Primera parte: Comprender
1. Toda enfermedad
proviene de una falta de amor
Afirmación: «Estamos dispuestos a abrir
nuestro corazón».
¿Por qué existe la enfermedad en el mundo?
Yo creo que está aquí para mostrarnos que estamos arruinando
nuestra vida y nuestro planeta.
Nuestro cuerpo y el mundo físico tienen
una gran necesidad de curación. Se contamina el aire; se envenena a los peces
con productos químicos; muchas zonas se ven despojadas de su
vegetación; aún creamos guerras y nos torturamos mutuamente.
Atiborramos a
nuestro cuerpo de alimentos sintéticos y lo maltratamos con
cigarrillos, alcohol y otras drogas. Todos
estos males son como enfermedades, y por
ello pienso que todo el planeta padece una forma de enfermedad.
No hemos estado atentos a la multitud de
señales que tanto el planeta como nuestro cuerpo nos han estado
enviando. Seguimos adelante sin hacer caso, vertiendo más basura y drogas
en nuestro cuerpo, empujándolo a excesos que sobrepasan toda resistencia.
Así, es natural que tratemos de
forma similar al planeta, maltratándolo
hasta extremos increíbles. Los miembros de Alcohólicos Anónimos saben que
algunas personas necesitan «tocar fondo» antes de ver la luz y hacer
algunos cambios.
Enterémonos de una vez de que cuando
creamos una enfermedad grave ya hemos «tocado fondo», que no
tenemos necesidad de generar algo aún más terrible para escuchar y
cambiar nuestras costumbres tan destructivas y carentes de amor.
La catástrofe es el resultado de nuestra
mala disposición a escuchar las señales de aviso de nuestro cuerpo. Si
no le hacemos caso, poco a poco irá creando un desastre lo suficientemente
grande para forzarnos a mirar lo que estamos haciendo, individual y
colectivamente. Cada experiencia que pasamos nos sirve para aprender. Tenemos
la oportunidad de curarnos a nosotros mismos y curar al planeta. No la
desaprovechemos. El tiempo es ahora.
Para mí la enfermedad es una falta de
amor.
Nos muestra lo increíblemente poco amorosos que podemos
llegar a ser. Fíjate en la forma en que tratamos a los enfermos de sida. Se
los rechaza, se los abandona, se los aísla, e incluso se les niega la
atención sanitaria que tanto necesitan.
A mí me parece que siempre existe una
opción entre el amor y el miedo.
Si elegimos el miedo y el alienante comportamiento que éste
conlleva, nos destruiremos. Lo que suceda
depende de nosotros, el futuro es nuestro. Si escogemos el amor y las
oportunidades que nos ofrece, llegaremos a sanar a todo el planeta.
¿Cuáles son tus opciones día a día? -Van a
contribuir a destruir o asanar el planeta?
Estas opciones son las mismas que nos
hacen amar o dañar a nuestro cuerpo. Creo que, por muchas razones que a
menudo difieren de uno a otro individuo, muchas personas se han dedicado
a maltratar su cuerpo. En ciertos círculos se ha hecho habitual
beber en exceso, tomar drogas de todo
tipo, alimentarse mal, complacerse en
prácticas sexuales dolorosas y abusivas, y en la crueldad mental.
Creo que una de las razones por las cuales
tantos seres humanos consumen alcohol y otras drogas es el
miedo a estar solos. A muchas personas les aterroriza la soledad, porque
las enfrenta con sus propios sentimientos. Hemos aprendido a acallar y
encerrar nuestros sentimientos.
Nos drogamos con fármacos para librarnos
de los dolores corporales, y comemos basura y consumimos cigarrillos,
alcohol y otras drogas para librarnos de los sentimientos.
Cualquiera de estas prácticas, y no
digamos si se dan combinadas, debilita el sistema inmunitario. Es normal
y natural que el cuerpo con un sistema inmunitario debilitado esté
abierto a las enfermedades. Y esto no tiene nada que ver con la moralidad. De
modo que disolvamos los juicios y
la culpa. Disolvamos las prácticas
dañinas, sean cuales fueren. Cuidemos con cariño nuestro cuerpo y nuestras
emociones.
En su mayoría los enfermos almacenan una
gran cantidad de
indignación y rabia inexpresadas hacia su
familia y hacia la sociedad en su conjunto. Puede que estos sentimientos
vayan acompañados de una
sensación de desamparo y desesperanza. No
creen que puedan hacer ningún cambio positivo en su vida. Aún no
conocen el enorme poder de su mente.
Nuestra mente es un instrumento muy
poderoso. Muchas veces se ha dicho que sólo utilizamos un diez por
ciento de nuestro cerebro. ¿Te has preguntado alguna vez para qué está el
noventa por ciento restante? Yo creo que tenemos capacidades latentes que
ni siquiera podemos imaginar
en estos momentos. Algunas personas son
capaces de ver auras, otras son clarividentes, clarioyentes o
canalizadoras, o tienen otras capacidades denominadas «psíquicas». También hemos
oído hablar de los viajes astrales. Si yo pudiera explotar los
grandes recursos de mi propio cerebro, creo que podría viajar de costa a costa
sin utilizar el avión; podría
desmaterializarme en un lugar y volverme a
materializar en otro, si pudiera comprender totalmente mi propio potencial.
Creo que la telepatía y las demás
capacidades psíquicas serán
accesibles a todos cuando tengamos los
conocimientos que nos permitan ponerlas en práctica. Pienso que hay capacidades que escapan con mucho a la imaginación de todos nosotros, y que
tendremos acceso a esas capacidades cuando estemos preparados para
ello.
Ahora tenemos vedado el acceso a ellas
porque no estamos
preparados. Probablemente haríamos un mal
uso de estas capacidades: nos dañaríamos mutuamente y dañaríamos a
la Tierra y al universo entero.
Observemos la forma en que nos tratamos.
Tenemos que dejar atrás el dolor y el sufrimiento. Tenemos que
aprender realmente a amarnos a nosotros mismos y amar a los demás de
forma incondicional.
El amor incondicional
Todos los grandes maestros del pasado y
del presente nos hablan del valor del amor incondicional, es decir,
amarnos y aceptarnos a nosotros mismos de forma total, y amar y aceptar a
los demás exactamente como son. Todos hacemos lo mejor que podemos en
cada punto del tiempo y del
espacio. Todos haremos nuestros cambios
positivos con mayor rapidez y facilidad si nos damos a nosotros mismos y
ofrecemos a los demás un amor sin condiciones, restricciones ni
limitaciones. Cuando la mayoría de nosotros haya aprendido esta lección y sea
capaz de practicarla diariamente, estaremos preparados para el
siguiente paso cósmico.
No podemos estar separados y distanciados
unos de otros. No
podemos hacernos daño a nosotros mismos y
a los demás. El amor es la fuerza curativa, y el camino del amor es
el perdón.
Las heridas y la rabia
Nada ni nadie puede hacernos daño cuando
estamos centrados en nuestro espacio y nos amamos a nosotros
mismos.
Sólo nos pueden dañar nuestros propios pensamientos.
No te asustes de tus propios pensamientos.
No reacciones con temor.
No traiciones tu poder. Vive centrándote
en tu propio espacio, en donde sabes que la vida es para vivirla.
¿Qué es el amor incondicional? Expresado
con palabras sencillas, es la capacidad de amarnos a nosotros mismos
y amar a los demás sin normas ni reglamentos. El amor
incondicional es un estado ideal hacia el cual tiende todo el planeta. Es la
principal lección que debemos aprender, y
hemos de comenzar por nosotros mismos.
Significa aceptarnos a nosotros mismos y aceptar a los demás sin emitir
juicios. Una flor es, un cachorrito es, una tormenta es, una experiencia es.
Si decimos una flor hermosa, un
cachorro precioso, una tormenta dañina,
una experiencia terrible, hemos emitido un juicio. Igualmente otra persona
puede decir una flor fea, un cachorro insoportable, una tormenta
benigna o una experiencia maravillosa.
Todo esto son juicios y proceden de la
actitud que adoptamos ante las cosas y los acontecimientos.
Decir que alguien tiene el pelo rojizo es
la afirmación de una realidad.
Decir que tiene un hermoso pelo rojizo o
un horrible pelo rojizo es hacer un juicio. Los juicios que hacemos provienen
de nuestra opinión sobre cualquier tema o acontecimiento.
¿Te has
fijado en cómo te juzgas?
Decimos cosas como: «Tengo la nariz
demasiado larga», «Mis pantorrillas son demasiado gruesas», «No soy lo
bastante listo», «Mi manera de ser no me hace simpático» o «No soy lo bastante
capaz».
«Tengo la nariz demasiado larga»: ¿para
quién o para qué? ¿Cuál es la nariz perfecta? ¿Dónde está el modelo?
¿Te has fijado en que la forma de la nariz cambia en las diferentes
regiones del planeta? ¿Realmente colocas tu valor personal en la forma de
tus pantorrillas? Si crees que no eres una persona simpática es porque no te
amas. ¿Y quién dice que no eres lo bastante capaz? ¿De dónde sacaste
ese juicio?
Todo esto no son más que tonterías. Tu
nariz sirve y tus pantorrillas también, tengan la forma que tengan. Sí,
puedes hacerte la cirugía estética, pero eso no tendrá nada que ver con tu
valía personal ni con el amor que sientas por tí. Serás una persona
simpatiquísima si así lo crees, y sólo tú puedes decidir si eres lo bastante capaz.
Nos preguntamos cómo podemos aceptar todas
las cosas difíciles que nos ocurren en la vida. Esas cosas nos
suceden porque practicamos el desamor hacia nosotros mismos y nos
juzgamos. Cuando, como individuos, nos tratemos con amor incondicional, no
habrá experiencias negativas.
No las crearemos. Podemos aprender a aceptar
a los demás sin ponerles condiciones, dejándolos ser como son,
aprendiendo de sus experiencias al mismo tiempo que aprendemos de las
nuestras, amándolos a medida que
aprenden a amarse a sí mismos.
Si todos practicáramos el amor
incondicional tanto como nos fuera posible, estoy segura de que en dos
generaciones podríamos transformar este planeta en un lugar lleno de amor y
seguro para vivir.
De una u otra forma todos sufrimos de la
falta de amor incondicional, algunos desde que nacimos. Si cuando
éramos niños rara vez se nos permitió amarnos y respetarnos a nosotros
mismos, es muy probable que ahora nos neguemos ese amor. Si se nos
educó en la idea de que éramos
poco dignos de cariño, entonces a menudo
optamos por tratarnos como a personas despreciables, y expresamos esta
indignidad de muchas formas, por ejemplo convirtiéndonos en drogadictos
para no pensar, y castigando así nuestro cuerpo a diario.
Tratamiento
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y
vamos a vivirlo con alegría.
Aceptamos este don con gratitud y gozo.
Comprendemos que no tenemos tiempo para perder viviendo en el pasado.
Así que entramos en nuestro interior y con ojos amorosos escudriñamos
todos los rincones en donde habitan el dolor y el temor. Ya no
queremos aguantar más estos viejos
obstáculos. Nos trasladamos a nuestro
espacio del corazón, adonde llevamos la abundante luz del amor que
habita en nuestro interior.
Hacemos que este amor, que ve sin juicios ni
expectativas, fluya por nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra conciencia. La luz
del amor sigue brillando y disuelve todo lo que no se le parece.
Estamos dispuestos a deshacernos de toda la basura.
No tiene vida propia, no
hay verdad en ella. Es sólo un viejo
recuerdo que ya no existe, que desaparece
de nuestra vida. Somos uno con el Poder que nos ha creado. Estamos
seguros y a salvo, y todo está bien en nuestro mundo.
2. Opciones
Afirmación: «Somos mucho más que cualquier
problema; ¡somos la solución!».
Si elegimos la enfermedad, ¿podemos optar
por curarla?
Recuerda que no escogemos la enfermedad
conscientemente, sino que ésta nace de nuestras más arraigadas creencias y de
nuestra forma habitual de pensar, hablar y actuar. Los malos hábitos
inducidos por nuestras creencias generan actos negativos y una atmósfera
propicia para la enfermedad.
Examinemos nuestro comportamiento y lo que
podemos hacer para cambiar nuestras opciones.
¿Nuestro único objetivo es curar el
cuerpo? Si es así, no vamos a conseguir nada, porque, si no cambiamos lo
que en primer lugar nos metió en este problema, ¿qué bien podemos sacar
de intentar curar sólo el cuerpo?
Tenemos la opción, sin embargo, y
el conocimiento de este simple hecho puede ser importantísimo.
Muchos de nosotros, demasiados, pensamos
que no tenemos elección, que estamos como clavados en un lugar y
una situación. Eso no es verdad; siempre tenemos opciones. Cada momento de
cada día abunda en elecciones. La forma de respirar, de
caminar y de sentarse, de vestirse y de comer, de responder y de reaccionar, la
forma de relacionarse... todo esto son opciones.
Luego están las más grandes:
la elección del estilo de vida, de la pareja y del trabajo, incluso la
elección de la salud. ¿Qué hacemos cotidianamente para conservar nuestra
vitalidad y nuestra fuerza o, por el contrario, cómo contribuimos a caer en la
enfermedad? Lo que elegimos pensar tiene mucho que ver en esto. Si
elegimos pensamientos que nos hacen sentir a gusto con nosotros mismos,
nuestras acciones y reacciones
serán probablemente positivas; si elegimos
pensamientos que minan nuestra autoestima, nos veremos
arrastrados hacia experiencias negativas.
Lo que nos sucede cada día es el fruto de
nuestras elecciones, incluso de las primeras, cuando decidimos venir
nuevamente a este planeta en un punto preciso del espacio y del tiempo. Yo
creo que antes de entrar en el plano físico ya sabemos anticipadamente
qué diversas experiencias culturales, sociales y familiares estarán
a nuestra disposición. La forma de reaccionar ante estas experiencias es
opción nuestra.
Digan lo que digan nuestra familia y la sociedad, podemos
elegir nuestra forma de reaccionar y decidir si aceptamos o no sus opiniones.
Llegamos aquí en una época concreta, de modo que podamos experimentar
determinadas circunstancias que nos servirán en nuestro camino
espiritual.
Nuestra alma sabe lo que hace. Muy pocas personas escogen
conscientemente la enfermedad. La mayoría lo hace subconscientemente:
necesitan la enfermedad para satisfacer una necesidad.
Hay muchos
motivos para ponerse enfermo:
Creer que nos contagiaremos de todas las
enfermedades que haya en nuestro entorno.
Aceptar la enfermedad como algo
inevitable. Ignorar la importancia de una buena nutrición. Librarse de algo:
«Bueno, no pueden esperar que lo haga si estoy enfermo».
Tener tiempo libre. Descansar.
Inspirar compasión o lástima. Descubrir
quién nos ama realmente.
Pedir cosas de las cuales no nos sentimos
merecedores de otra forma.
Lograr que se preocupen por nosotros y nos
cuiden. Evitar que alguien nos abandone.
Poder hacer algo que siempre deseamos
hacer pero para lo cual nunca teníamos tiempo.
Tener una fantástica excusa para fracasar.
Autocastigarnos por «no servir para nada».
Seguir la costumbre
familiar ante el estrés. No saber
sencillamente qué otra cosa hacer. Incluso
«necesitar» la desfiguración que causa la enfermedad para ser amado por los
valores interiores.
Es muy interesante lo que les sucede a
algunas personas, hombres o mujeres, cuando son extraordinariamente
bellas. En general son tan admiradas por la belleza de su cuerpo que
suelen sentirse como si a nadie le importara verdaderamente la persona que
hay en su interior. Ansían ser apreciadas por su inteligencia o sus
capacidades, o que se les respeten sus
sentimientos.
Estas personas tan guapas a veces
desearían ser comunes y
corrientes, incluso poco atractivas. En
ocasiones se complacen deliberadamente en tomar actitudes que
contribuyan a destruir su hermosura. O bien pueden llegar a cultivar
una enfermedad para descubrir quién las ama realmente. Las personas
bellas también tienen problemas. El
amor y la aceptación incondicionales son
importantes para todo el mundo.
El karma
Hemos oído muchas veces esta palabra;
pero, ¿qué significa realmente para nosotros?
El karma es sencillamente la ley de la
causa y el efecto: lo que damos nos viene de vuelta, en pensamientos, en
palabras, en actos, de acuerdo con nuestras creencias.
Todo efecto tiene una causa. Toda
experiencia tiene un origen. El bumerán siempre vuelve a su lugar de
partida. Y este concepto funciona en sus formas positiva y negativa.
Todo lo
bueno y todo lo malo que hay en nuestra vida es karma que alguna vez
generamos.
Con el karma nunca nos quedamos
«clavados». Porque a medida que cambiamos nos vamos liberando de sus
pautas negativas. Demasiadas personas utilizan el karma como una excusa
para no cambiar: «Es que es mi karma; me ha acompañado durante vidas
enteras. No hay nada que hacer». No importa durante cuánto tiempo
hayamos cargado con nuestras pautas negativas.
¿Qué estamos dispuestos
a hacer ahora para cambiar?
Nuestro poder está siempre en el momento
presente. Únicamente nosotros podemos hacer los cambios necesarios para
disolver el karma negativo.
¿Cuáles son estos cambios? Muy sencillo.
Interrumpamos lo que «nosotros» estamos haciendo para crear y
recrear el problema. No hay nadie haciéndonos nada. Sólo estamos
nosotros creando nuestro mundo. Si
se trata de nuestros actos, pues
cambiémoslos. ¿Estamos dañando a nuestro cuerpo? Pues dejemos de hacerlo.
¿Dañamos a los demás?
También podemos cambiar esto. ¿Hablamos
con dureza? ¿Lloriqueamos y nos mostramos celosos? ¿Nos quejamos y
buscamos culpables constantemente? ¿Somos víctimas
profesionales?
Bueno, pues, todo esto lo podemos cambiar. ¿Son nuestros
pensamientos un torrente dé negatividad? ¿Pensamos que tenemos muchas
carencias y limitaciones?
¿Somos partidarios del sufrimiento? Pues,
abandonemos esas creencias. Al menos podemos estar «dispuestos» a dejar
de pensar así.
Cuando nos demos cuenta de que caemos en
las viejas pautas, de que estamos creando un karma negativo, hagamos
una pausa. Recordemos que ya no queremos hacer eso.
Empecemos a
cambiar nuestra forma de pensar, nuestras palabras, nuestras
acciones, nuestras creencias, cuanto
podamos.
Hasta el más mínimo cambio en
nuestros pensamientos sirve.
Por encima de todo, no nos sintamos
culpables ni nos censuremos por la negatividad del pasado. El pasado está
muerto y enterrado, y sea lo que fuere que haya que limpiar, debemos
hacerlo ahora, con tanta dulzura, tanto amor y tanta alegría como podamos. Hagamos
que el sufrimiento sea algo
del pasado en nuestra vida.
Estamos aquí para aprender y para crecer.
Aprende todo lo que puedas. No te limites a este libro. Lee
otros y escucha muchas cintas de autoayuda. Acude a reuniones y seminarios
si te es posible. Escucharás el mismo mensaje, con otras palabras y de
otros labios. Sumérgete en el estudio; sacarás provecho de ello. Puedes
convertirte en un experto en
mejorar la calidad de tu vida. Acude a
librerías y bibliotecas y busca otros libros... encontrarás nuevos maestros.
Cuando estamos dispuestos a crecer, los
maestros, los seminarios y las oportunidades aparecen por todas
partes. Escucha lo que dicen los demás. Observa su vida. Busca la relación
entre lo que dicen y lo que experimentan. Transfórmate en tu propio
maestro. Tú tienes la sabiduría y la capacidad necesarias para crecer mucho más
allá de tu comprensión actual.
No estamos condenados a optar por lo
negativo
Aunque muchos de nosotros hemos hecho
elecciones negativas en el pasado, no estamos condenados a escoger
siempre estas opciones.
Podemos volver a elegir y hacerlo de forma
distinta. Observemos las opciones y creencias que no nos van bien y
cambiémoslas por otras. Si durante mucho tiempo hemos creído que no
valemos nada y por eso nos hemos tratado mal, podemos hacer un
cambio.
Podemos examinar de dónde nos viene esta convicción y
descubrir que generalmente proviene de uno de nuestros padres o de otra persona
que fue muy importante para
nosotros en nuestra primera infancia.
Desde nuestra perspectiva actual de adultos podemos llegar a la conclusión de
que esta opción era un problema de esa otra persona y que no tenía nada
que ver con nosotros.
Ahora podemos decidir amarnos y apreciarnos y,
automáticamente, se harán más positivos nuestro modo de pensar y nuestro
comportamiento.
Puede que en el pasado, sin saberlo,
hayamos escogido creencias y actitudes dañinas para el cuerpo y que nos
han hecho pasar muy malos ratos. Sin embargo, ahora podemos optar
por la salud, y aprender todo aquello que contribuya a crearla y
mantenerla. Así como siempre hay opciones mentales alternativas, también
existen muchos caminos holistas alternativos que pueden servirnos en
nuestra decisión de llegar a ser personas sanas y completas.
Son demasiado frecuentes los casos de
hombres y mujeres que durante mucho tiempo han seguido el camino
de la mala salud, hasta que llega una crisis y entonces por fin se dan
cuenta de las diferentes opciones y comienzan a ir en pos de la salud.
Quieren resultados inmediatos y no pueden comprender que normalmente se
necesita bastante tiempo para contrarrestar años de abuso del cuerpo. A
veces se desalientan y vuelven a los viejos hábitos, sin haberse dado una
verdadera oportunidad.
Evidentemente, siempre es mucho más fácil
decidirse por la salud antes de que aparezca la enfermedad, por
que entonces no tenemos que reparar el daño al mismo tiempo que cambiamos
nuestras pautas de conducta.
Yo suelo decir a mis clientes:
«Es mucho más fácil liberar los
sentimientos antes de vernos amenazados
por el bisturí del cirujano, porque cuando esto suceda también tendremos que
enfrentarnos con el pánico».
Desde luego, los cambios pueden tener
lugar en cualquier momento. Nos encontramos en el aquí y ahora, y este es
el momento de cambiar.
Una opción por la salud comportará dejar
atrás nuestros viejos problemas y complejos, así como los de
otras personas que llevamos sobre nuestros hombros. Para empezar, no
olvidemos que fueron estas pautas negativas la causa de la enfermedad.
El
olvido de los viejos resentimientos, el perdón de todos aquellos que alguna vez
pudieron herirnos y la decisión
de amarnos y aprobarnos a nosotros mismos,
harán maravillas para mejorar no sólo nuestra salud, sino también todos
lo demás aspectos de nuestra vida. La libertad que sentimos en nuestro
interior cuando estamos
verdaderamente dispuestos a realizar estos
cambios mentales forma parte de la curación.
Tratamiento
Hoy es otro precioso día sobre la Tierra y
vamos a vivirlo con alegría.
Estamos dispuestos a mirar más allá de los
problemas, sabiendo que tiene que haber una solución. Dentro de nosotros
existen las respuestas que andamos buscando.
Somos uno con la
Inteligencia del Universo, que está
igualmente presente en todas partes. Nos
movemos más allá del limitado pensamiento humano y nos unimos a la Mente
Divina e Infinita en donde todas las cosas son posibles.
Dentro de
estas posibilidades hay soluciones
absolutamente incontables.
En este
conocimiento estamos seguros y sabemos que somos uno con el Poder que nos
ha creado. Estamos seguros
y a
salvo, y todo está bien en nuestro mundo.
Louise Hay
Me encanto esta lectura. Fascinante
ResponderBorrarMe encanto esta lectura. Fascinante
ResponderBorrar