sábado, 30 de septiembre de 2017

Con el tiempo te das cuenta de que no necesitas sentir mariposas, necesitas sentirte tranquilo


La tranquilidad muchas veces puede ser asociada con la rutina y el aburrimiento, pero solo las personas que han disfrutado de ella, pueden entender que es el estado ideal, bien sea en soledad o compañía.
Esas cosquillas en el estómago, propias de una reacción química de nuestro cuerpo, presente especialmente en las etapas de descubrimiento o enamoramiento hacia otra persona, indiscutiblemente nos da una sensación maravillosa, que normalmente viene acompañada de ilusión, de pasión, de ganas, pero también de dudas, que no necesariamente representan algo de por sí negativo, pero que terminan por ser reflejo de la poca tranquilidad propia de algo que comienza, a lo cual se está apostando, que sabemos que tiene probabilidades de darse como esperamos o bien tener un resultado indeseado.
Evidentemente cualquier riesgo que tomemos nos hará cuestionarnos y nos generará dudas, y no por eso debemos limitarnos a no saltar. Allí justamente está lo interesante de la vida, en no saber lo que pueda pasar y debemos actuar oyendo nuestro corazón y prestando la justa atención a nuestra razón.
Al cabo del tiempo, cuando comenzamos a madurar, cuando vemos las cosas bajo otra escala de prioridades y damos más valor a lo realmente importante, las mariposas en el estómago pierden papel protagónico, anidándose en nuestros deseos los estados en los cuales nos resulte más sencillo encontrar paz, sosiego y con ello estabilidad.
Hay quienes se hacen adictos a la fase de enamoramiento, con sus maripositas revoloteando, y cuando ellas cesan, deben cambiar de pareja y/o buscar que alguien más despierte ese efecto en ellos, sin llegar a entender las etapas de una relación.
Quienes se encuentran más cercanos a un estado de madurez, pueden prescindir de las mariposas, para abrirle paso a otro tipo de sentimientos y sensaciones que llegan a mostrarnos un lado quizás más tranquilo, pero la mayoría de las veces con un contenido mucho mayor de elementos que contribuyan a una relación que pueda proyectarse a futuro.
La emoción ante las llamadas, ese brinco en el estómago al escuchar la voz de quien nos gusta, la necesidad de ver a alguien con la simple finalidad de abrazarle, el pensar qué hacer para generar encuentros, el descubrir a alguien, puede disminuir, pero a su vez abrirse paso a lo que puede asociarse mucho más con el amor: el cuidado, los detalles, el querer estar con alguien en sus momentos difíciles, el saber que se cuenta con alguien para quien somos importantes, el sembrar y cuidar cada día lo que queremos cosechar, y esto es justamente lo que hace que alguien habite en el corazón del otro.
Disfruta de tus mariposas en el estómago, pero ten el privilegio de dejar ir esas mariposas para darle cabida al verdadero amor, sin que se apague la llama, sin que se pierda la emoción, pero con tranquilidad que nos da la confianza y la solidez de una relación.
 RINCON DEL TIBET. 
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Einstein y Tagore: Sobre la Naturaleza de la Realidad

Einstein y Tagore: Sobre la Naturaleza de la Realidad

En julio de 1930, el famoso científico alemán Albert Einstein, se entrevisto con el filosofo, poeta y músico Rabindranath Tagore. Quienes mantuvieron una estimulante platica, dilucidando temas entre la ciencia y la religión.

Einstein es reconocido por la teoría de la relatividad y sus numerosos estudios en física, pero no es muy conocida su faceta mística, era conocido su interés por los temas espirituales y esotéricos, esto se revela en las platicas con R. Tagore,
La concepción del universo, el afán de buscar una verdad ultima, es la verdad independiente de nosotros. Esta entrevista quedara para la historia a continuación extractos de lo que R. Tagore llamo: “La Naturaleza de la Realidad”.
Einstein: ¿Cree usted en lo divino aislado del mundo?
Tagore: Aislado no. La infinita personalidad del Hombre incluye el Universo. No puede haber nada que no sea clasificado por la personalidad humana, lo cual prueba que la verdad del Universo es una verdad humana.
Einstein: Esta es una concepción del universo puramente humana.
Tagore: No puede haber otra. Este mundo es un mundo humano, y la visión científica es también la del hombre científico. Por lo tanto, el mundo separado de nosotros no existe; es un mundo relativo que depende, para su realidad, de nuestra conciencia. Hay cierta medida de razón y de gozo que le confiere certidumbre, la medida del Hombre Eterno cuyas experiencias están contenidas en nuestras experiencias.

El Amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.
Einstein: Esto es una concepción de entidad humana.
Tagore: Sí, una entidad eterna. Tenemos que aprehenderla a través de nuestras emociones y acciones. Aprehendimos al Hombre Eterno que no tiene limitaciones individuales mediadas por nuestras limitaciones. La ciencia se ocupa de lo que no está restringido al individuo; es el mundo humano impersonal de verdades. La religión concibe esas verdades y las vincula a nuestras necesidades más íntimas, nuestra conciencia individual de la verdad cobra significación universal. La religión aplica valores a la verdad, y sabemos, conocemos la bondad de la verdad merced a nuestra armonía con ella.
Einstein: ¿Entonces, la Verdad o la Belleza no son independientes del hombre?
Tagore: No.
Einstein: ¿Si no existiera el hombre, el Apolo de Belvedere ya no sería bello?
Tagore: No.
Einstein: Estoy de acuerdo con esta concepción de la Belleza, pero no con la de la Verdad.
Tagore: ¿Por qué no? La Verdad se concibe a través del hombre.
Einstein: No puedo demostrar que mi concepción es correcta, pero es mi religión.
Tagore: …Nosotros, en cuanto individuos, no accedemos a ella sino a través de nuestros propios errores y desatinos, a través de nuestras experiencias acumuladas, a través de nuestra conciencia iluminada, como si no conociéramos la Verdad.
Einstein: No puedo de mostrar que la verdad científica deba concebirse como verdad válida independientemente de la humanidad, pero lo creo firmemente. Creo, por ejemplo, que el teorema de Pitágoras en geometría afirma algo que es aproximadamente verdad, independientemente de la existencia del hombre. De cualquier modo, si existe una realidad independiente del hombre, también hay una verdad relativa a esta realidad; y, del mismo modo, la negación de aquella engendra la negación de la existencia de ésta.

El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.
Tagore: La verdad, que es una con el Ser Universal, debe ser esencialmente humana, si no aquello que los individuos conciban como verdad no puede llamarse verdad, al menos en el caso de la verdad denominada científica y a la que sólo puede accederse mediante un proceso de lógica, es decir, por medio de un órgano reflexivo que es exclusivamente humano. Según la filosofía hindú, existe Brahma, la Verdad absoluta, que no puede concebirse por la mente individual aislada, ni descrita en palabras, y sólo es concebible mediante la absoluta integración del individuo en su infinitud. Pero es una verdad que no puede asumir la ciencia. La naturaleza de la verdad que estamos discutiendo es una apariencia – es decir, lo que aparece como Verdad a la mente humana y que, por tanto, es humano, se llama maya o ilusión.
Einstein: El problema se plantea en si la Verdad es independiente de nuestra conciencia.
Tagore: Lo que llamamos verdad radica en la armonía racional entre los aspectos subjetivos y objetivos de la realidad, ambos pertenecientes al hombre supra-personal.
Einstein: Incluso en nuestra vida cotidiana, nos vemos impelidos a atribuir una realidad independiente del hombre a los objetos que utilizamos. Lo hacemos para relacionar las experiencias de nuestros sentidos de un modo razonable. Aunque, por ejemplo, no haya nadie en esta casa, la mesa sigue estando en su sitio.
Tagore: Sí, permanece fuera de la mente individual, pero no de la mente universal. La mesa que percibo es perceptible por el mismo tipo de conciencia que poseo.
Einstein: Nuestro punto de vista natural respecto a la existencia de la verdad al margen del factor humano, no puede explicarse ni demostrarse, pero es una creencia que todos tenemos, incluso los seres primitivos. Atribuimos a la Verdad una objetividad sobrehumana, nos es indispensable esta realidad que es independiente de nuestra existencia, de nuestras experiencias y de nuestra mente, aunque no podamos decir qué significa.
Tagore: La ciencia ha demostrado que la mesa, en tanto que objeto sólido, es una apariencia y que, por lo tanto, lo que la mente humana percibe en forma de mesa no existiría si no existiera esta mente. Al mismo tiempo, hay que admitir que el hecho de que la realidad física última de la mesa no sea más que una multitud de centros individuales de fuerza eléctricas en movimiento es potestad también de la mente humana.
Einstein: ¡Entonces, yo soy más religioso que usted!
Tagore: Mi religión es la reconciliación del Hombre Suprapersonal, el espíritu humano Universal y mi propio ser individual. Ha sido el tema de mis conferencias en Hibbert bajo el título de “La religión del hombre”.

¿HASTA CUÁNDO DORMIDO? LA SOMBRA DEL ILUMINADO


En términos junguianos, la sombra es el aspecto oscuro de la persona, el conjunto de sus contenidos reprimidos. Su integración mediante el proceso de individuación es un proceso lento y laborioso que puede durar toda una vida y ni siquiera llegar a ser culminado.
Esto nos lleva a asumir que todo pretendido proceso de autotrascendencia espiritual pasa primero por una larga fase de autotransformación psicológica, y eso es algo que no se suele apreciar en las actitudes internas de los autodenominados despiertos.
John Babbs, profesor de la Universidad de Boulder, escribe en una recopilación de textos sobre la sombra:

Nuestro conferenciante había tenido una visión. Una visión de un mundo en paz, un mundo bueno y limpio en el que todos trabajaban en lo que les gustaba colaborando estrechamente entre sí. […]  
Calculo que habré estado en un centenar de estos prodigiosos acontecimientos. Gente hermosa, dulce, amable, espiritual. Fascinantes visionarios. Pero bajo todo ese esplendor acecha una sombra apenas velada por los beatíficos tópicos de la dulzura a la que denomino Funtamentalismo de la Nueva Era, la creencia de que yo poseo la verdad y de que todos los demás están equivocados, son estúpidos o malos, la convicción de que yo represento a las fuerzas de la luz y la bondad mientras que los demás están engañados por las fuerzas del mal. Esto, obviamente, no es algo que se declare en voz alta. 
(Jung y otros, Encuentros con la sombra).
Un fundamentalismo que no admite discusión posible, puesto que el conocimiento procede de canalizaciones. Y punto.
Según las tradiciones místicas y esotéricas, el mal no es una realidad objetiva, externa, sino que se trata de energías internas mal comprendidas y, por tanto, mal asimiladas. “Es por ello que sus enseñanzas no apuntan a prescribir una moral sino que tan sólo aspiran a ofrecernos fórmulas para llevar a cabo el trabajo espiritual”.
Las enseñanzas así entendidas dirigen hacia la práctica personal e introspectiva que permite asimilar e integrar la sombra inconsciente.
En el hinduismo y en el budismo, por su parte, el mal y la sombra están personificados por la figura de dioses y demonios a quienes rogamos bendiciones o contra quienes nos rebelamos. Estas fuerzas internas, o rakshasas, son consideradas como aspectos de la mente del meditador, deidades airadas internas que representan los celos, la envidia y la codicia. […]
No obstante, la sombra parece brillar por su ausencia en la mayor parte de los entusiastas partidarios de la nueva era. Estos devotos suelen creer que con la ayuda de un maestro adecuado o de una disciplina correcta pueden acceder a los niveles superiores de conciencia sin tener que habérselas con sus vicios más mezquinos o sus apegos emocionales más desagradables.
(Jung y otros, Encuentros con la sombra)
Se ha eliminado toda parada en la angustia y en la humildad exigidas para atravesar el umbral del templo. En cambio, se aprecia en tales entusiastas una necesidad de controlar el medio, avidez mal disimulada por el dinero, legitimación pueril de los impulsos emocionales que se imponen en la conducta ante la falta de una voluntad firme y madura. Un amor que se cree altruista pero que, inconscientemente, se entrega para ser amado.
Y justificaciones varias para incluir en el mundo espiritual lo que no es más que aprecio por valores materiales de los que el sujeto no tiene coraje para desprenderse ni fuerza de voluntad suficiente para ejecutar un auténtico camino de desarrollo interior.
Tales situaciones, como veremos, son los síntomas propios de una personalidad que se ha identificado con el sí-mismo, que es mucho más amplio que el yo. Mientras que éste es la manifestación de unos rasgos concretos con los que se interactúa en sociedad (persona), el primero abarca también lo inconsciente y supone la esencia del individuo, su aspecto integro: el sabio o ermitaño de los cuentos y mitos.
Para toparse con él, es necesario haberse internado en el bosque oscuro donde nada tiene buena pinta ni nadie se muestra agradable, o haber cruzado un océano agitado por tormentas en un barco cuyos crujidos no suenan precisamente a música celestial. Más bien todo lo contrario, pues por algo la sombra es el descenso a los infiernos.
Pero eso el maestro de cualquier nuevo movimiento con un mínimo de éxito social no lo sabe. Porque por algo ha tenido éxito entre los suyos: porque promete goce y placer en la travesía. De lo contrario, no tendría gente que asistiera a sus conferencias.
Y si lo sabe, lo ignora y es un charlatán o, en la mayoría de los casos, es una buena persona que sencillamente, llevada por la ilusión y la pasión, ha confundido el serio desafío que es el camino iniciático con un divertido juego de gymkana con el que pasar la vida.
Y aquí convendría, por seguir con los cuentos, distinguir entre la búsqueda de los caballeros del Grial y la simple aventura. En la primera, el viaje está presidido por la constante sensanción de angustia e incertidumbre. En la segunda, el héroe se siente animado por la promesa de sorpresas y situaciones extrañas que le llevarán a un final donde todo habrá merecido la pena.
En la búsqueda ni siquiera hay la certeza de que habrá incertidumbres, mucho menos de que habrá un final, de ahí la angustia y el vacío. En la aventura, están garantizadas las acciones heroicas porque se trata de salir de la rutina y llenar la vida con algo más de entretenimiento.
La identificación del yo con el sí-mismo da lugar a una inflación de los impulsos inconscientes que se manifiesta como endiosamiento. El yo, en tanto que se ha creído el sí-mismo, no tiene necesidad de atender al objeto, es decir, a todo aquello que es externo, y confía ciegamente en su voz interior, que no es más que la voz de lo exterior, de todos los condicionantes sociales, familiares, históricos y culturales almacenados en su memoria y confundidos con su esencia. Pero la voz del sí-mismo, lejos de ser oída, apenas llega siquiera a poder ser definida como un débil murmullo entre tanto grito adulador.
Dice Jung en Tipos psicológicos, que si el yo ha asumido, en su despiste, el papel del viejo sabio, surge de modo natural, para compensar, un reforzamiento inconsciente de la influencia de lo exterior, del objeto. Cuanto más independiente, superior y libre pretende ser el yo, cuanto más se engaña queriendo hacerse pasar por el sí-mismo, tanto más cae en la esclavitud de las circunstancias externas, pues tantas más son las represiones necesarias para seguir con el autoengaño y, cuantas más, más fuertes.
Influencia que se deja notar en la consciencia como una continua “tentación” hacia el objeto del que se pretende ser libre, ya que el inconsciente se va cargando de represiones que aumentan la presión por manifestarse.
La libertad de espíritu es atada a la cadena de una humillante dependencia financiera, la despreocupación en el obrar se resiente una y otra vez de una angustiada postración ante la opinión pública, la superioridad moral cae en la ciénaga de relaciones dudosas, las ansias de poder acaban en un implorante anhelo de ser amado.
Lo inconsciente cuida ante todo la relación con el objeto y lo hace de un modo y manera que son apropiados para destruir a fondo la ilusión de poder y la fantasía de superioridad de la consciencia. El objeto adquiere unas dimensiones pavorosas, a pesar de la degradación consciente que de él se hace. A consecuencia de ello el yo se esfuerza con más violencia aún en separar y dominar el objeto. Finalmente, el yo se rodea de un auténtico sistemas de seguros […] los cuales intentan preservar al menos la ilusión de superioridad.
(Jung, Tipos psicológicos)
Todo esto acaba en un desgaste del individuo, que se agota en sus intentos por defenderse del mundo, por un lado, y en su lucha por imponerse al mismo, por otro. Aquí caben dos opciones: rendirse ante los encantos del mundo y justificar la rendición con tropecientos motivos inventados por los “yo-iluminados”, o darse cuenta de cuán equivocado estábamos al dejarnos llevar por los cantos de sirenas.
Esto explica que buena parte de lo que hoy se llama “espiritualidad” no sea sino una distorsión acorde a la época. Y puesto que la época insiste en lo material como fuente de felicidad, la espiritualidad se reduce a instrumento por el que alcanzar dichos placeres. En un caso u otro, materialistas y “neo-espiritualistas” comparten más de lo que ellos mismos pueden imaginar.
El mayor peligro para alguien que siente la inquietud por ir más allá en ese asunto extraño que es la existencia es adherirse a técnicas y discursos que pretenden responder a todos sus interrogantes sin esfuerzo.
La solución, por seguir con los cuentos, nos la da Neo en la tercera película de la saga Matrix, en ese momento en que se da cuenta de que la lucha contra Smith siempre terminará en tablas, y cuando comprende al fin qué quería decir el malvado personaje con aquello de “yo soy tú, Neo”“no somos tan diferentes” y demás frases por el estilo… Es entonces cuando el héroe comprende en qué consiste su misión y la historia deja de ser un entretenido cuento de buenos y malos donde los primeros siempre ganan y los segundos siempre pierden.
Luego, es cosa de cada cual mirar a ver qué hace…
Por cierto, como muchos ya saben, el título de este artículo sale de un breve cuento hindú:
Era un pueblo de la India cerca de una ruta principal de comerciantes y viajeros. Acertaba a pasar mucha gente por la localidad. Pero el pueblo se había hecho célebre por un suceso insólito: había un hombre que llevaba ininterrumpidamente dormido más de un cuarto de siglo. Nadie conocía la razón. ¡Qué extraño suceso! La gente que pasaba por el pueblo siempre se detenía a contemplar al durmiente.
¿Pero a qué se debe este fenómeno? -se preguntaban los visitantes-.
En las cercanías de la localidad vivía un eremita. Era un hombre huraño, que pasaba el día en profunda contemplación y no quería ser molestado. Pero había adquirido fama de saber leer los pensamientos ajenos. El alcalde mismo fue a visitarlo y le rogó que fuera a ver al durmiente por si lograba saber la causa de tan largo y profundo sueño. El eremita era muy noble y, a pesar de su aparente adustez, se prestó a tratar de colaborar en el esclarecimiento del hecho. Fue al pueblo y se sentó junto al durmiente. Se concentró profundamente y empezó a conducir su mente hacia las regiones clarividentes de la consciencia. Introdujo su energía mental en el cerebro del durmiente y se conectó con él. Minutos después, el eremita volvía a su estado ordinario de consciencia. Todo el pueblo se había reunido para escucharlo. Con voz pausada, explicó:
–Amigos. He llegado, sí, hasta la concavidad central del cerebro de este hombre que lleva más de un cuarto de siglo durmiendo. También he penetrado en el tabernáculo de su corazón. He buscado la causa. Y, para vuestra satisfacción, debo deciros que la he hallado. Este hombre sueña de continuo que está despierto y, por tanto, no se propone despertar.
*El Maestro dice: No seas como este hombre, dormido espiritualmente en tanto crees que estás despierto.
(Ramiro Calle, 101 cuentos de la India)
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viernes, 29 de septiembre de 2017

EL PELIGRO DE CASTIGARNOS Y EXIGIRNOS Por Laura Foletto.


Los Generadores (un 70% de la población) tienen una frecuencia: la Metamorfosis.  Así como no vemos la transición de una oruga para convertirse en mariposa dentro de su crisálida, ellos tampoco se dan cuenta de su proceso de aprendizaje o concreción de un objetivo, ya que involucra un “estancamiento” periódico hasta que el resultado se presenta todo de golpe.  Como no les gusta esperar y no ven la conclusión inmediata,  tienden a abandonar antes de lograrla o a mortificarse. 

Aunque esta frecuencia es de los Generadores, todos tenemos esta conducta dañina de quejarnos y exigirnos frente a cualquier cosa que implique tiempo y paciencia.  Esto solo mantiene y profundiza el problema puesto que le agrega presión y energía y lo hace mayor.  Un ejemplo: estás aprendiendo a manejar y, a pesar de que te esfuerzas y pones atención, te equivocas continuamente, así que te enojas, te insultas, te comparas, te sientes inferior a los demás.  Esta energía pesada y frenética funciona como un escudo que retrasa el avance y/o que impide que llegue lo que deseas. 

En principio, comprender que cualquier cosa se consigue a través de “Prueba y Error” es fundamental.  Si sabes de entrada que vas a fallar, entonces puedes relajarte y tomar cada equivocación como un aprendizaje que te lleva más rápido a la meta.  Por otro lado, en lugar de demandarte grandes soluciones y medidas heroicas, entender que las pequeñas herramientas eficientes repetidas todos los días son mejores te ayudará a tranquilizarte y a tener otra perspectiva.

 Si tienes a mano estrategias adecuadas y recursos simples y los aplicas cada vez que surgen las oportunidades (llama así a los “problemas”: es más efectivo), sin exigirte resultados instantáneos, eso te motivará porque te sentirás más sereno y obtendrás pequeños éxitos que te entusiasmarán para continuar hasta que llegue lo que te propusiste.

En lugar de eso, das vueltas sobre los mismos temas una y otra vez, usas las mismas tácticas equivocadas y te concentras en las mismas actitudes que no te sirven y así te vas frustrando tanto que no ves salida.  Cuando aparece una luz en el camino, la desechas porque te parece poco o no la practicas con perseverancia.  Lo veo continuamente con la Carta de Diseño o el Curso: “sientes” que eso te puede ayudar, pero permites que la inercia y la desesperanza triunfen y vuelves a caer en la misma rutina. 


Sea lo que sea que sientas que te puede asistir a encontrarte con lo mejor de ti mismo, con tu esencia única y personal, ¡tómalo!, ¡síguelo!, ¡no desistas hasta que lo consigas!  Viniste con cualidades, potenciales, aprendizajes, propósitos maravillosos, originales, inigualables.  Y no me refiero a nada grandioso ni impresionante como te exige el ego en su inseguridad, sino a ser tú mismo y a aceptar tu propio camino.  En eso radica tu perfección y tu satisfacción, tu éxito, tu paz.


EL SER UNO - LOS CAMBIOS QUE NOS LLEVARÁN HACIA EL CAMINO CORRECTO…



¿Qué significan los cambios que estamos experimentando en estos tiempos? ¿Estamos dispuestos a realizar cambios internos y externos, que serían para el bien de uno mismo y del planeta? ¿Podemos realmente cambiar, o no lo podemos hacer, ya sea por falta de dinero y porque no podemos salir del sistema? ¿Nos sentimos atrapados, impotentes y esclavos de la Matriz?...Primeramente debemos entender que todo cambio comienza con el Amor a nosotros mismos, a nuestro entorno y al planeta, nuestro único hogar, donde todos vivimos y donde lo harán los hijos de nuestros hijos. Tenemos que entender también que los cambios nunca se presentan de un momento a otro, generalmente son procesos de evolución y elevación. Los alimentos de un pasado no son los mismos que hoy en día comemos y nuestros pensamientos tampoco son los mismos que antes teníamos.

Es indudable que nosotros hemos evolucionado y elevado, hemos sofisticado nuestra naturaleza-hombre-burda, convirtiéndola en lo que somos hoy en día: Seres más sutiles, tenues, menudos y sofisticados. Retrocedamos en el tiempo y visualicémonos antes de la Edad de Piedra, ¡¡Que terrible no!! Pensar que éramos así, animales carnívoros, salvajes e instintivos. Teníamos una mandíbula prominente, colmillos y dientes grandes, que nos permitía alimentarnos de carne cruda; nuestro Sistema Digestivo estaba preparado para ese tipo de alimentación, todo nuestro cuerpo demandaba esa clase de proteínas porque nuestra evolución así lo requería.


Con el pasar del tiempo, nuestro cuerpo fue evolucionando y la carne cruda ya no la podíamos digerir facilmente, así que comenzamos a cocinarla, de esta manera la digestión se fue convirtiendo en un proceso más leve y sutil. Nuestros dientes fueron disminuyendo, nuestro cuerpo y huesos se hicieron más delgados y finos, comenzamos entonces a alimentarnos no solo de animales si no de vegetales, permitiendo que nuestro cuerpo se adaptara quimicamente a procesar nutrientes ligeros y de fácil digestión. Lo mismo sucedió con nuestros pensamientos, estos a través del tiempo, se han ido enriqueciendo de tal manera, que podemos comparar nuestro cerebro, al de una computadora avanzada.

Cierto es, que no somos los de ayer, ni seremos los de mañana. Los cambios fueron, son y serán inminentes, tanto así, que nuestras necesidades se han ido ajustando a los mudanzas evolutivas y se han depurado de acuerdo a lo que hoy somos. 


Hoy en día podemos señalar con orgullo, que no necesitamos los alimentos del pasado, porque gracias a la transmisión global y a través de los canales informativos, podemos decir, que el Conocimiento está al alcance de todos. Si queremos realmente estar dispuestos a hacer nuestros cambios internos y externos, no podemos decir: Yo no lo sabía; No los puedo realizar porque no se como hacerlo; Nadie me lo dijo; No me lo enseñaron; Mis padres así me criaron; Estamos dentro de un Sistema que no lo permite; No tenemos otras opciones; Así estoy acostumbrado; No tengo dinero para hacerlo; Es muy difícil y todas las excusas que nos imponemos para no trabajar, en algo que sería para nuestro propio beneficio y para el planeta.


Esta manera de ser y vivir es muy cómoda, simplemente es dejarse llevar por la corriente como corderos, por conveniencia y comodidad, no estamos dispuestos a los cambios, porque eso significa esfuerzo, averiguación, dedicación y sacrificio, ya que tendremos que renunciar a gustos y costumbres que muchas veces están tan arraigados, que es difícil de erradicar. Nosotros hemos evolucionado y nuestro cuerpo y psiquis ya no están soportando energías pesadas, densas y de difícil digestión física y psíquica. Nuestro Cuerpo Astral y Material nos están exigiendo cada vez más los cambios, nos lo están demostrando día a día, con las enfermedades físicas y psíquicas que surgen y que muchas veces no sabemos ni cómo curarlas.


La información está a nuestro alcance, si queremos dejar de comer carnes en forma general, tenemos en el mercado muchas opciones para suplir las proteínas que nuestro cuerpo necesita. Si queremos alimentarnos adecuadamente, podemos realizarlo, todo depende de cada uno de nosotros, para ello, tenemos que indagar, averiguar, ir a un nutricionista vegetariano, vegano u holístico que nos pueda guiar y aconsejar y tantas cosas que podemos innovar en nuestra vida, siempre y cuando tengamos la voluntad de querer hacerlo. Igual sucede con nuestra psiquis, podemos suplir las energías-pensamientos-negativas e inútiles que tanto daño nos hace, por energías-pensamientos útiles, de calidad, elevadas, interesantes y nutritivas para que nuestro cerebro trabaje adecuadamente y pueda estar en buenas condiciones mentales. Si no nos sentimos capaces de estudiarnos a nosotros mismos, tenemos infinidad de profesionales que se encuentran en el área psicológica-espiritual, que nos pueden ayudar con nuestros problemas.

A muchos de nosotros nos gustaría hoy en día hacer los cambios mencionados, pero a veces nos encontramos frente a frente con una realidad aplastante de necesidades creadas, que se encuentran dentro de un sistema que no nos permite salir en el momento que queremos. Nos gustaría dejar de usar la gasolina que tanto daño hace a nuestro planeta, pero ¿Cómo hacemos? casi todo está hecho en base de petróleo y muchos de nosotros no estamos en condiciones económicas de comprar por ejemplo, un carro eléctrico, construir una casa ecológica o en casos extremos irnos a vivir, como muchos desearíamos, al campo, cerca de la naturaleza. No podemos, a pesar que nos gustaría, convertir nuestro carro para que use alcohol en vez de gasolina, porque el país donde vivimos no usan otros combustibles y así por delante, nos confrontamos con barreras que nos impiden la transformación que quisiéramos.


¡¡Calma!! No podemos entrar en desespero y querer realizar los cambios de la noche a la mañana. Cada vida que tengamos nos ofrecerá algún cambio y así poco a poco, podremos realizarlo al 100%. Debemos tener paciencia, porque las transformaciones energéticas no se realizan de la noche a la mañana, ellas se irán ejecutando durante nuestras próximas reencarnaciones. Necesitamos comprender que los cambios son procesos naturales y necesarios para nuestra evolución. Los cambios en general, nunca son drásticos, radicales ni fundamentales, estos siempre se realizan de acuerdo al avance evolutivo de la especie y son siempre acompañados por el Conocimiento y Entendimiento de experiencias y vivencias propias o colectivas.La vida no nos pide cambios exagerados, desiquilibrados, fundamentalistas, extremados, colosales y sin entendimiento.

Hagamos nuestros cambios internos y externos poco a poco, en lo que nos tocó vivir en esta vida actual. Comencemos a hacerlo con cordura y responsabilidad, adaptándo los cambios en nosotros, lo mejor que podamos y sobre todo, que estén a nuestro alcance. Estos se deben hacer a través del conocimiento y entendimiento, de esta manera sentiremos dentro de nosotros, la transformación física de percibirlos en nuestra materia haciéndola más leve, sana y ligera y sentiremos también, que nuestra mente se transforma en libertad, cordura y armonía.¡¡Despertemos y estemos dispuestos a los cambios. Rompamos los esquemas viejos y obsoletos con mucho Conocimiento, Entendimiento y Amor, que nos han mantenido esclavos y dependientes, haciéndonos creer, que no podemos realizar nuestra transformación interna y externa!!...NOSOTROS NOS PONEMOS NUESTRAS PROPIAS LIMITACIONES… Camino del Ser.

elseruno@elseruno.com

¡¡ DESPIERTA. CREA TU PROPIA REALIDAD !!


La realidad es una ilusión que cada cual decodifica según sus patrones mentales que le dicen que “eso es eso” y que “aquello es aquello”, aun cuando otra persona viendo lo mismo, lo interprete de diferente forma. La realidad, lo que percibimos como el mundo externo, lo de ahí fuera, no es más que una proyección “holográfica” de ondas electromagnéticas, energía y pensamiento. (ver el libro de Michael Talbot, El Universo Holográfico).
El átomo no es más que energía pura, con vastos espacios “vacíos” entre su núcleo y los electrones orbitando alrededor del mismo. No creo que haya algo menos “sólido” que un átomo, y aun así es el átomo lo que constituye la pieza clave de la construcción de nuestra realidad. ¿Porque las cosas son sólidas? Porque nuestra mente, a través de nuestros sentidos, nos dicen que son así, porque hemos aprendido desde siempre que son así y porque vivimos en una realidad común en la cual las paredes no se pueden atravesar y el fuego quema.
¿Qué es la realidad?
Pero la realidad es un término subjetivo. La realidad es lo que cada uno se crea para sí mismo dependiendo de los pensamientos, la frecuencia y la vibración individual que emitimos, atrayendo hacia nosotros aquello con lo que resonamos. La realidad de “ahí fuera” corresponde al 100% a la realidad interna, y no al revés. No se puede cambiar el exterior sin cambiar el interior, pero eso es lo que a todos siempre nos han hecho creer. Los que “conocen” el secreto son los que están “arriba” y son los que pretenden seguir manteniendo la ilusión de que cuando cambie lo exterior, podremos cambiar nosotros. Falso. Es una ilusión.
La realidad en que vivimos todos los seres humanos en este planeta es un acuerdo global a partir de la proyección del inconsciente colectivo para mantener un estado mental en el cual se nos hace creer que las cosas son como son y no podemos cambiarlas. Esta proyección colectiva es la suma de todas las realidades creadas por todas las mentes del planeta. Para ello, las noticias nos mantienen en un estado de preocupación, alerta y miedo, de forma que podamos generar esa realidad externa sin darnos cuenta y el mundo se convierta en una profecía autocumplida.
Cuando en la mente de millones de personas se implanta la idea de que todo va mal, el mundo empieza a ir mal, pues la vibración energética de billones de cuerpos emitiendo preocupación, miedo y emociones de bajo nivel, no pueden crear otra cosa que una realidad de bajo nivel, miedo y preocupación.
Viviendo en una realidad impuesta
Hay personas a quienes les interesa que esta sea la realidad del mundo. Sin entrar en teorías de ningún tipo, controlar el planeta por medio del sometimiento de las masas es lo que está sucediendo desde hace años y solo recientemente empezamos a despertar de esta macro-manipulación. ¿Para qué? Para que aquellos que saben cómo funciona el mundo de verdad, puedan utilizar las leyes universales a su favor para acumular y controlar todos los recursos y el poder para ellos mismos. No he llegado a entender nunca que motivación existe detrás del poder por el placer del poder, o el dinero por el dinero, no me parece una razón suficiente para realmente llegar a montar sistemas de control a nivel global solo por el hecho de acumular mas riquezas, pero el hecho de que la realidad que unos pocos quieren nos es implantada a todos es incuestionable, y hasta la fecha no hemos podido escapar de ella.
Creando tu propia realidad
Si todos fuéramos conscientes que nuestro ser interior es capaz de crear la realidad que desee, como un niño jugando con un molde de plastilina y moldeando una figura a su antojo, no habría fuerza capaz de manipularnos. No se puede controlar y manipular la conciencia individual que conoce las reglas del juego, porque el poder no lo cede a los que están ahí fuera pidiéndonos que confiemos en ellos (políticos, empresas, bancos), sino que nosotros controlaríamos nuestra propia realidad manifestando aquello que deseáramos como el mundo externo. En el momento en que los billones de personas del planeta rompieran el cerco de la manifestación actual creada por el inconsciente colectivo a causa del bombardeo incesante de imágenes y mensajes implantados en el subconsciente de todos, seríamos libres, veríamos mas allá del miedo, de la preocupación por llegar a fin de mes, de ponernos enfermos y de pagar la hipoteca.
Eso es lo que no se quiere. Eso es lo que está causando que cada vez más se creen campañas globales cada vez más agresivas como la de la gripe A para tener a la población a raya. Se crea el problema, se hace creer a la población que existe un problema, se ofrece una solución, y se implanta una nueva realidad en la conciencia colectiva: la gripe A es peligrosa, hay que vacunarse; el mundo está en una crisis económica y todo va muy mal, el planeta se está muriendo, el mundo es un lugar de violencia…. todo eso se convierte en realidad, porque la inmensa mayoría de las mentes de este planeta lo interiorizan, y lo manifiestan de ese modo.
Lo que se consigue con esto es mantenernos en un estado de aletargamiento, de inferioridad, de sumisión, mientras que para los que han implantado esta idea con sus campañas y virus, el mundo va extremadamente bien, no existe crisis de ningún tipo, y ellos jamás se han puesto enfermos. Pero eso, claro, no sale en las noticias.
El cuerpo como ordenador programado
La realidad que vemos ahí fuera no es más que la decodificación de lo que nuestros sentidos perciben, la información recibida a través de la vista, energía en forma lumínica o sonora, que entra por los ojos o por los oídos, pero que solo es procesada por el cerebro. El cerebro es quien interpreta que esto quema o que aquello esta frío, que esto duele o que aquello es delicioso. Por eso la hipnosis funciona tan bien, puede decirle al cerebro que esa sensación o información que está recibiendo no corresponde a lo que normalmente nuestra mente lo asociaría, sino a otra cosa totalmente distinta. Te estás comiendo un plátano, pero le dices a tu mente que sabe a espinacas. Y la persona bajo hipnosis jurará que está comiendo espinacas.
El cerebro es un programa de ordenador. Se puede manipular, se puede reprogramar, se le pueden introducir virus e implantes de todo tipo. Tu realidad externa es lo que tu cerebro te hace creer que es según su programación (creencias, limitaciones, asociaciones) y esa es la realidad que tu mente a su vez, transmitirá hacia el exterior y será el bucle que no tiene fin pues será la realidad que atraerás hacia ti, una y otra vez.
Ver más allá
Solo conozco una forma de “despertar”, y en cierto modo consiste simplemente en darse cuenta del engaño, de la manipulación. De que los anuncios de la televisión solo están destinados a mantenerte en un estado de consumismo y con mensajes subliminales en el 99% de los casos para que tu subconsciente guarde o retenga un cierto mensaje que les conviene a los que manejan el cotarro. Las noticias de los medios están destinadas a mantenernos en un permanente estado de preocupación y alerta, a veces más sutil que otro, de dualismo, de enfrentamiento, de forma que las personas no podamos escapar de esta visión de la vida catastrofista y problemática, para que sea esta la realidad que proyectemos a los demás cuando salimos a la calle, y sea esta la realidad que sigamos creando y en la cual vivamos.
El mundo es una ilusión
El mundo de ahí fuera es una ilusión. No es más que un reflejo del mundo dentro tuyo mezclado con el mundo creado por la mente colectiva del subconsciente del planeta. Despierta. No eches más leña al fuego. No sigas el juego de una realidad creada e implantada por los que saben que todo es falso, pero que no quieren que tu lo sepas. La masa crítica de personas que empiezan a ver el engaño total al cual estamos sometidos empieza a ser tan grande que pronto la realidad colectiva podrá cambiar y con ella poco a poco aquellos que no son conscientes de sus realidades personales podrán, de alguna forma, contribuir a que se cree otro mundo, pues viendo que las cosas “van bien”, implantarán esa creencia en su subconsciente y crearán una realidad en la cual “las cosas van bien”.
Pero hace falta que muchos de nosotros forcemos ese cambio en primera instancia, de lo contrario, después de la campaña de la gripe A, vendrá otra cosa, y otra, y otra, destinadas a impedir ese despertar de la gente, esa concienciación sobre el engaño al cual estamos permanentemente sometidos.
El control se puede romper
Ahí arriba están desesperados. Una masa crítica del planeta está empezando a despertar, ya no reacciona ante los mensajes subliminales y ve más allá del engaño. La vacuna de la gripe A tiene componentes destinados a mantener el proceso de “darse cuenta” lo más retardado posible, a romper en la medida de lo posible los mecanismos del cuerpo y de la mente que permiten el despertar de la conciencia. El microchip que durante años estuvieron probando en muchas discotecas, imponiéndotelo en el brazo para así no tener que pagar nada cuando entrabas y consumías (con un escáner te leían el microchip debajo de la piel, en el cual estaban tus datos y tu “saldo”) no es más que otra forma de implantar sistemas que corten eléctricamente y energéticamente el proceso de despertar de la conciencia. Y si no lo consiguen de una forma lo intentarán de otra.
Date cuenta que todo tu mundo es una ilusión. Todo es un “holograma” que tu cerebro crea y procesa según la información que le llega. Cambia el sistema de procesar esa información y cambiará tu mundo. Crea tu propia realidad y haz que esa sea la realidad del mundo en el que vives. Rompamos la matrix en la que nos han metido. No se si existe una píldora azul para ello, pero desde luego no nos podemos quedar sentados esperando a que alguien nos la ofrezca.
Yo al menos, ya no puedo.
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