lunes, 12 de mayo de 2014

TROFOLOGIA, la Ciencia de Combinar los Alimentos




En comparación con el concepto taoísta de equilibrio, la idea occidental de una «dieta equilibrada» resulta simplista y superficial. Los médicos occidentales recomiendan a todo el mundo que «tome un poco de todo en cada comida», mezclando elementos tan dispares como la carne, la leche, féculas, grasas y azúcar. Un consumo de comida tan indiscriminado no es muy distinto a llenar el depósito de un automóvil con una combinación de gasolina, gas, alcohol y azúcar. Una mezcla así no podrá arder eficazmente, proporcionará poca potencia y no tardará en atascar el motor a tal punto que le será imposible seguir funcionando. 


En nuestro idioma, el Yin/Yang de la dieta se conoce como «trofología», una palabra que probablemente ni usted ni su médico han oído hasta ahora. La enseñanza de la medicina en Occidente, sobre todo en los Estados Unidos, deja mucho que desear en cuestión de nutrición, si bien actualmente existen en América y en Europa unos cuantos científicos nutricionales que, a pesar del desdén de sus colegas de la clase médica, están realizando grandes adelantos en la ciencia de la trofología.
El equivalente científico occidental del equilibrio Yin/yang en las combinaciones de alimentos es algo que todos aprendimos en la escuela en las clases de química elemental: el equilibrio ácido/básico, o «pH». Todos sabemos que si añadimos una medida de ácido a una medida igual de álcali, la solución química resultante es tan neutra como el agua corriente. De ahí la idea de tomar bicarbonato (una sustancia muy alcalina) para aliviar la «acidez» del estómago. 

Está científicamente comprobado por la medicina occidental que para iniciar la buena digestión de cualquier proteína animal concentrada, el estómago debe secretar pepsina. Pero también está demostrado que la pepsina sólo puede actuar en un medio sumamente ácido, que debe mantenerse durante varias horas hasta la completa digestión de las proteínas. Otro hecho igualmente comprobado por la ciencia es que, cuando masticamos un pedazo de pan, de patata o de cualquier otro hidrato de carbono/fécula, las glándulas salivales segregan de inmediato ptialina y otros jugos alcalinos. Después de tragada, la fécula alcalinizada necesita hallar en el estómago un medio alcalino para acabar de ser digerida por completo.

Todo el mundo puede comprender lo que ocurre, pues, cuando se ingieren simultáneamente féculas y proteínas, el estómago, en respuesta a la presencia de las proteínas y las féculas, segrega al mismo tiempo jugos ácidos y alcalinos que se neutralizan entre sí y dejan una solución acuosa incapaz de digerir correctamente ni una cosa ni otra. Lo que sucede a continuación es que las proteínas se pudren y las féculas fermentan, debido a la constante presencia de bacterias en el canal digestivo.

La putrefacción y la fermentación son las causas principales de todo tipo de problemas digestivos, como gases, ardor, hinchazón, estreñimiento, heces fétidas, hemorroides sangrantes, colitis y demás.

Muchas de las llamadas «alergias» son también consecuencia directa de la mala combinación de los alimentos: la corriente sanguínea absorbe toxinas de la masa fermentada y putrefacta que llena los intestinos, y estas toxinas a su vez provocan erupciones, urticaria, dolores de cabeza, náuseas y otros de los síntomas que habitualmente se catalogan como «alergias». Los mismos alimentos capaces de desencadenar una reacción alérgica cuando están incorrectamente combinados muchas veces no producen ningún efecto nocivo cuando se consumen de acuerdo con las leyes de la trofología. La cuestión se reduce a lo siguiente: cuando inmoviliza su estómago y perturba sus funciones digestivas con el consumo de alimentos indiscriminadamente combinados, las bacterias del canal digestivo se dan una fiesta. Aprovechan todos los nutrientes y se multiplican, mientras usted se queda con los desechos y padece.

Las bacterias y hongos se alimentan de las mismas sustancias de las que se alimenta nuestro cerebro.    



La Acidez en el pH de los tejidos de nuestro cuerpo suele ser el sello distintivo del cáncer y de otros desequilibrios de la salud tales como: enfermedades cardiovasculares, problemas cerebro vasculares, patologías del riñón, trastornos inflamatorios y enfermedades respiratorias.

El estado gravemente séptico del tracto intestinal humano constituye un caso único en la naturaleza, y aun así, los médicos occidentales lo toman como normal e incluso insisten en que resulta inofensivo para el resto del organismo. La realidad es otra. A fin de protegerse de la irritación tóxica crónica causada por las comidas mal combinadas, el colon segrega grandes cantidades de mucosidad para envolver las partículas tóxicas antes de que dañen su sensible mucosa. Cuando esto sucede en todas las comidas, todos los días, todas las semanas del año (como es lo habitual en las modernas dietas occidentales) el colon termina segregando un flujo constante de moco que se acumula y se incrusta en los pliegues del colon. Esto produce una reducción de la luz del colon y un constante filtrado de toxinas al torrente sanguíneo, por ósmosis. Cuando la incrustación de mucosidades tóxicas en el colon alcanza una presión crítica, produce una bolsa que se hincha como un globo hacia el exterior,, provocando lo que se llama una diverticulosis. La colitis y el cáncer son las siguientes etapas de deterioro del colon debido a estas condiciones.

Hay personas que poseen una naturaleza muy fuerte y, concretamente, un aparato digestivo muy fuerte; pero hay que tomar en cuenta que los órganos se resienten con el abuso y aunque no lo notemos, el desgaste se va acumulando progresivamente, hasta que se declara la enfermedad y nos priva de vivir con salud y en armonía.

Tras haber establecido una correspondencia entre el Tao de la alimentación y la terminología científica occidental, pasemos ahora a examinar con detalle el aspecto práctico de la trofología mediante algunos ejemplos concretos de combinación de alimentos.

Las combinaciones enumeradas a continuación incluyen la mayor parte de los «crímenes culinarios» contra la ley de la naturaleza que se cometen a diario en todo el mundo. Esta lista se basa fundamentalmente en los trabajos del Dr. Herbert M. Shelton, uno de los más distinguidos terapeutas nutricionales de los Estados Unidos y autor de la «Biblia» de las combinaciones culinarias correctas, Food Combining Made Easy:

- Proteína y fécula: Es la peor combinación de alimentos que se puede dar en una misma comida, y aun así constituye el plato fuerte de las modernas dietas occidentales: carne con puré, hamburguesa con patatas fritas, huevos con pan, etc. Cuando se consume una proteína y una fécula al mismo tiempo, la enzima alcalina ptialina se mezcla con la comida al mascarla en la boca. Cuando la comida masticada llega al estómago, prosigue la digestión de la fécula con otras enzimas alcalinas, lo cual impide que la proteína sea digerida por la pepsina y otros jugos ácidos. Esto permite que las bacterias siempre presentes en el estómago ataquen la proteína, con lo que se desencadena la putrefacción. Los nutrientes de la comida proteínica se vuelven casi inaprovechables para usted y producen desechos tóxicos y gases fétidos, en los que se encuentran venenos como el indol, el escatol, el fenol, el sulfuro de hidrógeno, el ácido fenilpropiónico y otros. 

NORMA: Consuma las proteínas concentradas como carne, pescado, huevos o queso, separadamente de las féculas concentradas como el pan, las patatas y el arroz. Por ejemplo, coma tostada o huevos para desayunar, la hamburguesa o el panecillo para almorzar, carne o patatas para cenar.
Los alimentos incompatibles deben tomarse en comidas diferentes, de tres a cuatro horas de diferencia con respecto a la anterior.

- Proteína y proteína: Las proteínas distintas presentan distintas exigencias digestivas. Por ejemplo, la mayor acción enzimática sobre la leche se produce durante la última hora de la digestión, mientras que en la carne se produce durante la primera hora y en los huevos hacia la mitad de la digestión.


NORMA: Consuma únicamente una clase principal de proteína en cada comida. Evite combinaciones como carne y huevos, carne y leche, pescado y queso. Asegúrese de que asimila todos los aminoácidos imprescindibles variando el tipo de proteína concentrada que consume en cada comida.

- Fécula y ácido: Cualquier alimento ácido consumido al mismo tiempo que una fécula o almidón interrumpe la secreción de ptialina, dato bioquímico en el que todos los médicos están de acuerdo. Por lo tanto, si come usted naranjas, limones u otras frutas ácidas o ácidos como el vinagre junto con una fécula, no habrá ptialina en la boca para iniciar la primera fase de la digestión de la fécula. En consecuencia, la fécula llega al estómago sin los jugos alcalinos imprescindibles para una correcta digestión y se produce la fermentación bacteriana, para inhibir por completo la digestión salival de las féculas en la boca basta con una sola cucharadita de vinagre, o su equivalente en otros ácidos.

NORMA: Consuma ácidos y féculas en comidas separadas. Por ejemplo, si come tostada o cereales para desayunar, prescinda del zumo de naranja (igual que de los huevos). Si va a tomar una comida compuesta básicamente de féculas (arroz o cualquier clase de pasta), prescinda del vinagre y de todas las proteínas concentradas.

- Proteína y ácido: Puesto que la correcta digestión de las proteínas exige un medio ácido, sería lógico suponer que los alimentos ácidos facilitan la digestión de las proteínas; sin embargo, no es éste el caso. Cuando los alimentos ácidos llegan al estómago, inhiben la secreción de ácido clorhídrico, y la pepsina (enzima que digiere las proteínas) solamente puede actuar en presencia de ácido clorhídrico, no de cualquier ácido. Por lo tanto, el zumo de naranja inhibe la correcta digestión de los huevos, y un vinagre fuerte en la ensalada inhibe la digestión del bistec.

NORMA: Evite combinar ácidos y proteínas concentradas en la misma comida.
- Proteína y grasa: Durante las dos o tres horas siguientes a la ingestión de grasa, la concentración de pepsina y ácido clorhídrico en el estómago se ve considerablemente reducida. Esto retrasa la digestión de cualquier proteína que se haya ingerido junto con la grasa, permitiendo que las bacterias inicien la putrefacción de la proteína. Por eso las carnes grasosas como el tocino, los bistecs con grasa o las carnes magras fritas en grasa resultan tan pesadas en el estómago durante varias horas después de haberlas comido.


NORMA: Consuma las grasas y las proteínas concentradas en distintas comidas. Cuando no pueda evitar mezclarlas, acompáñelas de abundantes verduras crudas para facilitar su digestión y su paso por los intestinos.

- Proteína y azúcar: Todos los azúcares sin excepción inhiben la secreción estomacal de jugos gástricos. Esto se debe a que los azúcares no se digieren en la boca ni en el estómago, sino que pasan directamente al intestino delgado para su digestión y asimilación. Cuando se consumen en combinación con alguna proteína, como un pastel después de un bistec, no sólo inhiben la digestión de las proteínas al inhibir la secreción de jugos gástricos, sino que los propios azúcares quedan atrapados en el estómago en lugar de pasar rápidamente al intestino delgado, y esta demora permite que las bacterias fermenten el azúcar liberando toxinas y gases nocivos que aún perjudican más la digestión.

NORMA: Evite el consumo de azúcares y proteínas en la misma comida.




- Fécula y azúcar: Se ha demostrado que, cuando el azúcar llega a la boca acompañado de una fécula, la saliva segregada durante la masticación no contiene ptialina, lo cual sabotea la digestión de la fécula antes de que alcance el estómago. Además, esta combinación impide que el azúcar pase más allá del estómago hasta que termina la digestión de la fécula, provocando así fermentación. Los subproductos de la fermentación del azúcar son ácidos, cosa que aún inhibe más la digestión de las féculas, que necesitan un medio alcalino. El pan (fécula) con mantequilla (grasa) es una combinación perfectamente compatible, pero cuando se le añade una cucharada de miel o mermelada se están introduciendo azúcares en la mezcla y eso perjudica la digestión de la fécula contenida en el pan. El mismo principio se aplica a los cereales del desayuno endulzados con azúcar, a los pasteles muy azucarados, las tartas dulces y demás.

NORMA: Consuma féculas y azúcares por separado.

- Melones: El melón es un alimento tan apropiado para el consumo humano que no requiere ninguna digestión en el estómago, sino que pasa rápidamente por el estómago hacia el intestino delgado, donde es digerido y asimilado. Pero esto únicamente puede suceder cuando el estómago está vacío y el melón se consume solo o acompañado exclusivamente por otras frutas crudas. Cuando se consume junto con, o después de otros alimentos que exigen una compleja digestión estomacal, el melón no puede pasar al intestino delgado hasta después de terminada la digestión de los otros alimentos. Eso hace que quede retenido, fermente rápidamente y produzca toda clase de molestias gástricas.

NORMA: Coma el melón solo o no lo coma.

- Leche: Llegamos ahora a una de las cuestiones más polémicas y peor comprendidas de toda la dieta occidental. Los orientales y los africanos evitan tradicionalmente el consumo de leche, excepto como purgante. Pero en el mundo occidental, la gente se acostumbra a tomar leche a diario durante toda su vida.
Aunque la leche es un alimento proteínico completo cuando se consume al natural, también contiene grasa, lo cual quiere decir que combina mal con cualquier otro alimento, salvo ella misma. Sin embargo, muchos adultos tienen la costumbre de acompañar sus comidas con leche fría. La leche se cuaja nada más llegar al estómago, de modo que si hay otro alimento presente, los grumos se coagulan en torno a las partículas de comida y las aíslan de la acción de los jugos gástricos, retrasando su digestión el tiempo suficiente para que comience la putrefacción. Por consiguiente, la primera y más importante norma a tener en cuenta sobre el consumo de leche es: «Bébala sola o no la beba». 
NORMA: Elimine completamente de su dieta la leche homogeneizada y pasteurizada. Si puede encontrar leche al natural, consúmala como una comida completa por sí misma, nunca combinada con otros alimentos.

                                                                              
La leche entera es una fuente innecesaria de grasas y puede llevarlo a tener sobrepeso y colesterol alto, lo cual le acarreará en el futuro trastornos del corazón



Las proteínas animales como carne, huevos, lácteos o cualquiera de sus derivados: queso, mantequilla, etc., contrario a lo que se piensa, absorben el calcio de nuestros huesos para luego ser eliminado a través de la orina. Lo que sucede es que al consumir estos alimentos, la sangre se vuelve ácida, lo que ocasiona que el cuerpo
reaccione tomando calcio de los huesos como una especie de barrera para neutralizar el pH de la sangre.




- Postres: Hay que evitar toda clase de postres dulces tras una gran comida, pues esta clase de alimentos combina mal con todo. Incluso las frutas frescas deben evitarse tras una gran comida, pues se acumulan en el estómago y fermentan en vez de digerirse. Si le tientan las golosinas y le apetece comer tartas, dulces y pasteles, puede darse el gusto de vez en cuando y hacer una comida completa a base de ellos. No es que así vayan a hacerle mucho bien, pero al menos si los consume solos no le provocarán tantas molestias gástricas ni producirán tantos subproductos tóxicos como si los consume después de una comida.
NORMA: Evite los postres dulces feculentos, así como las frutas después de una gran comida a base de proteínas o hidratos de carbono.

Las compatibilidades se han de tener en cuenta en función de la cantidad que se toma de dos alimentos determinados. Una pequeña cantidad de dos alimentos incompatibles puede ser que no dificulte la digestión.

La correcta combinación de los alimentos tiene una importancia decisiva para la buena digestión y metabolización. Sin una digestión completa, el cuerpo no puede extraer ni asimilar bien los nutrientes, ni siquiera de los más saludables alimentos. Además, la digestión incompleta y la insuficiente metabolización son las causas principales de la acumulación de grasas y colesterol en el cuerpo.
El investigador Sang Whang, con 50 años de experiencia en el estudio del balance acido–alcalino, sostiene que:
Es el exceso de ácido en nuestro cuerpo lo que cultiva el cáncer.
Y formula los siguiente postulados:
1) Las células saludables son alcalinas.
2) Un ambiente ácido contiene menos oxígeno que un ambiente alcalino.
3) Las células saludables mueren en un ambiente ácido, mientras que las células cancerosas mueren en un ambiente ALCALINO.
Sugiere que todo tratamiento contra el cáncer debería comenzar cambiando el ambiente ácido a un ambiente alcalino.

Publicado por Mariam Bolet
Guerrero Espiritual

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