miércoles, 27 de junio de 2018

El dolor y la gestión de las emociones.


Diferentes investigaciones muestran que la represión de las emociones en los pacientes con dolor crónico se correlaciona con mayor grado de discapacidad, como la ira, la tristeza, el miedo y la angustia en exceso, entre otras. Por lo que neurocientíficos, basados en los estudios recientes recomiendan la intervención multidisciplinar para el tratamiento álgico, tomando muy en cuenta los factores biopsicosociales, la falta de regulación emocional interviene la percepción del dolor y mantenimiento del dolor.


Contenido
1 Emociones y la expresión del dolor crónico
2 Profesionales de la salud y paciente con dolor crónico
3 Flexibilidad mental y física: Antiálgicos potenciales
4 Inteligencia emocional y dolor crónico


Emociones y la expresión del dolor crónico

“Los sentimientos y las emociones son el lenguaje universal, que debe ser honrado, son la expresión auténtica de quiénes somos.” Judith Wright.

El dolor es importante, pues alerta al organismo ante una amenaza, luego entonces insano resulta rechazarlo, negarlo, proyectarlo o reprimirlo de alguna manera, en cambio, sublimarlo por medio de las Artes puede resultar catártico, útil y edificante. Cuando existe un sentimiento en donde la persona no se siente con la capacidad para hacer frente a distintas situaciones de la vida le presenta en su cotidiano vivir, le puede invadir la desesperanza y requerir ayuda psicológica, los trastornos del estado de ánimo, la depresión y la ansiedad a menudo prevalecen entre quienes padecen dolor crónico.

Algunas doctrinas sostienen la creencia de que dichas emociones deben ser reprimidas, sin embargo, fungen a manera de válvula de escape, su adecuada gestión, por el contrario, contribuye al bienestar, el cúmulo de emociones reprimidas puede intensificar el dolor, esto se ha asociado con mayor grado de discapacidad en el paciente.

“¿Qué cuenta sobre ti el dolor que tienes?” El Dr. Jordi Montero, especialista en neurología y autor del libro “Permiso para quejarse” (2017), afirma: “Cualquier dolor agudo crea una situación emocional compleja que genera una memoria del dolor. Ese dolor queda grabado para siempre aunque no haya daño”.

El paciente realmente experimenta dolor, en muchos casos debido a la sensibilización central (SC), no se lo ha inventado, es percibido de esa manera. Hoy día, gracias a estudios de neuroimagen muy especializados se puede detectar cuando se experimenta dolor aunque no exista aparente daño, se ha podido observar que las personas que presentan dolor agudo, tienen similar actividad cerebral a la de los pacientes que padecen dolor crónico.


Debido a las memorias de dolor que el cuerpo guarda sucede lo anterior, al cerebro le gusta desarrollar rutinas, de esa manera automatiza funciones para facilitar su arduo trabajo, el cerebro aprende a responder ante ciertos estímulos que percibe como amenazantes, aspecto modificable a través de la psicoeducación, las estrategias empleadas en la hipnosis, las sugestiones a niveles más profundos de consciencia: Alfa, Beta, Gamma, Delta y Theta, la logoterapia, la terapia cognitivo conductual (TCC) y otras pueden beneficiar en gran medida al paciente.

Profesionales de la salud y paciente con dolor crónico


“Propiciando los cambios en su conducta, con psicoterapia emocional, trabajando la regulación emocional… Todo eso puede ser positivo. Si le ofrecemos más medicina o métodos más agresivos vamos a empeorar su dolor. No existe una cura en el dolor crónico, pero sabemos lo que debemos hacer”. Jordi Montero

Como profesionales de la salud, tenemos que ser más respetuosos en la manera en que nos dirigimos al usuario, pues con nuestras palabras podemos contribuir a que su estado de confusión, que su angustia y temores aumenten, el paciente puede incrementar con esto, ciertos factores psicosociales en el mantenimiento del dolor como la ansiedad y el estrés en exceso, en cambio, podemos hacer que el paciente se sienta contenido y motivado para tomar su salud en sus manos y seguir las recomendaciones para procurarse mayor calidad de vida.

Recuerda que como paciente tienes derecho a pedir otra opinión cuando no te sientes satisfecho con la atención recibida, tu salud es tu responsabilidad; en muchos casos, las características de ciertas enfermedades también crónicas con las que guarda comorbilidad el dolor crónico pueden contribuir a la complicación del correcto diagnóstico y/o demorarlo por años, dejando terreno fértil para que la enfermedad avance, si tienes dudas respecto a tu padecimiento, la búsqueda de información y educación concerniente a tu padecimiento puede darte mayor tranquilidad.


Es conveniente que el médico tratante advierta al paciente que puede beneficiarse con la adherencia a un tratamiento psicoterapéutico. Jordi Montero aconseja tratar el tema con el paciente con respeto, afirmó en el Festival de Cartagena (2018) que al catalogarlos únicamente de “simuladores o histéricos”, cuando realmente experimentan el dolor puede ser insultante. La salud es un derecho, pero la responsabilidad de ella, reside en el individuo.

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Flexibilidad mental y física: Antiálgicos potenciales

“El movimiento es antiálgico y disminuye el dolor crónico. Las personas que se mueven y que mueven su cerebro, obviamente, están ocupados en otros temas, pueden mejorar su dolor agudo”. Jordi Montero

Tres elementos sustanciales para el manejo del dolor serían:
La educación básica y la búsqueda de información respecto a su padecimiento.
El mantener la flexibilidad mental tanto como la física en la medida de lo posible. Evitando limitar el movimiento más de lo necesario por temor.
Gestión de las emociones.

Las anteriores, representan estrategias para afrontar el dolor adaptativas, tomar en cuenta los aspectos biopsicosociales en el tratamiento álgico puede marcar una gran diferencia, como las neurociencias nos ha demostrado. El neurocientífico Shlomo Breznitz afirma que para mantenerse en forma, nuestro cerebro necesita exigencia, desafío, cambio, y movilidad:

“Mantener la lucidez es un ejercicio tan duro como mantenerse en línea”.

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Inteligencia emocional y dolor crónico

Diferentes investigaciones nos muestran cómo la represión de las emociones en los pacientes con dolor crónico se correlaciona con mayor grado de discapacidad, es el caso de la expresión de la ira, la tristeza y el miedo, lo cual no significa que dichas personas tengan que permanecer en medio del malestar emocional o justificar ciertas conductas de su parte.

“Las emociones son capaces de generar memorias”. Jordi Montero

“¿Quién ha dicho que las personas somos como somos y que no podemos cambiar?” “¿Acaso tenemos que resignarnos con lo que nos ha “tocado vivir”?” Marta Guerri Pons (2014), psicóloga clínica, enfermera y especialista en el manejo de los trastornos de ansiedad que escribió: “Inteligencia Emocional: Una guía útil para mejorar tu vida”, como su nombre lo indica, el libro puede ser un faro que te guíe hacia mayor bienestar, así como proveerte de herramientas para conseguir una mejor gestión de tus emociones de manera práctica y sencilla.

Conclusión


Las personas con dolor crónico no tienen que permanecer entre malestar emocional, cuando la persona por sus propios medios, aunque a pesar de su voluntad existe falta de regulación emocional para seguir desarrollándose como persona en algún aspecto, es preciso buscar apoyo psicoterapéutico, los psicólogos pueden enseñar estrategias para una gestión adecuada de las emociones de acuerdo a las necesidades específicas del paciente.

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