no acceder a su pedido, él mismo se clavaría la espada de fuego azabache para morir en la dignidad de un guerrero oscuro, pero Beltor a pesar de lo maligno que era su contrincante, quería saber quién era realmente Kakosen, le pidió que le relatara su historia, para ello le calmó el dolor y detuvo la sangre que brotaba de las heridas.

Ya más aliviado, y con un hilo de voz, le relató su vida, su origen.

Había nacido y crecido en el Planeta Kosen, allí había conocido a su esposa Norika, ella además de ser muy bella, trabajaba como científica en un laboratorio que creaban cristales de gran poder para construir desde ciudades, hasta dar energía a sus naves, hogares y fábricas, tenían un hijo llamado Torden que estudiaba y practicaba el arte de la guerra como su padre, para llegar a ser un General de la Guardia de Guerreros en las fronteras del Planeta Kosen.

Pero esa vida de orden y tranquilidad fue aniquilada, con la llegada del ejército Azabache dirigida por el mismísimo Dios oscuro.


Destruía todo a su paso, raptaba a las mujeres, a los hombres los obligaba a participar en sus guerras, con la amenaza de matar a sus familias o esclavizarlas hasta causarles la muerte.

Ellos intentaban continuar con sus vidas, cuidando las fronteras, el trabajo diario y la familia, pero las invasiones de los ejércitos Azabache continuaban y Kakosen ayudaba a los habitantes a reconstruir las ciudades, con la ayuda de los cristales.

Día Kakosen ingresó a un pueblo a rescatar sobrevivientes y vio a una niña que le habían quebrado las dos piernas, se arrastraba por los escombros de lo que había sido su casa, toda su familia había muerto, la niña se llamaba Clarisa, él la tomo en sus brazos y la adopto como su hija.

Con muchos cuidados sanaron sus heridas, pero nunca más volvió a caminar, su presencia llenaba de alegría y esperanza el hogar, la niña, había cambiado la vida de todos, sentían una  profunda felicidad de cobijarla en su familia, aunque lamentablemente, no fue por mucho tiempo, pues un día, apareció ante Kakosen, el Dios Azabache, entre golpes y amenazas lo obligó a trabajar para él de lo contrario mataría a toda su familia, ante sus propios ojos.

El odio, sed de venganza ilimitada, que sentía Kakosen, en realidad era dirigida hacia al Dios Azabache, pues le había robado lo que más amaba, la familia, pero ahora ya estaba todo perdido, con su muerte, moriría toda su familia, pues eran las reglas que se le había impuesto a él, si fallaba o moría, su familia desaparecía junto a él.

Ante este relato tan estremecedor Beltor y Enadiel le propusieron ayudarlo para que lograra recuperar su familia, pero antes debía jurar fidelidad a los principios de justicia, paz, fraternidad, respeto y amor a la vida, que eran principios básicos de la Dimensión Platino, de aceptarlo, ellos con el ejército platino irían en busca del Dios Azabache y dejarían en libertad no solo a su familia, sino a todos aquellos que realmente querían regresar a sus vidas anteriores de libertad, en paz y respeto.

Kakosen, acepto, pero les dijo que el ejército azabache estaba en camino y de no encontrarlo vivo y  con algún “trofeo”, lo matarían, junto a sus seres queridos.

Beltor, ideó un plan, complicado, pero posible.

Convocó las energías Universales de la Creación Suprema para que lo guiaran a él, en la creación de un “duplicado” de Kakosen, sería físicamente igual, con recuerdos, sentimientos, pensamientos como el ser original, pero con un tiempo limitado de vida, todo dependía de la energía que el “nuevo” Kakosen gastara, su nuevo nombre sería Kakosen Dublachd.


El verdadero Kakosen iría a un pueblo de energía azul platino en el planeta Jubar, allí debía reponerse para acompañar a Beltor y Enadiel en la liberación de su esposa e hijos.

Quedaba un último tema a resolver, cuál sería el trofeo a entregar al Dios Azabache…

Beltor comenzó a buscar entre los escombros de su templo destruido, finalmente encontró lo que tanto buscaba y amaba… El cristal de la Vida Suprema, de la más alta energía que se conocía hasta el momento, el que lo poseía podría conocer el poder de la creación en su máxima abundancia, ese sería el trofeo, a entregar.

Enadiel lo miró a Beltor con temor, pues ese poder en un ser tan maligno como lo era el Dios Azabache, lo haría invencible y corrían todos un peligro inminente de horror y muerte segura.

Beltor abrazó a su gran amigo, lo tranquilizó, pues sabía que todo lo que conlleva un gran riesgo y requiere mucho esfuerzo, el triunfo es siempre seguro.

 


Así fue que Kakosen Dubach viajo con el ejército Azabache para la entrega del trofeo al Dios Azabache y Beltor, Enadiel, regresaron a Jubar para que se sanara Kakosen.


Capítulo 6

La Traición.




Ejercer el poder puede implicar muchos riesgos para aquellos que lo ostentan y también para  todos aquellos que rodean al poder, pues pueden transformarse en posibles competidores, según los poderosos de turno.

El poder sin sabiduría, se transforma en tiranía y violencia, pues la ambición, crea intolerancia a los cambios propios de la vida misma y de sus ciclos naturales.

De esta forma comienzan a gestarse las intrigas, traiciones, maldiciones y todo aquello de lo más oscuro que puede albergar un ser que no comprende que el tener poder, implica responsabilidad y que el poder no es definitivo ni infinito, se lo posee por un breve tiempo, para perderlo cuando las circunstancias así lo requieran.

El que se afana en retener el poder no solo se arriesga a perder la vida, se pierde a sí mismo en los oscuros pasillos de la mente y de allí difícilmente se sale ileso.

Raicer no se daba por vencida…

Amatista, a sus ojos de Reina,  día a día incrementaba más y más valor, respeto y poder entre los ejércitos, dejando lentamente a su madre en un segundo plano.



Asimismo Beltor unía su poder con el carisma propio de los guerreros y sabios, haciéndolo único.

De formalizar la unión entre Beltor y Amatista, Raicer quedaría fuera del reinado, pues los habitantes de Jubar los proclamarían Reyes por sus hazañas, dedicación y amor en cada acto en protección al Planeta.

Debía hacer algo urgente, para cambiar esta posible unión de Guerreros y nuevos sucesores de su reino.

Así pues, Raicer, decide viajar en busca del Dios Azabache, para ofrecerle una propuesta de traición, ambición y mayor poder para ambos.

El encuentro se concretaría en el “Pantano de los deseos”, allí los deseos que se solicitaban se hundían en el lodo y quedaban atrapados en las rocas azabaches, solo por la voluntad del Dios Azabache y en su presencia se cumplirían  el deseo si la roca que contenía el deseo emergía del lodo y el Dios Azabache la tomaba en posesión por un gran beneficio para él mismo.

Así fue que Raicer le propuso, al Dios Azabache, enviar a su hija en busca del El cristal de la Vida Suprema, debería “robarlo”, para entregárselo a su verdadero dueño, Beltor, pero cuando ingresara al Palacio de los Cristales, sufriría una emboscada, para asesinarla, seguramente Beltor iría a  rescarla, siendo la mejor oportunidad para matarlo a él también.

Los beneficios…

Raicer seguiría por largo tiempo con la totalidad del poder sobre Jubar y el Dios Azabache, sin la pareja en cuestión, podría seguir sumando poder, pues ya no tendría impedimento alguno, además, Raicer se ofreció para ser su esposa y así unir las fuerzas de sus ejércitos y combatir entre ambos en contra del Dios Grisial y el Dios Duwefys.

Ante este panorama tan prometedor, el Dios Azabache acepto la propuesta, excepto el tema del matrimonio, que no estaba en sus planes personales,  y menos aún casarse, con una bruja que estaba entrando en el atardecer de la vida.


El deseo fue arrojado al pantano, se absorbió en una roca que salió a la superficie y fue tomada por el Dios Azabache, retirándose con la piedra, pero sin antes advertirle a Raicer, que si algo llegaba a salir mal, pagaría con la vida y el planeta Jubar.

Raicer, se retiró, del encuentro con la certeza que su plan se llevaría a cabo con un resultado exitoso y con respecto al tema del casamiento… tiempo al tiempo, según ella podía cambiar de parecer el Dios Azabache.

 

Pasados unos días, la Reina Raicer, manda a llamar a su hija, de manera urgente, ante tanta premura, Amatista concurrió un tanto inquieta y con dudas si debía ir a ver a su madre, la recibió cariñosamente, muy extraño por ser Raicer, pues en general era muy fría y distante con Amatista.

Con un rostro de mucha preocupación le explico  que corría grave peligro de vida tanto ella como Beltor, pues el Cristal de la Vida Suprema en poder del Dios Azabache, según le informaron sus videntes y asesores, le había otorgado tanta fuerza y poder al Dios Azabache, que había organizado un plan siniestro para asesinar primero a Beltor y después a ella, para posteriormente apoderarse de la Dimensión Platino y Arcoiris, todos corrían un grave peligro, por ello le encomendaba a su hija, una gran misión, robar el Cristal que estaba en el Palacio de cristales Azabache, no sería difícil sacarlo de allí, pues era  custodiado tan solo por un guardián en la entrada, si podía distraerlo de alguna manera con Agatha y el Duende Ferfer,  ella podría  ingresar y retirar el cristal y entregárselo a Beltor.

Amatista escucho con atención, la misión que le proponía su madre, le pareció creíble, aunque no terminaba de entender por qué su madre estaba tan interesada en salvar la vida de Beltor y la de ella, a pesar de estas dudas, aceptó el desafío con el ímpetu y valor de siempre. 

Se dirigió al Palasgrisial en busca del Duende Ferfer.

Una vez allí, le informó del viaje que debían realizar juntos, pero el Ferfer, en silencio, la escucho para posteriormente, tratar de hacerla reflexionar.

 


Estaba en desacuerdo con el plan, mucho más si provenía de Raicer, que no era bien intencionada, en ninguno de sus actos.

Ferfer trató de todas formas de persuadir a Amatista para que no realizara ese viaje, pues sentía que era más una emboscada que una solución.

Amatista contrariada le dijo que iría igual porque debía salvar la vida de Beltor y la integridad de las dimensiones, creía que su madre le decía esta vez la verdad, sin segundas intenciones.

Esa misma noche, partió Amatista acompañada por Agatha al rescate del Cristal.

Ferfer, conociendo el carácter de Amatista, decidió comunicarle a Beltor lo sucedido, cuando este se enteró, sintió un gran dolor en su pecho por la angustia y desesperación, pues sabía de la maldad de Raicer y que esto era una gran traición para matarlos a ambos.

Fue en busca de Amatista para detenerla, pero ya había partido, entonces le pidió a Enadiel y a Ferfer  que lo acompañaran al rescate de su amada.



Amatista, había llegado al Palacio de los Cristales, era de noche  y no fue vista por el guardia que custodiaba la entrada, Agatha hacia cabriolas entre los arbustos, buscando comida, el guardia observando esa situación, no se percató que Amatista había ingresado, ella rápidamente buscó el cristal, lo encontró, para llevárselo rompió el pedestal que lo sostenía, cayendo en sus manos, sin darse cuenta que a sus espaldas había más guardias que la estaban esperando, la tomaron por cuello asfixiándola, ella no soltaba el cristal, entonces otro guardia le tomo la mano con la cual ella sostenía el cristal y se la empujó hacia su pecho, clavándoselo, en el corazón.

Asfixiada, quedó tendida en el suelo, los guardias se dirigieron a la salida, pero uno de ellos, que tenía en su poder el Cristal de la Vida Suprema, se escabulló por un portal secreto, que solo él podía atravesar activando un código del medallón de la muerte Azabache que portaba colgado de su cuello por una delgada cadena de eslabones negros y rojos.


Cuando logra llegar Beltor junto con Enadiel interceptan a los guardias, matándolos, ingresan al Palacio y con desesperación buscan a Amatista, la ven tendida en el suelo, el cristal lo habían retirado, estaba sola, balbuceando algunas palabras, cuando lo ve a Beltor, le sonríe y tan solo logra decirle, “será hasta la próxima…”


Beltor le pide ayuda a Ferfer y a Enadiel, para  retirarla del Palacio de los Cristales y llevarla a un lugar más seguro, así lo hacen con gran esfuerzo para tratar de mantenerla con el hilo de vida, que creían que todavía tenía.

Ferfer llevaba, pócimas para detener las hemorragias, mientras Beltor trataba de recuperar la vida de Amatista y Enadiel creaba un escudo de protección invisible para que nadie los viera, mientras ellos recuperaban a Amatista nuevamente a la vida.

Finalmente, la valiente y terca guerrera, abrió los ojos con un gran suspiro y logró esbozar una sonrisa.

Los cuatro acompañados de Agatha regresaron al Palacio del Dios Grisial, para que se recuperara totalmente, pero por su seguridad, nadie debía saber que estaba viva.

Beltor, sabiendo que Amatista estaba protegida y segura, decide viajar al Palacio Caerulem, para enfrentarse a Raicer.


Llega a las murallas del Palacio y las cruza sin dificultad, podía transformarse en un ser invisible a la vista de los demás y de esta manera no ser atacado por los guardias que custodiaban en Palacio.

Así llega a la recámara de la reina cuando estaba sola y distraída se sienta en un sillón cercano a su cama, volviéndose visible ante ella.



Raicer, no podía creer que estuviera Beltor sentado en su sillón mirándola y más aún que ningún guardia lo haya detenido, ni visto, automáticamente pensó en que la habían traicionado todos los que debían protegerla.

Beltor se incorporó del sillón y con la ira a flor de piel, comenzó a transformarse en el guerrero imparable del dragón y las estrellas de fuego, pero Raicer, no se quedó atrás…


Sus ojos eran dos bolas de fuego y toda ella comenzó a transformarse, su piel blanca y lisa pasó a ser como el cuero de una serpiente, de verdosas escamas, crestas rojas y su vos chillona se transformó gritos graves cavernosos, para finalmente transformarse en una bestia de siete cabezas de serpiente, que despedían lava verde por sus fauces, que quemaba y disolvía todo a su paso.

Beltor trataba de cortar las cabezas de la bestia, pero volvían a crecer, era agotador, el dragón Dubach buscaba la cabeza principal para matarla, pero las cabezas adyacentes la protegían, se producían explosiones y con cada una de ellas, los derrumbes del Palacio y la lava verde quemaba todo lo que tocaba, nadie del ejército de la Reina podía ayudarla, pues la explosiones eran tan fuertes que el castillo se fue derrumbando, hasta quedar prácticamente en el medio del bosque rodeados de escombros, era una batalla sin fin.

Hasta que en un momento Beltor cayo agotado tras unas rocas y la bestia se le acercó a pocos metros, cuando Beltor, logró ver en el pecho del animal, un corazón azabache central y de él se desprendían otros que se conectaban al central…


En ese instante comprendió, que ese corazón central era Raicer en su máxima maldad y que Dubach debía dirigirse hacia allí, así fue que el dragón, avanzó directo al corazón de Raicer y lo desgarró al instante, cayendo la bestia al suelo.

Agonizando Raicer reaparecer en su forma habitual, pero ya sin fuerzas, comienza a hablarle a Beltor…

“Puedes rescatar mil veces a tu amor, de la muerte, pero la maldición del olvido será la barrera que los mantendrá separados eternamente”.

Finalmente Raicer murió, desintegrándose en un humo negro que se elevó perdiéndose en la noche.

Beltor, agotado, se desmayó y fue encontrado por Enadiel y el ejército Platino unas lunas azules después, en ese tiempo de inconsciencia, soñó…

Revivió su pasado, sintió los dolores, la angustia de perder a su gran amor, Amatista, rescatarla de la muerte en muchas oportunidades, para finalmente ver escenas de sus tiempos futuros, una familia con tres hermosos hijos con Amatista a su lado muy felices, viviendo en un planeta muy distinto a los conocidos hasta ese momento, lo sentía como un regalo a la Vida Suprema.

De pronto lo despiertan de sus sueños, los abrazos de Enadiel que lo trataba de hacer reaccionar y el llanto  de Ferfer, detrás de ellos, vio el rostro de angustia de Kakosen, entre todos lograron incorporarlo, para que comenzara a dar unos pasos, cuando de pronto… escuchan unos quejidos de alguien que pedía ayuda, comienzan a retirar escombros de lo que había sido una torre del palacio y descubren una escalera de piedras, muy angosta, que conducía a un salón que parecía ser un laboratorio, en el centro de el mismo una camilla, recostado en ella un muchacho, muy delgado pidiendo que lo liberen, se acercaron a él y para gran sorpresa de todos, sus rasgos faciales eran casi idénticos a Amatista, le preguntaron quién era y que hacía allí, el muchacho les relató…

“Me llamo 539, soy hijo de Raicer, pero me mantienen aquí encerrado, pues ella junto a otros científicos, están reemplazando partes de mi organismo interno por unas esferas de luz y cristales, para transformarme en una súper máquina de guerra, pero manteniendo mi actual aspecto exterior, de un habitante de Jubar.”

 A medida que escuchaban azorados el relato de 539, trataban  de desconectarlo como él mismo les iba indicando, tenía cadenas y conexiones que lo mantenían sujeto a maquinas.


Así descubrieron que 539 era el hermano de Amatista, que nadie sabía de su existencia, que lo habían tenido encerrado desde recién nacido, experimentando con él, para crear un nuevo ser de gran poder, para usarlo en contra de todos aquellos pusieran en peligro el reinado de Raicer.

El joven no tenía nombre, solo se identificaba por su número, era delgado, pero muy fuerte, firme en sus convicciones, un poco terco, como lo era su hermana,  amaba la libertad, aunque no sabía lo que realmente era, pero quería sentir y actuar libremente, era muy ágil, inteligente, experto en ciencias matemáticas.

Decidieron llamarlo Eadrom, lo llevaron a la Dimensión Platino donde le otorgaron un sector donde sería el responsable de cuidar a la naturaleza, sería el guardián de animales, plantas, ríos, montañas, bosques, era el nuevo Guardián de la Naturaleza de ese lugar.

Ese sería su espacio de libertad para iniciar una nueva etapa, dejando atrás esa parte de su vida de encierro,  muchos sufrimientos y soledad.

Había recuperado lo que le quedaba de familia, su hermana Amatista, un cuñado y muchos futuros amigos.



Capítulo 7

La Creación.




La creación se inicia desde la mente, cuando su motor  está guiado por el corazón, moverá a la mente con la energía del amor, que es dinámica, amplia, versátil, intuitiva, compasiva y el resultado final será un equilibrado flujo de energía entre semejantes y opuestos, pero si la creación se inicia desde el ego, será rígida, buscando resultados específicos, que enaltezcan al Creador y no a la creación misma.

Crear desde el amor es plasmar en hechos concretos, lo que nace en las ideas guiadas por el corazón, así se inician los grandes y pequeños proyectos que se expanden sin límites, pues a diferencia del ego, la energía del corazón no sabe de barreras, las traspasa, sin destruir, pues sabe de atravesar dificultades, creciendo entre los obstáculos, abriéndose paso desde la paciencia y la fe, como una tierna flor que crece entre las rocas, para abrazar la luz del sol.


Así fue que un día, Beltor sintió que más allá de todas las dificultades que ya había atravesado y siendo consciente que seguramente seguirían apareciendo muchas más, quería tomarse un tiempo de soledad creativa en su renovado Santuario del monte Klarc, para crear una nueva Dimensión Multiuniversal, planetaria en evolución permanente y distinta a todo lo conocido, según su sabiduría interior.

La nueva dimensión se desarrollaría entre la Dimensión Platino y la Dimensión Arcoiris, su función sería de enlace, conexión, un espacio intermedio entre ambas, con características de ambas, para ser puente, no muralla, para lograr continuar con la evolución hacia ambas, pero sin perder las características propias de cada una de ellas.

La nueva Dimensión se llamaría Amrylif, en ella no existirían límites para las formas, colores y evolución, pues todo dependía de cada integrante, sean planetas, estrellas, asteroides o universos.

La vida se desarrollaría bajo el libre albedrío, la diversidad espiritual, así como la dualidad, que estaría contenida en los opuestos complementarios.

La libertad de decisión era la que marcaría la evolución individual y colectiva, nada existía sin un origen y del origen nacería la consecuencia, por ello los opuestos tendrían matices infinitos, según la libertad de decisión y la capacidad de entrelazar las dimensiones Platino y Arcoiris.


Como una estrecha línea multicolor fue naciendo la Dimensión Amrylif y en la medida que le incorporaba universos, planetas, satélites, estrellas, galaxias, cometas, constelaciones y para finalizar su Plan de Creador, dio origen a un planeta muy especial, donde allí viviría él y su futura familia, lo llamó Donubell, su nombre significa “Regalo de Beltor” y sus habitantes los llamó Donubellinos, eran muy bellos, los distribuyó en distintos sectores, cerca de ríos, bosques, desiertos, cadenas montañosas.

 Con gran capacidad de ser creativos para sobrevivir, sus cuerpos se adaptaban al lugar donde vivían, si eran lugares de mucho frío su piel era de colores claros, cabellos gruesos y  castaños claros, pero si vivían en  lugares de mucho calor la piel se tornaba oscura, el cabello rizado y abundante de color caoba, si vivían en zonas marinas, sus pies poseían membranas que les facilitaban nadar y si vivían en zonas desérticas con médanos  y suelos pedregosos, los pies tenían, en la planta de los mismo, una gruesa capa de piel protectora y sus ojos un doble párpado móvil para protegerlos del viento con arena y el reflejo de la luz en el suelo desértico.

De esta manera Beltor fue creando razas, paisajes rústicos y fértiles para el desarrollo de la vida, en todos sus aspectos.

La libertad y el libre albedrío eran las reglas básicas, así como el amor y respeto a la diversidad, por ello cualquier habitante podía trasladarse y radicarse en cualquier sector, más allá de sus características físicas favorables o no para adaptarse a la región que había elegido, pues el origen no debía ser un ancla para la evolución del individuo, sino un desafío para su propia evolución individual.

Los creo para que sean felices donde ellos lo determinaran.

El sexo de cada individuo lo determinaban ellos antes de nacer, pues debían atravesar todas las experiencias posibles para compartir una vida comunitaria en paz, sin competencias ni rivalidades, los Donubellinos femeninos o masculinos aprendían que trabajando por el bien común se progresaba más rápidamente.

El amor de la pareja era fundamental para que la descendencia continuara bajo las mismas reglas de convivencia  y respeto.


Beltor, dividió la vida en reinos y cada reino era guiado por un Dios o Diosa, así por ejemplo el reino mineral estaba regido por el Dios Roca, el reino del aire por el Dios Viento, el reino vegetal por la Diosa Cercis y el reino animal por la Diosa Búho, de esta forma los reinos estaban bajo una representante de la Divinidad mayor, que era Beltor.

Cada ser sea Donubellino o de cualquier reino tenía la posibilidad de evolucionar hacia un estado de consciencia mayor, pero para ello debían pasar por los desafíos propios de las elecciones que realizaba cada día, si por ejemplo llegaba una época de sequía y si no había guardado agua para él o su familia, corrían el riesgo de enfermarse,  si utilizaba el poder del fuego incorrectamente,  corría el riesgo de transformar un vergel en un desierto, así fueron comprendiendo que cada acto individual tenía consecuencias positivas o negativas para sí mismo y para el entorno.

Beltor les otorgo a cada ser una chispa de sí mismo, para que se conectaran desde sus corazones a su corazón, pero lo que más deseaba es que fueran libres, que confiaran en sus propias capacidades de progresar, evolucionar y ser felices en paz y respeto.


También les otorgó una sombra que debían esforzase en controlarla y solamente ellos podían lograrlo, lo llamó Kilan, en cada ser era distinto en intensidad, características y complejidad.

Beltor sabía, que en su interior habitaba una sombra muy poderosa, que cobraba vida y fuerza sin límites cuando su ira se desbordaba, se activaba el Dragón y las estrellas de fuego, ambos poderes tenían la capacidad de destruir más allá de todo lo creado por él mismo, pero también había aprendido a controlarla por el bien de todos y por el bien de él mismo, no perdía la esperanza de erradicarla de su vida, pues si bien había ganado muchas batallas utilizándolas, para destruir enemigos, su temor era que un día perdiera ese control y lastimara a la vida misma.

Este era su calvario silencioso, que no podía compartirlo con nadie, para no preocuparlos, pero su gran amigo inseparable, Enadiel, sabía de sus temores, por ello siempre lo acompañaba y cuando no estaba ante su presencia lo escuchaba desde su corazón, aunque Beltor no se diera cuenta, Enadiel, siempre estaba allí… Cuidándolo.

Cada día, su Planeta Donubell tomaba más forma, más variedad de reinos, como los elementales, había hadas, duendes, elfos, gnomos, todos tenían tareas asignadas, para sostener a la naturaleza, el aire, el viento, la lluvia, los ríos, el mar, el fuego, los minerales, todos se mezclaba en armonía para que la vida en su conjunto fuera un lugar para aprender a ser libre, respetando la vida de todos como una comunidad con vida propia y respetándose a sí mismos como individuos libres.



Pronto Donubell, comenzó a llamar la atención a seres de otros planetas, por su belleza, armonía y exuberancia. Beltor sintió que se acercaba un gran peligro y que debía crear algo para proteger su creación, así fue que rodeo al planeta con un cordón de asteroides, que se movían a gran velocidad alrededor de la órbita de Donubell, ellos detectaban cualquier ingreso de seres intrusos, que no estaban en sus registros, entonces, lo rodeaban, retirándolo de la órbita de Donubell, para posteriormente destruirlo en caso de poner en peligro la vida del planeta. Solo podía ingresar aquel que era aceptado por Beltor y por su ejército previamente.



La fuente de energía que disponían Donubell, era una estrella llamada Ámbar, en ella vivían los Dragones de fuego ámbar, desde allí sostenían al planeta con su energía, Donubell giraba entorno de sí misma y de la estrella Ámbar entre ambas creaban sonidos que algunos llamaban la música de Ámbarbell.

Esos sonidos, creaban un estado de consciencia de armonía al planeta y a sus habitantes, sanando enfermedades, los Sabios de los Templos de Cristal, ayudaban a los pobladores enseñándoles cómo sanarse con la música de Ámbarbell.

Finalmente, Beltor, instauró la evolución a través del nacimiento y la muerte.

Todo ser ara evolucional debía morir, para renacer a una nueva vida, solo el Alma era eterna, pues en ella se albergaba los resultados de todas las experiencias vividas.

Lo material era efímero, por ello era tan importante respetar la vida y la evolución de cada ser ser, para avanzar sabiamente.


Beltor , después de su Creación descansó un tiempo,  en un Templo interno del Donubell, creado por él mismo, para meditar, armonizarse, crear nuevos proyectos y lo más importante… desde allí estaba conectado con todos y con todo, por ello lo llamó  Templo del corazón de Donubell.




 Capítulo 8

Cuando el presentimiento…

 Se hace realidad.




El presentimiento está ligado a la intuición y ella al corazón.

Cuando logramos conectarnos al corazón llegamos a la fuente de información auténtica, a las creaciones, al tiempo y al espacio sin límites.

Desde la humildad, el amor y el respeto a la Vida, nos llegan intuiciones que las sentimos como “presentimiento”, corazonadas o pálpitos.

De la mano de la intuición la energía del corazón nos abre la puerta al conocimiento para mantener con valor, fuerza, fe, y esperanza siempre vivas en nosotros.

Nuestra capacidad innata de sentir más allá que nuestros sentidos sensoriales, se logra cuando vinculamos nuestro corazón con la intuición que emana de la sabiduría Superior de nuestro Espíritu.

Recordemos que la mente es la herramienta del ego en él reside el miedo, la culpa y el sufrimiento, pero cuando logramos subordinar la mente al corazón, la intuición se expresa libremente en los presentimientos.

Beltor presentía que se acercaba un gran peligro para todas las dimensiones y que todos los ejércitos debían estar preparados, juntos con él.

Decide regresar a la Dimensión Platino, para informarse cómo estaban todos y en especial Amatista, además de su nuevo aliado Kakosen.

Con infinita alegría lo recibe Amatista, pues se sentía totalmente repuesta y muy feliz al anunciarle que estaba embarazada  y que en un par de lunas serían padres.


Beltor se sentía tan feliz, pues lograría formar su propia familia en el nuevo y prístino Planeta Donubell, era un regalo del Universo a todos sus esfuerzos por proteger la paz en todas las Dimensiones.

Se organizó una gran reunión familiar, de amigos y camaradas, querían por primera vez  disfrutar de la  felicidad  del amor incondicional entre él y Amatista y dejar un mensaje eterno para todos…

”El Amor siempre triunfa más allá de las dificultades, la distancia, el tiempo y hasta la propia muerte, pues el Amor es la verdadera energía que sostiene la Vida.”

La fiesta se desarrolló con entusiasmo, alegría y esperanza por la próxima llegada del hijo de la joven pareja, Amatista y Beltor, dos guerreros amados y respetados por todos los presentes.

Al finalizar la fiesta, Enadiel lo conduce a Beltor para conversar tranquilos y solos, en los jardines del Palacio Palasgrisial, estaban llegando nuevas informaciones, cada día, sobre el  ingreso de energías azabache, que no eran específicamente del Dios homónimo, sino de otro ser alfil  del mismísimo Dios Azabache.

Lo último que habían descubierto era que la barrera de protección de la dimensión Platino se estaba quebrando y no lograban restablecerla.

Beltor lo escucha con atención, pero no se sorprendía pues su presentimiento  se estaba haciendo realidad y los iba a impactar a todos, desafortunadamente.

No tenían mucho tiempo para crear barreras de energía protectoras y él sabía que en realidad lo que buscaba ese ser azabache era matarlo a él y  a su familia.


Decidió, entonces llevar a Amatista junto con su hermano Eadrom y por supuesto, a la tigresa Agatha, al Templo del Corazón de Donubell, allí estarían seguros y protegidos, además confiaba en la capacidad de su cuñado para defenderse y defender a Amatista, era muy hábil con sus esferas de energía,  las lanzaba a sus enemigos, persiguiéndolos hasta destruirlos, para posteriormente regresar a sus manos intactas, pero con cada batalla que las activaba eran más y más fuertes.

Beltor, Enadiel y Kakosen con su armadura plateada que lo cubría totalmente, para que el ejército Azabache, no se dieran cuenta que era él realmente,  se dirigieron a las zonas donde se estaban produciendo las grietas en las barreras de protección, pues sabía que seguramente por allí ingresaría ese Ser junto con sus ejércitos.

No pasó mucho tiempo, para que comenzara a ingresar una neblina negra y verde a través de las grietas, finalmente pasa, ese Ser, que se les queda parado ante ellos en silencio, pero haciendo alarde de su poder destructor, clava su espada en la barrera protectora, destruyéndola  de manera instantánea.



Una nube de humo negro, gris y verde los envuelve a todos y nadie sabía exactamente donde estaba cada quién, caminaban totalmente desorientados, cayendo en abismos o asesinados en manos del ejército Azabache, ante tanto horror Beltor comienza a gritar a este ser preguntándole quién era y que buscaba.

Se presenta ante él como Mansklingorm Jefe Supremo del Ejército  Azabache y mano derecha del Dios Azabache.

Le informa que destruirá toda la Dimensión Platino si él no se entrega y regresa ante el Dios Azabache,  la respuesta de Beltor es negativa, así se inicia una batalla entre ambos, cada uno despliega sus poderes, al máximo, Beltor el Dragón y sus estrellas de fuego, Mansklingorm el poder ilimitado de su espada y las serpientes que se transformaban en cadenas para ahogar a sus contrincantes.


Explosiones, nubes de humo verde y negro envolvían el aire, en suelo la sangre de ambos se esparcía por doquier, hasta que en un momento Beltor logra juntar varias estrellas de fuego hasta crear un rayo de proporciones gigantescas que se lo entrega a su Dragón y este se lo clava  en la frente de Mansklingorm, pero este último, casi de manera simultánea le arroja un disco verde que se le clava en el pecho de Beltor, desapareciendo en él.

Beltor, cae al suelo por el dolor, perdiendo el conocimiento, cuando logra despertar, lo ve a Enadiel que intentaba reanimarlo, pero Beltor no lo reconoce y lo retira con brusquedad, mira a su alrededor y no entiende dónde estaba y quienes eran los que lo rodeaban y por qué lloraban.

Mansklingorm, llama a Beltor, este incorpora rápidamente lo mira, pero ya no era el Beltor de siempre, se había transformado, su cabello era de color verde y las serpientes que le había lanzado   Mansklingorm se habían transformado en cadenas para quitarle toda posibilidad de movimiento, en su pecho latía una luz verde.

Finalmente, Beltor, se retiró junto con el Ejercito Azabache, en silencio.


Con estupor y gran dolor todos observaron como el Gran Guerrero de todas las dimensiones se había retirado a la dimensión Azabache.

Enadiel y Kakosen sin perder tiempo organizaron a los ejércitos para defender la Dimensión Platino y rescatar a Beltor.

Mientras en el Planeta Donubell, Amatista, se sentía confundida y por momentos muy angustiada. Sentía que algo muy grave estaba pasando con Beltor y la incertidumbre la ponía más nerviosa, quería regresar junto con su hermano a la Dimensión Platino, pero por suerte se presentó ante ella Enadiel, conversaron sobre lo sucedido, que habían decidido partir a rescatar a Beltor, pero ella debía tranquilizarse y quedarse allí, por su seguridad y la del bebe, además se debía respetar la voluntad de Beltor que era que ella debía permanecer en el Templo del Corazón de Donubell.

Amatista acepto quedarse, pero presentía que la situación era muy grave y corrían peligros todos, estuvieran donde estuvieran, el peligro los asechaba.

Finalmente, aceptó que se quedaría por un tiempo más, en el templo, hasta que ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.

Pasaban las lunas y Amatista, no recibía noticias alentadoras, sabiendo que no podía irse del lugar donde estaba viviendo, decidió, conectarse con Beltor desde su corazón, en meditación, al corazón de Beltor.

Sucedió lo que menos esperaba…


Vio una serpiente verde que le aprisionaba el corazón a Beltor, cuando ella intentó acercarse para matarla, tuvo que retirarse hacia atrás, pues no solo la atacó, le envió serpientes que intentaban meterse en el corazón de ella, logro repelerlas con su escudo de luz y las flechas platino, pero la serpiente era muy fuerte y poderosa, entonces decidió retirarse por su bien y  del bebe.

Noche tras noche, Amatista, no dormía pensando cómo sacarle esa serpiente a Beltor, caminaba solitaria y pensativa, a unos pocos pasos de ella, su hermano Eadrom la seguía para cuidarla.

Un día ambos caminando por los jardines muy preocupados, se sentaron en el borde de una fuente de aguas cristalinas y serenas cuando de pronto vieron una luz muy fuerte que descendía en los jardines, dejó a paso una estela de Luz, era un Ser…



De largo cabello plateado, de ropas negras y poseía dos pares de alas que las recogió entre sus ropas.

Elevo su mirada al cielo y agradeció ese sagrado instante de estar frente a sus…Amados Hijos Amatista y Eadrom, les hablo…

“Amados hijos, me presento antes ustedes porque sentí el desesperado llamado de sus corazones, yo soy  Koyabey, su padre, soy un Guerrero del Tiempo defendí las fronteras de la Dimensión Arcoiris y Platino, fui esposo de vuestra madre, pero ella me traicionó con mis propios enemigos de la Dimensión Azabache, cuando la descubrí, antes que matarme prefirió encerrarme hasta el final de mis días en una caverna más oscura del Planeta Jubar, cuando Beltor combatió contra Raicer y destruyó el Palacio, él no sabía que había abierto un portal de luz por el cual logré escapar y ser nuevamente libre, hoy me presento ante ustedes para rescatar a Beltor, porque a él le debo mi liberación y el reencuentro con mis hijos” 


Ante esta información Amatista y Eadrom  abrazaron a su padre, llorando de alegría por este reencuentro tan importante para todos y en especial para Beltor que debía liberarse para liberar a todas las dimensiones de tanto horror y oscuridad.

Koyabey, rápidamente les propuso una solución para el rescate de Beltor, le pidió a Eadrom que lo acompañara al Planeta Jubar, pues en el Palacio aún estaba su espada sagrada de Luz, que le serviría para enfrentar a las huestes Azabache y quitarle la serpiente del corazón a Beltor.

Eadrom, aceptó emocionado, de acompañar a su padre, le pidió a su hermana que permaneciera en el Templo, por su seguridad y la del bebe, pues faltaba poco para el nacimiento.

Ante esta situación tan urgente, el padre convocó a dos Hadas que se especializaban en cuidar a las futuras parturientas y a sus bebes, se llamaban Grisel y Greta, ambas se presentaron al instante y acomodaron el Templo para Amatista y el futuro bebe, para que estuvieran muy cómodos.

 Ya más tranquilos al ver que Amatista se encontraba conforme con sus nuevas acompañantes, Koyabey y Eadrom, partieron rumbo al planeta Jubar.


Llegaron al Palacio de Raicer o mejor dicho a lo que había quedado en pie y sin saber a ciencia cierta por dónde comenzar a buscar el salón de la espada sagrada de Koyabey, con ella lograba crear códigos sagrados que los incluía en figuras muy poderosas y las teledirigía con su pensamiento hacia el objetivo, que él determinaba, su poder era único en todas las dimensiones y solo él sabía cuáles eran los códigos exactos para cada objetivo.

Mientras buscaban en el salón, muchos recuerdos dolorosos les llegaron a ambos mientras recorrían el lugar, ambos estuvieron presos por la ambición desmedida de un ser que ejerciendo el poder que le fue delegado por herencia y por el consentimiento de sus súbditos, se dedicó  a construir su dominio a través del miedo, la crueldad, la soberbia y la ambición sin límites, pero ya no había tiempo para lamentos porque lo importante era el presente, conservar lo que había quedado de ellos y seguir construyendo la paz a través de una justicia equilibrada por el respeto a la vida.

Después de varias lunas y de largas caminatas, lograron divisar lo que había sido la entrada del salón principal, la escalera caracol que llevaba directo a la  espada, tenía los escalones rotos, con mucho cuidado, ascendieron  hasta el salón principal que guardaba la espada.

Allí estaba… en perfecto estado, esperando a su legítimo dueño.


Koyabey se acercó a ella, emocionado, la tomó con sus manos mucho cuidado y al hacerlo  la espada de códigos de luz, se tornó más luminosa y él se transformó, logró completarse, con la energía de ella, para regresar a Ser lo que fue siempre, un Guerrero multidimensional, defensor de las fronteras de los Universos y más allá de ellos.





Capítulo 9

La batalla de las transformaciones.


Del caos nace la luz y aunque nos cueste aceptarlo, los grandes cambios en todos los planos de la existencia, siempre se inician a partir del caos.

El caos es confusión de energías, es antagonismos de fuerzas, es lucha, empuje y resistencia, hasta que finalmente llega un estado de equilibrio de las energías que  se desplegaron como fuerzas antagónicas, así funciona la evolución, como una búsqueda permanente del equilibrio entre las energías opuestas.

Esto no significa que se debe crear el caos, para lograr obtener triunfos, el caos nace como consecuencia del desequilibrio de las fuerzas energéticas del momento, cuando una fuerza busca prevalecer sobre las otras e intenta imponerse de manera arbitraria, sin tener en cuenta las consecuencias para las otras partes, tanto generales como individuales, entonces… inevitablemente se está generando el caos.

El caos es la transición hacia el inicio del equilibro, cuando uno de los opuestos rechaza que el otro lo domine, se inicia el caos, pero en él no hay ni perdedores ni ganadores, hay una búsqueda casi inconsciente de restablecer el equilibrio que ambas partes perdieron y necesitan recuperar.

Durante la lucha, cada parte implicada saca de su interior sus miserias, los miedos, la ambición personal, el egocentrismo, pero también llega un momento, donde todo aparenta estar perdido y es en ese instante donde se descubre cómo obtener los cambios necesarios para no continuar con el caos que  genera más y más conflicto, sin llegar a una solución.

En el momento donde la oscuridad más profunda se intensifica y ya parece que no quedan posibilidades de un cambio, llega inevitablemente el inicio de una transformación, pues nada en el Universo es rígido y definitivo, todo se transforma, cambia y fluye en busca del equilibrio.

Con el equilibrio final, si las partes implicadas comprendieron el valor Sagrado del caos dentro de la Evolución de la Vida, se habrán transformado, y ya nada será igual, como lo era antes del caos.




El rayo que envío Beltor a través de su dragón se clavó en la frente de Mansklingorm, pero fue sacado al instante por un ser nunca visto por nadie antes, de ropas oscuras, rostro tapado por una capucha, sus manos huesudas y blancas, actuó con tanta rapidez, que le salvó la vida a Mansklingorm y le dijo… “Aún no ha llegado tu hora”…



Gira la cabeza y le dice a Beltor… “Hermano por qué nos das tanto trabajo, tú perteneces a este lugar, eres mi hermano por parte de nuestro padre en común, el Dios Azabache.” Beltor, aturdido, encadenado y con un fuerte dolor en el pecho que casi no lo dejaba respirar, le pregunta quién era, a lo que responde, “Soy tu hermano mayor, Medelurgrim, me llevo las almas a mi territorio silencioso, frío y solitario, cuando les llega el final de sus vidas, la muerte definitiva y eterna, las enfrento con sus propios miedos, errores y 107 torturas, hoy, no falta mucho tiempo más para que te lleve a mi territorio, del cual jamás podrás salir”. Beltor, los sigue, sin saber adónde se dirigía y quién era él realmente, había perdido parte de sus recuerdos. Caminaba por un acantilado, para llegar a un laberinto de caminos cubiertos por bruma gris, animales salvajes gigantes y plantas con púas, imposible escapar por esos territorios.


El camino se fue estrechando hasta desembocar en un arroyo pantanoso, se metieron en el caminando lentamente para no caerse. Beltor, sujetado por las cadenas si se caía no podía levantarse por sí mismo, cuando eso le sucedía era arrastrado como si fuera un ser moribundo, sus pasos debían ser precisos y cautelosos, de pronto comenzó a ver 108 dibujos en el agua turbia, eran hologramas, nadie más que él los veía, cuando los pisaba desaparecían bajo sus pies.


Con cada holograma, las cadenas las sentía más livianas, de pronto, vio a los lejos un Ser que no conocía, pero le atraía algo en él… Sólo Beltor lograba ver a este Ser luminoso y oscuro a la vez.


Con su espada que parecía de cristal de destellos azulinos y plateados dibujaba códigos, que los reducía a figuras, una de ellas fue una rosa que la dirigió directamente a Beltor desapareció cuando rozó su frente y el perfume fue directo a su corazón, Comenzaron a fluir en su mente los recuerdos de Ferfarvet cómo ella lograba calmarlo con su aroma.

Continuaron llegando a la mente de Beltor las imágenes de rostros, algunos conocidos, otros no tanto, hasta que llego a él el Amor de Amatista, su voz, sus flechas, el torneo y finalmente el embarazo. Fue en ese instante, cuando Beltor vio a la serpiente que se enredaba en su corazón, hasta que él mismo logro darse un golpe de puño en su pecho, dirigiendo las estrellas de fuego directamente a su corazón, allí fueron fulminantes con la serpiente y la desintegraron, en una profunda respiración exhaló las cenizas, se liberó de las cadenas y recobró su antiguo estado de fuerza, pero fue por más y aunque sus oponentes intentaban detener la transformación, Beltor se elevó a gran velocidad… Demostrando a todos, que a él nadie podía esclavizarlo ni las huestes del mismísimo Dios Azabache...


De esta manera en su máxima plenitud, logro ir por Mansklingorm, nadie podía frenar a Beltor, su energía era tan poderosa, que los desintegraba al instante. Lo tomó del cuello a Mansklingorm y comenzó a pegarle golpes de puños, patadas, le lanzaba estrellas de fuego hasta que finalmente el brazo de Beltor se transformó en el Dragón Gliocasgíd, fue directo a la cabeza de su oponente y se la partió en dos, cayendo muerto al vacío de un precipicio.


El ejército azabache comenzó a reagruparse para atacarlo, pero en ese instante salieron del bosque el ejército Platino al mando de Enadiel, Kakosen, Eadrom, Koyabey y el general Tornado, que con la fuerza de su espada que creaba cataclismos de vientos huracanados.


 Fue una larga batalla, donde Luz y sombra se mezclaban y se perdían en las penumbras, hasta que cuando parecía que el ejército Platino había ganado… aparece el Dios Azabache…


Desde lo alto de una colina, lo observa a Beltor y con una risa irónica, le dice a Medelurgrim, que pronto se llevaría a sus territorios a Beltor, pero antes él gozaría derrotando y matando a su propio hijo. Medelurgrim, llegó hasta Beltor para pedirle que la acompañara y que desistiera de pelear con su padre, a lo cual Beltor le respondió… “No sólo derrocaré a mi padre, sino que lograrás que me enfrente a ti si te interpones entre ambos.”


 Medelurgrim, sacó entre sus ropas un hacha muy poderosa, que con solo elevarla y apuntar a su oponente, salían de ellas miles de hachas que rodeaban cortando y desgarrando al adversario, la muerte era segura, nadie se salvaba de su crueldad. Sí fue que apuntó el hacha hacia Beltor y a gran velocidad, se dispararon miles de hachas que se dirigieron a la cabeza y brazos de Beltor, pero logró cubrirse con una esfera de luz plateada, que salía de todo su cuerpo y lo cubría totalmente.

Se su ubicó en el centro de la esfera y desde allí comenzó irradiar energía dorada y plateada hasta transformase él mismo en una esfera gigante que la dirigió directamente hacia Medelurgrim, las hachas que enviaba se derretían al contacto con la energía de Beltor, finalmente cuando llegó a ubicarse frente al que era su hermano, el dragón Gliocasgíd, ya no era más negro, se había transformado junto a Beltor en un Dragón de proporciones gigantescas de color blanco, de escamas que parecías púas de hielo y cristal.


Gliocasgíd, se dirigió al pecho de Medelurgrim, lo atravesó arrancándole el corazón, que lo arrojó al cráter de un volcán humeante, Medelurgrim cayó muerto en el pantano, en su caída la capa que le cubría el cuerpo parecían unas alas negras que flotaban en el aire, la capucha que le cubría el rostro dejó ver una parte del mismo de color blanco, cetrino, de ojos hundidos, de ellos, brotaban lágrimas. Beltor se acercó, a Medelurgrim, cuando llegó su cuerpo al pantano, lo sacó de allí y lo llevó a un sitio apartado, donde nadie los veía, corrió la capucha que cubría casi la totalidad de su cabeza y para su sorpresa vio que se trataba de un rostro femenino, giraró la cabeza hacia él, lo mira y antes de exhalar su último aliento, le dice… “Solo intentaba protegerte de la crueldad sin límites de nuestro padre, si mueres tu final será una catástrofe tanto para ti como para todas las dimensiones”. Beltor, al sentir que sus palabras eran sinceras, le otorga el don de la Vida Eterna, regresándola a la vida, pero con un  corazón muy distinto, era de cristal violeta, Medelurgrim, se transforma en una bella Diosa.


Beltor, al verla transformada, le dice… “Ya no serás la que se lleve las almas a los territorios oscuros de la Dimensión Azabache, serás desde este mismo instante la Diosa, de la Transición entre la vida y la muerte, la guía de todas las almas para que sanen y evolucionen, tu nombre será Overgang. Mientras esto sucedía, un poco más lejos de Beltor y Overgang, la batalla continuaba entre los ejércitos Platino y Azabache, entre gritos, sangre, espadas y muertos por doquier… 
El General Tornado, se elevó, con su espada y la dirigió hacia el núcleo más poderoso de guerreros Azabache, comenzó a girarla en círculos cada vez más amplios, generando un tornado que arrasó con la tercer parte de los oponentes. Para este momento Beltor ya se había incorporado a la batalla generando estrellas de energía que junto con los tornados, quemaban todo a su paso… Solo la muerte era lo que quedaba para el ejército Azabache… 
Finalmente el Dios Azabache quedó solo, frente a Beltor...



Capítulo 10
 Del caos al equilibrio.


En el caos las energías luchan desde lugares opuestos, buscan ocupar el lugar del otro, desplazarlo, aniquilarlo, mueren en el agotamiento de sus propios egos entronizados, hasta que llega un instante, que comprenden que no hay ni ganadores ni perdedores, todas las partes perdieron y ganaron de alguna manera.

¿Cuándo termina esa lucha?

¿En qué momento llega el equilibrio de las energías que dan paso a la paz?

En el instante sagrado donde la sabiduría, prevalece por sobre la astucia del ego.

Los actos sabios son aquellos que establecen prioridades desde la nobleza del corazón, si bien la razón continúa activa, aprende a subordinarse al Corazón.

Los actos sabios conocen del avance y del retroceso necesario para avanzar con mayor firmeza y respeto en la corriente de la vida plena.

El Dios Azabache se ubica frente a su hijo Beltor, ambos sabían que era la batalla que marcaría el final, solo cuando uno de ellos muriera.

El Dios Azabache se consideraba el único ganador, pues era el más poderoso de todos los multiuniversos, nadie más que él sería el dueño de la Dimensión Platino, Arcoiris, Amrylif, además de su propia creación Azabache,  él se sentía ganador antes de serlo.


Beltor sentía que su padre veía su poder solo a través del odio y la fuerza maligna, no veía en él ni un átomo de Luz, solo oscuridad, mientras que él debía defender la Vida de todas las dimensiones y lo haría desde la fuerza del amor y aunque fuera su padre, debía matarlo si era necesario y hasta entregaría su propia vida a cambio de la vida y la paz de todas las dimensiones afectadas.

Beltor nunca buscaba soluciones pensadas desde él, siempre evaluaba desde su amor a la Vida.

Todos los allí presentes, que lo conocían, sabían del sacrificio sin límites de Beltor y eran conscientes que esa podía ser su última gran batalla.

Entre ambos un abismo, que los separaba… el suelo se abría por la energía de ambos y de las grietas salían llamaradas, humo y lava, era como si el lugar se preparaba para explotar.

Beltor vio como el Dios Azabache se transformaba en una bestia de grandes dimensiones…


No sentía miedo, convocó a la energía más pura y valiosa desde su corazón…  Los universos lo escucharon, también los distintos planos de las dimensiones conectadas a él, llegaron al unísono esferas de energía, estrellas y rayos de luz que se incorporaron a su cuerpo…

Se transformó en un Ser Plateado de grandes dimensiones, con un corazón de fuego dorado.



Ambos, Beltor y el Dios Azabache, transformados en su máximo poder, comenzaron a pelar, cada golpe hacía vibrar el suelo y la atmósfera, Beltor recibía golpes que lo derribaban, cayendo al suelo y volviendo a incorporarse, su dragón, comenzó a despertar su ira máxima de hielo y platino…

La energía de los golpes que Beltor le propinaba al Dios Azabache, este último, la absorbía, debilitando  la energía de Beltor, pero haciéndose con cada golpe más fuerte, el Dios Azabache.

Todo parecía que la batalla la ganaba el Dios Azabache hasta que el Dragón Dubach se abalanzó hacia el Dios Azabache y le arrancó los ojos  con un latigazo de su cola de hielo y cristal, parecía que iba a caer por el abismo, por haber quedado ciego y sin equilibrio,  pero logró elevarse y desde lo alto tiraba esferas de fuego hacia Beltor.


Beltor comenzó a esquivar las esferas  mientras se elevaba también él, en las alturas creó una estrella de energía que la hizo girar a gran velocidad, dirigiéndola al Dios Azabache, rozó su brazo izquierdo, cortándoselo.

Beltor solo le quedaba un recurso… transformarse él mismo en una estrella, su dragón se incorporó a su cuerpo y todas las estrellas, rayos, energía que convocaba se fueron incorporando a él…

Como una esfera de Luz gigantesca y al grito… “Por la Paz”, se dirigió en su máxima velocidad a destruir lo quedaba del Dios Azabache, en el choque final… Vientos huracanados, lava, truenos y rayos salían del suelo y del aire… Una explosión de grandes dimensiones, originó en remolino de energía en el cosmos.


Cuando se disipó tanto caos, el Dios Azabache estaba muerto y Beltor caído inconsciente al borde de una grieta por la cual salía humo, fuego y también luz…

La grieta se fue abriendo cada vez más, para dejar paso desde las mismas entrañas de la Dimensión Azabache al Cristal de la Vida Eterna, que ante tal magnitud del golpe final logró abrirse paso y salir…

Ya liberada, fue directamente al Beltor y se absorbió en su pecho, llegando al corazón, donde se integró a el, dejando paso a la Vida eterna para Beltor.


 Aturdido y rodeado de todos sus amigos y compañeros de batallas, comenzó a tratar de incorporarse para ayudar a retirar sus ejércitos de la dimensión Azabache, que se estaba desintegrándose y desaparecía en un espacie de embudo cósmico que absorbía toda la energía oscura, junto con sus ejércitos y los restos de lo que quedaba del Dios Azabache muerto.


De pronto comenzaron a ver que entre las fumarolas que salían de las grietas del suelo, se asomaban seres que no eran pertenecientes de la Dimensión Azabache, eran los esclavos, los prisioneros y los seres de luz, que se liberaban de milenios de oscuridad, entre la multitud Kakosen, pudo distinguir a una mujer que llevaba en sus brazos a una niña y la acompañaba un niño, era su familia, Norika, Torden y Clarisa, estaban escoltados por su duplicado Kakosen Dublachd, que se acercó hasta él para entregarle su familia sana y salva.

Posteriormente, Dublachd, se arrodilló ante Beltor como muestra de lealtad a su verdadero Dios y comenzó a desintegrarse, cada partícula regresó al verdadero Kakosen.

Comenzaron a llegar naves de todas las galaxias, universos y planetas para llevarse a los seres que se liberaban de tantos milenios de opresión, todos se reencontraban con sus seres queridos y volvían a sus lugares de origen.


Rápidamente tuvieron que evacuar la Dimensión, pues cada instante que demoraban era más peligroso,  la energía del torbellino absorbía toda la materia, desapareciendo rápidamente todo rastro de la dimensión Azabache y sus habitantes.

Finalmente, partieron todos, cada quien a su lugar de origen, dejando atrás el cierre de una de las etapas  más máxima oscuras conocida por todos los afectados.

Ahora quedaba  por delante la sanación de las heridas, la reconstrucción y la reflexión…

Beltor se dirigió a la Dimensión Platino, pues el Dios Grisial, quería conversar con él.

Fue así que organizó  una reunión a solas, en el Palacio Palasgrisial, allí ambos mantuvieron una larga conversación donde Beltor recibió felicitaciones y una cena especial de bienvenida y agradecimiento, pero lo más importante fue que le anunció a Beltor, que debía regresar a la Dimensión Arcoiris porque la Rosa Ferfarvet, lo llamaba con urgencia.

Beltor, acudió al Lago de la Vida Eterna, una vez allí, infinidad de recuerdos lo invadieron y el perfume de la Rosa lo transportó hacia ella, caminó sobre el lago, sin que sus pies se hundieran en el agua cristalina, que fluía suavemente como las caricias de una madre a su bebé.

Al detenerse frente a ella, la rosa comenzó a crecer y abrir sus pétalos, de ella salió una bellísima mujer muy joven, que le sonreía dulcemente…

Con el transcurso del tiempo, logró salir de adentro de la rosa, lo tomó de la mano y lo llevó a la orilla del lago.

Lo abrazó como una madre lo hace con su hijo tan amado, en sus manos creo una esfera de luz y dentro de ella se sucedían imágenes…


“Amado hijo Beltor, ha llegado el momento para que conozcas la otra parte de tu origen, observa la esfera…

Yo soy la Diosa Arcoiris, Ellen esposa del Dios Grisial, mi hermano es el Dios Duwefys, tú eres mi amado hijo, pero tu padre no es el Dios Grisial.

Hace mucho tiempo atrás el Dios Azabache, atacó la Dimensión Platino, en la guerra, fui secuestrada y violada por el Dios Azabache, el Dios Grisial logró liberarme y desalojar al Dios Azabache de la Dimensión Platino, pero, para mantener la paz de las Dimensiones, el Dios Grisial y yo debíamos estar separados, me refugié muy lejos allí, esperé tu nacimiento, cuando naciste…


 Busqué un cristal muy resistente, allí te introduje para enviarte a la Dimensión Platino en donde el Dios Grisial, te enviaría a la Dimensión Arcoiris ante mi hermano, mientras tanto, yo salí de mi refugio y me escondí en la Rosa del Lago de la Vida Eterna, de esta forma logre sobrevivir y cuidarte desde un lugar que solo el Dios Grisial yo sabíamos, para que todo se mantuviera en paz, aunque estuviera separada de mi esposo, su energía me mantenía viva la esperanza que un día podría ser libre y ver en persona a mi amado hijo, Beltor.”

Beltor no podía dejar de llorar, se le mezclaba la alegría y el dolor por el sufrimiento de su madre y del Dios Grisial.

La Diosa Ellen, lo abrazó, calmándolo…

“Hijo ahora todos somos libres gracias a ti, mereces ser feliz y disfrutar tu verdadera libertad y yo recuperar mi matrimonio y a mi hermano que no estaba informado que yo vivía dentro de la Rosa Ferfarvet, culpándolo al Dios Grisial de mi desaparición, pero en realidad mantuvimos el secreto por la seguridad de ambas Dimensiones.

Ya es tiempo que regreses a tu Dimensión, Amatista está pronta a dar a luz y seremos una gran familia.


Beltor, se arrodilló ante su madre, besó su frente, agradeciéndole todo el sacrificio que había realizado por la paz y la integridad de las dimensiones y por protegerlo de la muerte.

Muy emocionado, se dirigió hacia la Dimensión Amrylif, a su Palacio en el Templo del Corazón de Donubell.

Allí, en la habitación principal, desde la cuna con carita de asombro, ojos cristalinos y de cabellos oscuros y platinados… lo esperaba, su hijo.


Todo origen… evoluciona.

Del caos, nacen los cambios y en cada cambio se suceden nuevos orígenes para la futura evolución.

Con Amor, Ashamel Lemagsa.

19/03/2024

Índice de personajes y lugares.

 

Capítulo: 1

Dragón Gliocasgíd: Representante y mensajero de la Dimensión Platino.

Dimensión Platino: Ubicada en el Plano vigésimo uno del Universo Plateado.

Rosa Ferfarvet: Su néctar otorgaba a la vida de la Dimensión Arcoiris crecimiento, paz y sabiduría. Representante del Dios Grisial.

Dimensión Arcoiris: Ubicada en el vigésimo Plano del Universo Multicolor.

Lago de la Vida Eterna: Dominio de la Rosa Ferfarvet.

Saoigich: Guardián principal y guerrero Superior del Dios Duwefys. Padre de corazón de Beltor.

Dios Duwefys: Dios de la Dimensión Arcoiris.

Dios Grisial: Dios de la Dimensión Platino.

Foskia: Luz platina y sombra azabache.

Beltor: Guerrero Foskia, (Luz y sombra)

 

Capítulo: 2

 

Enadiel: Valiente guerrero del ejército Arcoiris. Amigo de Beltor.

Tierras Finales: Sector final de la Dimensión Arcoiris, sin luz.

Dragón Dubach: habitaba en Beltor desde su origen azabache, quedó fijo en un tatuaje, que cobraba vida a través de la ira de Beltor.

Dios Azabache: Padre de Beltor, creador de la Dimensión Azabache.

 

Capítulo: 3

 

Palasgrisial: Palacio y residencia del Dios Grisial.

Monte Platinwm: Monte donde se construyó el Palasgrisial.

Dimensión de los Lamentos: sector donde vivían los seres sin esperanza. Evolucionó a la Escuela Cósmica para superar los lamentos.

Montañas de las Brumas eternas: Sector donde Beltor construyó su santuario.

Monte Klarc: lugar donde Beltor construyó su Santuario.

 

Capítulo: 4

Amatista: Guerrera del Planeta Jubar, capitana general del ejército de la frontera sudoeste. Hija de la Reina Raicer.

Planeta Jubar: Planeta ubicado en el sudoeste de la Dimensión Platino.

Agatha: Tigresa blanca, mascota de Amatista.

Raicer: Reina de Jubar y madre de Amatista.

Palacio de Caerulem: residencia de la Reina Raicer y su familia.

Zorugo: mensajero de confianza de la Reina Raicer.

Eolais Cran: Árbol de la Vida.

Ferfer: Duende de los nuevos proyectos.

 

Capítulo: 5

Kakosen: Alfil del Dios Azabache.

Planeta Kosen: Origen de los guerreros Kosen.

Norika: esposa del guerrero Kakosen.

Torden: hijo de Kakosen y Norika.

Clarisa: hija de corazón de Kakosen.

Kakosen Dublachd: duplicado de Kakosen.

Cristal de la Vida Suprema: cristal que otorga el poder de la Creación.

 

Capítulo: 6

Pantano de los deseos: lugar donde los deseos se cumplen sólo por voluntad del Dios Azabache.

539 Eadrom: hijo de Raicer, hermano de Amatista.

 

Capítulo: 7

Dimensión Amrylif: Dimensión creada por Beltor, ubicada entre la Dimensión Platino y la Dimensión Arcoiris.

Planeta Donubell: (Regalo de Beltor) Planeta creado por Beltor.

Donubellinos: habitantes del Planeta Donubell.

Reinos de Donubell: conducidos por los Dioses:

Reino mineral: Dios Roca.

Reino aire: Dios viento.

Reino vegetal: Diosa Cerci.

Reino animal: Dios Búho.

Kilan: la sombra del ego individual.

Cordón de Asteroides: berrera protectora contra las invasiones peligrosas.

Ámbar: Estrella de Donubell, fuente de energía del Planeta, habitada por los dragones de fuego.

Música de Ambarbell: sonido que se generaba entre la órbita del Planeta Donubell y el Sol Ámbar.

Templo del Corazón de Donubell: Templo de meditación y armonización del Planeta Donubell. Creado por Beltor.

 

Capítulo: 8

Mansklingorm: Jefe Supremo del Ejército azabache y mano derecha del Dios Azabache.

Koyabey: padre de Amatista y Eadrom, ex esposo de Raicer. Guerrero del tiempo multidimensional.

Greta y Grisel: hadas cuidadoras de Amatista.

 

Capítulo: 9

Medelurgrim: hermano mayor de Beltor, hijo del Dios Azabache. Conductora de las almas fallecidas a las tinieblas Azabache.

General Tornado: miembro del ejército Platino, generaba con su espada tornados y cataclismos atmosféricos.

Overgang: nueva Diosa de la transición entre la vida y la muerte, transformación de Medelurgrim.

 

Capítulo: 10

Kakosen Dublachd: muere desintegrado.

Diosa Ellen: esposa del Dios Grisial, hermana del Dios Duwefys y madre de Beltor.

 



Imágenes: extraídas de internet.



 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario