sábado, 3 de agosto de 2019

4 sencillas prácticas para desbloquear el chakra del corazón


Los chakras son como los órganos del cuerpo sutil (la parte energética de una persona que se puede sentir pero no ver). Estos centros de energía siguen un camino de desarrollo que inicia con el chakra raíz (la base para la seguridad y la supervivencia) y continúa a través del chakra sacro (el epicentro del bienestar emocional y los sentimientos) y el plexo solar (que alberga los sistemas de creencias que contribuyen al sentido de autoestima). No es hasta que la base de los tres chakras inferiores es sólida que realmente puedes experimentar el amor propio, un ingrediente esencial para un corazón abierto.


El chakra del corazón se desarrolla entre los 21 y los 28 años, cuando la mayoría de las personas ya se encuentran en la exploración de las relaciones románticas. Es un momento en el que te ves obligado a enfrentar la dolorosa herida del rechazo, que ocurre cuando revelas tus sentimientos de amor hacia otra persona y resulta que éstos no son recíprocos.

Aunque hay una tendencia a asociar el corazón con las relaciones amorosas, el trabajo del chakra del corazón se extiende mucho más allá del romance. Si deseas abrir este chakra, amar a los demás no es suficiente, también necesitas cultivar tu amor propio.

Muchas personas se encuentran cubiertas por múltiples corazas y armaduras que surgen de sus inseguridades con la idea de protegerse del exterior y del dolor, pero que en realidad lo que hacen es impedir recibir el amor de los demás. Por eso, sólo hasta que el amor propio surja, se mantenga y crezca, el amor incondicional podrá ser compartido o recibido. Este es el trabajo del chakra del corazón.


4 prácticas para abrir tu chakra del corazón


La mayoría de las personas camina encorvada, y esa postura cierra inconscientemente el corazón. Así que comienza a tomar conciencia de tu postura mientras estás sentado, de pie y al caminar. Endereza la columna vertebral, abre la parte frontal de tu pecho y deja caer los hombros. Reflexiona con frecuencia acreca de esto, empieza a darte cuenta de si cambias tu postura en ciertas situaciones y fíjate si te sientes vulnerable en ciertos escenarios.

Además, puedes dedicar unos minutos a la práctica del yoga e incorporar en tu rutina la asana del camello. Colócate en tu tapete sobre tus rodillas, colócalas separadas al ancho de la cadera. Lleva tus manos a la parte posterior de la pelvis para apoyarte. Lleva tu espalda y cabeza suavemente hacia atrás, y usa las manos para apoyarte en tus pantorrillas. Si ya tienes más experiencia, flexiona tu columna hasta que tus manos lleguen a los talones. Esto, además de ayudarte a mejorar tu postura, es muy útil para abrir el chakra del corazón.


Plano mental: escríbete una carta de amor

¿Alguna vez has escrito una carta de amor? No importa si es en papel, a la vieja usanza, o a través de algún medio digital, como el correo electrónico, es muy probable que alguna vez le hayas dedicado tus más lindas palabras a tu persona amada. ¿Y alguna vez te has escrito una carta así a ti mismo? Lo más seguro es que no.


Tú mismo debes ser tu primer y más grande amor, porque cultivar el amor propio te permite crear relaciones amorosas sanas con otros. Por eso, sería muy bueno que empezaras a dedicar algunos minutos del día para escribirte algo a ti mismo, en donde te digas todo aquello que amas de ti, lo que te enorgullece y lo que te hace feliz de ser tú. Escribe como si le escribieras al amor de tu vida. Eventualmente, eso es en lo que te convertirás.

Plano emocional: realiza una meditación metta

La meditación metta tiene su origen en las prácticas budistas, cuyo objetivo es promover el amor sincero y desinteresado, la compasión, el desapego y la paz interior.

La palabra metta (idioma índico pali) tiene muchas acepciones; entre las más populares figuran: amor, bondad y empatía. Metta es el sentimiento de amor universal más profundo que puede existir.


La práctica de la meditación metta es recomendada para conectar con las emociones, superar la autocrítica y la depresión, desterrar sentimientos negativos, contrarrestar la ira, el insomnio y la angustia, y practicar el amor incondicional y la compasión. Además, te ayuda a reconocer tus sentimientos y canalizarlos positivamente, no sólo hacia ti mismo, sino también hacia los demás.

Para realizarla, cierra los ojos y visualízate sentado frente a ti. Deséate lo siguiente:


Que me sienta seguro.

Que yo sea saludable.

Que pueda sentirme alegre.

Que yo conozca el amor.


A continuación, visualiza a alguien en tu vida a quien amas o aprecias, y deséale las mismas frases de bondad amorosa:

Que él/ella se sienta seguro.

Que él/ella esté sano.

Que él/ella se sienta alegre.

Que él/ella conozca el amor.


Finalmente, un punto que quizás sea complicado, pero hacerlo te resultará liberador y te dará paz. Visualiza a alguien en tu vida con quien tengas un conflicto o alguien a quien encuentres desafiante, y deséale lo mismo.


Ahora, medita durante unos minutos y deja que tu ser se inunde de los sentimientos positivos que acabas de desear y generar para ti y para los demás.



Plano espiritual: sé parte de un voluntariado



Ayudar a quien lo necesita es una gran oportunidad para dar incondicionalmente. Elige una actividad que te motive, ya sea ayudar a un albergue de mascotas, un orfanato, un asilo de ancianos, alguna asociación que apoye a personas discapacitadas o sin hogar… opciones hay muchas, y sólo necesitas decidirte para empezar a donar un poco de tu tiempo y esfuerzo para hacer felices a otros y, de paso, a ti mismo.


Ayudar es una forma de generar empatía respecto al sentir y las necesidades de otros, y es algo que te ayuda a experimentar cómo la compasión y la solidaridad con los
demás afecta positivamente tu sentido de bienestar.


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