sábado, 30 de noviembre de 2019

EL SUFRIMIENTO Y EL SUFRIMIENTO. Francisco de Sales


En mi opinión, si uno fuese capaz de comprender el sentido real del sufrimiento, y conociese realmente el origen del que procede, podría evitarse la mayoría de los sinsabores, de las angustias, las desazones, los abatimientos, y el largo etcétera que provocan el hecho de dejarse arrastrar por el sufrimiento como si fuese algo inevitable, algo ajeno en lo que no se puede intervenir para evitarlo, como si fuese un castigo que hay que penar inexcusablemente, cuando la realidad es que el sufrimiento es sobre todo un asunto mental y emocional que, si se sabe comprender, se puede diluir y eliminar. (Me refiero en todo momento al sufrimiento emocional y no a ese otro sufrimiento físico que se deriva del dolor corporal)

Según la persona que lo padece, puede haber diferentes motivos que lo activen y puede haber distintas intensidades. En algunos casos el ego se entromete inadecuadamente y convierte en sufrimiento algo que no debería de pasar de la categoría de anécdota, y sufre por causas y cosas ajenas en las que uno ni siquiera es partícipe, y aún menos responsable.

Otras veces es la implicación excesiva e innecesaria en algunos asuntos lo que provoca el sufrimiento. Cosas que nos son ajenas, que no nos deberían afectar, las acogemos como propias y se sufren como si fueran personales. También en este caso de un modo innecesario. Hay cosas que no dependen de uno y por tanto uno no debe responsabilizarse de ellas.

Desdramatizar las cosas y no oponerse a lo inevitable son consejos muy apropiados que pueden evitar unos estados anímicos personales que sólo aportan inestabilidad, padecimiento, malestar, desesperación, y una bajada drástica de la autoestima y del concepto global de la propia vida. Si uno sufre –aunque sea innecesario hacerlo- en su inconsciente y en el auto-concepto de sí mismo queda grabado que uno es un sufridor y que su vida está llena de sufrimiento. Eso es lo que queda marcado como idea global por la que uno se rige.

La mayoría de los sufrimientos se basan en la no aceptación de la realidad. La oposición a aceptar lo que sea tal como es, porque no cumple nuestras expectativas o porque no nos agrada, es una de las principales causas del sufrimiento.

Hay que recordar que no es algo de origen físico –aunque se somatiza y parece que sí lo es- y que es una manifestación psíquica, de la mente; se puede colaborar con la mente para que no le dé excesiva importancia a lo que no es tan importante. Este es un trabajo de reflexión propia y de revisión y actualización de la escala de valores.

Conviene hablar con la propia mente, o sea consigo mismo, y tratar de quitarle drama a lo que pasa y objetivar las cosas. Como se dice, “no tomárselo como algo personal”, tener una visión de las cosas más a largo plazo, porque ya hemos visto que algunas cosas que nos parecían graves con el paso del tiempo van perdiendo fuerza y hasta nos sorprendemos de haber sufrido tanto por algo que ahora parece casi una nimiedad.

El sufrimiento que no aporta, que es innecesario, inútil, auto-agresivo y peligroso. Es mejor eliminarlo.

El sufrimiento, bien entendido, puede llegar a ser nutritivo. Es aquel del cual separamos lo molesto y nos quedamos con lo que nos aporta de utilidad. El que nos sirve para darnos cuenta de algo y aprender. El que nos vale para no volver a repetir algunas cosas, para tomar decisiones eficaces, para comprender, para crecer y dar pasos.

Prácticamente todos los sufrimientos llevan incorporada una valiosa información. Para extraerla hay que preguntarse por qué una cosa despierta el sufrimiento. Por qué reaccionamos así. Por qué existe la oposición a aceptarla.

“Porque no quiero”, “porque no me gusta”, y otras respuestas similares para no aceptar la realidad no son más que respuestas infantiles en una pataleta infantil.

Las cosas son como son y no siempre como nosotros queremos que sean. Y hay que aceptarlo así. Hay cosas que no dependen de nosotros. Comprende esto… y te ahorrarás mucho sufrimiento.

Te dejo con tus reflexiones…


No hay comentarios.:

Publicar un comentario