martes, 8 de enero de 2019

LA LLAMA DE LA ATENCION. Ramiro A.Calle



El primer sistema de autorrealización que insisitó en la necesidad de entrenar y desarrollar la atención fue el yoga hace más de cinco mil años. Muchos sabios se percataron de que la atencion era un factor de iluminación esencial e imprescindible. Krishnamurti se refería a ella como "la llama de la mente" y Nisargadatta aseveró: "No infravalores la atención. Significa interés y, al mismo tiempo, amor. Para crear, hacer, descubrir, tienes que poner todo tu corazón. lo que es igual a poner la atecnión. De ella brotan todas las bendiciones".

La atención es la preciosa función de la mente que nos permite captar y captarnos, conectar por con lo que es sin juicios ni prejuicios. Mediante la atención nos damos cuenta y en la media en que la entrenamos y desarrollamos, nos capacita para conectar con cada momento y, como dicen los maestros zen, conseguir que el color sea más color y el sonido más sonido. Gracias a la atención consciente y pura, podemos lograr darle a todo su peso específico y vivir en la gloria inspiradora del instante, sin estar tan condicioados por el pasado o el futuro, los recuerdos o las expectativas. Buda decía: "El pasado es un sueño; el futuro es un espejismo; el presente es una nube que pasa". Pero esta nube que pasa es la que podemos captar si estamos atentos.

La atención es como un sutil músculo que se puede entrenar y desarrollar. ¿Cómo? A través de los ejercicios de concentración y meditación y estando más atento a cada momento de la vida diaria. La atención es como una flecha con dos puntas: una hacia afuera y otra hacia adentro, o sea que mediante ella podemos captar lo que sucede en el exterior pero también lo que está sucediendo dentro de nosotros: estados de ánimo, emociones, reacciones psíquicas y, en suma, contenidos mentales y emocionales. Tambien podemos mediante la atención descubrir nuestras rutinas y hábitos psíquicos. En el yoga, desde muy antaño, se ha aconsejado la triple autovigilancia: la de lamente, la de la palabra y la de los actos. Buda declaraba: "Si te estimas en mucho, vigílate bien".

Aunque parezca muy paradójico, hay que estar atento para recordar que hay que estar atento. Así se lo digo a mis alumnos en las clases de meditación, donde les recuerdo que la atención es como un diamante en bruto que nos ha sido dado, pero que cada uno tiene que ir puliendo. Si nos damos cuenta de que no estamos atentos, es un buen comienzo para tratar de estar atento, pero nadie crea que se puede estar atento sin entrenarse mediante as técnicas de meditación y adiestramiento metódico de la mente; eso no es sposible, como no lo es que uno quiera correr los diez mil metros si no se entrena. Una falacia de muchos mindfulnistas es decir que basta con estar atento, sin añadir que para conseguirlo hay que entrenarse mediante un método solvente.

Comparto con vosotros algunas sentencias budistas que nos sirven de inspiración y recordatorio:

"La atención es el camino hacia la Liberación; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos es como si ya hubieran muerto" (Dhammapada).

"Atento entre los inatentos, plenamente despierto entre os dormidos, el sabio avanza como un corcel de carreras se adelante sobre un jamelgo decrépito". (Dhammapada)

" Para el propio bien hay que convertir la atención vigilante en un guardian de la mente". (Anguttara Nikaya).

"Monjes, yo declaro que la atención es útil en cualquier parte". (Buda)

"Si la atención monta la guarda a las puertas de la mente, la clara coprensión (lucidez) se unirá a ella, y una vez que llegue nunca se irá". (Santideva).

"Aquel que carece de la armadura protectora de la atención es verdaderamente un blanco para los apegos; al igual que un guerrero en la batalla, sin su cota de malla está expuesto a las flechas de los enemigos". (Asvaghosa).

"Hay que estar atento para que la mente, que se parece a un elefante en celo, esté siempre sujeta al poste de la calma inteiror. Hay que estar atento para examinar a cada instnate la condición de la propia mente" (Santideva)

Ramiro A.Calle


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