sábado, 25 de mayo de 2019

Los cambios se arraigan en tu interior. Por Ashamel Lemagsa.



Amados…

Muchos de nosotros vemos, sentimos y vivimos cómo los cambios llegan, en muchos casos, sin aviso previo, para instalarse, no sé si definitivamente, pues nada es definitivo…



Hace un par de años, algunos escritores o canalizadores nos hablaban de los cambios energéticos, nos contaban que quizás debíamos mudarnos a otros pueblos o sufrir divorcios inesperados, como parte de los cambios energéticos que estábamos viviendo, pero esa etapa ya pasó, pues los cambios, de aquí y ahora, son mucho más profundos…

Son los cambios evolutivos interiores que cada uno de nosotros, debemos realizar.

Son los cambios que no dependen del lugar donde vivimos, no dependen quién está a nuestro lado, ni de los problemas que debemos sortear cada día para seguir remando en esta dimensión de luz y sombras.

Hace tiempo que les hable de las “aguas que se dividían” y que cada uno de nosotros debía trabajar en su interior para ubicarse en el lugar que le correspondía según el nivel vibratorio.

A esta altura de los acontecimientos cada uno de nosotros debemos saber dónde estamos parados, quienes somos realmente y hacia dónde dirigir nuestro enfoque espiritual, más allá de nuestras ideologías espirituales o religiosas, sin juzgar las decisiones de nadie, ni de nosotros mismos, con respeto y libertad absoluta de lo que sentimos por nosotros y los demás.

Todas las historias de conspiraciones, traslados a otros planetas, llegada de recursos “extraordinarios” fueron diluyéndose en ausencias, olvidos o algunas excusas del por qué no se cumplieron…

Nada es definitivo, nada es casual y todo es resultado de nuestras decisiones, de nuestros actos, pensamientos y sentires.

Las realidades de cada uno de nosotros son distintas y no podemos compararlas entre sí.

El trabajo interior debe continuar, centrado ya no más en lo que se supone que somos, sino en lo que sentimos desde nuestro corazón que realmente somos y aquí en este punto tan importante, somos nosotros los únicos responsables de saber cuál es nuestro lugar.

Ni mantras, ni plegarias, ni Maestros, ni Guías, ni Tratados, nos pueden dar las respuestas, que están en nuestro interior… Escuchar la Esencia de Nuestra Divinidad, como fuente de Sabiduría interior, ese es el verdadero sendero evolutivo.

Soltar lo que “dicen” otros, para seguir nuestros propios senderos, guiados por nuestra sabiduría interior.

Ustedes me preguntarán… ¿Cómo llegar a ella? ¿Cómo saber que es ella la que nos guía?... Nuestra Sabiduría interior.

Pues, hace tiempo les expliqué, que primero debíamos atravesar nuestras propias sombras, aceptarlas como propias, para posteriormente iluminarlas con la energía contraria a ellas, por ejemplo, orgullo (sombra) iluminarla con Humildad.

Ese trabajo interior es nuestra responsabilidad absoluta y de nadie más, para llevarlo a cabo no debemos auto justificarnos ni engañarnos a nosotros mismos, ni sentirnos culpables de la existencia de las sombras interiores, simplemente aceptarlas que existen y a partir de ello, iluminarlas desde el amor.

Cuando logramos vernos con nuestras Luces y Sombras, sin culpa, ni resentimientos por nadie ni nada, llegamos a nuestra verdadera Paz Interior, equilibrio del Yin y Yang interno.

Cuando las aguas se calman en paz y alegría, en armonía logramos la conexión con Nuestra Divinidad… El Ser Superior y desde él a la Consciencia Cósmica Universal.

Todo este proceso, lleva tiempo, paciencia y… Mucho Amor!!!

Amor hacia nosotros mismos y hacia toda la creación, pues comprendemos que más allá de los disgustos cotidianos, todo es Creación Divina de Luces y Sombras como nosotros mismos, por ello decimos Somos UNO, pues somos Unidad en la diversidad interior que se refleja en el exterior.

Hoy pregúntate…

Dónde estás parado interiormente????

Quién eres en realidad, más allá del rol que debes ejercer cada día???

Hacía dónde te diriges cuando viajas a tu interior?

Quizás logres comprender que hoy… Los cambios se arraigan en tu interior.

Los Amo!!!

Con Amor Ashamel Lemagsa.



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