viernes, 23 de marzo de 2018

Dismorfia muscular, Vigorexia o el Complejo de Adonis



La dismorfia muscular, también conocida como vigorexia, anorexia invertida o Complejo de Adonis, es un tipo de trastorno dismórfico corporal, en el que los individuos que lo experimentan presentan una preocupación patológica por conseguir un cuerpo musculado.


En qué consiste la dismorfia muscular

La dismorfia muscular afecta principalmente a varones y atletas, y se trata de la preocupación obsesiva en el propio cuerpo acompañada de una creencia exagerada o irracional de que el cuerpo es demasiado pequeño, delgado y con falta de masa muscular. Este desorden suele pasar desapercibido entre el entorno social del afectado, ya que suponen que sólo está realizando conductas relacionadas con el ejercicio y la vida sana, por lo que lo hace difícilmente reconocible por sus familiares y amigos y, por supuesto, por la propia persona.

Este trastorno se identificó a finales del siglo XX, y su nombre fue acuñado por el psiquiatra estodounidense Harrison G. Pope en 1993. La describió como un trastorno de alimentaciónsurgido por la obsesión preocupante de la figura corporal en los años 90.

Aunque se han observado este tipo de trastornos en niños de hasta 6 años, suele aparecer en mayor medida en hombres jóvenes, con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años y se da en 4 de cada 10.000 personas.

Estos sujetos tienen una percepción distorsionada de ellos mismos, se consideran débiles, flojos y con falta de atractivo, se obsesionan con la idea de que su constitución corporal es demasiado pequeña o insuficientemente musculada y persiguen a toda costa la belleza física. Debido a su fijación por ganar masa muscular, invierten mucho tiempo y recursos en rutinas de ejercicios, regímenes dietéticos y suplementos nutricionales. Pueden dejar de lado las relaciones sociales y abandonar otros muchos aspectos de su vida, para dedicar todo su tiempo a entrenar. Acompañan este exceso de ejercicio con una ingesta extrema de proteínas y carbohidratos, además del consumo abusivo de sustancias como esteroides anabolizantes, para tratar de aumentar la masa muscular y conseguir un cuerpo musculado.


Aunque tiene ciertas similitudes con la anorexia nerviosa, la dismorfia muscular es especialmente difícil de reconocer, ya que no se conoce tan bien y las personas que la experimentan, al contrario que con la anorexia, por lo general se ven muy saludables.

En el ámbito social, la angustia y la obsesión por el propio cuerpo provocan ausencias de la escuela, el trabajo y descuido de sus relaciones con amigos y familiares. En comparación con otros trastornos dismórficos corporales, las tasas de intentos de suicidio son especialmente altas. La incidencia de la dismorfia muscular está aumentando, en parte debido a la actual popularización de los ideales culturales masculinos de cuerpos extremadamente musculados y torneados.
Signos y síntomas de la vigorexia o Complejo de Adonis

Como acabamos de ver, este trastorno se deriva de la percepción personal de la propia belleza, que se ve reforzada por el tremendo efecto que tienen los cánones de belleza actuales sobre la sociedad. Así, el complejo de Adonis se encuentra notablemente influenciado principalmente por el papel de la opinión pública.

El Complejo de Adonis presenta los siguientes signos y síntomas habituales:
Percepción de que el propio cuerpo es demasiado pequeño, delgado y con falta de masa muscular.
Búsqueda constante por alcanzar un tipo de atractivo físico autoimpuesto.
Restricción de comidas y utilización de regímenes dietéticos enfocados a perder grasa y ganar masa muscular. Incrementan exageradamente el consumo de proteínas, carbohidratos y anabolizantes, mientras que reducen la ingesta de lípidos. Esto puede ocasionar alteraciones metabólicas importantes, sobre todo cuando el vigoréxico consume esteroides que ocasionan cambios de humor repentinos.

Realización de largas e intensas rutinas de ejercicio.
Inyección de medicamentos que potencian el crecimiento muscular.

Frustración por creer que no están consiguiendo el resultado que buscan y depresión.
Problemas sociales y laborales por exceso de horas en el gimnasio.
Presentan un autoconcepto distorsionado y baja autoestima.
Las dietas desequilibradas y el exceso de ejercicio puede conllevar importantes desajustes en la homeostasis corporal provocando síntomas potencialmente más mortales que la anorexia y la bulimia, ya que el cuerpo humano solo puede soportar un período máximo de 6 meses con estos desarreglos:

Mareos, convulsiones y dolores de cabeza.
Lesiones hepáticas y cardiacas.
Estrechamiento de las arterias.
Alteración de los niveles de azúcar.
Problemas de fertilidad y disfunción eréctil. Disminución del recuento de espermatozoides y atrofia testicular por consumo de anabolizantes.
Hipertrofia muscular y alteración en huesos que deben adaptarse a la nueva forma corporal. La sobrecarga del gimnasio repercute en los huesos, tendones, músculos y articulaciones.
Trastornos metabólicos y desnutrición como consecuencia de dietas desequilibradas: bajas en grasas y altas en proteínas.
En las mujeres aparecen trastornos como masculinización e irregularidades en el ciclo menstrual.
Sobreproducción de endorfinas, lo que genera la adicción al ejercicio físico.

Las personas que experimentan dismorfia muscular generalmente pasan más de tres horas diarias reflexionando sobre el aumento de la musculatura y se sienten incapaces de limitar sus actividades a un simple levantamiento de pesas. Como en la anorexia nerviosa, la búsqueda del cuerpo perfecto puede ser insaciable. Controlan de cerca forma corporal y se camuflan usando varias capas de ropa para parecer más grandes.

La vigorexia implica angustia severa al tener que exponerse o ser vistos por otros si consideran que no han alcanzado el nivel de musculación deseado. Su funcionamiento ocupacional y social se ve gravemente deteriorado, y los regímenes dietéticos pueden interferir en su salud, aunque no se perciba externamente.


Aproximadamente la mitad de los afectados tienen poca o ninguna idea de que estas percepciones son poco realistas. Es fácil hacer diagnósticos erróneos de otros trastornos mentales, incluidos trastornos de la alimentación, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y trastornos por consumo de sustancias, además, como ya hemos dicho, las tasas de intentos de suicidio son elevadas.
Factores de riesgo

Aunque el desarrollo de la dismorfia muscular no están claros, aunque se han identificado varios factores de riesgo.
Traumas y acoso

En comparación con la población general, las personas que manifiestan dismorfia muscular tienen más probabilidades de haber experimentado u observado eventos traumáticos como agresión sexual o violencia doméstica, o haber sufrido acoso y bullying debido a su aspecto corporal o intelectual. El aumento de la masa corporal se percibe como una característica necesaria para reducir la amenaza de nuevos traumas o acosos.
Características psicológicas

La baja autoestima se asocia con niveles más altos de insatisfacción corporal y la consecuente dismorfia muscular. Las preocupaciones por el tamaño corporal también pueden reflejar inseguridad en las propias habilidades sexuales, pues la musculatura es una característica sexual masculina secundaria que sugiere virilidad y destreza para proteger a la compañera y a la descendencia.

Exposición a los medios

A medida que los medios occidentales enfatizan el atractivo físico, algunas campañas de marketing aprovechan para explotar las inseguridades de la imagen corporal masculina. En los últimos 20 años han aumentado exponencialmente el número de revistas de fitness para hombres, así como todo tipo de publicaciones, anuncios y películas donde aparecen cuerpos masculinos parcialmente desnudos y bien musculados como prototipo de hombre ideal. Dichos medios provocan comparaciones corporales y presionan a los individuos a ajustarse a estos cánones, desgraciadamente con ello se incrementa la brecha entre las percepciones de los hombres de su propia musculatura frente a la musculatura deseada. Los hombres en edad joven son un fuerte indicador de que la búsqueda de musculatura es la internalización de los cuerpos masculinos idealizados representados por los medios.
Competición atlética

Los atletas tienden a compartir algunos factores psicológicos que pueden predisponer a la dismorfia muscular, factores que incluyen altos niveles de competitividad, necesidad de control y perfeccionismo. Los atletas tienden a ser más críticos con sus propios cuerpos y peso corporal. Además, si no logran los estándares de rendimiento pueden recurrir a las medidas extremas de modificación del cuerpo típicos de la dismorfia muscular. La participación en deportes donde el tamaño, la fuerza y ​​el peso aumentan la ventaja competitiva o disminuyen la desventaja, se asocia con este trastorno. Los prototipos atléticos refuerzan el ideal social de la musculatura bien torneada y definida. De la misma forma, aquellos que tienen una predisposición hacia la dismorfia muscular suelen ser más propensos a participar en deportes de competición.
Tratamiento de la dismorfia muscular

Existe poca conciencia por parte de los afectados de que la preocupación por su propio cuerpo es exagerada y obsesiva, ni de las consecuencias que estos pensamientos le acarrean en su vida personal y social. No es extraño por tanto que los sujetos eludan abiertamente someterse a tratamiento.

Por otro lado, la investigación científica sobre el tratamiento de la dismorfia muscular es todavía muy limitada. Sin embargo, algunas evidencias apoyan la eficacia de la terapia basada en la familia, la terapia cognitivo-conductual y la farmacoterapia con inhibidores de la recaptación de serotonina.

Referencias

Anderson, RE, Bartlett, SJ, Morgan, GD y Brownell, KD (1995). Pérdida de peso, patrones psicológicos y nutricionales en culturistas masculinos competitivos. Revista Internacional de Trastornos de la Alimentación, 18, 49-57.
Baile, J. I. (2005). Vigorexia ¿cómo reconocerla y evitarla? Madrid: Editorial Síntesis.
Blouin, AG, y Goldfield, GS (1995). Imagen corporal y uso de esteroides en culturistas masculinos. Revista internacional de trastornos de la alimentación, 18, 159-165.
Pope, HG, Phillips, KA y Olivardia, R. (2000). El complejo de Adonis: la crisis secreta de la obsesión por el cuerpo masculino. Nueva York, NY; Prensa Libre.
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2007152313719906
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4977020/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1627897/

https://www.psicoactiva.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario