domingo, 4 de noviembre de 2018

Una nueva teoría dice que somos personalidades múltiples de una consciencia cósmica


Desde el cómodo asiento de nuestros cuerpos (y cerebros integrados), es fácil pensar que la consciencia es una propiedad única de los humanos. Pero algunos filósofos argumentan que todo el universo es consciente, o para decirlo más ampliamente: que solo existe la consciencia cósmica.

Esto resuelve el problema de dónde proviene la consciencia, pero deja otros dilemas persistentes, como por qué las personas (y otros organismos vivos) tienen consciencias privadas que son de menor tamaño que un tamaño cósmico. Y si tú y yo somos parte de la misma consciencia cósmica, ¿por qué no puedo leer tus pensamientos simplemente cambiando el foco de mi atención?

En un artículo publicado a principios de este año en el Journal of Consciousness Studies, el filósofo y autor Bernardo Kastrup aborda estas y muchas otras preguntas utilizando la analogía del trastorno de identidad disociativo (TID), lo que una vez se conoció como desorden de personalidad múltiple.

Kastrup comienza con la premisa de que la consciencia cósmica es todo. El entorno material, junto con las propiedades de la materia, son manifestaciones físicas de los pensamientos y sentimientos de esta consciencia. Estos son los aspectos "revelados" y "ocultos" del cosmos, respectivamente.

Luego argumenta que todos los organismos vivos, incluidas las personas, son alters disociados de la consciencia cósmica. Esto es similar a cómo las personas con TID pueden tener múltiples personalidades (o alters) que coexisten dentro de la misma psique. En ambos casos, los alters son parte del todo, cada uno con su propia consciencia privada.

El enfoque de Kastrup es una modificación de una teoría llamada "cosmopsiquismo", que afirma que la unidad de consciencia más pequeña abarca todo el cosmos. Otras teorías basadas en esto han intentado alcanzar el nivel de consciencia humana dividiendo la consciencia cósmica en unidades más pequeñas y luego volviéndolas a unir para formar una consciencia de nivel superior.

Kastrup evita este "problema de recombinación" al recurrir a la disociación. Esto implica separar partes de la consciencia cósmica en alters, o "sujetos relativos". Cada uno de estos segmentos de la consciencia cósmica tiene un límite distinto, junto con un sentido de identidad propia o yo-idad.

Y al igual que la consciencia cósmica en sí misma, los alters tienen también un aspecto oculto (pensamientos y sentimientos) y un aspecto revelado (cuerpo físico, metabolismo, sentidos, etc.).

Kastrup escribe que "la disociación cósmica ocurre precisamente en el nivel de los seres vivos con consciencia unitaria, como usted y yo". También incluye otros organismos en esta definición, desde plantas y mamíferos hasta las bacterias y virus más pequeños.

Todos los alters están separados del resto de la consciencia cósmica ―sin dejar de ser parte de ella― por un límite disociativo. A diferencia de los límites de los objetos inanimados, los límites de los organismos vivos no son arbitrarios.

Tomemos una jarra, por ejemplo: el hecho de que el asa de la jarra sea una parte integral de su "jarre-idad" es una decisión arbitraria. Podrías tener fácilmente una jarra sin asa.

Pero con los organismos vivos, nuestros límites coinciden con donde percibimos que nuestro cuerpo termina. Podemos percibir fotones que golpean nuestras retinas o nuestra piel, pero no los que golpean una pared o una silla. Tampoco podemos decidir que una parte de nuestra piel no sea parte integral de nuestro cuerpo, de la misma manera que decidimos que un asa no es parte integral de una jarra.

Del mismo modo, podemos hacer que las partes de nuestro cuerpo se muevan. Pero no podemos hacer que los cuerpos de otros organismos vivos (alters) se muevan de la misma manera. Esto es parte de lo que nos diferencia de los demás.

El límite disociativo es tan fuerte ―junto con nuestro ego y nuestra yo-idad― que nos vemos a nosotros mismos como claramente separados de la consciencia cósmica. Pero esto, según Kastrup, es solo una ilusión.

La percepción existe solo a través de este límite disociativo. Ocurre cuando el "exterior" incide en el límite que rodea un alter, como cuando los fotones golpean la retina o una pluma toca la piel.

Lo que percibimos como el mundo inanimado que nos rodea es realmente el aspecto revelado de los pensamientos y sentimientos de la consciencia cósmica, la misma consciencia de la que somos parte. Y lo que vemos como otros organismos vivos son los aspectos revelados de otros alters disociados.

Sin embargo, lo que percibimos no es una réplica exacta de lo que realmente está fuera de nosotros. Sino que es una representación del exterior. De modo que los colores, sonidos, sabores y texturas que experimentamos son diferentes de lo que experimenta la consciencia cósmica que nos rodea.

Kastrup escribe que los alters son como islas inmersas en un único océano. Debido a que todos estamos en el mismo océano, experimentamos el universo aproximadamente de la misma manera.

Y como también solo tenemos acceso al "exterior" a través del límite disociativo, no podemos cambiar las leyes de la naturaleza, leer las mentes de otras personas o doblar una cuchara con solo nuestros pensamientos.

Pero esta teoría nos permite descansar sabiendo que somos parte de algo más grande que nosotros mismos, incluso si vivimos en nuestra propia burbuja disociativa.


Shawn Radcliffe

https://www.nodualidad.info

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