domingo, 19 de mayo de 2019

Yin y yang: el principio de la dualidad de la existencia



El yin y yang son conceptos que provienen de la filosofía china, más exactamente del taoísmo. Este último es un marco de pensamiento creado por Lao Tsé, una figura de la cual no hay certeza si existió realmente. Lo cierto es que esos conceptos están presentes desde aproximadamente el siglo VI antes de nuestra era.

La filosofía de Lao Tsé quedó consignada en un libro llamado Tao Te King, nombre que significa algo así como ‘camino a la virtud’. En este se plantean por primera vez los conceptos de Yin y Yang, los cuales se han traducido como ‘oscuro y brillante’.

“Si quieres vivir una vida equilibrada, debes admitir que la naturaleza humana es yin y yang, día y noche, amor y odio, no puedes rechazarla. Se trata de abrazarlo y celebrar el hecho de que somos débiles, y de eso emerge un gran poder”.
-Adam Darsky-

Lao Tsé habla del yin y yang como una dualidad que está presente en todo lo que existe. El día y la noche, el hombre y la mujer, la vida y la muerte, etc. Se trata de dos estados opuestos que no están en contradicción, sino que se complementan y dependen el uno del otro. Lo uno no quiere imponerse sobre lo otro, sino que coexiste en equilibrio con él.

La dualidad en el Yin y Yang

Para el taoísmo, todo está en constante cambio de forma natural. El invierno sigue al otoño y así sucesivamente, sin que hagamos algo para que esto ocurra. Lo mismo sucede con las realidades humanas. El camino de la virtud consiste en no alterar esos cambios, ni en la naturaleza, ni en la propia vida.

Los deseos y los objetivos personales son los que llevan a que alguien quiera alterar ese orden natural. La “no acción”, en cambio, permite que las cosas fluyan y se desenvuelvan como deben hacerlo, sin cambios introducidos desde fuera.

El yin y yang representan ese cambio continuo. La armonía consiste en mantener en equilibrio la dualidad expresada en esos dos conceptos. A su vez, la disarmonía tiene que ver con la predominancia excesiva de alguno de estos dos aspectos.

El yin corresponde a todo lo que es femenino, suave, húmedo, terrenal, pasivo, absorbente y oscuro. El yang tiene que ver con lo masculino, áspero, seco, aéreo, activo, penetrante y luminoso. Ambos elementos y características están presentes en todo lo existente.

Los principios que rigen el yin y yang

Según el taoísmo, los conceptos de yin y yang se rigen por una serie de principios, que les son propios. Estos principios definen la dinámica que existe entre esos dos factores y sirven como pauta para aplicarlos a situaciones concretas.

Los principios en mención son los siguientes:

El yin y yang son opuestos. Sin embargo, no son excluyentes: puede haber algo yin en una realidad yang y viceversa. Por ejemplo, en medio de la oscuridad de la noche está la luz de la luna.
Interdependencia. El yin no puede existir sin el yang y viceversa. Por ejemplo, no hay muerte sin vida, ni vida sin muerte.
Mantienen un equilibrio dinámico. Cuando el yin aumenta, el yang disminuye y viceversa. Cuando uno de los dos crece en exceso, obliga al otro a concentrarse y esto desencadena una transformación. Por ejemplo, el exceso de calor conduce al deshielo en una zona y esto a su vez provoca inundaciones.
Cuando el uno desaparece, se transforma en el otro. No forman una realidad separada, sino que coexisten. Por eso el uno desaparece, relativamente, solo para darle paso al otro. Por ejemplo, el día y la noche.
En el yin siempre hay una traza de yang y viceversa.
Aplicaciones prácticas

Es importante insistir en que los conceptos de yin y yang forman parte de una filosofía y no de una teoría científica, aunque la física cuántica ha desarrollado tesis que coinciden en alguna medida con estos. Así mismo, esta idea de la dualidad inherente a todo tiene diversas aplicaciones prácticas.

Los conceptos del yin y el yang se aplican directamente a las prácticas de artes marciales. Ideas como defensa y ataque, o concentración y relajación, provienen directamente de estos. Así mismo, la medicina china se vale de la dualidad y la complementariedad, tanto para diagnosticar, como para tratar todas las enfermedades. Lo expresan con este principio: “sedar lo excesivo y tonificar lo deficiente”.

Del mismo modo, los conceptos de yin y yang se aplican en la vida diaria para lograr la armonía interna. Llaman al desprendimiento y la aceptación. Dejar fluir. Que a las noches de nuestras vidas sigan los días, a la tristeza, la alegría y así sucesivamente. No pretender que todo sea positivo, ni pleno. Admitir que la dualidad existe.

Edith Sánchez

Atrévete a ser feliz.

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