viernes, 19 de abril de 2019

La buena y la mala ayuda en las relaciones. Por Virginia de la Iglesia


En este post voy a hablar sobre la buena y la mala ayuda en las relaciones.

En concreto te explicaré los motivos por los cuales ayudar de forma indiscriminada puede ser contraproducente.

Normalmente cuando hablamos de ayuda pensamos que esta siempre es buena.

La realidad es que no siempre es así.

No siempre es lícito ayudar a todo el mundo y en todas las circunstancias.

La ayuda puede ser mala según el origen de la misma y puede ser interpretada como una intromisión cuando no nos la han pedido.

No quiero que se me malinterprete, no quiero decir que ayudar sea malo, ni mucho menos, ayudar desde un estado de plenitud y consciencia es una gran forma de evolucionar.

De lo que hablo aquí es de que la ayuda indiscriminada no siempre es buena.

La ayuda está relacionada con el equilibrio entre el dar y recibir, por este motivo es importante tomar consciencia desde donde estamos dando o ayudando con el fin de no sentirnos abusados o con sentimiento de vacío.

A continuación te voy a poner ejemplos concretos relacionados con la buena y mala ayuda.

Ejemplos de una mala ayuda

Ayudar al otro desde nuestras carencias, como pueden ser: no saber decir que no, dificultad para poner limites, necesidad de complacer…

Dar desde un estado de extenuación y saturación, si no tienes energía para ti, qué calidad de ayuda puedes ofrecer a otros?
Decir siempre que sí de forma indiscriminada sin valorar si realmente queremos y tenemos tiempo de ayudar.

No valorar si lo que nos están pidiendo es justo o razonable.
Extralimitarse o asumir problemas de otros que no nos corresponden.

Dar con el objetivo o expectativa de recibir algo a cambio.
Ejemplos de una buena ayuda

Ahora voy a explicar lo que sería una buena ayuda.

La buena ayuda es aquella en la que la persona se siente libre y no condicionada por el otro (o sus propias carencias) en su decisión de ayudar.

Este tipo de ayuda se caracteriza por:

Ayudar desde un estado de plenitud.

Ayudar sin esperar recibir algo a cambio.

Ayudar sin sobreimplicarse.

Ayudar desde la mejor disposición posible pero sin apegarse a los resultados derivados de esa ayuda.




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