El banco del espíritu no es un
banco cualquiera, no tiene sucursales, pero está en todas partes, no tiene
clientes, pero todos tenemos cuenta en él, no ofrece créditos, pero regala
activos sin pedir nada a cambio.
El banco del espíritu no está dirigido por
ejecutivos, sin embargo nunca falla en sus decisiones, tampoco regala objetos
para el hogar si haces un deposito a largo plazo, pero siempre devuelve aquello
que requieres cuando lo necesitas.
En el banco del espíritu la
moneda de cambio, de depósitos, de prestamos e intereses son las buenas
acciones de la gente. No hay una cuenta privada, sino una global, de la que
todos somos co-titulares, por eso, cuando alguien hace una buena acción, un
favor, una ayuda, un apoyo, a otro co-titular, la cuenta del banco crece, y
cuando alguien necesita ayuda, favores y apoyos, el banco mismo detecta la
forma de devolverte o prestarte parte del capital que hay depositado en la
cuenta global, que ha sido creada por todos.
Esta cuenta, en general, tiene
pocos activos, así que, constantemente, el banco necesita para funcionar bien,
de forma autónoma, que los co-titulares depositen buenas acciones, ya que la
cuenta corriente representa el espíritu global de los hombres y mujeres
co-titulares del saldo.
El banco no requiere que pagues cada vez que te haga
falta que el universo te eche una mano, cuando tu necesitas una buena acción de
alguien, en un momento determinado de tu vida, ya que simplemente funciona por
las leyes cósmicas del recibir lo que se ha dado, de cosechar lo que se ha
sembrado, y de sorprenderte de vuelta por lo regalado.
El banco, tampoco
funciona con buenas acciones interesadas, pues aquí no hay intereses ni premios
extra por ayudar a los demás. No hay categoría de clientes VIP, ni de clientes
morosos, así que tampoco hay letra pequeña. El banco se nutre solo de aquello
que se hace desde el querer ayudar a los demás, desde el corazón, de aquello
que se hace por otros desinteresadamente, sin pensar en que sacaré yo a cambio.
Esas acciones son las que cuentan como activos en el banco del espíritu.
Nadie se queda nunca sin
recibir ayuda del banco del espíritu, pues cuando no hay suficientes buenas
acciones de los hombres y mujeres que mantengan la cuenta fuera de números
rojos, sus activos provienen directamente de la misma vida, del universo, de la
Creación, pero, por alguna extraña razón, el banco quiere que también dependa
de los depósitos de sus co-titulares, y de su relación entre ellos, por eso,
siempre, pone oportunidades a la gente para que se ayuden entre si, y lo hagan
de forma sencilla, sincera, y amable.
Tampoco el banco impone
obligaciones a sus co-titulares de pagar nada a cambio de los prestamos dados.
Ya veis, este banco es así de tonto, dirían los otros bancos (los terrenales,
esos que te hacen firmar preferentes y seguros de vida y todas esas tonterías,
como si la vida se pudiera asegurar o se pudiera cuantificar con números de un
dinero que no existe).
Y es que el banco del espíritu quiere que sea aquello
que le dio nombre, ese espíritu, el común de la raza humana, el que se
convierta en el mayor activo común del planeta, y, por eso, se empeña tanto en
poner a todos, aquellos medios y oportunidades necesarias para que puedan
beneficiarse y colaborar con el mismo. Siempre hay formas de depositar buenas
acciones en el banco, y, cuando lo haces, el espíritu de la totalidad de los
co-titulares se ilumina un poco más, y otros seres de otros planetas, que nos
miran con telescopios muy grandes, ven brillar por momentos una luz en el cielo
de su firmamento,
y un niño, de otra galaxia, le dice a sus padres… “Mira papi, allá en la Tierra, otra persona acaba de
depositar una buena acción en el banco del espíritu…”…”si, hijo, ese planeta es
muy especial, porque todos los que habitan en él, en breve, van a convertirlo,
gracias a sus aportaciones a su banco del espíritu, en la luz mas brillante del
universo”.
David Topí
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