lunes, 28 de octubre de 2019

ACTITUDES A CAMBIAR...


Y OTRAS A AGREGAR!!!!....COMO ESTA....

1. Preocuparse por las cosas que no se pueden cambiar."Las personas negativas tienden a pensar en lo que podría haber sucedido en la vida, pero es importante que no se preocupen por las cosas que no se pueden cambiar. Hay que aprender de los errores y tratar de hacer las cosas lo mejor posible la próxima vez. Podemos, incluso, estar contentos de haber cometido algunos errores", dice White.


2. Renunciar cuando es difícil: Las personas negativas e infelices siempre van a renunciar a la mitad del camino a la hora de enfrentar un desafío. Es fácil saltar cuando algo parece perdido, pero perseverar, sin importar las dificultades, casi siempre trae buenos resultados. "Renunciar hará que la persona se sienta derrotada. No importa como acabe, enfrentar las dificultades aumenta la confianza", afirma White.

3. Tomar las cosas demasiado en serio. Tener la capacidad de relajarse y reírse de sí mismo y de lo absurda que puede ser la vida transformará el modo en que la persona observa las cosas a su alrededor.

4. No ejercitarse: Hacer deporte tiene innumerables beneficios mentales y físicos. Cuanto más ejercicio se haga, mejor se sentirá y probablemente lo ayudará a seguir un estilo de vida saludable. Llevar una vida sedentaria traerá efectos negativospara la salud y que se notarán en el humor y la felicidad.

5. Enfocarse en objetivos imposibles.“Tener objetivos es importante, finalmente, es la única manera de hacer algo. Sin embargo, puede ser complicado cuando estos son imposibles. Pese a que nos parece que es bueno intentar llegar a las estrellas, la gente siempre está buscando metas inalcanzables. Por eso siempre se sienten decepcionados. La clave consiste en proponerse pequeños objetivos, lo que hará que se sienta realizado al alcanzarlos”, aporta ella.

6. Alimentarse de comidas que no son saludables. Todos tienen placeres que generan culpa y de vez en cuando hace bien darse permiso para comerlas. Para las personas infelices estas licencias se convierten en una regla. Recuerde que las comidas saludables mejoran el humor, aportan más energía y son beneficiosas para la salud.

7. No dormir lo suficiente. Dormir es esencial. Su calidad y tiempo está directamente relacionado con la productividad y felicidad al día siguiente. “Puede encontrar que aquella hora extra es una buena idea, pero una buena noche de sueño debe ser prioridad”, dice White.

8. Sólo centrarse en sus debilidades.“Todos tenemos inseguridades”, afirma White. La clave está en enfocarse en las fortalezas y no en los defectos. “La autoperfección es importante, pero las personas negativas suelen fijarse en sus defectos en vez de preocuparse de tener una imagen positiva. Reconocer las debilidades es muy distinto a dejar que estas tomen control de nuestras actitudes”, dice.

9. Pasar demasiado tiempo en las redes sociales.“¡Ese es uno de los mayores problemas! Hoy en día las personas dejan toda su vida en línea. Primero, eso nos hace pasar mucho tiempo comparándonos con otros”, dice White. Es bastante recomendable pasar un buen tiempo lejos del computador y tener nuevas perspectivas de actividades para el día. Las personas negativas se preocupan demasiado en la forma en que aparecen en internet, lo que traerá un efecto negativo.

10. Quedarse sólo en la zona de confort. Es fácil querer permanecer en la zona de confort, donde es más seguro y no existen riesgos. Pero pasar mucho tiempo en esa zona genera que las grandes cosas no sucedan. El aburrimiento es un factor para la infelicidad, que puede ser fácilmente combatido con nuevas experiencias. No es necesario dejar de todo lado e ir a saltar en paracaídas. Probando una nueva comida o escuchando música de una banda que le guste, puede sentirse renovado.


11. Preocuparse mucho de la opinión de los demás. “Las personas negativas dan demasiada importancia a lo que piensa el resto. Pero finalmente no se puede agradar a todos, entonces sólo queda ser feliz”, dice.

12. Hablar siempre mal de los otros. De acuerdo a White, si no tiene nada bueno que decir, simplemente, no diga nada. Las personas negativas intentan tirar para abajo a otras personas, de forma de sentirse mejores. Pero eso nunca funciona.

13. Trabajar en exceso.“Todos merecen un día de descanso. Las personas que trabajan mucho, generalmente, descuidan sus necesidades, y a veces todo lo que necesitamos para sentirnos mejor es un día de descanso”, dice Hillary White.

14. Aislarse. Aunque parezca más fácil aislarse de las personas en los momentos difíciles, pasar tiempo con amigos y familiares es la mejor manera de reanimarse.

15. Nunca salir de la rutina. Las personas felices saben que es importante tomar unas vacaciones, usar ropa diferente y tener un día para relajarse. Las actitudes negativas en exceso hacen olvidar que cuidar de sí mismo es tan importante como proocuparse de los demás.

16. Estar cómodo.“Las personas negativas son felices de quedarse en la comodidad”, comenta White. Permanecer en una relación o trabajo que no los hace felices genera una sensación de estancamiento.

17. Negarse a perdonar. Las personas negativas tienden a ser vengativos y guardar mucho dolor, pero la paz y libertad que traerá perdonar es más grande que cualquier tristeza que alguien pueda sentir.

18. Evitar planificar y organizar.“La desorganización puede confundir nuestras vidas. Incluso algo tan simple como limpiar la habitación puede restaurar el orden y ayudar a ganar un sentido de control sobre las cosas. Las personas negativas y que evitan la organización están menos preparadas para las vueltas de la vida”, dice White.

19. Enfocarse sólo en usted. Las personas infelices piensan en sí mismos todo el tiempo. Tratar mal a los demás o siempre centrase en sí mismo y en sus propios problemas puede ser perjudicial para el bienestar y la felicidad.


Saiku

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Escucha a tu guía interior para encontrar la paz


Para hallar la paz interior no hay una receta mágica escrita en un libro, una película o bien en una persona. Si bien estar rodeado de amor y tener al menos las necesidades básicas satisfechas es una base, la verdad es que, en primera instancia, es recomendable escuchar al guía interior para identificar nuestras necesidades reales.


En muchas ocasiones, la paz interior se intenta encontrar fuera. Sin embargo, la paz interior es un camino de descubrimiento personal que el propio individuo deberá recorrer para llegar, finalmente, a encontrarla. A partir de entonces, todo será más claro y relacionarse con el mundo circundante será más sencillo, además de placentero, tras haber hallado al guía interior.

¿Cómo encontrar la paz interior?

Alcanzar la paz interior es discernir cuáles son las propias prioridades, aquellas de las que no se habla en público ni en voz muy alta. Aquellos intereses que están engendrados en lo más profundo del alma y que solamente el propio individuo realmente conoce a través de su guía interior.

Precisamente, en muchas ocasiones puede suceder que a través de un mecanismo de negación, autoboicot o bloqueo emocional, la persona no logre descubrir qué es lo que realmente desea. De este modo, el grado de insatisfacción puede ser realmente significativo y afectará varias fases de su vida laboral, personal, educativa y familiar.

No obstante, encontrar la paz es una necesidad y una urgencia que cada ser deberá establecer como prioridad, sin importar qué es lo que piensen los demás al respecto o bien lo que crean correcto acerca del devenir del propio accionar.

Comprenderse a uno mismo, muchas veces, es un trabajo de toda una vida. Conocerse, aceptarse y entenderse puede reducir el nivel de conflictividad que supone tener sentimientos encontrados. No siempre lo que se desea se puede concretar y eso supone un nivel de frustración, represión y sufrimiento, sumamente elevado.

Las crisis como una oportunidad para el cambio y la reflexión

Mantener un rico diálogo interior es una de las mayores virtudes con las que podemos contar. Precisamente, a través de un proceso de introspección, podemos encontrar respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos.

Sin embargo, es importante que el individuo tenga el valor de saber escucharse sin importar cuál será realmente la respuesta y no condicionarla por los mandatos culturales, sociales o familiares. Además, no siempre las respuestas están a nivel consciente, por lo que puede ser necesario un trabajo de análisis profundo.

Una vez que se logra establecer un contacto directo, absoluto y sincero consigo mismo, al preguntar qué es lo que realmente se desea y al responder de manera fehaciente, se podrá establecer un grado de paz nunca antes alcanzado. Mentirse a uno mismo es uno de los mayores grados de insatisfacción que se puede alcanzar, debido a que genera un sufrimiento difícil de tolerar.

Percibir a las crisis como una oportunidad para vivir la insatisfacción en su máximo esplendor es una manera de aprovechar el momento para buscar, por medio de la guía interior, qué es lo que realmente causa dolor. Trabajar sobre las propias emociones, tratando de establecer un nuevo orden de prioridades, puede ser una posibilidad para dejar de sufrir.

Asimismo, el cambio se puede establecer a partir de entender que muchas veces, o bien prácticamente siempre, el problema en sí mismo es parte de la solución. Cuando se lo entiende de ese modo, finalmente se encuentra la salida, pues entender permite, en muchas circunstancias, acabar con el padecimiento o al menos reducirlo significativamente.

Los pensamientos como guía interior y luz espiritual


«Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.

Cuida tus palabras porque se volverán actos.

Cuida tus actos porque se volverán costumbres.

Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.

Cuida tu carácter porque forjará tu destino,

y tu destino será tu vida».
-Mahatma Gandhi-

En algunas circunstancias de la vida, no escuchamos la voz interior que expresa exactamente lo que se desea. Por imposición cultural y social, hay situaciones en las que somos sordos a esa que funciona como guía interior espiritual.

Al final, la paz interior se apoyará también en la satisfacción de los deseos inconscientes. En la comunicación con aquello que hemos sido capaces de identificar a través de un trabajo minucioso de análisis para el que es probable que necesitemos ayuda y soporte. de esta manera, ganaremos la oportunidad de dejar de lado la insatisfacción recurrente que significa vivir dentro de un sistema cultural y social determinado.

Nota de edición: el contenido de este artículo está en línea con una perspectiva psicoanalítica. De hecho, fue escrito para su interpretación en esa clave.

Ana Elisabet Amarilla


SIMBOLISMO DE LA OBESIDAD


Desde el punto de vista simbólico, las personas que engordan, en realidad lo que hacen es protegerse de los demás, o de algún tipo de situación o trauma instaurado en su cabeza.

En la obesidad no se acumula masa ósea, ni muscular, ni se agranda ningún órgano, ni se llena ninguna cavidad de aires malignos. Lo único que se acumula bajo la capa de la piel es una cantidad de grasa (energía estancada) que no se va a usar y se retiene una cantidad de líquido (emociones tóxicas), que el organismo no puede eliminar.

Las células del cuerpo de una persona obesa, obedecen una orden de acumular grasa, y como sea, de no soltarla, no quemarla. Centrándonos en la grasa, ésta podría considerarse como un elemento comodín que el cuerpo, obediente como marinero a las órdenes del patrón, el inconsciente, las sitúa estratégicamente con distintas intenciones, tantas como obesos. Tres ejemplos:

En el abdomen, para defenderse de ser adulto. Tomamos forma de bebé barrigón. Puede que el árbol ataque a los niños cuando “espigan”. En el abdomen también, para simular un embarazo. El árbol te acepta como madre, no como mujer.

En las caderas y muslos para ocultar el talento creativo y la libertad de expresión artística. El árbol asignó a otra persona este territorio, o hay una prohibición total al desarrollo libidinal, en beneficio de otro de los egos, por ejemplo el intelectual o el material.

En todo el cuerpo a consecuencia de un abuso sexual. Puede provocar que asociemos “la belleza” con “la agresión”. Es decir, si soy bella soy blanco de agresiones sexuales, por lo tanto engordo y de ese modo nadie me mirará, ni me deseará sexualmente. Es una forma de defensa para estar a salvo.

Desde la perspectiva de Naska Groppaglio, la obesidad, así como la delgadez, las jorobas, etc. se utilizan para integrarse en el “clan familiar”.

Cuando no hay suficiente espacio en familias con muchos hijos, cuando uno nace no deseado, del sexo opuesto al esperado, es posible que el cerebro más primitivo encuentre estrategias de supervivencia que responden a estos patrones. También hay personas que establecen su prioridad en el ahorro, en no gastar ni un centavo.


Son las personas que no invierten, sólo acumulan. La obesidad podría ser un síntoma de esa disposición, del miedo a que le falte.

Como un seguro a todo riesgo, donde la grasa es el seguro detrás de la obesidad también puede haber una madre dominante, posesiva, que ejercía un control estricto sobre su alimentación, sus pensamientos, sus sentimientos y su creatividad. En este sentido, la obesidad representa una oposición inconsciente a la autoridad materna que abusó de nosotros.

Un ejemplo puede aclararlo:

Una niña empezó a engordar para que su madre la quisiera y se preocupara de ella como de su abuela que había enfermado y ahora estaba en su casa robándole toda la atención.

Alejandro Jodorowsky dice que cuando uno sufre un abuso, eso se sigue repitiendo. Hay que eliminar de la mente el símbolo del abuso y romper la fijación con un acto psicomágico.


En este caso le recetó que comprara tantos kilos de huesos para perros como los que ella tenía en estos momentos de sobrepeso. Llevar toda esa carga en una carretilla hasta el cementerio donde estaba enterrada su abuela y decirle: –abuelita, estos kilos son tuyos, no son míos, me libero de esta carga. También debería llevar miel para endulzar y que no fuera un acto hostil.

Una noticia apunta que el estómago puede actuar como un segundo cerebro. Se ha descubierto toda una red neuronal de entorno a cien millones de neuronas en el conducto intestinal.

De esta manera, lo que se conoce como sentimiento intestinal es el nudo en el estómago que todos conocemos. A riesgo de equivocarnos, podemos pensar que en este rudimentario cerebro el hambre de amor, de atención y de ternura… lo satisfacemos con exceso de alimento.

Otra noticia habla de una especie de interruptor biológico de la obesidad, que ofrece la posibilidad de manipular la presencia o ausencia de grasa en zonas anatómicamente estratégicas del cuerpo. Ese interruptor se activa sobre todo por el estrés crónico.

Este hallazgo explicaría porqué hay personas que durante sus vacaciones, pese a los habituales excesos del verano, pueden llegar a perder peso al alejarse temporalmente de sus presiones y preocupaciones cotidianas.

La última de las noticias que vamos a comentar es una especie de programación enferma que advierte que pronto habrá una epidemia de cáncer de estómago en los países desarrollados, según han alertado expertos en esta patología.

Para estos expertos, la causa de este incremento podría tener relación con la obesidad. (recordemos que las programaciones acaban por cumplirse). Sería interesante y sobre todo positivo, complementar lo que los especialistas médicos aconsejan respecto a dietas y ejercicios para sanar la obesidad, con una mirada diferente a la misma, entendiendo la obesidad como un mensaje que el cuerpo nos manda para sanar lo que hay en su raíz.

Debemos preguntarnos:

¿Qué sentido metafórico tiene acumular la grasa o el líquido en este lugar de mi cuerpo?
¿Qué es lo que en realidad acumulo y para qué?
¿Por qué no dejo fluir la energía y las emociones?
¿Qué oculto tras la grasa?
¿A quién o a qué me parezco con esta imagen?
¿He sido visto por mis padres?
¿He tenido suficiente espacio para crecer entre mis hermanos?
¿Estoy alimentando mi falta de amor con exceso de comida?

-Salomon Sellam-

https://consejosdelconejo.com/

¿QUÉ ES EL SECUESTRO EMOCIONAL Y CÓMO TRATARLO?


¿Alguna vez te has sentido tan abrumado por una situación que tus procesos de razonamiento normales se pasan por alto y reaccionas de manera irracional?

Es muy probable que en algún momento todas las personas nos hayamos visto en situaciones o podamos reconocer momentos en los nos encontramos invadidas por emociones desagradables o que, cuanto menos, nos inquietan, como podrían ser la ira o el miedo.

Hablamos de esos momentos en los que este tipo de emociones nos ciegan por completo y nos llevan a tener reacciones o a cometer actos que, en otras circunstancias, serían impensables. Se trata generalmente de reacciones desproporcionadas que nos atrapan y hacen que perdamos el control de la situación o, incluso, de nosotras mismas y nosotros mismos. En estas situaciones nos encontramos ante un claro caso de “secuestro emocional”.


¿Qué Es El Secuestro Emocional?

El psicólogo David Coleman introdujo el concepto de secuestro emocional en 1995. Coleman escribió el libro “Inteligencia emocional: por qué puede importar más que el coeficiente intelectual”. Refiriéndose al “secuestro de la amígdala”, Coleman reconoció que esta parte de nuestro cerebro es de vital importancia. Esto se debe a que la amígdala sirve como nuestro procesador de las emociones.

Sin embargo, en algunas circunstancias, puede hacerse cargo de nuestra mente. De hecho, dominará las partes de nuestro cerebro que nos ayudan a ser racionales.


Un secuestro de la amígdala hace que la corteza se cierre y hace que sea increíblemente difícil pensar con claridad. No solo eso, sino que inhibe nuestra capacidad de tomar decisiones racionales. Estos eventos continúan con liberación de adrenalina. La adrenalina adicional conduce a un aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respiración rápida.

¿Cómo participa la amígdala en el secuestro emocional?

La amígdala es la parte de nuestro cerebro que regula la respuesta rápida de lucha. Entonces, de hecho, está allí para protegernos del peligro. Nos permite reaccionar rápidamente ante una amenaza potencial.

Sin embargo, Coleman sugiere que, en el mundo moderno, la amígdala puede servir para “secuestrar” nuestro cerebro. Esto es cuando nos enfrentamos a una situación que encontramos estresante o aterradora. La amígdala prepara nuestro cuerpo para reaccionar como si la situación presentara un peligro real para nuestra vida. Aunque, en la mayoría de los casos, no existe un peligro real .

¿Cómo Puedo Reconocer Un Secuestro Emocional?

Un secuestro emocional puede hacer que una persona reaccione agresivamente o le provoque un ataque de pánico. Puede tener consecuencias significativas tanto en nuestro bienestar como en las relaciones con otras personas. Por eso es importante reconocer si el secuestro emocional te está afectando.

¿Puedes pensar en alguna situación en la que hayas sentido una respuesta inmediata, abrumadora y algo inconsciente a algo que, al reflexionar después, parecía irracional? Si la respuesta es sí, es probable que hayas experimentado un secuestro de estas características.

¿Cómo Lidiar Con El Secuestro Emocional?

Es importante distinguir la diferencia entre ser “emocional” y experimentar el secuestro emocional. Por supuesto, no hay nada de malo en sentir las emociones profundamente y reaccionar ante ellas. Sin embargo, es cuando nuestro procesador emocional se hace cargo que perdemos todo pensamiento racional. En este punto, debemos pensar en tomar medidas para controlar y prevenir esto.

Conocer el secuestro y cómo funciona la amígdala en el cerebro es el primer paso para tomar el control de los secuestros emocionales. Ahora podemos reconocer que algunas de nuestras reacciones a los eventos de alto estrés son irracionales e innecesarias. Los estudios sobre el secuestro emocional han encontrado dos actividades clave que pueden ayudar a evitar el secuestro emocional.
Actividades Que Ayudan A Detenerlo
Reconocer los desencadenantes
Aumentar tu inteligencia emocional
Conocer los desencadenantes

Reconocer lo que desencadena un secuestro emocional es un paso importante en el tratamiento. Una vez que esté al tanto de sus desencadenantes, puede tomar medidas para difundir su reacción. Dedique un tiempo a pensar en qué situaciones o personas desencadenan sus secuestros emocionales, cómo se sintió durante esta situación y cómo se sintió después.

La próxima vez que te encuentres en una de tus situaciones desencadenantes, hay algunos pasos que puedes seguir para lidiar con el, antes de que se intensifique.
Haz una pausa y respira hondo para calmarte.
Practica la atención plena.
Nombra las emociones que estás experimentando para que la parte pensante de tu cerebro se vuelva a comprometer.
Si aún puede sentir que el secuestro emocional se apodera, intente alejarse de la situación para poder recuperar el control y una sensación de calma.

Habrá algunos casos en la vida donde el secuestro emocional es inevitable. Sin embargo, hay pasos que puede tomar. Entrena tu cerebro para distinguir entre situaciones que requieren una reacción de lucha o huida y aquellas que no.

Tener una mejor comprensión de lo que desencadena en nosotros el secuestro emocional. Aumente tu inteligencia emocional a través de prácticas como la atención plena. Estos son los pasos clave para controlar
el funcionamiento de la amígdala en nuestro cerebro y prevenir la aparición del secuestro emocional.

domingo, 27 de octubre de 2019

CÓMO SALIR DE LA DEPRESIÓN: AUTO-AYUDA


Un primer paso importante para auto-ayudarte en la depresión es conocer el grupo de síntomas que comprenden la depresión. Con esto no se supera la depresión, pero se empieza a darle una dimensión de qué tan seria puede ser, y por lo tanto qué tanto necesito ayuda de un profesional. Además es un comienzo en el camino de escucharte a ti mismo, que es muy importante para ayudar a salir de una depresión.
Podría decirse que la depresión está comunicándote algo que es necesario escuchar. Es una señal de que necesitas revisar y atender ciertos aspectos en tu modo de vida en general, y en específico aspectos que han venido debilitándote durante cierto tiempo.

CONSEJOS PRÁCTICOS DE LA VIDA COTIDIANA PARA SALIR DE LA DEPRESIÓN

Un punto de partida para la autoayuda para la depresión es tomar decisiones intencionales con respecto al estilo de vida. Se identifican varios componentes del estilo de vida para reducir la depresión:

1. Pequeños pasos
La depresión puede absorber la energía y puede dificultar incluso levantarse de la cama. Hacer algo aunque sea pequeño cada día es una poderosa manera de ayudarte a salir de la depresión pues provee de sentido al momento, por pequeño que sea. Evita pensar en planes muy a futuro o decisiones muy importantes, como mudarte de casa o cambiar de trabajo. Concéntrate en tareas que confíes en que obtendrás buenos resultados y que lo dominas.

2. Mantente activo
El ejercicio te da energía y alivia las hormonas del estrés. Incluso 15 minutos de actividad pueden darte beneficios para lidiar con la depresión. Además, la evidencia nos dice que el ejercicio aeróbico (como correr, nadar, andar en bicicleta, etc.) induce mayores beneficios que el ejercicio basado en la fuerza. Únete a un grupo, intenta cosas nuevas, como un nuevo hobby, aprende algo nuevo.

3. Organiza tus encuentros
Construir y mantener relaciones con familiares y amistades es una decisión importante para disminuir la depresión. Gran parte del bienestar de una persona tiene que ver con la capacidad de organizar mejor los encuentros realizados diariamente. Es recomendable, en la medida de lo posible, acercarse a las relaciones y situaciones que nos hacen sentir bien (convenientes), y alejarse de las que nos hacen sentir mal (inconvenientes). Haz una lista de sitios, personas y actividades que te hacen sentir bien, luego haz una lista de las cosas que haces todos los días. Asegúrate de incluir lo que te hace sentir bien en tu día a día.

Algunas ideas para lograr esto:

• aumenta el contacto con tus amigos mediante mensajes, correos electrónicos, o llamada;

• aprovecha los momentos en que te sientas un poco mejor para organizar y planear reuniones o salidas con amistades o familiares;
• solicita apoyo a un amigo o familiar cercano para que te ayude a cumplir con los planes durante la semana;
• involúcrate en tu comunidad, con voluntariado, participando en grupos o clases.

4. Consiéntete
Cuando te sientes triste, es muy difícil que logres sentirte bien contigo mismo. Intenta hacer al menos una cosa positiva para ti cada día. Esto puede ser darte un baño largo, pasa tiempo con tu mascota o lee tus libros favoritos. Haz cosas que antes te han hecho sentir bien. Sé considerado contigo, intenta darte un tiempo para ti mismo.

5. Actividades creativas
La creatividad ayuda a las personas a reducir los problemas y el estrés en la medida en que provee sentido a la vida y sensación de logro. Escribir, pintar, esbozar, construir cosas, tocar un instrumento o cantar.

6. Humor
Sonreír y reír reduce la depresión. La risa es una autoayuda que genera bienestar a nivel emocional y biológico; reír incrementa una bioquímica positiva y neurotransmisores que aumentan el buen humor y reducen los síntomas de la depresión. Si bien la depresión te quita las ganas de reírte siempre puedes buscar diariamente situaciones que te generen risa. Te sentirás un poco mejor. Lee un libro de humor, mira una película cómica, o shows de comedia, o bien busca a amigos que tengan buen humor.

7. Mantente positivo
Parte de la depresión incluye una tendencia a ver lo negativo de las cosas. Simplemente con darse cuenta de esta actitud nos da una oportunidad de hacer un giro en nuestros pensamientos y percepciones y no perder oportunidad en poner atención a las cosas positivas. Evidentemente, esto no siempre es posible, pero con no dejar las riendas sueltas a esta tendencia de ver lo negativo se gana un poco de control y se obtienen consecuencias positivas. Si bien con esto no se logra curar una herida, sí se obtiene la posibilidad de interrumpir acciones que infectan y agravan la herida de por sí abierta.

8. Reta tus emociones tristes
Escribe un diario. Esto puede ayudarte a seguir tus cambios de humor, puedes sorprenderte que tienes más momentos o días buenos de lo que pensabas. Haz una lista de tus emociones y de por qué te sientes deprimido, y piensa y anota qué puedes cambiar y cómo. Te ayuda darte cuenta qué actividades, lugares o personas te hacen sentir mejor o peor.

9. Toma la luz del sol diariamente
La luz del sol puede aumentar los niveles de serotonina y mejorar tu ánimo. En la medida de lo posible, sal durante las horas de sol y recibe luz directa por lo menos 15 minutos al día. No utilices lentes solares (pero no mires directamente al sol) y utiliza bloqueador solar si es posible.
Puedes dar una caminata en el parque o hacia el la hora de la comida, hacer ejercicio afuera, hacer deporte, abrir las cortinas o sentarte cerca de ventanas luminosas. Si vives en lugares con inviernos muy fríos, intenta utilizar terapia de luz.

10. Únete a un grupo de apoyo
Ir a un grupo de apoyo es una buena manera de compartir tips y conocer a otras personas que atraviesan las mismas dificultades. Además, es una gran oportunidad de no solo pensar y sentir que necesitas ayuda, también puedes experimentar que, a pesar de tu malestar, puedes ayudar a los demás. También puedes leer en línea, en foros o blogs sobre experiencias de otros sobre la depresión que sufren: "Escuchar o leer las experiencias de otros me hace sentir que no estoy solo en esto. De hecho me hace sentir mejor".


CINCO ESTRATEGIAS PARA SALIR DE LA DEPRESIÓN

https://www.youtube.com/watch?v=_mOG0SL4tqo

http://buscandome.es/

Ley de sustitución mental – Dr. Emmet Fox


Cuando lo invaden pensamientos negativos, no los combata, sino piense en algo positivo. Hay grandes leyes que gobiernan todo pensamiento, del mismo modo que hay leyes fundamentales en la química, la física y en la mecánica, por ejemplo.

La Ley de sustitución mental – Dr. Emmet Fox

Sabemos que el control del pensamiento es la Clave del Destino, y para aprender a controlar el pensamiento tenemos que conocer y comprender esas leyes, de la misma manera que el químico debe comprender las leyes de la química y el electricista debe conocer las leyes de la electricidad.


Una de las grandes leyes mentales es la Ley de la Sustitución. Esa ley significa que la única manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro.

Descartar directamente un pensamiento

No se puede descartar directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer sustituyéndolo por otro. En el plano físico no ocurre así. Se puede dejar caer un libro o una piedra abriendo sencillamente la mano y soltando el objeto, pero en el pensamiento negativo, la única forma de conseguirlo consiste en pensar en algo positivo y constructivo.


Es como si, digamos, para dejar caer un lápiz, fuera necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano cuando el lápiz caiga.

Si yo le digo: “No piense en la Estatua de la Libertad”, usted, por supuesto, piensa inmediatamente en ella.

Si usted dice: “ No voy a pensar en la estatua de la Libertad”, está pensando en ella. Pero tras pensar en la estatua, si usted se interesa por otra cosa, digamos, encendiendo la radio, se olvida de la Estatua de la Libertad.


Ese es el caso de una sustitución.

Pensamientos negativos

Cuando lo invaden pensamientos negativos, no los combata, sino piense en algo positivo. Piense preferiblemente en Dios, pero si en ese momento eso le resulta difícil, piense en alguna idea positiva o constructiva, y entonces el pensamiento negativo se disipa.

A veces sucede que pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que no puede superarlos. Es lo que se llama un acceso de depresión, o de preocupación, o tal vez hasta un arranque de cólera.

En ese caso, lo mejor es buscar a alguien con quien hablar de cualquier tema, o ir al cine, o al teatro, o leer un libro interesante, una buena novela, una biografía o una crónica de viajes, algo así. Si se sienta a combatir la marea negativa, el único resultado que obtendrá probablemente sea el de incrementarla.

Preste atención a algo muy distinto, negándose resueltamente a pensar en la dificultad o a recrearla, y más tarde, después de que se haya alejado completamente del problema, puede regresar con confianza y afrontarla mediante un tratamiento espiritual.

“Pero yo os digo, No resistáis al que es malo”.Mateo 5 39.

Extracto, libro “Dale valor a tu vida” Emmet Fox


La trampa del éxito: una vida enfocada en los objetivos


A todos nos gustaría tener éxito, ya sea a nivel laboral, social, personal o incluso en todos los ámbitos a la vez. De hecho, a eso nos llama la sociedad en la actualidad, lo que ignoramos es que, en la mayoría de las ocasiones, somos víctimas de la trampa del éxito.


Solo hay que echar un vistazo a los anuncios publicitarios, los mensajes de algunos medios de comunicación o las frases «motivadoras» que utilizan algunas empresas y ciertos profesionales para hacer marketing de sus servicios o productos. «Conviértete en un persona de éxito», «tener éxito es fácil, si practicas esto a diario», «10 pasos para lograr el éxito» o «el éxito tan solo está a un paso…» son algunos ejemplos.

Ahora bien, ¿qué significa para ti la palabra éxito? ¿qué te viene a la mente cuando escuchas a alguien decir que tiene mucho éxito o que ha triunfado por sí mismo? Piénsalo.

«El éxito depende de la preparación previa; sin ella, seguro que llega el fracaso».
-Confucio-

El concepto de éxito que nos hace sufrir

En nuestra sociedad, el éxito está asociado a la consecución de objetivos: un buen trabajo, fama, estatus, una casa de lujo, un gran sueldo… Cuando una persona consigue ese tipo de cosas, se la suele etiquetar como una persona de éxito. El problema es que esta concepción del éxito conlleva también cierta dosis de sufrimiento, especialmente, un sufrimiento innecesario. Es la trampa del éxito.

El éxito asociado a la consecución de objetivos es como una espiral infinita, esa en la que si nos adentramos nunca terminaremos saciados porque siempre estaremos luchando por el siguiente objetivo. Alcanzar un buen trabajo, perseguir un mejor sueldo, más adelante luchar por un ascenso, querer comprarnos un coche mejor, una casa más grande, ropa más elegante, obtener más estatus…

La cuestión es que por mucho que nos esforcemos en ser y tener más y más, casi sin darnos cuenta estaremos perdidos en el laberinto del éxito sin saber cuál es la salida. Pese a que nos engañemos con afirmaciones como «cuando consiga esa meta, habré alcanzado el éxito«.

Según el médico y psicoterapeuta Russ Harris, la trampa del éxito se distingue por un tipo de mentalidad que conlleva como mínimo tres grandes problemas:

No existen garantías de que podamos alcanzar esas metas o están tan lejanas que lo único que conseguiremos será sentirnos frustrados y decepcionados.
En el caso de alcanzarlas, no nos proporcionaran una felicidad duradera, sino una breve sensación de satisfacción, placer o alegría seguida del deseo de alcanzar el siguiente objetivo.

Nos someteremos a una presión constante porque necesitaremos mantener esa sensación de felicidad pasajera para creernos triunfadores y exitosos, ya que en el momento en que no consigamos los objetivos que nos hemos propuesto pasaremos a ser unos fracasados.

Además, no solo eso, esta mentalidad es la responsable, en la mayoría de las ocasiones, de una autoestima muy vulnerable. Si los resultados son buenos, la autoestima será alta, pero cuando no sea así, la autoestima estará por los suelos, debido al concepto de uno mismo como perdedor. La trampa del éxito tiene sus consecuencias.

Vivir de acuerdo a nuestros valores: el verdadero éxito

«No trates de ser una persona de éxito; procura más bien ser una persona de valores».
-Albert Einstein-

El verdadero éxito no tiene que ver con los resultados, sino con llevar una vida de acuerdo a nuestros valores. De hecho, esta concepción sobre el éxito está relacionado con la consecución de objetivos a largo plazo, en la que la paciencia, el esfuerzo y el compromiso facilitan el largo recorrido hasta la meta. Eso sí, esa meta, ese objetivo no está inspirado solo en alcanzarlo, sino en el valor intrínseco que conlleva, un pilar mucho más sólido en el que apoyarnos.

En este caso, no se estudia para ser médico, psicólogo o enfermero, sino por el valor central que sostiene ese objetivo: la ayuda a los demás. El ejemplo de Martin Luther King que utiliza Russ Harris en su libro Cuestión de confianza: Del miedo a la libertad puede ayudarnos a comprenderlo:

«Si tenemos en cuenta la idea popular de que el éxito está asociado a la consecución de objetivos, entonces Martin Luther King no tuvo éxito porque no consiguió la igualdad de derechos para las personas de todas las razas. Sin embargo, es una persona recordada, admirada y respetada. ¿Cuál es la razón? Que lucho por algo en función de lo que vivía, por sus valores».

Por lo tanto, la opción de vivir de acuerdo a nuestros valores como definición del éxito determina que podemos experimentarlo en cualquier momento, siempre y cuando, vivamos en base a ellos. Ahora bien, esto no quiere decir que renunciemos a nuestras metas, sino que las establezcamos a partir de los valores que consideremos importantes para nosotros.

Tan solo hay que cambiar la dirección de nuestro foco, su luz ya no iluminará el resultado, sino el proceso que hay que recorrer para conseguirlo y que está sujeto a unos valores, es decir, a la forma de actuar que pondremos en marcha para conseguirlo. Una actuación desde el compromiso y la implicación que permitirá disfrutar de cada paso del camino, aun cuando no sea posible alcanzar la meta propuesta.

Gema Sánchez Cuevas

Atrévete a ser feliz.

miércoles, 23 de octubre de 2019

No basta con sentir amor, hay que saber expresarlo



Dicen que el amor todo lo puede. Y no cabe duda de que el amor es un ingrediente esencial prácticamente en todo lo que hacemos, desde nuestro trabajo hasta las relaciones interpersonales. También es un poderoso agente dinamizador de nuestro comportamiento. Nos da la motivación y la fuerza que necesitamos para seguir adelante. Pero a veces sentir amor no basta. Simple y llanamente.

A veces hay que ir un paso más allá de todo eso. Necesitamos separar el concepto idealizado del amor de su expresión cotidiana. Debemos separar el amor como meta y producto – una idea que nos han vendido y que hemos consumido de manera más o menos consciente – del acto de amar y brindar amor. La diferencia es enorme, y no es precisamente fútil.
¿Por qué a veces el amor no basta?

El amor es un sentimiento y, como todos los sentimientos, no siempre se expresa de la manera más asertiva. La forma de expresar el amor no tiene nada que ver con la intensidad del mismo sino más bien con la manera en que nos han enseñado a relacionarnos con los demás y con nuestras emociones.

Quien tiene un apego inseguro, por ejemplo, es probable que desarrolle una gran dependencia de la persona amada. Esa dependencia emocional suele generar un miedo intenso a la pérdida que puede llevar a la persona a desarrollar comportamientos controladores que terminen arruinando la relación. Si su amor asfixia, si ahoga al otro, se transformará en posesión y terminará siendo opresivo.

Como escribiera Carl Jung: “donde el amor reina, no hay voluntad de poder, y donde el poder predomina, el amor falta”. Amar es, sobre todo, desear el bien a los demás sin buscar una recompensa personal. Cuando se instaura una relación de dependencia, el otro pasa a ser un medio para satisfacer nuestras necesidades, lo cual dificulta – o imposibilita directamente – el amor.

Otras personas tienen un estilo de apego evitativo que les impide expresar su amor. A esas personas les enseñaron en su infancia a hacer caso omiso a sus emociones y esconderlas porque son una señal de debilidad. Como resultado, suelen tener problemas para expresar lo que sienten, piensan que demostrar su amor es un signo de vulnerabilidad, por lo que terminan construyendo un muro contra el cual estalla todo intento de intimidad. Como resultado, su amor se queda encarcelado tras los muros que han construido y termina marchitando, irremediablemente.

El amor, y su expresión, deben ir más allá de los condicionamientos, erigiéndose como una vía de crecimiento personal en la que nos despojemos de todos aquellos estereotipos que nos impiden amar libremente. Como apuntó el filósofo indio Jiddu Krishnamurti: “el amor significa ausencia de violencia, miedo, competición y ambición”.
Agápē: El amor incondicional y reflexivo que hemos olvidado

El amor no es un sentimiento abstracto, sino una realidad cotidiana. No es un arduo proceso fruto de enormes fatigas ni una meta que debamos conquistar sino un estado natural. El problema surge cuando los condicionamientos que hemos recibido desvirtúan la esencia de ese amor y, por consiguiente, su expresión saludable y plena.

Cuando pensamos en el amor como un objetivo a alcanzar, convertimos a la persona amada en una posesión. Comenzamos a pensar en términos como “mi pareja” o “mis hijos” y es fácil que el amor transmute en propiedad. Pero el amor sin libertad, es solo la sombra del amor.

La expresión madura del amor pasa, irremediablemente, por la imprescindible libertad para ser y hacer, que también implica tener en cuenta los deseos de la persona amada. De hecho, Simone Weil no concebía el amor sin la libertad: “amar puramente es consentir en la distancia, es adorar la distancia entre uno y lo que se ama”.

Los griegos denominaban a ese amor agápē, para diferenciarlo del resto de los sentimientos que podemos experimentar, y con esa palabra se referían a un amor incondicional pero reflexivo, en el que el amante solo tiene en cuenta el bien del ser amado. Ese amor es incondicional porque no demanda nada a cambio. Reflexivo porque implica ponerse en el lugar del otro para comprender sus necesidades. Es un sentimiento que implica amar sin poseer, acompañar sin invadir y vivir sin depender.

Es un cambio de perspectiva en la manera de entender y vivir el amor que lo saca del ámbito meramente emocional para llevarlo a un plano más racional. Es un amor que no solo se siente sino que también se piensa en cuanto ese proceso de reflexión sobre los sentimientos nos ayuda a canalizarlos de la mejor manera posible.

Esa nueva perspectiva nos permitirá expresar el amor de manera más plena y constructiva. Así desarrollaremos un amor que no se autofagocita, sino que se autoalimenta y que permite el crecimiento de ambos, en vez de coartar su libertad, animándoles a ser todo lo que pueden ser.


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Dile adiós al estrés con estos tips


El estrés es uno de esos enemigos que tenemos prácticamente todos los humanos (sí, hay algunos casos de personas que NUNCA sienten estrés en su vida, pero eso será para otra ocasión).

Pero si tú eres parte del 99.9999999999% restante, entonces pon atención:

¿Cómo puedes reducir tu estrés?

Una de las primeras cosas es observar tu alimentación.

¿Comes suficientes verduras, granos integrales, frutas y alimentos ricos en proteínas?

Si tu dieta se basa en comida chatarra, puedes empezar por ahí.

Pero también hay otros cosas que puedes tomar en cuenta, por ejemplo... tu mentalidad.

Sí. Tu mentalidad.

Algunas de las cosas que puedes cambiar:

* No tomarte las cosas tan en serio.
* Aprende a manejar tus expectativas
* Considera el estrés como algo temporal
* Cultiva la resiliencia, el optimismo y la paciencia

También puedes preguntarte:

* ¿Cuál es la causa de mi estrés?
* ¿Cómo estoy viendo la situación?
* ¿Es esto útil o perjudicial?
* ¿De qué otra manera podría ver esta situación?
* ¿Son las cosas realmente tan malas como las hago parecer?
* ¿Estoy viendo el cuadro completo?
* ¿Estoy haciendo algo mal?
* ¿Qué podría hacer diferente?
* ¿Y si estuviera emocionado en lugar de estar estresado?

Claro, no siempre funcionarán en todos los casos, pero te darán distintos caminos y alternativas de pensamiento.

Otra cosa que puedes probar son las manualidades.

Actividades donde tu mente pueda concentrarse en una actividad y así encontrar soluciones más creativas a tus problemas mientras estás creando algo.

Por ejemplo, Maricel, una lectora de esta lista, amiga y colaboradora de El Librero de Gutenberg, da tutoriales sobre cómo hacer manualidades con fieltro.

Lo ha hecho a manera de terapia ocupacional.

Puedes obtener uno de sus tutoriales presionando en:
https://www.dedalyagujas.com

Saludos y ten excelente día,
Esteban (Gutenberg)


Trastorno disociativo: un problema más frecuente de lo que creíamos


En los últimos años se han hecho virales impactantes casos de trastornos disociativos, dándose a conocer un problema que, si bien puede parecer extraño y poco frecuente, es más común de lo que creemos.

Un ejemplo de esto es el caso de Jeni Haynes, que desarrolló múltiples personalidades para sobrevivir a los abusos de su padre. En la actualidad, recientes investigaciones señalan que este tipo de desorden afecta al 11% de la población, lo que lo convierte en un problema casi tan frecuente como los trastornos del estado del ánimo.

A pesar de que existen formas precisas para identificar este problema, un gran porcentaje de las personas que lo padecen no son diagnosticadas. Esto se debe al escepticismo que lo rodea, ya que una gran parte de la doctrina duda de su existencia.

Por otra parte, sus síntomas a menudo se confunden con los de otras afecciones, dificultando su diagnóstico. Por ello, es fundamental la capacitación y formación continuada, destacando el papel de los Posgrados en Psicología para garantizar la especialización en este ámbito.

Una gran parte de la doctrina considera que los trastornos disociativos han ido desapareciendo progresivamente. Sin embargo, un estudio reciente refuta esta teoría y confirma que su presencia es más frecuente de lo que se cree.

Este problema es especialmente frecuente en países categorizados como “inseguros”, alcanzando a entre el 10 y el 11% de la población. Esto lo convierte en un problema con una frecuencia similar a los trastornos del estado del ánimo, entre los que se encuentra la depresión entre otros.


Además, se ha confirmado que este desorden es más común en personas que han experimentado situaciones traumáticas que se han prolongado en el tiempo, sobre todo en la infancia, como jóvenes que sufrieron abusos o fueron maltratados.

¿En qué consiste el trastorno disociativo?

Se trata de un trastorno que provoca que la persona desconecte de sí misma, incluyendo sus sentimientos, pensamientos, acciones, personalidad e incluso sus recuerdos. Esta puede manifestarse por unos días o meses, pero en los casos más graves puede llegar a estar presente durante toda la vida.

Los motivos por los que se produce son múltiples. No obstante, la evidencia científica ha logrado demostrar que las experiencias traumáticas son la causa principal de su aparición.

Estas situaciones suelen suceder en la infancia y durante un largo periodo de tiempo, provocando que la personalidad se fragmente, separando la parte que está traumatizada de la que trata de continuar con su vida.


En ocasiones, este trastorno alcanza su punto más extremo conocido como trastorno de personalidad múltiple. En este, la persona manifiesta la aparición de, al menos, dos o más personalidades independientes que son capaces incluso de introducirse en la conciencia de la persona.


Un ejemplo de esto es Jeni Haynes, que desarrolló una gran cantidad de personalidades para protegerse de los abusos de su padre. Una de ellas era ‘Symphony’, una niña de cuatro años que fue la primera en manifestarse.

Con el tiempo la disociación de Haynes aumentó aún más, llegando a testificar en el juicio con sus otras personalidades, pues algunas de ellas poseían recuerdos que otras no tenían.

Entre los síntomas más frecuentes de este trastorno se encuentran los problemas de memoria, una lucha interna por el sentido de la identidad, alteración de la personalidad y un sentimiento de desapego sobre sí mismos.

Además, más allá de estas características psicológicas, también se producen diferencias estructurales en el cerebro, las cuales pueden ser observadas mediante neuroimagen.

Sin embargo, existe una gran parte de la doctrina científica que aún pone en duda la existencia de este trastorno. Este pensamiento se incluye dentro del ‘modelo de fantasía’ (contrario al ‘modelo de trauma’), que se fundamenta en la idea de que no es real, sino una invención de quienes han sufrido algún tipo de trauma, llegando en muchas ocasiones a calificarse como una moda.

El conflicto del diagnóstico

En la actualidad, la gran mayoría de casos de trastornos disociativos no son tratados, ya que no han sido identificados por los profesionales. Más allá del ‘modelo de fantasía’, que niega la existencia de la personalidad múltiple, otro de los grandes problemas que dificulta el diagnóstico de este trastorno es la semejanza de sus síntomas con los de otras enfermedades mentales.

Generalmente suele diagnosticarse como esquizofrenia por error, ya que ambos comparten la peculiaridad de escuchar voces.

No obstante, también se suele confundir con otro tipo de enfermedades, ya que las tres cuartas partes de las personas que lo padecen también manifiestan otros trastornos mentales como ansiedad, problemas del sueño o psicosis. Además, también cabe la posibilidad de que el afectado no se dé cuenta de que posee síntomas disociativos.

Este conflicto es especialmente grave, pues impide la aplicación de un tratamiento eficaz. Por otra parte, al contrario de la creencia generalizada, no existe medicación específica para este trastorno, por lo que la psicoterapia se considera como la mejor opción para atender este problema, mejorando y declinando sus síntomas.

Los trastornos disociativos son uno de los problemas mentales más frecuentes, pero son poco reconocidos y mal diagnosticados. Por ello, es fundamental la especialización de los profesionales, así como la identificación de sus síntomas por parte de la persona y su entorno, destacando la importancia de recurrir a ayuda profesional para recibir el tratamiento adecuado.

martes, 22 de octubre de 2019

Tipos de Depresión: síntomas, causas y características


¿Qué es la depresión?

Podemos definir la depresión como un trastorno mental frecuente o enfermedad grave y común que nos afecta física y mentalmente en nuestra vida cotidiana y relaciones sociales.


De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la depresión es la cuarta enfermedad que más incapacidad provoca en el mundo y considera de igual forma que su frecuencia aumentará en los próximos años.

Hablamos por tanto de que cerca del 20 % de las personas pueden padecer a lo largo de su vida una depresión y que ésta puede sufrirse a cualquier edad, siendo el 70% de los pacientes que la sufren mujeres.
Tipos de depresión: síntomas y características

Existen diferentes tipos de depresión, que podemos enumerar principalmente en los siguientes:
Trastorno Depresivo Mayor

Es el trastorno más característico y que concentra la mayoría de los síntomas.

Los pacientes presentan un aspecto triste con ojos llorosos, postura decaída, falta de prosodia, uso de monosílabos, voz baja, escaso contacto visual, ausencia de expresión facial, etc.

Si el estado de ánimo depresivo es muy profundo, el paciente puede presentar ausencia de lágrimas o incapacidad de sufrir las emociones habituales, puesto que sienten que el mundo no merece la pena, pudiendo llegar a descuidar su higiene personal o incluso a sus seres queridos.


Los siguientes síntomas deben haber estado presentes al menos por un período de dos semanas:
Estado de ánimo depresivo diario, con sentimiento de tristeza, llanto y vacío la mayor parte del día.
Pérdida de energía o fatiga en el día a día.
Disminución del interés o de la capacidad para el placer en la mayor parte de actividades, casi cada día.
Insomnio o sueño excesivo.
Indecisión o disminución de la capacidad para concentrarse en el día a día.
Sentimientos de culpa excesivos o incoherentes y sentimiento de inutilidad.
Pensamientos recurrentes de muerte o tentativa de suicidio.
Trastorno depresivo persistente

Los síntomas del Trastorno Depresivo Mayor en este caso deben persistir casi diariamente durante más de dos años sin remisión para poder clasificarse como trastorno depresivo persistente. En ocasiones los síntomas pueden desarrollarse desde la adolescencia y durar varios años o décadas.

Los pacientes afectados se presentan negativos, pesimistas, con ausencia del sentido del humor, introvertidos, sentimiento acusado de desesperanza, hipercríticos consigo mismo y con los demás, etc. Probablemente presenten además ansiedad subyacente o trastornos de la personalidad.

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Trastorno distímico

El trastorno distímico o distimia presentan síntomas menos intensos pero que incapacitan a la persona que los sufre por ser duraderos en el tiempo (meses o años). Los pacientes que sufren este tipo de depresión suelen tener una personalidad muy emocional y dependiente.

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Los síntomas principales que caracterizan este trastorno son:
Sensación de desánimo e insatisfacción.
Apatía y pérdida de iniciativa con respecto a la realización de tareas.
Sentimiento de tristeza similar a los otros tipos de depresión que oscila a lo largo del día, cambiante, pero que se caracteriza por su cronicidad en el tiempo sin un aparente origen del desencadenante.
Capacidad de concentración reducida; el paciente focaliza la atención en los motivos de su estrés o en su malestar anímico.
Aumento de la irritabilidad con fácil pérdida del control.
Fluctuación del estado de ánimo.
Síntomas físicos que disminuyen la capacidad para realizar tareas normalmente.
Trastorno adaptativo

Los síntomas depresivos aquí son leves y están presentes durante un breve período de tiempo. La causa suele ser un factor estresante agudo que ha sufrido el paciente (y que él mismo identifica). El trastorno adaptativo se caracteriza por:
Sentimiento de tristeza que limita el funcionamiento diario del paciente.
El foco de atención se distrae de forma transitoria, no definitiva.
La capacidad de atención, motivación y emoción se encuentran preservadas.
Deterioro significativo de la actividad social, laboral o académica.
Si el síntoma desencadenante desaparece, los síntomas deben desaparecer.

Trastorno bipolar

En este trastorno existen episodios depresivos graves y exaltación de las funciones mentales (manía). Las personas diagnosticadas con trastorno bipolar suelen presentar diversos episodios de enfermedad a lo largo de la vida.

Es frecuente que el paciente presente episodios depresivos con características similares a los descritos en los depresivos que no forman parte del trastorno bipolar. Los síntomas que definen un episodio de manía son:
Cambios emocionales bruscos: el paciente puede tener momentos en los que ríe, momentos en los que llora o pasa a la irritabilidad en un período corto de tiempo o a lo largo de una conversación.

Reducción de las horas de sueño necesarias. Aún así, el paciente no presenta señales de cansancio físico ni psíquico, sino que se muestra más vital y activo de lo usual en él.
Optimismo patológico o infravaloración del riesgo; el paciente puede llevar a cabo aquello que le pase por la cabeza sin medir objetivamente las consecuencias.

Constante flujo de ideas: suele presentar una idea tras otra sin cesar y puede haber ausencia emocional durante el constante ir y venir de las mismas. Su discurso por tanto a veces es poco inteligible o con ideas delirantes.

Hiperactividad: debido al elevado flujo de ideas junto a la escasa conciencia del riesgo y la ausencia de fatiga, es difícil que el paciente permanezca quieto en ningún momento, dando paso a un nivel de actividad muy elevado.
Atención superficial o déficit de atención.

Familiaridad excesiva frente a terceros, debido a su incapacidad para plantearse que pueda molestar u ofender a terceros, mostrándose entonces en una posición familiar o cercana con terceros.


Otros trastornos depresivos

Existen otros tipos de depresión o trastornos depresivos como pueden ser el trastorno afectivo-estacional, el trastorno ansioso-depresivo o la ciclotimia que presentan síntomas comunes en ocasiones sin ser tan intensos.

Causas y diagnóstico

El diagnóstico del trastorno depresivo depende de la gravedad y causa de los síntomas. Algunas personas depresivas presentan un amplio cuadro de síntomas mientras que otras los síntomas son menores.

Hay diversos factores que pueden considerarse como origen o causa en una depresión, como pueden ser los relacionados con la personalidad del paciente, alteraciones biológicas (cerebrales o en neurotransmisores), factores externos como pueden ser económicos, de salud, familiar…, factores genéticos, uso de medicamentos, cambios bruscos en nuestra vida o el abuso de alcohol o drogas.


Aún no se conoce con exactitud a día de hoy los mecanismos causantes de la depresión pero como siempre indicamos, si crees que sufres alguno de los síntomas mencionados anteriormente, no dudes en acudir a un profesional que pueda tratar tu depresión para que pueda evaluarte antes de que sea demasiado tarde. Tu salud es lo primero.

Hablar con uno mismo: una práctica muy terapéutica


Hablar con uno mismo en voz alta tiene poco de locura, al igual que establecer un diálogo interno donde desmenuzar tristezas y difuminar preocupaciones. Es más, pocas prácticas resultan más terapéuticas, porque al fin y al cabo todos vivimos con nosotros mismos, y comunicarnos con el propio ser es algo vital, algo catártico y emocionalmente necesario para atendernos como merecemos.

Con gran acierto, Aldous Huxley decía que solo hay una pequeña parte del universo que podremos conocer en profundidad y mejorarla, y esa parte es la nuestra, la que nos pertenece: nosotros mismos. Sin embargo, por curioso que parezca no siempre le damos la atención que merece. Nos descuidamos como quien deja en un cajón su diario personal, como quien deja en bolsillos ajenos las llaves de casa.

“Ni siquiera el mejor explorador del mundo hace viajes tan largos como aquel hombre que desciende a las profundidades de su corazón”
-Julien Green-

Es más, según nos explican los psicólogos todos nosotros hacemos uso del diálogo interno; sin embargo, lo hacemos del peor modo posible. Un ejemplo, Ethan Kross, conocido científico de la psicología emocional de la Universidad de Michigan se dio cuenta de que el ser humano es irremediablemente propenso a la auto-conversación negativa.

Él mismo lo percibió cuando una mañana mientras iba pendiente de su teléfono móvil. Sin darse cuenta, cruzó un paso de cebra con el semáforo en rojo. Tras esquivar a duras penas un coche que a punto estuvo de atropellarlo, se sorprendió a sí mismo pronunciando su propio nombre en voz alta y recriminándose lo estúpido que podía llegar a ser.

La mayoría lo hacemos. Cuando algo no sale como esperamos o cometemos un error, no tarda en salir esa ávida voz de la conciencia diciéndonos lo torpes o inútiles que somos. Y es eso, ese diálogo interno negativo persistente lo que nos aboca a serios estados de indefensión y a bordear de forma peligrosa el abismo de la depresión. Evitémoslo, cambiemos el discurso.

Hablar con uno mismo, clave de salud

El profesor Ethan Kross, antes citado, llevó a cabo una serie de experimentos en la Universidad de Michigan donde concluyó con algo tan interesante como útil: las personas que hablaban consigo mismas y que empezaban sus diálogos pronunciando su nombre tenían más éxito en sus vidas, mostraban mayor seguridad personal y se percibían como más felices.

Puede que a simple vista nos parezca algo ingenuo. Sin embargo, hablar con uno mismo nos permite algo que no podemos dejar de lado: el cerebro funciona mucho mejor, su capacidad de percepción es más hábil y además gestionamos de forma adecuada nuestro mundo emocional. Por tanto, no estamos ante ninguna fórmula sacada de la manga, el diálogo interno tiene un claro beneficio avalado por la ciencia, y son muchos los estudios que nos lo vienen demostrando.

Veamos más datos en detalle.

El diálogo con uno mismo mejora nuestra capacidad intelectual

Hablar con uno mismo no nos hará más inteligentes de un día para otro. Lo que sucederá es que mejoraremos nuestra capacidad intelectual, es decir, potenciaremos nuestra atención, nuestra capacidad de reflexión, decidiremos mejor, nuestra concentración estará más focalizada y controlaremos las distracciones.

Algo tan simple como decirnos a nosotros mismos aquello de «A ver María, céntrate más y piensa que vas a hacer ante este problema…» o «Carlos, estás perdiendo el tiempo inútilmente, cálmate y reflexiona sobre lo que está pasando», nos ayudará sin duda a mejorar muchos de nuestros procesos cognitivos.

«Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”.
-Benjamin Franklin-

Hablar con uno mismo mejora la autoestima

Cada uno de nosotros vive en un entorno determinado y con una serie de personas con las que se lleva mejor o peor. Sin embargo, más allá de todo ese contexto, con quien compartimos la vida realmente es con nosotros mismos. ¿Por qué excluirnos entonces de esa ecuación? ¿Por qué no quedar con uno mismo a lo largo del día para tomar un té o un café y hablar sobre cómo va todo?

Nadie nos tildará de locos, y quien lo haga se pierde seguramente una de las mejores técnicas de autoayuda y crecimiento personal. Estas son unas pequeñas muestras de ello.

Hablar con uno mismo nos permite «centrarnos en el momento presente con las emociones presentes» para tomar conciencia de ellas, entenderlas, gestionarlas.

El diálogo interno es también una poderosa fuente de motivación, la más sincera, la más confiable y la que nunca debe fallarnos. Así, y aún en las situaciones más adversas, nada puede ser más energético que decirnos a nosotros mismos eso de «adelante, Ángela, lo estás pasando mal pero no puedes rendirte ahora, vamos allá».

Por otro lado, algo que también nos explican en una publicación del «Quarterly Journal of Experimental Psychology» es que al hablar en voz alta activamos un «interruptor» en la corteza cerebral, ese donde se asienta la conciencia del «yo». De este modo, desarrollamos un mejor control psicológico para pensar con mayor claridad y de forma más eficiente.

Asimismo, al dar paso a esa voz interior más calmada y más segura, ganamos en perspectiva y relativizamos los pensamientos negativos y rumiantes.


Para concluir, algo que conviene tener claro sobre los beneficios de hablar con uno mismo es que estos solo serán posibles si somos capaces primero de controlar la conversación interna negativa. Esa que cada poco nos susurra eso de «que hagas lo que hagas todo va a salir mal» o que «te has equivocado una vez más, está claro que no tienes remedio».

Evitémoslo. Al fin y al cabo no hay nada peor que convertirnos en nuestros peores enemigos. Recordemos, por ejemplo, el modo en que definió Sócrates a los pensamientos: «son una conversación honesta que alma tiene consigo misma». Procuremos entonces no maltratarla, cuidémosla como el bien preciado que es y hablemos con ella de forma positiva, constructiva y afectiva.

Valeria Sabater

Atrévete a ser feliz.