La alimentación
consciente, o minfulness de la alimentación, tiene como objetivo que nos
relacionemos de manera equilibrada con la comida.
Sin duda todos
hemos experimentado lo contrario, que es una alimentación inconsciente: comer
de modo automático, comiendo sin preguntarnos si tenemos o no hambre, sin
disfrutar el momento, sin pensar en lo que estamos comiendo.
Se
trata de adoptar unos enfoques de atención que te enseñan a relacionarte con la
comida y contigo mismo, de un modo diferente. Sin hacer ningún tipo de dieta,
consiste en ser consciente tanto de tus sensaciones físicas (hambre o saciedad)
, de los mensajes de tu mente, y de tus emociones, para ser libre de elegir
cuándo empezar y cuándo terminar de comer.
Con
la alimentación consciente encontramos en nosotros mismos la respuesta a la
pregunta de cuánto y qué debemos comer.
Según Buda tanto
demasiado alimento como demasiado poco son perjudiciales para la salud y el
bienestar. La comprensión de las necesidades únicas de tu cuerpo son esenciales
para una vida sana y feliz.
La herramienta
principal para ayudar a las personas a ser conscientes de lo que comen (algo
que supone el 90% del trabajo) es la meditación .Cuando estamos llenos de
consciencia y presencia entonces sí nos llenamos y podemos sentir
satisfacción.
Vamos a aprovechar
la comida como una puerta que tiene el potencial de despertarnos a una verdad
más profunda sobre la vida. Y tenemos 5 oportunidades diarias al menos.
Recuerda que no se
trata de presionar un botón para activar la alimentación consciente y, así,
cumplirla a la perfección. Es algo que requiere constancia y entrenamiento
LOS
7 PASOS PARA ALCANZAR UNA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE
¿Cuáles serían los
pilares fundamentales?
1.
Come sólo cuando tengas hambre. Cada vez que vayas
a comer, pregúntate para qué. ¿Qué parte de ti tiene hambre?(Después
practicaremos este punto)
Si abres la nevera
y te quedas mirando para ver qué te apetece comer es que no tienes hambre, vas
allí porque te aburres. Si estás en el trabajo y vas a picotear algo no es
porque tengas hambre, es porque quieres descansar. Si tomas un helado porque
estás enfadado no tienes hambre, probablemente tienes ansiedad.
¿Quién
es el que está hambriento? ¿Qué partes de mí son las que tienen hambre?
2.
Comer más despacio, llevar la atención a la masticación.
Ser conscientes de
que nuestra satisfacción al comer procede del masticar. Es por esa razón que
nos gustan los alimentos crujientes. Si estamos hablando, leyendo o contestando
un whapsap mientras comemos nuestra hambre bucal no se sacia porque no hemos
estado atentos. Sólo
invitando a nuestra mente a la boca nos saciaremos.
Si masticamos bien
aparecen sabores secundarios que al comer rápido no percibimos
Masticar
despacio es igual a mayor satisfacción. Las
señales de saciedad y satisfacción se activan a los 20 minutos de comenzar a
comer, por lo tanto si comemos rápido habremos comido demasiada comida y
nuestro estómago se resentirá
3.
Come como si fueras un catador de vinos, oliendo, saboreando cada bocado.
Huele, disfruta de
los aromas, toma un bocado y dale vueltas en la boca. Detecta todos los
ingredientes y especias. Mastica lentamente hasta tragar, observa cuánto dura
el sabor en tu boca. Toma agua para limpiar el paladar antes de dar el
siguiente trago.
Observa
cómo “solo sabe el primer trozo”, pero puedes lograr que cada bocado sea igual
que el primero si estás atento
Fíjate cuando has
dejado de notar el sabor: es momento de volver a invitar a la mente a tu boca,
de estar presente, comenzando de nuevo a ser un catador de comida
4. Come sin distracciones: Si te conectas a
la tele, al ordenador o al móvil te desconectas de ti. Tu
mente no está en la boca, y así no hay satisfacción ni saciedad.
5. No te prohíbas ningún alimento. Atrévete
a comer de todo, el problema no es lo que comes sino la cantidad que comes o desde
dónde lo comes. Si tienes alimentos prohibidos aumenta la tentación de
ingerirlos., tenemos hambre “mental”. Si no los hay no hay nada que
transgredir.
6.
Come la cantidad adecuada o suficiente:
Aunque varía según
las circunstancias, en general sería estar lleno 2 tercios.
Cuando nos
sintamos llenos en un 80% podemos beber agua, tomar dos bocados más y dejar de
comer
Para ello durante
3 momentos de la comida he de preguntarme ¿tengo más hambre?: Nos han enseñado
a comérnoslo todo, sin dejar nada en el plato.
7. Experimenta la mirada blanda y la gratitud mientras
comes.
Mirada
blanda: Observa lo que te pasa, los mensajes de tu mente,
las veces que comes distraído e inconsciente con benevolencia hacia ti. El
juicio, el perfeccionismo y la crítica interior ayuda a que abandonemos este
enfoque.
La
gratitud nos llena el corazón, que suele ser quién más nos pide comer.
La
gratitud se experimenta alser consciente de todos los seres
que han hecho posible que esos alimentos estén allí presentes: plantas, animales,
personas…
Según las
enseñanzas del Zen, cada vez que comemos ingerimos la energía vital de
incontables seres. La comida de nuestro plato es producto del sol, la tierra,
la lluvia, los insectos que polinizaron las plantas, y de muchas personas, como
los labradores, trasportistas, tenderos…Esa energía del alimento, producto de
tantos seres, recorre nuestro cuerpo, llega a todas nuestras cálulas. Y ese
milagro ocurre cada día
Trucos
para llevar la alimentación consciente a tu vida cotidiana:
1. Meditación del
tenedor vacio: Soltar el
tenedor entre bocado y bocado. Esperar hasta
que no quede más comida en la boca antes de volver a coger el tenedor.
Puedes practicarlo
durante 5 minutos o durante uno de los platos.
2. Hoy permanece presente al menos los 3 primeros
bocados y/o los 3 primeros sorbos al empezar a comer o
beber
3.
Antes de comer para unos segundos y evalúa
tu hambre estomacal, valorándola de 0 a 10, donde 0 es nada de hambre
y 10 es desnutrido. Cuando en tu plato quede la mitad de la comida evalúa de
nuevo tu hambre.
Y repite esa
valoración al terminar de comer el plato. El objetivo es ejercitar la atención,
conectar con las señales que habitualmente no percibimos.
4. Hacer una pausa
antes de comenzar a comer y observar cada alimento del plato, comiendo con la
vista:fíjate en los
colores, formas, texturas…
Inhala los aromas.
Siente cómo te alimentas con ese olor.
Y experimenta la
gratitud hacia todos los seres que han hecho posible que esos alimentos estén
allí presentes: plantas, animales, personas…
5. Come como si fueras un catador de vinos,
oliendo, saboreando cada bocado.
Huele, disfruta de
los aromas, toma un bocado y dale vueltas en la boca. Detecta todos los
ingredientes y especias. Mastica lentamente hasta tragar, observa cuánto dura
el sabor en tu boca. Toma agua para limpiar el paladar antes de dar el
siguiente trago.
Observa cómo “solo
sabe el primer trozo”. Fíjate
cuando has dejado de notar el sabor: es momento de volver a invitar a la mente
a tu boca, de estar presente, comenzando de nuevo a ser un catador de comid
6. Mastica un bocado de la comida entre 15 y
30 veces. Enfocar la atención en lo que ocurre en nuestra
boca cuando masticamos de ese modo, notar las diferencias entre comer así y de
modo normal.
7. Puedes probar a beber agua antes de comer
algo, saboreándola, una pausa que te ayuda a distinguir
si tienes hambre verdaderamente y de qué tipo es (o simplemente es sed).
http://hermandadblanca.org
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