viernes, 28 de febrero de 2020

RECONSTRUIRSE: UNA HERMOSA TAREA


En mi opinión, quienes estamos en un Proceso de Mejoramiento Personal, quienes estamos pendientes y atentos para hacer de nosotros unas buenas personas, tenemos que tener mucho cuidado y comprobar qué es lo que hacemos realmente y, además, si estamos haciendo bien lo que queremos hacer.

Quienes estamos metidos en esto sabemos que nos construyeron enseñándonos y educándonos más o menos “como pudieron” y que intervinieron muchos en ello para, al final, no hacer una muy buena construcción y que a medida que vamos dando pasos nos damos cuenta de que hay cosas nuestras que requieren de una revisión, una buena reparación, o mejor aún…una completa reconstrucción.

A veces lo que hacemos es pulir alguna de las imperfecciones que hemos descubierto y mejorar algunas de las cosas que necesitan esa mejoría, pero… ¿sabemos en quién estamos haciendo esa mejora? y ésta no es una pregunta extraña. Decimos “yo” y no tenemos claro de quién estamos hablando. A estas alturas ya sabemos que nos componen diferentes yoes -así lo entendemos mejor- y que somos diferentes personajes a lo largo de cada día –por eso de que nos comportamos o actuamos de diferente modo en función de con quién estemos o de qué papel estemos representando en cada momento-.

También sabemos que hemos incorporado una cantidad importante de modelos que nos han inculcado o que hemos copiado, y que en muchas ocasiones vivimos sin ser nosotros mismos. Somos los personajes, o somos esos modelo que nos han inculcado, o somos el Yo Idea o el Yo Ideal... y el error que podemos cometer, si no estamos muy atentos, es que esas “modificaciones" o “mejoramientos” los hagamos sobre quienes no somos, sobre quien no es el auténtico Ser.

Si la mejoría es sobre un personaje, estará bien para cuando nos relacionemos con otros desde ese personaje, pero el personaje no somos nosotros.

Cuando corregimos lo hacemos sobre uno de los modelos que nos han impuesto, porque ya no nos gusta y queremos modificarlo, si no somos absolutamente conscientes de lo que estamos haciendo es posible que lo que hagamos sea cambiar un modelo por otro modelo mejorado, pero que tampoco somos nosotros.

Si lo que cambiamos es el Yo Ideal para que sea más Ideal todavía, más atractivo y más perfecto para los otros, y más fácil de ser aceptado por ellos, eso no nos va a mejorar a nosotros.

Yo no soy ninguno de los que he relacionado. Soy el Yo Observador que se da cuenta de lo que hacen y de cómo actúan los personajes, los modelos, los diferentes yoes…o como queramos llamar a esas partes que actúan – inconscientemente en muchas ocasiones- al margen de quienes somos realmente.

Yo soy el observador atento y objetivo que se da cuenta de todo eso y el que puede decidir con ecuanimidad acerca de sus propias reflexiones. Yo soy el que dirige la mente y las decisiones, en el sentido sensato que yo mismo decido por libre voluntad y siendo consciente en todo momento de ese proceso de libre decisión.

Yo soy Yo cuando actúo conscientemente. Cuando decido mi propio plan de vida saliéndome del que me impusieron los otros. Cuando dejo de actuar de un modo irreflexivo o dominado por un inconsciente que no conozco.

Yo soy Yo cuando tomo la responsabilidad y el mando en mi vida, cuando decido e impongo, cuando elijo unas cosas y descarto otras. Ese soy Yo. Así he de ser. Así quiero ser.

Deshacerse de lo que no nos gusta y de lo que no somos, es una hermosa tarea. Reconstruirse, es una hermosa tarea. Y el resultado es lograr ser quien uno es realmente.

Para quien ya se ha dado por vencido, para quien cree que ya no tiene remedio su vida y que no puede modificar su presente o su futuro, embarcarse en la magnífica tarea de la reconstrucción personal conlleva la alegría inesperada e insospechada de modificar su situación actual para mejorarla. Y mejorarse.

Cualquier esfuerzo que requiera la tarea será largamente recompensado. Tal vez reconstruirte sea tu mejor decisión.

Te dejo con tus reflexiones…

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PENSAMIENTOS INTRUSIVOS: POR QUÉ APARECEN Y CÓMO GESTIONARLOS


Ideas recurrentes que nos dejan preocupados durante días. 
¿Es posible eliminarlas?


Esther Cabezas Gutiérrez

¿Alguna vez te has visto inmerso en un bucle de pensamientos del que no sabes salir? ¿Has experimentado la desagradable sensación de no ser capaz de “expulsar” de tu mente una idea que te daña? Como si de una canción pegadiza se tratase, ¿te sientes incapaz de pensar con claridad porque la melodía de fondo de algún pensamiento repetitivo está continuamente sonando?
Si crees que estos ejemplos explican tu situación, es muy posible que seas una víctima habitual de los pensamientos intrusivos. A continuación veremos qué son exactamente.

LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS

Las obsesiones son pensamientos intrusivos, repetitivos y perturbadores que permanecen en nuestra mente durante largos períodos a pesar de los intentos de luchar o huir de ellos. Son aquellos pensamientos intrusivos que no queremos tener, pues somos conscientes de su inutilidad/disfuncionalidad y que sin embargo acaban viniendo a nosotros una y otra vez, perturbando nuestra calma y dificultando la tarea de concentrarse.
Si no se trabaja sobre ellos, estos pensamientos intrusivos pueden acabar convirtiéndose en el eje de nuestras vidas, pues mientras ponemos toda nuestra atención en ellos, excluimos la realidad que nos rodea. Nos sentimos incapaces de redirigir nuestra atención hacia otros estímulos pues el pensamiento obsesivo lo gobierna todo. El pensar y repensar las cosas sea quizá uno de los problemas más frecuentes de nuestra sociedad, siendo fuente de problemas de ansiedad, sufrimiento, incapacidad…

¿DE QUÉ MANERA SE GENERAN LAS OBSESIONES?

Las obsesiones aparecen a causa de que las personas hemos desarrollado la ilusión de controlabilidad absoluta. Queremos tener todo bajo nuestro control pues no hemos aprendido a tolerar la incertidumbre, pero esta ilusión se derrumba una y otra vez al ver que ciertas circunstancias en la vida son incontrolables, por ejemplo las enfermedades o el comportamiento ajeno.
Los pensamientos obsesivos también pueden aparecer cuando nos vemos en la situación de tener que tomar una decisión y no saber qué elegir dentro de las posibilidades. Le damos vueltas durante días, meses o incluso años cayendo en la trampa de la obsesión inmovilizadora, sin darnos cuenta de que no decidir ya es decidir.
Giorgio Nardone expone en su libro “Pienso luego sufro” que las dudas son el trampolín de lanzamiento de nuestro pensamiento creativo, pero también el resorte del pensamiento obsesivo. En el primer caso la duda es dominada y orientada, conduciendo al descubrimiento de nuevos pensamientos. En el segundo, es combatida y reprimida, y se convierte en el tirano que persigue al pensamiento.
Ya que es muy probable que nunca tengamos la certeza de que la decisión que tomemos sea la adecuada, es recomendable tomar el tiempo estrictamente necesario para valorar los pros y los contras y seguidamente decidir, responsabilizándonos de que es posible que nos hayamos equivocado y aprendiendo a renunciar al camino que hemos decidido no tomar.

DISPUTA ENTRE PENSAMIENTOS

Nuestro ser consciente tiende a rechazar de manera racional aquellos pensamientos intrusivos que nos turban. Es normal, ya que si te paras a pensar te darás cuenta de que existe la suficiente cantidad de hechos estresantes como para que vivamos con un malestar constante si nuestra atención no puede desengancharse de ellos.
Por ello, es probable que en ocasiones se desencadene una lucha entre pensamientos racionales y pensamientos irracionales o incómodos. Por un lado, esos pensamientos incómodos, al "estar prohibidos" tienen mucho potencial a la hora de atraer hacia ellos nuestra atención. Por el otro, la parte de pensamientos y sensaciones que podemos tolerar no tiene por qué tener la fuerza suficiente como para "cubrir" toda nuestra realidad, sin dejar huecos.
Sin embargo, se produce la paradoja de que pensar en que no queremos pensar en algo ya es centrar en eso nuestra atención, y aparece la frustración de querer borrar de nuestra mente un pensamiento y obtener el efecto contrario: fortalecerlo.

¿CÓMO PODEMOS GESTIONAR LOS PENSAMIENTOS INTRUSIVOS?

Los pensamientos obsesivos son un síntoma que nos avisa de algo. Es por ello que uno de los primeros pasos debe ser tirar del hilo (solos si nos vemos capacitados, o en compañía de un profesional capacitado) para descubrir de dónde surgen y por qué se mantienen y poder trabajar en ello desde la raíz.
De no hacerlo, la causa que empuja esos pensamientos intrusivos hacia nuestra consciencia seguirá haciéndolo, y no solo eso, sino que poco a poco iremos sucumbiendo a la fuerza del estrés. Así pues, hay que ir más allá de los síntomas inmediatos y buscar causas que expliquen ese fenómeno.
Además de ello, podemos utilizar una serie de tácticas para gestionar los pensamientos intrusivos de manera adecuada y disminuir su impacto en nuestras vidas.

1. Desvinculación de pensamientos
Descubre y acepta que tú no eres tus pensamientos. Tú no decides lo que llega o no a tu mente, pero puedes seleccionar lo que te interesa y quieres quedarte, y lo otro enviarlo a la carpeta de SPAM.
Cuando aparezca el pensamiento no sirve de nada luchar contra él, pues se hará más fuerte. Investiga por qué aparece eso en tu mente y luego decide si te conviene centrarte en él. Si no, dile adiós y visualiza cómo se va.
Es un ejercicio que requiere de esfuerzo y entrenamiento, y es normal que al principio veas que los resultados no son los esperados o que te cuesta mucho desvincularte. Pero si trabajas de manera constante descubrirás que acaban por perder fuerza y desaparecer.
Realización de actividades que fomenten la concentración, la atención y el autocontrol.
Entrenar tu mente en técnicas como la meditación, el yoga o el Mindfulness te servirá para ganar autocontrol sobre tus propios pensamientos y aprenderás a focalizar tu atención en otras áreas cuando los pensamientos recurrentes aparezcan.

2. Realización de ejercicio físico con frecuencia
Los pensamientos son energía, y es mucho más fácil controlarlos cuando hemos liberado el exceso de energía que nuestro cuerpo genera. Por ello realizar ejercicio físico diario nos ayudará a tener una mente más clara y relajada y a que la intensidad de los pensamientos recurrentes disminuya.

3. Dedicación diaria a pensar sobre el pensamiento perturbador
Si llevas durante mucho tiempo dándole vueltas a cierto pensamiento, y no te ves capaz de abandonarlo sin más, dedica 15 minutos al día, siempre a la misma hora y en el mismo lugar a pensar única y exclusivamente sobre ello. Puedes tomar apuntes y dejar tus reflexiones por escrito para ganar en productividad, pero en cuanto suene la alarma que te avisa de que ya ha pasado el cuarto de hora, no puedes volver a pensar en el tema hasta el día siguiente.

4. Evitar hablar continuamente de los pensamientos recurrentes
Buscar la tranquilidad o la opinión de la gente de manera continua es un arma de doble filo. Por otro lado produce una tranquilidad o “desahogo” temporal pero por el otro fomenta y refuerza el mantenimiento del problema así como la sensación de que por nosotros mismos no somos capaces de solucionarlo, lo cual nos genera sentimientos de baja autoestima y dependencia interpersonal.

¿CUÁNDO ES NECESARIO CONTACTAR CON UN PROFESIONAL?

Si los pensamientos recurrentes se han convertido en un círculo vicioso obsesivo que no te ves capaz de soltar, afectan a tu vida diaria y te restan considerablemente calidad de vida, es recomendable que visites a un especialista con el que podrás analizar tu situación, descubrir las causas de la aparición y el mantenimiento de las obsesiones, y aprender herramientas que harán que puedas por ti mismo aprender a pensar de manera más saludable y eficaz.

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Henko, el cambio interior transformador


La cultura oriental ha aceptado desde hace siglos que la vida es cambio, que el cambio es inherente a la vida y su única constante. La cultura occidental, al contrario, prefiere centrarse en lo fijo, estático e inmutable porque ello le brinda un asidero, la sensación de seguridad que necesita para enfrentar un mundo que se le antoja demasiado incierto y caótico. Así nos obsesionamos con la seguridad y, por ende, nos aferramos a todo aquello que parezca estable, aunque no lo sea.

Quizá no existe mejor ejemplo de las diferencias entre ambas maneras de comprender el cambio que los contratos. Boye Lafayette, un periodista estadounidense especializado en las culturas orientales, contaba que mientras en los contratos occidentales intentamos atar todos los cabos sueltos porque asumimos que, una vez firmados, son absolutos; hasta hace relativamente poco tiempo en la cultura japonesa los contratos eran abiertos, estaban sujetos a cambios según cambiaran las circunstancias. Y cualquiera de las partes involucradas podían introducir esos cambios sin que ello implicara una rescisión automática del contrato.

A nuestra mentalidad occidental y fija le cuesta entender ese tipo de contratos, incluso nos causan pavor. Sin embargo, cuando los occidentales introdujeron su modelo de contrato en Japón, los nipones creyeron que los occidentales teníamos tan poca ética que no podíamos fiarnos de nadie, y por eso necesitábamos firmar esos contratos. También pensaron que los contratos occidentales eran ridículos e irracionales porque es imposible que las condiciones de ambas partes se mantengan inmutables durante largos periodos de tiempo.

Por eso, en sus acuerdos suelen incluir una cláusula que se rige por el principio “jijo henko”, que indicaría las “circunstancias cambiantes” e implicaría que es posible renegociar el contrato si las condiciones cambian. Dejar entrar el concepto de henko en nuestra vida nos permitirá dar un salto cualitativo en nuestro desarrollo personal.
Henko: Significado psicológico

En japonés, la palabra henkō está compuesta por los kanjis 変Hen, que significa “cambio” y 光Kō, que significa “variable o con una luz inusual”. De hecho, más que una palabra, henkō es un concepto que se refiere a los cambios en la percepción, en nuestra manera de ver las cosas. Puede tratarse de pequeños cambios, pero también de transformaciones interiores más profundas, reveladoras y desarrolladoras.

El concepto de henko no solo nos indica que todo está en continuo cambio, sino que nos muestra que nuestras percepciones también cambian. Y a veces un cambio interior es todo lo que necesitamos para que todo cambie.
De la identidad rígida a la identidad en continuo cambio

Tener una visión fija de nuestra identidad no nos ayuda precisamente a evolucionar, más bien nos condena a un círculo vicioso en el que repetimos constantemente los mismos errores. Cuanto más nos apeguemos a ideas como “soy así, no puedo cambiar”, “es mi carácter” o “he nacido así”, menos espacio dejaremos al desarrollo.

Es obvio que todos estamos marcados por un tipo de sistema nervioso y una historia vital que han contribuido a moldear la persona que somos, pero dejarnos condicionar por esos factores asumiendo que son inmutables es negarnos una oportunidad para abrazar el cambio liberador. Aferrarnos a una mentalidad fija que apuntala una identidad aún más inmutable solo daña a una persona: nosotros mismos.

No tenemos una imagen fija de nuestra identidad física porque somos conscientes de los cambios que se producen en nuestro cuerpo a lo largo de los años, pero nuestra identidad psíquica no corre la misma suerte. El pensamiento rígido occidental nos ha ayudado a construir un “núcleo duro” de nuestra identidad personal que, según un estudio realizado en las universidades de Arizona y Duke, está compuesto por nuestros valores morales y memorias autobiográficas emocionales.

El problema comienza cuando asumimos esos valores como verdades inmutables en las que nos basamos para diferenciar lo “bueno” y lo “malo”, como si fueran términos absolutos, porque esa visión nos impide comprender y lidiar con la complejidad de la vida. El problema comienza cuando asumimos esas memorias autobiográficas como una lápida o una excusa para apegarnos al “yo” que conocemos.

Esa actitud nos lleva a aferrarnos a un “yo” inmutable que mira más al pasado que al futuro. Un “yo” así evoluciona poco y se muestra menos dispuesto al cambio porque no es capaz de cambiar la manera en que mira las cosas y a sí mismo. Un “yo” así se queda anclado en el pasado mientras el mundo a su alrededor sigue cambiando y se amplía cada vez más la brecha entre su percepción y la realidad. Y el resultado de esa conjunción de fuerzas no es la inmovilidd sino la involución.
El cambio necesario

A veces sentimos auténtico vertigo ante lo desconocido, ante todo aquello que no podemos predecir y que se escapa de nuestro control. Ante esa sensación nos retraemos en lo conocido, damos un paso atrás para buscar asideros. Entonces nos escudamos en la resistencia al cambio y negamos la transformación necesaria. Esa reacción es comprensible, pero no es beneficiosa.

El henko, al contrario, nos anima a cambiar nuestra perspectiva constantemente, a asumir que el “yo” que fuimos no es necesariamente el “yo” que seremos. Y todo ello sin sentir ansiedad porque esa evolución es parte intrínseca de la vida.

Esos cambios en la perspectiva interna suelen generar una transformación tan radical que dejamos de ser los mismos, evolucionamos y nos resulta casi imposible volver atrás. Son puntos de inflexión en nuestra historia vital en los que maduramos de golpe o alcanzamos un nivel de sabiduría superior.

Ser capaces de abrazar ese tipo de cambios es fundamental si queremos transformarnos, evolucionar y ampliar nuestro nivel de conciencia. Un henko es, por ende, un ejercicio de valentía a través del cual nos enfrentamos a nosotros mismos para cambiar nuestra manera de ver y comprender las cosas, siendo capaces de superar los esquemas mentales que hemos construidos a lo largo de los años.

Fuentes:

Molouki, S. & Bartels, D. M. (2017) Personal change and the continuity of the self. Cognitive Psychology; 93: 1–17.

Strohminger, N. & Nichols, S. (2014) The essential moral self. Cognition; 131(1): 159-171.

Lafayette, B. (2004) Japan’s Cultural Code Words. Singapur: Tuttle Publishing.

La entrada Henko, el cambio interior transformador se publicó primero en Rincón de la Psicología.


jueves, 27 de febrero de 2020

Cómo educar tu mente de forma positiva


Siempre he escuchado que de todos los animales, el perro es el mejor amigo del hombre. Dada su naturaleza de sentir amor incondicional y lealtad hacia su dueño. Convirtiéndose así en su fiel soldado, guardián y compañero.

Hoy quiero compartir con ustedes a través de este post, otra teoría acerca de la amistad profunda e insustituible entre perro y hombre. Voy a referirme a la relación hombre y mente, pudiendo ser esta última su mejor amiga y no el perro.

Desde que somos pequeños, nuestros padres nos transmiten a través de sus experiencias sus miedos, triunfos y fracasos. Todos ellos son incorporados de forma inconsciente en nuestro modo de ser y pensar.

Todo esto influye de algún modo en nuestra personalidad, única e irrepetible, la cual siempre va a tener elementos funcionales o disfuncionales, relativos al entorno donde se desarrollaron nuestras primeras vivencias como seres pensantes, díganse el hogar, la convivencia con otras personas y la relación que seamos capaces de establecer con el mundo exterior.

Tanto las vivencias transmitidas como las adquiridas, van a influir inevitablemente en la percepción que tiene el individuo acerca de la vida, almacenando toda esa información en su mente.

Convertidas en emociones y luego en sentimientos, suelen aparecer sin invitación en nuestros pensamientos cotidianos que cuando son positivos, entonces vale la pena decir que el mejor amigo del hombre es la mente y no justamente el perro. Los buenos pensamientos son el resultado de una mente bien alimentada y favorecen las condiciones para crear la armonía perfecta entre cuerpo y mente.

¿Qué pasa cuando una mente está mal alimentada?

Sin lugar a dudas señores, puede convertirse en el peor enemigo del hombre. Además de ser lo que comemos, también somos lo que pensamos. Los pensamientos negativos pueden generar enfermedades psicosomáticas afectando a nuestra salud mental y corporal.

En los años que tengo de experiencia como profesora de música he tenido la posibilidad de interactuar con muchas personas, sobre todo con estudiantes y profesores, en los centros educacionales donde he trabajado.

Ese contacto interpersonal que se produce de profesor a alumno, propicia que se establezcan lazos afectivos que contribuyen a la formación de valores, pudiendo ser estos positivos o negativos.

Por eso es de vital importancia para los docentes mantener una actitud positiva ante la vida. No solo somos portadores de conocimientos sino también de emociones y sentimientos convertidos en pensamientos, los cuales transmitimos a nuestros estudiantes de manera consciente o inconsciente.

¿La inseguridad está relacionada con los pensamientos negativos?

La respuesta a la pregunta es afirmativa. Pero también depende de varios factores y uno de ellos está justamente relacionado con la personalidad del individuo. Tanto es así, que se puede ser una persona positiva y sentir en algún momento de la vida inseguridad para enfrentarse a un problema.

Una persona positiva o negativa es ante todo un ser humano; lo que hace la diferencia es la actitud que asuma el individuo. Dicho en otras palabras: se trata de ocuparnos de cómo resolver el problema y no preocuparnos por el problema.

Para eso debemos educar nuestra mente alimentándola con pensamientos positivos. Esto, lo podemos lograr a través de ejercicios muy sencillos, los cuales se pueden realizar a diario y no le van a robar a su tiempo más de cinco minutos; por el contrario, le van a facilitar su vida.

Para lograr efectividad en los ejercicios, lo primero que debemos aprender es a desconectar nuestra mente de esos pensamientos clasificados como basura. ¿Cómo podemos lograrlo?

Eliminando los pensamientos chatarra que no son más que esos pensamientos repetitivos que muchos seres humanos alimentamos a diario y que no son para nada saludables, ni mucho menos necesarios.

Le pido que a continuación usted haga una lista mental y trate de clasificar sus pensamientos. Vamos a comenzar por los innecesarios, esos que se refieren a lo que ya no tiene solución y que usted los conoce mejor que nadie.

¡Entonces se dará cuenta que hay muchos de sobra! Ahora le pregunto: ¿si usted sabe que su mal no tiene cura, para qué se apura? ¡Con esa actitud lo único que logramos es añadirnos una preocupación más!


Si ya hemos identificado cuales son los pensamientos que no necesitan ocupar un espacio en nuestras mentes, vamos a potenciar los considerados necesarios, dándole un orden de prioridad.

Siempre debemos tener en cuenta que el día tiene solamente 24 horas y tenemos que ser capaces de distribuir las actividades diarias en jornadas, sin descuidar la atención especial que requiere la mente para un mejor funcionamiento, que es igual a decir: cada cierto tiempo en el día, debo poner en OFF mi mente y a través actividades de relajación, alimentarla adecuadamente para que no engorde.

Las actividades pudieran ser las siguientes: hacer algún ejercicio de meditación; escuchar una música suave que no resulte estridente al oído; observar el paisaje natural que le rodea concentrando su atención en los colores, sobre todo, en la gama de los verdes.

También resulta muy eficaz hablar de temas agradables, tratando que no tengan que ver con el trabajo o la actividad que se estaba realizando.

Le aseguro que de esta forma, usted estará educando adecuadamente su mente y no le quedara de otra, que pensar en positivo.

También es muy importante tener una autoestima saludable, ya que no podemos amar a nadie sino somos capaces de amarnos a nosotros mismos, siendo esta cualidad el plato fuerte que no debería faltar jamás, en una dieta bien balanceada para lograr una salud mental con calidad.

A veces ocurre, que nos vemos en la necesidad de levantar espiritualmente a alguien que se encuentra ante una situación límite y siempre repetimos la misma frase: “Trata de pensar positivamente y podrás conseguir esto o aquello, ¡tienes que poner de tu parte!”


Creo que, antes de decirle a alguien “pon de tu parte” tenemos que verificar que existe esa “parte”. Porque está probado y demostrado que no podemos dar lo que no tenemos.

Imaginemos una situación. Supongamos que usted, con muy buena voluntad, quiere ayudar a un amigo o familiar a resolver un problema económico, pero no cuenta con la solvencia necesaria para cubrir el préstamo. ¿Podría ayudar a esa persona? ¡Pues claro que no!

Pues así pasa cuando le decimos a alguien ¨pon de tu parte¨ y esa parte no existe o está debilitada por una mala alimentación u obesidad mental. El efecto psicológico es el mismo.

Yo soy de las personas que sabe del valor que tiene ser positivo, sobre todo cuando suceden acontecimientos inesperados, esos a los cuales no estamos preparados para recibir.

Hace dos años yo perdí físicamente a mi madre. Me encontraba trabajando fuera de mi país. Para cualquier persona que sale de su casa y deja a un ser querido aparentemente bien de salud, le resulta traumático recibir a su regreso una noticia de tal magnitud.

Los efectos psicológicos que se generan en el doliente ante un evento inesperado de esta naturaleza, si no los sabe o no los puede manejar, suelen ser fatales, sobre todo si el individuo no asume una actitud ante el problema.

No debemos escatimar esfuerzos para entrenar la mente, suministrándole a diario el mejor alimento espiritual que seamos capaces de construir o generar desde el corazón, con amor y alegría.

En la vida de cualquier ser humano, los imprevistos siempre van a estar presentes y a veces no basta con tomar ciertas medidas. ¡Ocurren y ya, como fatalidades del destino, sobre todo, para darnos una lección!

No debemos dejar que termine el día sin decirles a esas personas que amamos cuán importante son en nuestras vidas. Además debemos de estar agradecidos con todo lo que ya tenemos y no sufrir en demasía por lo que nos pueda faltar.

“Para ver un mundo en un grano de arena y al cielo en una flor silvestre, sostén al infinito en la palma de tu mano y a la eternidad en una hora” William Blake

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LA SALUD TAMBIÉN SE CONTAGIA.


La salud reside en vivir en concordancia con los deseos del alma. No existen diferentes enfermedades sino una diversidad de síntomas con un sentido profundo: transmiten mensajes espirituales y conflictos psíquicos no resueltos. La capacidad de recuperación depende de su adecuada interpretación.

“Durante mis años de estudiante y trabajador en hospitales sólo oía hablar de enfermedades contagiosas, pero a mí me interesa muchísimo más la “salud contagiosa” que surge del ser humano y que reside en la sabiduría de nuestra alma”.
El estado de salud no se puede alcanzar del todo porque no es una meta inamovible, de la misma manera que nada que es auténtico permanece quieto, todo fluye. Sin embargo, todo flujo contiene un ritmo, y lo importante es que cada cual encuentre el suyo. Cada persona es diferente, por lo tanto no existen reglas generales para todo el mundo. Es importante escucharse, y ahí encontrarás las leyes de la vida y de la salud. De todas formas, podemos observar si nos alimentamos y nos movemos como un ser humano, sin voracidad y discriminando lo que nos conviene de lo que no, teniendo en cuenta que en diferentes momentos y en diferentes etapas lo que nos conviene puede variar.


Hay tres reglas especialmente importantes:

1. Encuentra tu verdadera esencia y deja que florezca:
2. Sé consciente de tus miedos, y
3. No sigas estando sujeto a normas o principios que ya no te aportan nada.

El miedo te impide liberarte y fluir con la corriente de la vida. El miedo exige continuamente reglas con las cuales poder atormentarte. Pero gracias a la ley de la polaridad (una de las dos leyes globales de la vida, junto con la ley de la atracción), el miedo lleva también implícita la solución. Encamínate hacia tu miedo y verás como te conduce a tu verdadera esencia. Casi siempre lo que más miedo te da es lo que te fascina y te maravilla -si decides encararlo-, lo que te supone un desafío. Si es así, eso es lo que tienes que seguir; pero cuidado, no dejes que se convierta en una rutina. Todas las cosas, y sus reglas, tienen su tiempo. Cuando las reglas empiezan a obstaculizar el fluir de la vida, y en lugar de fomentar el crecimiento lo que haces es ponerle trabas, entonces es el momento de darles las gracias y soltarlas, para evitar así la enfermedad y seguir manteniendo la verdadera salud.

Pregúntate quién eres. Tu camino no tiene que ser el adecuado para los demás. Es mejor cometer los propios errores que vivir las virtudes de otras personas. Esas personas que hacen lo que se supone que se debe hacer o que viven los proyectos de otras (sus padres, su pareja, etc.) descuidan su propio camino y se alejan cada vez más de sí mismas, y no es extraño que empiecen a aparecer síntomas de malestar o, como se denomina comúnmente, “enfermedades”. Estas enfermedades obligan a dar marcha atrás, o incluso a volver a empezar, puesto que eso es lo que la enfermedad está intentando decirte. No existe salud real y completa cuando no se está viviendo la propia vida.

Como decía Teresa de Ávila, debemos ser buenos con el cuerpo para que el alma se sienta a gusto con él. Como decía anteriormente, basta con tratarle de una manera racional, con amor, y saber escucharle. Un cuerpo sano es una oportunidad maravillosa para crecer de forma libre y voluntaria, pero un cuerpo enfermo obliga al alma a aprender. También un cuerpo aquejado de síntomas de malestar es una buena base para el alma, para que ésta aprenda sus lecciones y acumule experiencias. Así que todo está interrelacionado y no podemos separar una cosa de la otra. Es bueno ocuparse de los escalones superiores de la jerarquía, pero sin olvidarse de la base.

Leyes globales de la vida:

1. Ley de la polaridad. Todo tiene su polo contrario u opuesto. Ambos polos están relacionados y juntos forman la unidad. Ej: El miedo que te mantiene alejado de alguna cosa, si te decides a afrontarlo te acercará a tu verdadera esencia.

2. Ley de la atracción. Allí donde ya existe algo es más fácil que llegue más de lo mismo. Cada persona recibe lo que atrae; cada uno está preparado para lo que le ocurre. Ej: todo el mundo está rodeado de las personas que ha escogido.

Si quieres cambiar tu realidad tienes que cambiarte a ti mismo.

“El cuerpo siempre acaba sufriendo lo que nos negamos a vivir conscientemente”.


“La enfermedad sólo se desarrolla cuando has perdido tu camino”

La mejor manera de prevención es seguir su camino, desarrollar su personal e individual forma de ser y vivir su vida. El tema de la culpabilidad es algo complicado. Para mí, la culpa es solo un concepto religioso. En medicina, prefiero la expresión “responsabilidad”. Es responsabilidad de cada persona desarrollar su habilidad para responder en cada situación. Y sobre todo, la enfermedad te ofrece la oportunidad de encontrar tu propia forma de vivir. La enfermedad sólo se desarrolla cuando la persona ha perdido su camino.


7 maneras sencillas de mejorar tu salud mental


DESDE VITAMINA B12 HASTA ACEITES DE LAVANDA, ESTOS SON ALGUNOS TIPS PARA QUE PROCESES EL MUNDO DE LA MEJOR MANERA QUE PUEDAS.

1. Sal a caminar

Más allá de que el ejercicio es una buena manera de mejorar tu salud mental, por un día a la semana, al menos, deja el gimnasio y sal. Caminar o correr en el exterior tiene aún más beneficios que hacerlo en interiores. Estudios demuestran que te esfuerzas más y por lo tanto generas más vitalidad y endorfinas que si lo haces en un lugar cerrado. Además, caminar es una gran manera deordenar tu mundo mental con el ritmo que generas.

2. Toma vitamina B12

Idealmente, las vitaminas deberían ser ingeridas y absorbidas junto con los alimentos que las contienen, en este caso los huevos y los lácteos. Pero la deficiencia de vitamina B12 puede llevar a la depresión, ansiedad, paranoia y otros problemas mentales, así que las cápsulas son una buena opción.

3. Escribe metas sencillas, a corto plazo

Las listas siempre han sido una estrategia de orden. Hacer una lista de metas pequeñas, bien definidas, como fumar un cigarrillo menos al día, o apartar 15 minutos al día para meditar es una buena manera de realmente lograr hacer algo. Según estudios enfocados en enfermedades mentales, la clave es ser lo más específico que se pueda.

4. Escucha música lenta, calmante

Ya varios estudios han subrayado que escuchar música clásica mientras trabajas suaviza la mente y reduce la ansiedad. Si no te gusta la música clásica, cualquier tipo de música lenta funciona. En estos casos, el ritmo lo es todo.

5. Usa aceites de lavanda

Pon un poquito de aceite de lavanda en tu almohada. Estudios muestran que el aceite esencial puede mejorar tu calidad de sueño y ayudar a quitar el insomnio. Si no te gusta en tu almohada, trata de tomar un té de lavanda antes de dormir.

6. Gasta dinero en alguien más

El sentimiento que te da cuando encuentras un regalo perfecto para alguien tiene muchísimos beneficios mentales. Estudios han demostrado que comprar algo para alguien más te hace sentirte más ligero y alegre durante en día. No tienes que gastar mucho, además, un dulce o un libro es perfectamente efectivo.

7. Medita

La meditación es la práctica más citada como beneficio mental, y ello es por una buena razón. Es una herramienta que balancea el regulador mental y por ende te ayuda a lidiar con tristezas, apatías, depresiones, insomnio, por nombrar algunas. Inténtalo. 5 minutos al día son una inmensa diferencia, puedes verificarlo tú mismo.

miércoles, 26 de febrero de 2020

7 enseñanzas de los grandes maestros budistas


El lama Vajradhara Kyabje Kalu Rimpoché era considerado un santo dentro de los tibetanos por sus dotes espirituales y también porque dedicó su vida a propagar las enseñanzas de los grandes maestros budistas. Lo hizo con sus palabras, pero también, y es lo que le da más valor, con su ejemplo.

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El lama Vajradhara Kyabje Kalu Rimpoché fue uno de los primeros en traer a Occidente algunas de las enseñanzas de los grandes maestros budistas. Hablamos de un importante maestro de la meditación y uno de los profesores del “Dharma” más famosos del mundo.

Este lama era considerado un santo por los monjes del Tíbet. Dentro de su cultura se decía que desde muy pequeño había mostrado señales de ser alguien dotado de una superioridad espiritual, que le fluía de forma natural, incluso a muy corta edad.

Las enseñanzas de los grandes maestros budistas que este lama le legó a Occidente son un compendio de sabiduría. Sin embargo, no por ello dejan de ser preceptos sencillos, que cualquier persona puede intentar aplicar a su vida. Siete de esas enseñanzas son las siguientes.


“El ojo no puede ver su propia pupila”.

-Proverbio del Dharma-


1. Busca dentro de ti

Una de las enseñanzas de los grandes maestros budistas es la de explorar dentro de nosotros mismos. A diferencia del “Conócete a ti mismo” de Sócrates, en Oriente la búsqueda interior no se orienta a un proceso racional o intelectual. De lo que se trata más bien es de ir en busca de las fuerzas interiores.

Para los orientales, dentro de cada uno de nosotros habita la divinidad. La misma no es un ser, sino un poder. Tal poder nace de los propósitos que nos impulsan: cuanto más universales, más fuertes. También nace de la fe en la propia capacidad de regeneración; es decir, de ser siempre mejores.

2. Aprende a olvidar, una de las enseñanzas de los grandes maestros budistas

Los budistas insisten en la idea del perdón, no por el perdón en sí mismo, sino porque el rencor y la ira son dos fuerzas monumentales, que se materializan como un bloqueo del ser. Es decir, que esos sentimientos actúan como un obstáculo para nuestro crecimiento.

Saber olvidar es todo un arte. No significa reprimir los recuerdos, sino asimilar las vivencias negativas y dejarlas ir una vez nos ponemos en paz con lo sucedido. También supone no olvidar y no dejar ir de la memoria los momentos valiosos y edificantes.

3. Practica la religión del bien

Cuando se habla de religión del bien, no se habla de ninguna creencia en particular. Esa es precisamente una de las enseñanzas de los grandes maestros budistas: la bondad es lo sagrado, no las creencias que la alientan o la ordenan.

Los orientales se refieren a una bondad universal, es decir que, no está limitada a seres o situaciones particulares, sino que esta debe extenderse a todo. Esto incluye a todos los seres vivientes y no vivientes. Hay bondad incluso en el cuidado que se prodiga a las cosas inertes.

4. Adquiere el hábito de estar contento

Para los budistas, estar contento es una decisión y no el resultado de una circunstancia particular. Sostienen que ese estado de gozo no proviene de ningún factor externo, sino que nace del espíritu y por eso persiste, sin importar cuáles sean las circunstancias.

Una de las grandes enseñanzas de los maestros budistas es que la felicidad es un hábito. La meditación es la herramienta que convierte ese sentimiento pasajero en una costumbre que se mantiene, incluso en los momentos difíciles.

5. Firme propósito de no juzgar a nadie, ni con el pensamiento

Al deseo de juzgar a otro siempre hay que anteponer la comprensión y la compasión. Todo juicio sobre los demás es en alguna medida injusto, aunque pensemos que sus malas acciones o sus defectos son evidentes o radicalmente censurables.

Difícilmente alguien que no sea la propia persona es capaz de identificar todas las motivaciones de un comportamiento. De hecho, nadie tiene por qué cumplir con nuestras expectativas… aunque muchas veces caigamos en la tentación de juzgar por ello.

6. Busca la armonía

La armonía es para los grandes maestros budistas la ley suprema del universo. Parten de la idea de que todo lo existente guarda una relación de armonía entre sí, aunque en apariencia pueda creerse lo contrario.

Así que buscar la armonía del cuerpo y del espíritu significa sintonizarte con esa ley suprema universal. La armonía es la base de la salud física y mental. Se puede definir como un estado de equilibrio, en el que prima la coherencia.


7. Irradia humildad

El lama Vajradhara Kyabje Kalu Rimpoché decía que el mundo actual está desorientado, materializado y atormentado. En ese contexto, la humildad es como una luz que orienta, espiritualiza y alivia los tormentos interiores de todos.

Cada quien hace un gran aporte al mundo cuando cultiva la humildad y la irradia en sus palabras y sus actos. Esta virtud tiene una fuerza extraordinaria porque no solamente sana a quien la ha cultivado, sino también cuida de la salud de quienes rodean al protagonista.

Estas enseñanzas de los grandes maestros budistas no son reglas incuestionables, sino pautas que señalan, desde su sabiduría milenaria, para construir una vida más feliz y productiva para el mundo. Trabajar en ellas puede reportarnos satisfacciones trascendentales.

Shock del presente: Vivir en un mundo sin historia ni futuro


¿Tienes la sensación de que el tiempo no te alcanza? ¿Te sientes como un apagafuegos que debe hacer frente continuamente a imprevistos y supuestas urgencias? ¿No eres capaz de vislumbrar tu futuro? ¿Piensas que casi todo está inventado y que queda muy poco por hacer? ¿Crees que ningún tiempo futuro podrá superar el presente y que hemos llegado al tope de nuestras capacidades?

Si es así, es probable que sufras un fenómeno tan común como desconocido: “shock del presente”. Debido a la relación completamente nueva que hemos desarrollado con el tiempo – a nivel social y personal – estamos viviendo en un ahora que se nos escapa cada vez más rápido mientras perdemos la conexión con el futuro y el pasado.

¿Qué es el shock del presente?

El shock del presente es una idea desarrollada por Douglas Rushkoff, profesor de la Universidad de Nueva York. Lo describe como un estado mental potencialmente oneroso e incluso paralizante en el que nos quedamos atrapados en el presente, perdiendo muchos de los puntos de conexión con el futuro y el pasado.

El shock del presente, sin embargo, no nos conduce a un estado zen, sino que nos sumerge en una especie de caos mental. “Nos hace existir en un presente distraído en el que las fuerzas en la periferia son magnificadas […] Nuestra habilidad para realizar un plan y seguirlo es interrumpida por un gran número de impactos externos. En vez de encontrar un camino estable aquí y ahora, acabamos reaccionando de manera improvisada a todos los asaltos que se presentan a lo largo del día”, apuntó Rushkoff.

Se trata, pues, de un presentismo sin ningún punto de referencia más allá de un “aquí y ahora” fragmentado, vertiginoso y caótico. En práctica, nos vemos obligados a vivir en el presente para responder como mejor podamos a las demandas continuas del medio, de manera que no tenemos tiempo ni recursos cognitivos para proyectarnos al futuro o volver al pasado. Es como si el presente nos absorbiera en una especie de agujero negro en el que pasado y futuro desaparecen. Así perdemos de vista el panorama temporal que debe fungir como conector de nuestra autobiografía, pasando a vivir en “un mundo sin historia ni futuro”, como lo calificó Rushkoff.
¿Cómo se ha originado ese “shock del presente”?

No podemos estar ni siquiera una hora sin revisar el correo electrónico o la mensajería instantánea, nos preocupamos por la noche si alguien no nos ha contestado un mensaje y desarrollamos el “síndrome de vibración fantasma” que nos hace revisar el móvil, aunque no haya sonado. Mientras estamos fuera de casa, nos preguntamos qué está pasando en nuestras redes sociales y queremos estar pendientes de las actualizaciones de nuestros amigos y conocidos. Sentimos una necesidad imperiosa de comentar o compartir una noticia o de ver la última foto que ha publicado el famoso de turno.

“En el mundo digital cometemos el error de pensar que podemos aplicar a nuestras vidas el mismo tiempo en el que se mueven las máquinas. Nuestro universo digital siempre está encendido, pero nosotros no. Los tuits siempre se están publicando en Twitter, pero aspirar a leerlos todos es una locura. Las interrupciones agotan nuestras habilidades cognitivas. Crean la sensación de que necesitamos estar al día para no perder el contacto con el presente. Es un objetivo falaz”, apuntó Rushkoff.

Sin embargo, el shock del presente no depende únicamente de la tecnología – aunque esta haya contribuido – sino que es más bien un estado que se ha instaurado a nivel social y que ha terminado por calar en muchos de nosotros. Es una manera de lidiar con la realidad asumiendo un enfoque tan presentista que termina siendo miope.

“Nuestra sociedad se ha reorientado al presente. Todo se muestra en vivo, en tiempo real, y está siempre conectado. No se trata simplemente de un aceleramiento de las cosas, por más que nuestro estilo de vida y tecnologías hayan acelerado al ritmo al cual intentamos hacer las cosas. Es más bien una disminución de todo lo que no está ocurriendo ahora – y la embestida furiosa de todo lo que supuestamente está ocurriendo”, explicó Rushkoff.
Las consecuencias psicológicas del shock del presente

Rushkoff hace referencia a las diferentes maneras en que se manifiesta el shock del presente en nuestras vidas. Una vez que se instaura, este fenómeno no solo cambia nuestros hábitos y comportamientos, sino que también altera peligrosamente la dinámica de nuestro pensamiento.
Colapso narrativo

Se trata del triunfo de la inmediatez sobre la precisión, un fenómeno que se aprecia perfectamente en las secciones de noticias de los medios de comunicación, pero que también se ha extendido a diferentes niveles y nos conduce a cometer numerosos errores e imprecisiones en nuestro día a día. Es el triunfo de la aproximación sobre la exactitud.

De hecho, ese colapso narrativo es el golpe de gracia para los discursos inteligentes y complejos ya que no somos capaces de seguir su lógica o simplemente no tenemos tiempo suficiente para reflexionar sobre ello. En su lugar, priorizamos las soluciones simplistas, lo cual conduce a una pérdida brutal de la riqueza y complejidad que matizan todos los fenómenos a los que nos exponemos.
Digifrenia

La tecnología que nos permite estar en diferentes lugares al mismo tiempo y que nos ayuda a asumir distintas identidades ha impulsado la digifrenia, que consiste en un estado mental confuso causado por tener demasiadas identidades ejecutándose en paralelo.

Esas identidades a menudo están desconectadas entre sí, por lo que realizamos un enorme esfuerzo cotidiano para quitarnos una piel y entrar en otra. Ese cambio continuo de identidad nos somete a un gran estrés con consecuencias poco saludables.
Fractalnoia

Se trata de la tendencia a buscar un sentido en un presente congelado, sin tener en cuenta las secuencias lógicas de causa y efecto. Este fenómeno se debe en gran parte a la gran cantidad de información a la que nos exponemos y a la necesidad de responder de manera instantánea, de forma que no tenemos tiempo para rastrear la trama en el tiempo ni elaborar una respuesta reflexionada que se proyecte al futuro.

Sin embargo, cuando no existe un tiempo lineal, cuando perdemos la conexión con el pasado y el futuro, nos resulta imposible dar sentido a lo que nos está ocurriendo, de manera que las causas y efectos colapsan. Así nos quedamos en un mundo caótico, en el que no nos queda más remedio que responder a ciegas.
Apocalypto

Dado que la sociedad ha perdido la fe en su capacidad para resolver las crisis y problemas mundiales puesto que es incapaz de encontrar pies o cabeza a la situación que vivimos, nuestro deseo de salir de ese laberinto presentista nos hace fantasear con finales apocalípticos. De esta manera, a muchas personas les resulta más fácil imaginarse un apocalipsis de proporciones épicas que lo que haremos el mes o el año próximos.

El shock del presente, por tanto, desata un pensamiento profundamente catastrofista que nos envuelve en el pesimismo y nos lleva a imaginar las peores tragedias a la vuelta de la esquina. Inmersos en un estado de indefensión aprendida, sin comprender cómo hemos llegado a este punto y sin saber cómo salir asertivamente, no nos queda más que fantasear con finales alarmistas.

De esta manera, terminamos siendo personas que reaccionan ante lo que ocurre, sin reflexionar demasiado sobre sus causas porque no queremos mirar al pasado, y sin detenernos a pensar en las consecuencias de nuestros actos, porque no tenemos tiempo para proyectarnos al futuro.

Debido al shock del presente, cada reacción se convierte en un agujero negro de posibilidades y consecuencias no deseadas. Así terminamos siendo piezas sugestionables y manipulables que se mueven según cómo soplen los vientos del presentismo, olvidando que debemos ser los capitanes de nuestra vida, que debemos ser el viento y no la bandera.



Fuente:

Rushkoff, D. (2013) Present shock. Nueva York: Penguin Group.

La entrada Shock del presente: Vivir en un mundo sin historia ni futuro se publicó primero en Rincón de la Psicología.



Atrapada en la queja es imposible avanzar"





Entrevista a Jean Shinoda Bolen

Es psiquiatra y un referente mundial en psicología femenina. En su libro "Artemisa, el espíritu indómito de cada mujer", nos acerca a los arquetipos universales.


"Los arquetipos son modelos, maneras innatas de ser y reaccionar que están en el inconsciente colectivo, un patrón en el que todos nos podemos reconocer", explica Jean Shinoda Bolen, que dedica uno de sus libros a Artemisa, un arquetipo.


-¿Todos podemos reconocernos en los arquetipos?


Todo el mundo tiene arquetipos, lo sepa o no.

-¿Si supiéramos cuál es nuestro arquetipo viviríamos más acorde con nuestra esencia?


Sí. Se espera que encajemos en el modelo de nuestros padres, cultura, sociedad... Pero a menudo no encajamos en lo que se espera de nosotros. Por ejemplo, si cuando eras una niña querías jugar con un tipo de juegos que teóricamente era solo para niños, seguramente tenías el arquetipo de Artemisa activo en ti.

-¿Y qué ocurre en la edad adulta?


Una niña con el arquetipo de Artemisa le puede gustar estar con los caballos, los animales, la naturaleza. Si su madre espera que esté en la cocina o aprenda a coser, probablemente se rebelará. Y cuando sea adolescente, quizá le interesará más montar a caballo que tener novio. Ya de adulta, cuando se supone que tiene edad de casarse y tener hijos, a lo mejor prefiere dedicarse a otra cosa. Hasta que encuentre al hombre que la trate como una igual. Porque la mujer Artemisa quiere estar con un hombre que sea su mejor amigo, no su jefe.

INFLUENCIAS ARQUETÍPICAS EN LA INFANCIA

-Dice que tuvo que tener dos hijos para aprender que los niños no nacen como una página en blanco, sino con influencias arquetípicas...
Muchos de los conflictos entre madres e hijas se llevarían mejor si las dos fuesen conscientes de sus arquetipos. También en el caso de los hombres, claro.


La mujer Artemisa quiere estar con un hombre que sea su mejor amigo, no su jefe

-¿Un arquetipo es como un instinto o un talento?

Exacto. Un talento musical es una habilidad humana. Y hay personas que tienen poca habilidad musical, y otros que son genios de la música.

-Según usted, a los 50 años empieza lo mejor para una mujer.
Sin duda. A partir de esa edad, las mujeres pueden lograr un gran poder personal. Pueden decir la verdad con compasión. Mostrarse en desacuerdo con lo que no les gusta. Y, sobre todo, no verse como víctimas del sufrimiento.

-El sufrimiento es parte de la vida...
Y a todos nos toca nuestra ración. Pero cuando te quejas, si te quedas atrapada en esa ración de sufrimiento que te ha tocado, no eres capaz de ir más allá y superarlo. Ese aspecto está ligado al concepto de “indomable” que asocio a Artemisa. Significa que eres una mujer indómita. Por muy mal que la vida te trate, sigues hacia delante. Cuando tenemos experiencias de sufrimiento, podemos crecer y abrazar la compasión o quedarnos estancadas en el sufrimiento.


ACEPTACIÓN PARA SANAR

- ¿La clave es la aceptación?

No estoy diciendo que seamos estoicas. Se trata de aceptar y vivir ese sufrimiento que nos llega, lo que nos permite tener más compasión hacia el de los otros. Una de las cosas que hacen muy bien las mujeres mayores de 50 años (siempre que tengan salud psicológica) es reírse juntas. Reírse de sí mismas, de su cuerpo. Es una risa sanadora.

- ¿Qué opina de la presión que reciben las mujeres: tener un buen cuerpo, ser buena trabajadora, madre, esposa...?

Que las hace muy infelices. Porque nadie puede ser perfecto ni hacerlo todo. Y eso implica que, a menudo, estas mujeres escucharán una voz interior que las estará criticando por no ser perfectas. Una cosa es que desees perfeccionar una habilidad concreta y otra que quieras tener una apariencia perfecta. Eso ya guarda mucha relación, demasiada, con lo que los otros piensan de mí, lo que me lleva a la infelicidad.

- Y para salir de esa trampa...

Yo recomiendo aprender a estar bien con nosotras mismas, en soledad. Hacernos amigas de nosotras. También a través de la meditación o con cualquier otra cosa que contribuya a alimentar nuestra alma.

- ¿Nuestra alma? Por tanto, el camino es espiritual.

Sin duda. Guarda mucha relación con desarrollar el corazón como órgano de percepción. De lo que eres, de cuál es tu camino. Se trata de vivir de dentro hacia afuera. No estar tan pendiente de lo que te llega. Aunque, al mismo tiempo, nos puede ayudar hacer cosas por los demás.


- Una actitud altruista...

Y también mantener una relación con algo que sabes que es mayor que tú. En la medida en que conectas con algo más grande que tú, las sincronicidades, los sucesos aparentemente fortuitos, se dan con más frecuencia. Y eso te indica si vas por el buen camino. En cada uno de nosotros hay una sabiduría que a menudo no escuchamos.

- ¿Cómo se vive desde "el alma"?

Hay cosas que tenemos que hacer sin saber cómo ni por qué. Se trata de ser receptivos y de abrirnos a lo que está dentro de nosotros.



lunes, 24 de febrero de 2020

La importancia de aprender a escuchar “no”



Mucho se ha hablado acerca de la importancia de aprender a decir “no”, pero poco se menciona la relevancia de aprender a escuchar “no”. Tan necesario es saber decirlo, como saber escucharlo; en la vida hay sueños y deseos que se nos niegan, inevitablemente. Así, si nos cuesta mucho trabajo escuchar ese no o enfrentarnos a él en alguna situación, la vida se nos complica mucho.

La etapa de la vida en la que más nos cuesta escuchar “no” es durante la infancia. Es apenas normal porque de chicos somos extremadamente egocéntricos, ya que la capacidad de ver las situaciones en colectivo es algo que se va desarrollando con el tiempo, siempre que la crianza nos ayude a desarrollar esa habilidad.

Escuchar “no” es encontrarnos de frente con los límites y eso, en principio, tiene algo de desagradable. Es obvio que tras esto hay un deseo y el mismo choca con la fuente que podría concederlo. Por lo tanto, en mayor o menor medida, hay una frustración. Esta no es mala en sí misma, sino que forma parte natural de la vida y así debe ser recibida: con naturalidad.

“Los límites nos definen. Definen lo que somos y lo que no somos. Un límite me muestra dónde termina y dónde comienza la otra persona”.
-Henry Cloud-

Escuchar “no”

Todos sabemos que existen varias clases de “no”. Algunos, por ejemplo, son temporales, mientras que otros son definitivos. Así mismo, algunos de ellos suponen la renuncia a algo que no es tan relevante, mientras que otros implican desistir de algo que valoramos, amamos o necesitamos mucho. Ningún ser humano escapa de experiencias con todas las formas del no.

A veces el “no” es directo, como cuando se solicita algo y simplemente te lo niegan. Otras veces no es en sí la palabra, sino los hechos los que te dicen que no, que esta vez vas a tener que posponer o renunciar a un deseo. Así mismo, existen esos “no” implícitos, que se comunican mediante gestos de rechazo o de aprehensión.

Es, por supuesto, más sencillo escuchar “No” cuando sabemos que se trata de una negación temporal o sin importancia. Aun así, para algunas personas puede ser difícil acoger y asimilar incluso esas negativas, aparentemente intrascendentales. Para la mayoría de nosotros la dificultad aparece con los “no” definitivos o relevantes. Pero, finalmente, ¿por qué es importante aprender a escucharlos o aceptarlos?

Aprender a escuchar “no” de los demás

La fuente del “no” muchas veces es otra persona. La que dice “No fuiste aceptado” para el trabajo, o el proyecto, o la universidad, o el ascenso o lo que sea. O la voz que señala “No me toques”, “No quiero seguir con esta relación” o “No te invitaron a la fiesta”.

Ese tipo de negativas nos devuelven a una realidad que a veces nos cuesta trabajo aceptar:los demás no tienen por qué hacerse cargo de nuestras necesidades, expectativas, o deseos. No están ahí para facilitarnos o hacer más amable la vida. Están en todo su derecho de poner límites en las situaciones que también los involucran a ellos.

La dificultad para aceptar esos no, generalmente implica que no logramos reconocer los límites que nos impone esa “otredad”. Interactuar con el mundo es interactuar con la diferencia y que deseemos de los otros algo no es suficiente para obtenerlo. Evolucionamos mucho cuando aprendemos a escuchar esos “no” implícitos o explícitos de los demás y aceptarlos.

Los “no” de la vida

Los “no” de la vida son mucho más contundentes e inapelables. Desde el momento mismo en que nacemos se nos dan infinidad de bienes, pero también se nos niegan muchos otros. La limitación viene con nosotros al mundo y no nos ayudan las madres o los padres que eligen educarnos para tratar de evitar que nos enfrentemos a esas realidades.

No nos volvemos fuertes cuando carecemos de limitaciones, sino cuando aprendemos a reconocerlas y a lidiar con ellas. Hay muchas cosas por las que tendremos que esperar, o luchar, o que sencillamente no vamos a obtener. Desesperarnos o re-negar de ello son caminos equivocados para sortear las consecuencias de lo que se nos niega.

Somos mucho más fuertes y felices cuando aprendemos a escuchar los “no” de la vida. Resistirnos solo incrementa nuestra frustración y hace que terminemos distorsionando o eludiendo nuestros deseos más auténticos. En otras palabras, que dejemos de vivir la vida posible y, en cambio, añoremos eternamente lo imposible.

Edith Sánchez

Atrévete a ser feliz.


David Topí: Desprogramando al “guardia de seguridad” de la mente (para poder colar más datos “no permitidos” en la misma)


Con los arquetipos de no-evolución y los arquetipos de crecimiento cíclico en proceso de ser desprogramados y eliminados, el tercer y último componente que vamos a borrar de nuestras esferas mentales, para que la resistencia al cambio “positivo”, al progreso individual y a las oportunidades de ir avanzando con mayor rapidez de lo que SC y REC nos permiten se minimicen por completo, es el “arquetipo de control evolutivo.”

Frecuencia, concepto clave

Antes de ello, quizás también sea importante explicar qué entendemos por “ir avanzando”, “ir creciendo”, o “ir evolucionando”. Son términos y frases tan genéricas y en cierto modo abstractas que, para cada persona, pueden significar algo diferente y, por lo tanto, al leer los artículos y decodificarlos según la programación y sistema de creencias de cada uno, lo que retenemos y entendemos de lo que estamos tratando de transmitir puede variar enormemente en interpretación, desde lo más “genérico” y global (“iré aprendiendo cosas y creciendo como persona”), hasta lo más técnico (“expandiré un 5% mi esfera de consciencia y desmontaré 20 niveles de mi sistema de creencias en la capa preconsciente del cuerpo mental”). Ambos conceptos son correctos, pero pueden alejarse de los intentos de nuestros YS por hacernos llegar una serie de conceptos para que, más o menos, todos los apliquemos por igual.

Así, en el sentido que damos en el blog a los términos de avanzar, crecer, evolucionar y progresar, y todos los sinónimos que se os ocurran, el concepto clave es: frecuencia. ¿Por qué? Porque lo único que determina tu nivel de realidad es la frecuencia a la que se encuentra tu cuerpo mental. De ello depende que estés en la línea 33 o en la línea 42. De ello depende que tengas una vida más fluida y armoniosa o más densa y complicada. Pero, para que el cuerpo mental posea una frecuencia de vibración elevada, todo el resto de cuerpos debe acompañarlo en ese estado energético y estar en un nivel similar, pues un cuerpo mental “limpio” pero con un cuerpo emocional “denso” lastra a este primero, y un cuerpo físico o etérico en pésimas condiciones hacen lo mismo. Por lo tanto, cada arquetipo, bloqueo, programa o restricción que quitamos tiene por objetivo que avancemos en frecuencia, que subamos la vibración de cada partícula que nos forma, para que todo lo demás que depende de ello produzca por si solo otros cambios que van concatenados.

Procesos que se activan en cascada

Al elevar la frecuencia del cuerpo mental y todos sus componentes y contenido, la glándula pineal como proyectora de la realidad en forma de ondas holocuánticas puede generar, a partir de la información presente en este, otro tipo de “escenario” para nuestro día a día. Si el cuerpo mental y las esferas mentales generan otro tipo de contenido y tienen menos programas que nos distorsionan o limitan esa creación de nuestra propia realidad, la consciencia se expande, pues la esfera de consciencia (situada a un metro de nuestra cabeza física en la parte alta del cuerpo mental) usa la energía de mayor vibración de la mente para expandirse.






Si se expande la esfera de consciencia, la persona comprende más cosas, entiende y percibe mejor su entorno físico y no físico. Si la persona entiende y comprende mejor porque decodifica niveles de contenido e información más elevado, el YS puede activar y trabajar cada vez a niveles más altos de conexión a través del alma y puede imbuir más energía y “paquetes de datos” de mayor complejidad y contenido hacia la mente con menor distorsión. Y, así, en cadena, siempre repercutiendo en que todo el conjunto del ser humano se transforme en una versión más “avanzada” de sí mismo al irse sintonizando con las bandas frecuenciales más altas tanto de la LT33 como de la LT42.

Por lo tanto, al seguir quitando ciertos programas muy importantes de la mente y del cuerpo mental que controlan una gran parte de las funciones energéticas de todo el avatar, podemos elevar frecuencia y, con ello, poner en marcha otros muchos cambios de forma casi automática. Este arquetipo de control evolutivo (ACE) es uno de los “prohibidos” por el sistema. Esto quiere decir que es uno de los que no se quiere que se “toquen” de ninguna de las maneras, junto con el arquetipo religioso o el científico, por ejemplo, que son otros de los arquetipos que marcan fuertemente cómo creemos que son las cosas y cómo decodificamos la realidad del mundo “de ahí fuera”.

Revisando los arquetipos

Recordemos que un arquetipo es un programa insertado por defecto (al nacer) en la mente y en el cuerpo mental que hace varias funciones, por ejemplo, archivar y gestionar todos los datos y conocimientos de un tema en concreto, pero también decidir qué datos quedan registrados en nosotros y nos hacemos conscientes de ellos, pues tienen la propiedad de bloquear el contenido de los paquetes visuales, auditivos o energéticos que podamos estar recibiendo con información externa o desde nuestro YS, si este contenido no está acorde a lo que se nos permite “archivar”.

Por ponerlo con un ejemplo, si nos dieran un libro con todos los secretos del universo, alguien nos los explicara o nuestro YS nos los dictara, este arquetipo automáticamente analiza todo lo que entra por los sentidos físicos o extra físicos (pues los datos pasan de los sentidos al cerebro, del cerebro pasan a la mente preconsciente, de ahí se filtran y comparan con el paradigma, y de ahí se vuelven a filtrar y comparar con el arquetipo correspondiente al tema del contenido de ese paquete de datos).

Después, el arquetipo bloquea aquello que no está acorde a la información permitida, y literalmente, aunque hayamos escuchado o leído algo o recibido algo, en pocos minutos se ha olvidado, no se ha comprendido, o simplemente esos paquetes o bien se borran de la mente, o bien se diluyen tanto que la comprensión y decodificación final de la persona es tan inocua que ya no representa ningún peligro para REC o SC que “eso” se haya recibido. Es algo que, quizás, a muchos, nos pasa leyendo estos artículos, pues los programas de la psique solo dejan pasar una parte del contenido de los mismos para su comprensión, según la desprogramación que cada uno haya conseguido hacer, y de ahí se producen las diferentes interpretaciones para cada persona según el contenido del sistema de creencias a través del cual se “tamizan” estos paquetes de información que publicamos en el blog o recibís de cualquier otra fuente de información.

Algunos arquetipos importantes

El arquetipo religioso, por ejemplo, gestiona y define los sistemas de creencias que la persona ha adquirido a lo largo de su vida sobre religión o temas afines (no creer en ninguna religión o ideología también es un subprograma del arquetipo religioso) y tiene los componentes que inducen a “buscar respuestas fuera” y “pedir todo fuera” para recibir ayuda, ocultando la realidad de que todo funciona al revés, es decir, la ayuda se pide “hacia dentro”, hacia el Yo Superior, que es una parte de nosotros mismos, y es quien siempre busca la manera de asistir a la personalidad en el avatar.

De igual manera, el arquetipo científico decide, bloquea e impide que aprendamos más sobre la base científica y tecnológica de las leyes y fuerzas que marcan la realidad del planeta, el espacio-tiempo, las fuerzas universales, etc., ya que bloquea la entrada de datos no autorizados por asimoss (por programación estándar para todos los seres humanos) sobre lo que se desea que conozcamos o dejemos de conocer a nivel científico-técnico.

Es una de las razones, por ejemplo, por las cuales cuesta tanto avanzar en temas como la reconciliación entre las diferentes fuerzas gravitatoria, electromagnética, las fuerzas nuclear fuerte y débil, la relatividad general, los puntos de unión que existen entre la mecánica cuántica de lo infinitamente pequeño y las leyes de Newton sobre el movimiento de lo infinitamente grande, etc. La búsqueda de la “teoría unificada del todo” nos elude porque no se permite que accedamos, aún, a ese conocimiento, siendo unas fórmulas que existen y están presentes en el “saber” de todas las otras razas que gestionan el sistema de vida en la Tierra y, por supuesto, nuestros propios YS.

Un guardián mental para impedir la entrada de datos

Estos arquetipos, junto con otros muchos más, están marcados como “arquetipos de nivel 3”. Esto quiere decir que hay varios niveles de programación de las esferas mentales y algunos de los más importantes se colocan en niveles inferiores tapados con muchos otros programas y protecciones encima, para que no puedan ser accedidos ni desprogramados fácilmente por las técnicas psicológicas o energéticas que conocemos o usamos, de manera que, solo conociendo que existen y en qué nivel están (porque obtengamos de nuestro Yo Superior esa información), podemos solicitar que se eliminen desde la propia conexión del YS con las esferas mentales y el cuerpo mental a través del cordón dorado, el centro espiritual inferior y el centro espiritual superior (los arquetipos de nivel 3 están relacionados con la realidad base, cuántica y general, los de nivel 2 con la realidad limitada y relativa que percibimos y los arquetipos de nivel 1 con la realidad subjetiva que es la que decodificamos para darle sentido al mundo (podéis verlo en la conferencia sobre estructura de la psique en la página de descargas del blog)).

Por lo tanto, este arquetipo de control evolutivo lo que hace es frenar la incorporación de datos no autorizados incluso antes de que lleguen a los arquetipos individuales del tema en cuestión que los ha de manejar, impidiendo, literalmente, que ni siquiera entren a ser procesados por los programas mentales de decodificación e interpretación de la psique. Para haceros una analogía, es el guardia de seguridad a la puerta de la discoteca que decide que entra o que no entra en el interior de la misma. Y este guardián tiene una programación realmente férrea para que nada que no esté permitido por las leyes y límites instalados por asimoss en la psique humana pueda colarse en la fiesta.

Casi todos los datos son inocuos

Como podréis intuir, el 99% de los datos pasan sin problemas al interior de las esferas mentales, pues en el día a día de toda la humanidad, lo que vemos, oímos, captamos y percibimos del entorno, los medios de comunicación, los canales por los cuales recibimos información del exterior, no contienen absolutamente nada que sea contrario a REC o SC o ponga en peligro ni un ápice el sistema de gestión de la humanidad. Así que este arquetipo ACE no tiene, en general, mayores problemas para hacer su trabajo (es un programa, así que no “piensa”, igual que el Windows hace lo que hace porque está programado para hacerlo así y no de otra forma).

Pero, si de vez en cuando llega algún paquete de datos “contrario” a REC o SC, en general, este ACE se encarga de bloquearlo, limitarlo, borrarlo o hacer que no se pueda decodificar correctamente, se distorsione su significado, se elimine de la mente al poco tiempo, etc. Con lo cual, cualquier cosa que se nos quiera hacer llegar y que se mantenga como conocimiento “permanente” que nos permita avanzar y comprender mejor no tiene demasiadas oportunidades de que así sea, en general, para la mayoría de nosotros.

Por lo tanto, lo que vamos a hacer es eliminar este programa en su totalidad, como siempre, a través de nuestro YS, con la siguiente petición, varias veces hasta que tengáis confirmación de que ha sido desprogramado al 100%.


Solicito a mi Yo Superior y le doy permiso permanente para que elimine el llamado arquetipo de control evolutivo presente en mis esferas mentales, en mi cuerpo mental y en el resto de componentes de mi psique y estructura energética. Solicito que se borren, desprogramen y eliminen todas las protecciones que impiden el acceso a este arquetipo y a sus programas y datos de funcionamiento, limpiando el canal de traspaso de información desde los sentidos y el cerebro hacia la mente y los procesos de decodificación mental sin que puedan ser bloqueados, alterados, frenados o limitados por los procesos de “guardia mental” que este arquetipo y sus programas realizan para impedir la entrada de conocimiento “no autorizado” por la programación estándar impuesta en el ser humano a través del sistema de control. Solicito y doy permiso permanente para que todos los datos y partículas, formas mentales e información que este arquetipo usa para su funcionamiento sean borradas, eliminadas y desprogramadas también en su totalidad. Gracias.”

Con estos tres últimos artículos, pues, habremos eliminado ya, una vez completos los procesos de desprogramación, tres bloqueos importantes que lastran el crecimiento del ser humano, y podremos ir empezando a entregar material de mayor complejidad y “peligrosidad” que, esperemos, no sea rechazado ni bloqueado ya por ninguna parte de nuestra psique, y puedan ser retenidos, por mucho que REC y SC sigan intentando impedirlo, como parte del conocimiento de cómo funciona el sistema de vida en nuestro planeta y muchos temas que nos eluden aún al respecto.

Recordad que siempre podéis comprobar toda esta información por vosotros mismos a través de vuestro YS.

Un abrazo,

David Topí