lunes, 15 de octubre de 2018

AMA TU INDIVIDUALIDAD (CONOCE CÓMO LA SOCIEDAD TE CONDICIONA PARA QUE NO LO HAGAS) Por Laura Foletto


Cuando descubrí el sistema de Diseño Humano, sentí que al fin me validaba a mí misma, que las piezas caían en su lugar. Siempre me había notado extraña en algunas cosas que la sociedad proponía como modelos o que admitía como “normales”: ¿qué pasaba si yo no los cumplía o no los deseaba? En principio, había decepción, frustración, rechazo, inadecuación, exigencia, ocultación, vergüenza, desvalorización, y podría seguir por un largo rato, porque las consecuencias de no aceptarnos así como somos son enormes y devastadoras.


Poco a poco, fui desaprendiendo lo que me inculcaron y desoyendo las otras voces hasta que me permití fluir con mis propias características y aprender de mí misma. Fue duro al principio pero no hay nada que dé más paz, satisfacción y reconocimiento que ser uno mismo, en sus luces y sombras. Cuando hice mi diseño, todo cobró sentido y me vi identificada completamente por primera vez. Sobre todo, aprecié el valor de haberme escuchado y aceptado.


¿Cuáles son las “normalidades” que nos inducen y oprimen (si no somos así)?


Todos tenemos mucha energía y vitalidad.

Esto es verdad para un 70% de la población, los Generadores. Ellos tienen un Centro definido, el Sacral, que es como poseer un motorcito en el vientre que funciona continuamente durante el día y se regenera a la noche durmiendo (por eso caen como troncos). Los Manifestadores tienen un poco más y los Proyectores bastante poca, por lo que no pueden “subirse” a la tónica general porque lo pagan con cansancio y enfermedades varias.


Todos sentimos bienestar y plenitud.

Esto es cierto para un 55%, los que tienen el Centro del Bazo definido. Son los que se levantan a la mañana llenos de ánimo y fuerza y desestiman cualquier señal porque “está todo bien, a mí no me va a pasar nada” (sí les pasa porque el cuerpo no perdona el destrato). El resto se levanta como puede y está pendiente de montones de síntomas floridos.


Todos queremos tener hijos.

Esto funciona para los que tienen el Sacral definido, porque es un Centro de sexualidad y generación de nueva vida, por lo que hay un imperativo tácito de crearla. Para los demás, no existe como tal, con esa fuerza.


Todos debemos tener una identidad y una dirección definida en la vida.

Esto es así para un 57%, los que poseen el Centro G definido. El resto, según esta concepción, vive perdido porque cambia de forma de ser de acuerdo a con quién está y no tiene una “pasión” que lo mueva como a los otros (pero así debe ser porque tienen la libertad de explorar esos temas y definirse con el tiempo).


Todos tenemos fuerza de voluntad.

Esto es descorazonador (nunca mejor dicho) porque solo quienes tienen el Centro del Ego/Corazón definido la pueden usar para lograr objetivos, pero resulta que solamente el 37% es así. Entenderás entonces la razón por la que es tan dañino que se reclame a la mayoría algo que no puede conseguir por ese medio (sí con motivación y perseverancia).


Todos debemos ser rápidos, asertivos, fuertes…

Nosotros, al igual que la Naturaleza, somos Yin, casi en un 90%. Esas características Yang, masculinas, son impuestas por la cultura y nos obligamos a cumplirlas, forzando procesos y apurando tiempos, para luego sufrir de ansiedad, estrés, impaciencia, frustración, y todos los males que estamos pasando en estos tiempos en que este paradigma se aceleró absurdamente.


En el próximo Boletín, continuaré con otros supuestos. Obviamente, he generalizado estos aspectos, cada uno de nosotros tiene su propio diseño individual que es único, original y excepcional. El objetivo es que nos demos cuenta cómo podemos perder esa individualidad al tratar de cumplir un “deber ser”. Lo que traemos es parte de un proceso más grande, de un movimiento divino hacia la Unidad en el Amor. Debemos desempeñar nuestro papel, no el asignado por la sociedad sino el que traemos como co-creadores de Todo Lo Que Es.    



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