domingo, 16 de agosto de 2015

El Exceso De Pensamientos y Caos Emocional, Por Lee Harris.


Vamos a hablar del exceso de pensamientos y del caos emocional, ya que ambos se 

encuentran estrechamente relacionados. A algunos de nosotros un trauma emocional puede 

habernos dejado con el hábito de pensar en exceso, ya que cuando nos sentimos 

desbordados en nuestros sistemas emocional y energético, tendemos a llevar toda esa 

energía sobrante a la mente (describe un círculo alrededor de la cabeza). Piensa en tu mente 

como si se tratara de tu protector: es la parte de nosotros que durante años ha creado una 

lista de instrucciones para evitar el dolor. De la misma manera que si, por ejemplo, tu padre 

te regañó una y otra vez cuando eras niño por ir a la cocina y tomar cualquier cosa para 

comer, llegó un momento en que creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo ir a 

la cocina para tomar algo de comer”. 

Esta es una manera muy simplista de identificar lo que nos ocurre a todos a lo largo de 

nuestra vida; siempre que nos sentimos amenazados o acusados, bien por la energía de 

alguien forma de agresión o bien como reacción emocional, tendemos a crear algo para 

evitar que esa amenaza vuelva a repetirse. Así es cómo creamos “reglas de seguridad” en 

nuestra mente que nos impidan repetir la misma acción.

Cuando se trata del exceso de pensamientos y del caos emocional en general, ambos se 

encuentran ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está dando vueltas y vueltas (traza 

un círculo alrededor de la cabeza), lo que debemos descubrir es qué emoción se encuentra 

detrás. Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace unos días, 

que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el círculo) y se está convirtiendo 

en una obsesión. De ser así, comprobaremos algunas cosas:


1.-Qué estamos comiendo, cómo es nuestra alimentación. Se puede demostrar 

científicamente que si tomamos alimentos vivos y orgánicos que sean favorables para 

nuestro organismo, nuestro sistema energético permanecerá activo y vital, mientras que, 

por el contrario, los alimentos “muertos”, procesados o a los que tengamos alergia, harán 

que se vuelva más lento. De manera que, si notamos algunos síntomas de exceso de 

pensamientos o de caos emocional, lo que vamos comprobar en primer lugar es cómo 

estamos tratando nuestro cuerpo.

2.- Ejercicio físico. Sé que este nombre desagrada a muchas personas, porque a menudo se 

relaciona con agotarse físicamente en un gimnasio, pero no tiene por qué ser así; puede 

tratarse, simplemente, de un paseo por nuestro vecindario o de salir a la naturaleza. Así 

que, cuando notemos que estamos pensando demasiado, antes de nada debemos darnos 

cuenta de que estamos en un estado obsesivo y de que nuestro cuerpo necesita espacio, y 

nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra mano para proporcionarle lo que necesita.

3.-Nos preguntamos: ¿qué emoción se encuentra detrás de todo esto? Porque nuestros 

pensamientos se encuentran en estrecha relación con nuestro cuerpo emocional. Por 

ejemplo, si seguimos dando vueltas y vueltas en nuestra mente a la discusión con ese amigo 

y estamos enfadados o intentando justificar lo que ocurrió, es muy posible que hayamos 

entrado en contacto con cierta tristeza acerca de lo que ocurrió. Y también es muy probable 

que, dentro de nuestra sociedad condicionada del siglo XXI, tengamos algunas dificultades 

para aceptar nuestros sentimientos de vulnerabilidad. Así, si tenemos una discusión o un 

desacuerdo con alguien, la tendencia programada en nosotros es la de ponernos a la 

defensiva, bien hacia la otra persona, o bien hacia nuestros propias emociones de tristeza y 

consternación al vernos envueltos en un conflicto. Por lo tanto, si nos descubrimos 

atrapados en pensamientos que no se detienen, debemos preguntarnos acerca de la 

emoción que están escondiendo.

Podemos hacerlo simplemente sentándonos en una silla durante cinco minutos y colocando 

las manos en la zona del torso, lo que ya de por sí crea un espacio de conciencia para que la 

energía descienda de la zona la cabeza. Podemos colocarlas en el corazón (Lee se toca el 

pecho con las dos manos, el corazón, el estómago y los costados), y en el vientre, que se 

encuentra directamente vinculado con las relaciones, y preguntarnos: ¿cómo me siento? 

Algunos de nosotros podemos hacer esto durante varios minutos y no sentir nada, pero no 

debemos desanimarnos si no oímos nada en nuestra mente: 

por el contrario, volveremos de nuevo a la sensación de cómo nos sentimos. Este es un 

ejercicio que nos ayuda a ser más auténticos acerca de nuestros sentimientos, con el fin de 

evitar que la mente continúe saltando de un pensamiento a otro para llamar nuestra 

atención acerca de lo que no se está expresando aquí (se toca el pecho). Simplemente nos 

preguntamos: ¿qué estoy sintiendo?, Y otra vez, ¿qué estoy sintiendo? Quizá sintamos algo, 

quizá sintamos deseos de llorar y llevaremos entonces la conciencia al vientre (hace círculos 

con una mano en el vientre mientras con la otra se toca el corazón). O, quizás, sintamos 

deseos de reír, y eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que podemos 

tener. Cualquiera que sea la emoción que surja, repetiremos el proceso de acariciar nuestro 

vientre en sentido circular mientras continuamos preguntándonos: ¿qué estoy sintiendo? 

Nos será especialmente útil a aquellos de nosotros para quienes resulte más sencillo saltar a 

los pensamientos que conectar con los sentimientos.

El exceso de pensamientos se produce cuando el sistema nervioso está sobrecargado y a 

causa de emociones intensas, de manera que sabemos que si estamos pensando sin cesar, lo 

que ocurre en realidad es que nuestro cuerpo necesita espacio; la mitad inferior del cuerpo, 

del cuello hacia abajo está gritando: “¡por favor, mírame, siénteme! ¡Baja del piso de arriba!

¡La razón por la que subes ahí es porque no quieres saber nada de lo que está pasando aquí abajo!”.

De manera que démonos el tiempo para sentarnos y permanecer en contacto con nuestras 

emociones. Deja salir todo lo que emerja a la superficie y deja que se libere. Al terminar el 

ejercicio, también puede sernos de utilidad escribir o tomar algunas notas acerca de lo que 

aparece en nuestra conciencia porque, cuando vuelvan los pensamientos, siempre 

podremos 

leer esa página que dice:” Estoy triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”.

Para los más sensitivos de nosotros, puede que no necesitemos un catalizador de tercera 

dimensión para llegar a sentir todo esto; es posible que ni 

siquiera haya una razón específica  

de por qué estamos pensando en exceso o en un estado de caos emocional. Sin embargo, 

sería válido el mismo ejercicio: sentarse durante cinco minutos, darnos cuenta de que 

estamos intentando acompasarnos con otras partes de nosotros en nuestra mente (se señala 

la cabeza de nuevo). Respira, deja que la inhalación baje realmente al vientre, porque en 

esos estados tendemos a respirar de forma superficial y frota tu vientre en círculos como lo 

harías con un bebé. Esto proporcionará el alivio que necesitamos en esos momentos de 

sobrecarga.

En el último lugar de la escala, estaríamos los que aún no pudimos resolver algún tipo de 

trauma de mayor o menor gravedad. Si los síntomas de excesos de pensamiento y caos 

emocional son frecuentes e intensos, recomendaría acudir a un psicoterapeuta o terapeuta 

energético, en la modalidad en la que cada uno se sienta más cómodo. Si se trata de un 

patrón que ya nos está creando dificultades y del que estamos cansados, démosle algún 

espacio en nuestra vida para que pueda resolverse trabajando con el cuerpo emocional y el 

campo energético.

En resumen: comprueba tu alimentación y tu nivel de ejercicio físico, reconoce que tal vez 

necesites desaparecer del lugar de estrés dónde estás durante 10 minutos, pon alguna 

música que te inspire y baila por toda la casa o usa aceite esencial; lo que sea que funcione 

para ti. ¿Qué te ayuda cuando te encuentras sobrecargado/a?


En mi caso, sé que el aceite esencial me va bien y el aroma me ayuda a calmarme: un poco 

debajo de la nariz, a ambos lados de la nuca y las sienes. También los baños, las duchas, el 

agua general, me ayudan a reequilibrar mi campo electromagnético y a volver a mi centro. 

En tu caso ¿qué es lo que te ayuda a volver a ti mismo/a? Porque cuando nos encontramos 

en estados de caos emocional y con exceso de pensamientos significa que ya nos hemos 

salido de nuestro centro.
         
Clave: Descubre qué te calma y te tranquiliza.

-          Lista de auto-cuidados:
¿Qué estoy comiendo?
¿Estoy haciendo ejercicio físico?
¿Duermo lo suficiente?
¿Necesito más espacio?
¿Necesitó un nuevo límite?


-          Lista de ajustes energéticos:
Acariciarse a uno mismo.
Paseos suaves, estar en la naturaleza.
Contacto con el agua (baños, duchas, nadar)
Aromaterapia (aceites esenciales, incienso)
Música, baile y otros movimientos fluidos.

Espero que les sirva de ayuda. Mi amor para todos.
Lee

© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy



Traducción del Video: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo


 http://shekinahmerkaba.ning.com

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