martes, 7 de abril de 2015

EL AMOR, LA ÚNICA REALIDAD.


Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
 16 de febrero de 1958
 (Fragmento)

Uno de los temas menos comprendidos es el tema del amor. A menudo, hablamos del amor, pero no sabemos actuar por amor. El amor del que se habla en las novelas, donde vemos a la heroína desmayarse o al héroe matarse, es el amor incomprendido. Podemos desvanecernos de miedo, cuando pensamos que perdimos algo. Hay quienes se matan, no por amor, sino por causa de la falta de amor. 

Cuando una joven entra en su casa y la limpia, ordena allí todo, enciende el fuego, amasa el pan, lo cuece, confecciona vestidos, ella da pruebas también de amor. Lo mismo ocurre cuando ella enseña a leer y a escribir a un joven ignorante. Cuando un joven se queja de que una joven lo engañó, no se trata de amor. El amor jamás engaña. Los que no tienen amor se engañan. Cuando el joven le dice a la joven: "te quiero, me es imposible vivir sin ti, eres para mí la luz, sin ti mi vida no tiene ningún sentido", el declama a manera de un actor en el teatro. Es arte, pero, esto no es amor. El joven finge amarla, porque quiere tomarle algo. Si un joven ama, ninguna joven puede engañarlo; si ama a la joven, el joven no está en condiciones de engañarla. No se conocen casos en donde se haya hecho daño a alguien a quien se ama o que se le haya engañado. Alguien dirá que se le despojó por amor. 

Cuando se despoja a un hombre, no lo hacemos por amor. El amor no puede ser despojado ni compartido. El amor es indivisible, es uno, nadie puede quitarle el amor de quien sea por mucho que se lo quieran quitar. Alguien dice que ama a alguien. Este último da fe de su declaración. Pero solamente es un modo de hablar. El que ama no sabe porque ama. Uno ama a otro porque el es puro. 

Apenas el pierde su pureza, ya no le quiere. Si dice que lo ama, y es porque es rico. Desde el instante en que pierde su fortuna, ya no lo quiere. Mientras el es bueno, es sano, uno lo quiere, son bendiciones de Dios. Apenas el pierde la salud, la bondad, uno deja de amarlo. Hay un amor que se podría llamar "amor de cantina". El cantinero, invita a alguien a probar su excelente vino, lo hace en vista que pretende venderlo. Al que él ha llamado viene, toma su vino y le paga. Se vuelve un cliente habitual de la cantina, y lo visita hasta que le deja todo su dinero. En este caso es únicamente el cantinero quien gana y el que toma ¿Qué gana el? Cual es el amor de este cantinero que vende su vino por dinero. ¿Que amor tiene, el que toma el vino?, ¿ama al cantinero? El ama a su vino pero no al cantinero. El cantinero ama al dinero y no al que lo toma, guardémonos de este amor. Muchas veces se escucha decir a alguien que ama a una persona, pero es porque le quiere quitar algo. El quiere tomar y piensa que el da. Cuando el hombre habla de amor, tiene que saber lo siguiente: ¿Es él quien quiere amar, o quiere que los otros lo amen?, si él quiere amar que abra su bolsa y de, que abra su granero y de, que vaya a trabajar en casa de los que ama y los sirva. Cuando el hombre ama, él da. 

Cuando él quiere que se le ayude, el asunto se presenta de otro modo. Cuando uno lo ama, es necesario que el agradezca lo que se le da. Se escucha decir: yo amo. Esta idea no es justa. Cuando alguien declara que el ama, el debe saber que el amor no viene de el. En el mundo, solamente Dios es quien ama. Nosotros somos todos los conductores de SU amor. Cuando alguien ama, el es el conductor del amor de Dios. Es el que ama quien aprovecha primero el amor. El que ama es un hombre sano, cuando ama, los demás son para el, solamente un medio de manifestar el amor. El que ama no se interesa en saber si los demás lo aman o no. Lo importante para él es amar, ser el conductor del amor. Si los que el ama reciben su amor, ellos lo aprovechan. El que no lo acepta, se daña a sí mismo; el que no recibe el amor igualmente se daña a sí mismo. El que ama se beneficia a sí mismo; el que recibe el amor que los demás manifiestan igualmente se beneficia a sí mismo, esta ley no admite ningún cambio. Alguien desea ser amado por los demás. Esto no tiene ningún sentido, el hombre no puede amar por sí mismo. El que ama recibe el impulso de Dios, si es fiel a este impulso, es bendecido. Cuando el recibe amor, también se trata de un impulso de Dios. El amor se manifiesta de dos maneras: O el hombre ama, o bien los demás lo aman. Si él no ama y no recibe amor, no puede realizar nada y no aprovecha nada. Hoy en día la gente tiene vergüenza del amor. Se avergüenzan de decir que ellos aman. 

Ellos piensan que solo los jóvenes deben ocuparse del amor. Ciertos filósofos hasta niegan su existencia. Ellos pretenden que no hay amor en el mundo. El amor se manifiesta de diferentes maneras. Su primera manifestación es el despertar del intelecto humano, el despertar del corazón humano, y el despertar de la actividad corporal del hombre. Cuando este ultimo estudia, el nuevamente sigue un impulso del amor. Cuando uno siente el amor en sí mismo, no se debe hablar de eso. Uno puede hablar del amor después de haberlo aplicado. Uno puede hablar de pan solo después de haberlo probado, uno puede hablar de la luz después de haberla recibido. El hombre no puede pronunciarse sobre el amor mientras que no lo haya probado. Cuando el ama, que no haga ninguna mención del amor. Que no mencione nada sobre este tema, hasta hoy Dios no ha dicho que el nos ama, y sin embardo, el ha creado el mundo para nosotros; es por amor que él nos ha dado el sol que nos alumbra, el viento que sentimos soplar, el agua que vemos derramarse. La tierra se mueve por amor. ¿Quien empuja al pájaro a hacer su nido, a empollar, a criar a sus pequeños? El impulso viene del amor. Tan pronto como el amor visita al hombre, se vuelve sano y los sufrimientos desaparecen. El amor transforma los sufrimientos en piedras preciosas. 

Tampoco puede llegar ningún dolor a quien ama. El amor transforma todo mal en bien. Tan pronto como la razón humana se mete en el amor, estropea las condiciones. El amor que el hombre manifiesta y el bien que emana de él crean su aura. El aura es como la piel. El hombre sufre de una herida en la piel, sufre lo mismo cuando su aura tiene rasgones. Amando, cura su aura. Amando, tiene el arma que Dios le dio para cuidarse. Cuando no hace el bien y no ama, su aura se rompe. Es por eso que se dice: que el amor trae la salud. Está escrito: "Amen a sus enemigos". Amando a sus enemigos, el hombre los desarma. Y es por eso que no quieren su amor. Mucha gente piensa que, cuando quieren a alguien, deben abrazarlo y cubrirlo de besos. El abrazo y el beso, esto todavía no es amor. ¿Judas besó al Cristo, pero esto era por amor? ¿El lobo estrecha la oveja, pero esto es por amor? Los abrazos y los besos deben ser como lo que recibimos del sol. El sol nos acaricia, pero, por sus caricias, nos da continuamente luz, calor, y fuerza. Si se piensa bien de otro, es un beso. Cuanto el pensamiento es más luminoso, más contribuye al bien del hombre. Cuando quiere a una persona y dirige hacia ella sus sentimientos, es un abrazo. Cuando el amor visita a los hombres, concilia todas las contradicciones que existen entre ellos. No hace diferencias. El santo considera al pecador su hermano. El amor transforma cada falta en una piedra preciosa. El hombre no debe sentir haber pecado hasta ahora, sino debe sentir no haber aplicado el amor en su vida, este amor que es capaz de liberarlo de todas las contradicciones. Cuando el hombre se hace conductor del amor, un cambio se produce en sus pensamientos, sus sentimientos, sus acciones y en las malas condiciones en medio de las cuales vive. Cuando el amor visita al hombre, su pensamiento se ilumina, su corazón se enriquece, la salud viene a él, la circulación de la sangre se mejora, su cara irradia, está lleno de gozo y de alegría. El amor establece la armonía más grande en el mundo. El es la única Realidad. Sólo él puede llenar la vida. Si el hombre es inteligente, el amor vendrá a él. Recibamos el amor y no nos pongamos a filosofar sobre el sujeto. No hablemos del amor, sino manifestémoslo. Qué la voluntad del amor se cumpla.

Conferencia del Maestro OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV 
Núm. 905 
del 16 de febrero de 1958 
EL AMOR, LA ÚNICA REALIDAD 
Lectura: La Única Realidad, del Maestro Peter Deunov

Centre OMRAAM Institut Solve et Coagula 
Traducción de Ginete y Rosa Ica Perú
 www.omraam.es

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