viernes, 10 de agosto de 2018

La teoría de los pequeños logros para reconstruir la autoestima


La teoría de los pequeños logros nos dice que la vida siempre es mejor si aprendemos a simplificarla. Los problemas más grandes e irresolubles, por ejemplo, hallarán con más facilidad su desenlace si los “desintegramos” en trozos más elementales.


Así, nada puede ser más catártico para la propia autoestima que ir acumulando pequeñas victorias, triunfos cotidianos con los que ir avanzando. Dicen los antropólogos que la capacidad de progreso es algo natural en el ser humano.

El avance tecnológico, social y cultural es casi imparable. Tanto, que no tardaremos demasiado en tener a nuevas generaciones dispuestas a explorar ya nuevos planetas, y a dar un salto cualitativo y cuantitativo en el mundo de la medicina para erradicar enfermedades que hoy son crónicas o mortales.

“Voy despacio, pero jamás desandando lo andado”.
-Abraham Lincoln-

Ahora bien, podemos señalar una idea central: estos logros son muy complicados si no estimulamos su motivación y su interés en conseguirlo, si no creemos en sus posibilidades. Así, daremos paso a hombres y mujeres que confían en sus capacidades, que disponen de un buen autoconcepto y de una autoestima fuerte.

Por ejemplo, el célebre biólogo James Watson, co-descubridor de la estructura molecular del ADN, explica en sus memorias que en la escuela nadie nos suele explicar cómo funciona la motivación o cómo se gestionan esas épocas de marcada oscuridad y derrotismo personal.

El doctor Watson y Francis Crick fracasaron en múltiples ocasiones en su intento por descifrar el ADN. Es más, durante varios años consideraron la idea de que su modelo fracasara, siendo el motivo por el que se convertirían en el hazmerreír de su profesión.

Sin embargo, ambos decidieron corregir su enfoque mental y emocional y aplicar lo que hoy conocemos como la teoría de los pequeños logros. Porque no hay nada mejor que ir poco a poco para ganar en seguridad, en confianzas, en certezas… Y alcanzar el triunfo.

La teoría de los pequeños logros para mejorar la imagen que tenemos de nosotros

No podemos exigirle a un niño que corra si primero no ha aprendido a andar. Tampoco nadie puede empezar una casa por el tejado si primero no ha puesto los cimientos. La vida exige calma, saber hacer y sobre todo esa inteligencia que sabe nutrirse de la más delicada paciencia. Sin embargo, en nuestro día a día no hay demasiado espacio para la prudencia de quien elige ir más despacio, de quien prefiere las pequeñas tentativas, de quien prefiere contar hasta 100 antes de dar un paso.

La mayoría de nosotros, de hecho, nos movemos en ese extremo donde todo parece magnificado. Tenemos grandes sueños, elevados anhelos y, también, grandes problemas. Todo nos supera, todo parece escaparse de nuestras manos la mayor parte del tiempo, hasta el punto de pensar que no tenemos escapatoria ninguna, que ya hemos quemado todas nuestras naves. Este tipo de percepciones minan nuestra autoestima y vetan por completo cualquier motivación de logro.

Ahora bien, hay un nombre que bien merece nuestro reconocimiento en el mundo de la psicología por sus aportaciones al campo de la motivación humana. Teresa Amabile, profesora de Harvard y especialista en creatividad, productividad y felicidad en el trabajo destaca todo lo que nos puede aportar la teoría de los pequeños logros. Para alcanzar grandes metas o solucionar los más complejos problemas, lo mejor es ir partiendo todo el trayecto en pequeñas escalas.

Las pequeñas revoluciones del día a día

Karl Weick es un conocido psicólogo social experto también en el campo de la motivación. Según él, la mayoría de las sociedades modernas afrontan de manera poco eficaz sus problemas más serios, como pueden ser el desempleo, el fracaso escolar o la delincuencia. Aquello que siempre acaban haciendo los agentes sociales y las esferas políticas es invertir amplias partidas de dinero para dar, según ellos, “grandes soluciones”.

Sin embargo, las grandes soluciones siempre se quedan en humo, en papel mojado, en algo que llega con buenas intenciones y desaparece por donde ha venido. Porque la auténtica clave se halla ni más ni menos que en la teoría de los pequeños logros, en las pequeñas revoluciones del día a día. En detectar aquello que no funciona, en ser un hábil y paciente microcirujano capaz de identificar dónde está el auténtico problema.

Así, en países como Noruega o Finlandia saben que lo ideal es crear planes sencillos y modestos a nivel local, estar cerca de la gente, diseñar organismos accesibles con los que ir cambiando poco mentalidades.

“Si quieres hacer grandes cambios, debes prestar atención a los pequeños detalles”.
-Rudolph Giuliani-

Objetivos más pequeños para mejorar nuestra autoestima

No importa lo grande que sea ese problema o el desafío que tengamos en el horizonte. Basta con desmenuzarlo, con dividirlo en trocitos más pequeños para hacer de esas dimensiones estados mucho más manejables. La teoría de los pequeños logros nos dice que para mantener nuestra salud emocional necesitamos victorias cotidianas y para lograrlas nada mejor que ponernos a diario objetivos sencillos.

Poco a poco mejorará nuestra autoestima y seremos capaces de hacer cambios un poco más grandes, de permitir que nuestros pasos sean más largos y seguros, que nuestra mirada se eleve y vea esa cima un poco más cerca cada día. Invirtamos por tanto nuestros esfuerzos en aplicar este enfoque tan sencillo como humilde para desplazar un poquito más allá nuestros límites.

Valeria Sabater
Atrévete a ser feliz.

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