lunes, 13 de febrero de 2017

La vida a través del embudo de tu percepción. Por David Topí.


Hemos hablado anteriormente de las pautas que uno debe seguir para mantenerse en control de su realidad, y habíamos explicado en la conferencia “Humanidad y Salto Evolutivo” cómo cada uno, y porqué, vive en su propia versión del “universo”.

Ahora veamos cómo funciona el proceso de adaptación de ese “universo” por la esfera de consciencia, a la hora de dirimir y canalizar hacia el plano material, la porción de la realidad general y cuántica que es común para todos, y que es captada por la consciencia, para luego adaptarla como la realidad individual de cada uno. A modo de símil, es como coger como materia prima un enorme bloque de plastilina, que está disponible universalmente y en todas partes, y moldearla por ciertos procesos para que cada uno haga su propia versión de la vida según sus gustos, prioridades y formas de entenderla.

Primer paso, captación por la esfera de consciencia

La esfera de consciencia del ser humano, ubicada en el plano mental (aquí podéis ver en la conferencia sobre la psique del ser humano una explicación detallada), está formada o posee lo que podríamos llamar, para entendernos, receptores cuánticos, formados en líneas de energía capaces de sintonizar y adaptar el universo de luz, vibraciones, frecuencias y energías en el que existimos a una realidad tangible a los sentidos que poseemos. De no ser así, no tendríamos forma de ejecutar la materialización y adaptación de los diferentes niveles de vibración que componen la estructura de la realidad. Este mecanismo es universal, ya que es la vida consciente de cada nivel o jerarquía de existencia la que es responsable de la materialización del entorno que permite, precisamente, la experiencia en ese nivel.  Dicho de otra forma, los “habitantes” de un cierto plano, dimensión, o nivel evolutivo, sean conscientes de ello o no, son los que proyectan la realidad, estructura y “escenario” para su propia existencia en ese plano.

Cuando la esfera de consciencia, desde cuyo núcleo central se accede, o donde reside, mejor dicho, la consciencia de nuestro Yo Superior, se revierte hacia el exterior al inicio de cada nueva encarnación, permite la focalización en el universo tangible y material que para nosotros es el espacio 3D que conocemos, y, aunque solemos perder la conexión innata con nuestro ser porque revertimos el 100% de la misma sin dejar ningún punto mirando “hacia adentro”, no se corta, aunque se solape, la influencia que nuestro Yo Superior pueda tener en el vehículo que ocupa, ya que sigue teniendo la oportunidad de trabajar, desde “dentro”, para despertar en la propia personalidad, que entonces se forma tras esa reversión inicial de la esfera de consciencia, la posibilidad de desarrollo de la misma, siendo guiada por el contacto interior con esos otros niveles de nosotros mismos más elevados que todos poseemos.

Un embudo que filtra todo

Para que la esfera de consciencia pueda entonces adaptar el universo “global y cuántico”, y proporcionar una realidad individual a cada persona, basada en los modelos cognitivos que cada uno posee, funciona como si de un embudo se tratase, donde, su parte ancha, la boca de entrada, actúa como conexión con esa realidad cuántica y multidimensional de todo lo que existe, y su salida, la parte estrecha, deja salir lo que consigue pasar por los múltiples filtros que subyacen en el proceso de adaptación, que va desde la esfera de consciencia hasta la proyección final de la realidad.

En el camino, la energía primaria captada pasa por ser adaptada por la superficie de la esfera de consciencia, donde se forma lo que entendemos por la conciencia “artificial”, por diferenciarla de la “consciencia de nuestro ser” que está en el centro de la misma esfera. De la superficie de la esfera de consciencia pasa a los filtros de los diferentes Yos y subpersonalidades que en ese momento están activos y presentes, al mando de la realidad y controlados por el programa ego, y también pasa por los filtros y tamizadores de los programas y patrones existentes en las diferentes esferas mentales, en sus seis niveles de actuación, y luego también por los tintes que añaden las formas mentales y emocionales que cada uno lleva a cuestas en el conjunto de los cuerpos sutiles del sistema energético, que terminan de colorear esa materia prima en su paso por el embudo.

Cuando la energía final, que es la que va a ser usada para crear la realidad personal, completa el proceso de filtrado, se usa como material de construcción de la misma por la glándula pineal, que entonces proyecta la realidad holocuántica, el holograma, hacia el exterior, moldeando el entorno tridimensional en el que nos movemos para crear, acorde al contenido de lo captado y modificado por todos esos filtros, lo que cada uno percibe como su “mundo”, su “vida” y que, como no puede ser de otra forma, es lo que creemos que es real y tangible, y el mundo en el que nos movemos.

Filtros comunes= realidades comunes

Como ya hemos repetido varias veces en las conferencias anteriores, al haber filtros comunes a lo largo de todo ese embudo para muchos millones de personas, tales como los macro sistemas de creencias religiosos, científicos, sociales o culturales, muchos de esos millones de personas crean realidades individuales bastante parecidas, que manifiestan realidades comunes también bastante semejantes, que entonces se convierten en el escenario consensuado para entendernos unos con otros y forman también las realidades locales de diferentes partes del planeta similares y semejantes entre si.

Por otro lado, y conociendo este mecanismo hasta el más mínimo detalle, para poder ser manipulados en masa a gran escala, aquellos que gestionan el sistema de vida en el planeta deben introducir en el proceso de filtrado, que va desde la captación por la esfera de consciencia hasta la proyección del resultado final por la glándula pineal, sus propios filtros y tamizadores, para que las personas decodifiquen y luego emitan automáticamente, y sin saberlo, aquello que es deseado por las razas y élites en poder. Esto se hace principalmente modificando los arquetipos y contenido del inconsciente colectivo, también en el plano mental, así como los programas individuales en las esferas mentales, y las formas emocionales y mentales de los cuerpos sutiles de nuestra estructura multidimensional, a través, como ya sabéis, de los medios de comunicación y de la educación, además de los sistemas de creencias insertados y diseminados por todo el planeta, desde los ateos y agnósticos, hasta los extremistas más radicales de cualquier religión o dogma.

Desprogramación y limpieza del embudo

¿Cómo limpiar entonces este proceso de filtrado para que la realidad manifestada sea lo más fiel a la realidad original captada cuánticamente por nuestra esfera de consciencia? Con un arduo y constante trabajo de desprogramación mental y emocional, transmutando y soltando miedos, creencias limitadoras, patrones, etc. Así, a mayor limpieza de ese embudo, más se ensancha la parte estrecha, y se va convirtiendo en un tubo, más que en un embudo, dotando a los mecanismos y procesos de proyección de la realidad que todos traemos imbuidos de serie en el cuerpo humano, de materia de más calidad, y más acorde a la realidad “real” desde la que se percibe la existencia desde puntos de vista mucho más amplios, elevados, menos coloreados y más acorde a la visión que nuestro propio ser o Yo Superior tiene de la existencia y de sus procesos evolutivos.

un abrazo,
David Topí

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